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Música
Canciones para una protesta
Diez días después del comienzo del Paro Nacional en Colombia, Maluma se despertó en su mansión de las afueras de Medellín y abrió su cuenta de Instagram. Las imágenes de las manifestaciones debieron de darle bastante pereza. Una lata todas aquellas desapariciones, detenciones y palizas a manos de la policía. Él tenía un tema que promocionar pero la gente estaba a otra cosa. Abrió sus stories y lanzó una encuesta a sus seguidores: “¿Es hora de sacar música o nos quedamos en los problemas del país?”. La respuesta fue un no masivo y las redes se llenaron de mensajes criticando al cantante. Algunos ironizaban con parar las protestas para que Maluma pudiese sacar su canción, otros comparaban su actitud con lo que había sucedido en Puerto Rico dos años antes, cuando Bad Bunny, Daddy Yankee y Residente se habían unido a las manifestaciones contra el gobernador, Ricardo Roselló.
Shakira había tardado siete días en pronunciarse. Solo lo había hecho después de numerosas críticas por su silencio y tras la masacre del valle del Cauca, donde fueron asesinados 18 manifestantes
La encuesta podía haber sido una simple torpeza del cantante o de quien trabaje para él llevando las redes sociales. El problema era que llovía sobre mojado. Los cantantes más conocidos del país habían tenido una actitud cuestionable con las movilizaciones. A pesar de la intensidad del conflicto y de la enorme violencia policial, Shakira había tardado siete días en pronunciarse. Solo lo había hecho después de numerosas críticas por su silencio y tras la masacre del valle del Cauca, donde fueron asesinados 18 manifestantes. Pero lo de Maluma y J. Balvin había sido mucho peor. Sus mensajes en redes no solo habían sido tibios y vagos, sino que habían llegado a condenar la violencia de las protestas sin mencionar siquiera la de la policía. La única que había estado a la altura había sido Karol G., que había denunciado el asesinato de civiles, había compartido denuncias de las desapariciones y había acusado al presidente Iván Duque de ser responsable de lo que estaba sucediendo.
La distancia de los músicos más famosos del país con lo que sucedía en las calles se reflejó en la caída de las escuchas de reguetón en las plataformas de streaming. El periodista colombiano Juan Carlos Escobar Campos repasó las cifras durante el Paro y encontró que el reguetón había sido el género más penalizado. La bajada era especialmente acusada en el caso de Maluma, que había perdido un 23,7% respecto al fin de semana anterior al comienzo del Paro, y de J. Balvin, que había perdido un 15,9%. En el otro extremo se situaba Calle 13, cuyas escuchas habían aumentado un 371%. Las canciones “Latinoamérica”, “El aguante” y “Afilando los cuchillos” se habían metido en la lista de las más escuchadas a pesar de los años que hacía desde su lanzamiento. Residente había apoyado las protestas desde sus redes sociales.
Es cierto que la mayor parte de las canciones de reguetón no tienen un contenido político, al menos no en el sentido habitual de este término, así que quizá no es lo que más apetezca escuchar en una movilización de esa envergadura. Pero también es verdad que esta distancia era especialmente significativa si tenemos en cuenta la diferencia con lo sucedido en Puerto Rico y si lo ponemos en el contexto del importante papel que ha jugado la música en el Paro. Cantantes y estilos musicales que habitualmente tampoco se asocian con un estilo abiertamente político habían tomado partido, como la solista de baladas Adriana Lucía, que había retransmitido las marchas en directo y se había negado a reunirse con el presidente, o la Orquesta Filarmónica de Bogotá, que dio varios conciertos en la calle para llamar a la movilización.
De la ciudad de Buenaventura, una zona con una importante población afrodescendiente que ha sido muy golpeada por el paro y la pandemia, también han llegado algunos de los temas que han marcado las manifestaciones
Es más llamativo aún si tenemos en cuenta la gran cantidad de canciones de diferentes estilos que se han compuesto específicamente para las protestas y que han llegado a convertirse en auténticos himnos. Uno de los casos más conocidos es el de Edson Velandia y Adriana Lizcano, cuyos temas “Todo regalado” y “El infiltrado” se coreaban durante las manifestaciones. De la ciudad de Buenaventura, una zona con una importante población afrodescendiente que ha sido muy golpeada por el paro y la pandemia, también han llegado algunos de los temas que han marcado las manifestaciones, como “Los Tombos Son Unos Hp Vaya Vaya”, de AndressDj, El Flaco & Su Ponche, que habla de la manifestación como una rumba (fiesta) y de los policías (tombos) como unos hijos de puta. De esa zona también procede la consigna que ha estado presente en todas las protestas: “El pueblo no se rinde, carajo”.