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El 7 de abril de 2017 se aprobó la Ley integral del reconocimiento del derecho a la identidad y la expresión de género en la Comunidad Valenciana. Las Cortes aprobaron esta ley con el respaldo del PSOE, Podemos, Compromís y Ciudadanos y, tan solo, con la negativa del PP. La más conocida como Ley Trans Valenciana dictaba que ser trans “ya” no era una enfermedad y “concede” el derecho a las personas trans “al reconocimiento de su identidad de género libremente manifestada, sin la necesidad de una prueba psicológica o médica”. Esta imposibilidad de patologización debía garantizar a quienes comenzaran el proceso de transición el servicio de apoyo psicológico en caso de necesitarlo. Es decir, de acudir de forma voluntaria. Les Usuaries de la Identidad de Género Valenciana (UIG) han denunciado en un comunicado que esta ley no se está cumpliendo.
Chris Ferrer, en nombre de les Usuaries de la UIG Valenciana, explica como, siete años después de la aprobación de dicha ley, los servicios médicos están cumpliendo solo de forma parcial la atención que deben de dar: “desde su aprobación que esta ley no se cumple y llevamos más de un año estudiando la forma de explicar la situación y lanzar este comunicado”. Esta negligencia tiene nombre y apellidos para la UIG y los colectivos que respaldan la denuncia pública.
Garantizan que se está buscando diagnosticar trastornos mentales que hacen que se confundan con su identidad con el sometimiento a “preguntas muy intrusivas e íntimas”
Según cuentan, el Psicólogo Clínico-Sexólogo Del Hospital Universitario Doctor Peset de Valencia, Felipe Hurtado Murillo, creó la Unidad de Identidad de Género junto con el endocrino Marcelino Gómez Balaguer. Esta unidad aplica el protocolo de Atención Integral a la Transexualidad en la Comunitat Valenciana de 2008, que este colectivo califica como “inadecuado”. "Garantizan que se está buscando diagnosticar trastornos mentales que hacen que se confundan con su identidad con el sometimiento a “preguntas muy intrusivas e íntimas”.
“Muches acuden sin saber que no tienen porqué pasar por el psicólogo de forma obligatoria y, cuando acuden, salen de allí destrozades”, explica Ferrer. “Las preguntas que realizan buscan la incomodidad, han llegado a preguntar por la relación entre sus padres o si tienen ansiedad o algún transtorno para buscar una excusa con la que decir, sin tapujos, que la persona quiere ser trans porque no está bien. En muchas ocasiones hay compañeres que ocultan sus problemas de salud mental para que no se les juzgue únicamente por eso”.
“Según ellos es el protocolo a seguir, pero ningún protocolo está por encima de una ley y desde hace siete años existe una ley que debería ampararnos”.
Ferrer dice que cada vez que se acude al médico de cabecera o a lugares de información como el LGTB Lambda o la oficina Orienta, te mandan al psicólogo. “Según ellos es el protocolo a seguir, pero ningún protocolo está por encima de una ley y desde hace siete años existe una ley que debería ampararnos”.
Por otra parte, tanto Hurtado Murillo como Gómez Balaguer explican que el Hospital Universitario Doctor Peset ya no centraliza estos servicios. Dada la demanda de proximidad de la ciudadanía “se ha trasladado a los centros de salud estas áreas que cuentan con menos profesionales y cuya rotación es habitual, lo que hace que el servicio tenga carencias en función de dónde se le atiende” cuenta Gómez.
Además, aclaran que, el procedimiento se inicia en el psicólogo clínico “con la intención de garantizar la ayuda a todas las personas trans y no binarias, para acompañar y proporcionar la asistencia pertinente, no patologizar ni deslegitimizar”, dice Hurtado. “Fuimos asesores de la Ley Trans, ahora lo que no vamos a hacer es incumplirla”, comenta.
Gómez reitera que desde que comenzó al frente del servicio endocrinólogo en el Centro de Salud Sexual y Reproductiva “se busca atender las demandas del paciente a través del psicólogo, porque es la forma de proceder, pero nunca patologizando”. Añade que “el endocrino y el psicólogo son la entrada al circuito asistencial” con la que buscan apoyar. “El camino es la unión con el paciente y el apoyo, no la confrontación”, concluye.
Ser trans no es una enfermedad
“Nos preguntamos qué nos quieren diagnosticar exactamente si ser trans no es una enfermedad”, afirman en su comunicado. Donde explican que esa obligación de asistencia a sexología les dificulta, e incluso les niega, el acceso a endocrinología, “retrasando el proceso de transición hormonal al cual muches de nosotres queremos acceder”. Resaltando que, cuando este proceso se dar, se les da citas para seis meses o más.
Ante esto, en el año 2022, durante el Octubre Trans de Valencia, se formó un grupo de apoyo que se mantiene en contacto de forma telemática y del que forman parte más de 195 personas actualmente. Este grupo sirve para “compartir tanto estos problemas como las dudas y dificultades que van surgiendo”. Estas redes también se llevan a cabo en reuniones que se organizan en espacios concretos de forma habitual para acompañar y ayudar a quien asista.
Se ha denunciado con anterioridad la necesidad de aumentar el número de profesionales formados por el territorio del País Valencià para atender a las personas trans y no binarias
También se ha denunciado con anterioridad la necesidad de aumentar el número de profesionales formados por el territorio del País Valencià para atender a las personas trans y no binarias. En la actualidad, a pesar de que se ha descentralizado este servicio, los hospitales siguen contando con retrasos y “profesionales de la medicina que, por ignorancia o por mala fe” se refieren a elles con el género con el que no se identifican y se niegan a reconocer el nombre elegido.
Ferre cuenta casos reales en los que une paciente ha recibido un cambio de pronombre por parte del profesional en mitad de una consulta: “durante un problema digestivo, se le pidió una ecografía y la persona que la realizó cambió su actitud y pasó a llamar en femenino a un hombre trans a pesar de que en su DNI constaba que era hombre porque identificó que tenía órganos femeninos”. Ferrer asegura que incluso en el informe se referían a él como ella. “Esto en casos de personas no binarias es mucho peor”.
Las exigencias de les usuaries
Ante todas estas agresiones, tanto les usuaries UIG como los colectivos que apoyan el documento de denuncia, exigen un listado de soluciones que encabeza una actualización y cambio del protocolo valenciano para la atención sanitaria integral a las personas trans y no binarias conforme a los parámetros de la ley vigente. En el escrito, exigen también: “Que el personal de la sanidad pública valenciana reciba una correcta formación y/o reciclaje sobre las realidades de las personas trans y LGBIAQ+ para atenderles correctamente y en igualdad de condiciones (...) y así prevenir la violencia sanitaria y la mala praxis”.
Les usuaries apuntan también a la necesidad de que “se agilicen los canales necesarios para denunciar” esta violencia. Otro de los puntos del escrito pide “la mejora de la atención sanitaria que les facilite los recursos y la información necesarias”. También exigen eliminar de “sus informes e historiales médicos términos patologizadores, dejar de patologizar sus cuerpos diversos para hacerlos encajar en sus estándares binarios”. Por último, piden “dejar de ser tratades como pacientes ya que no están enfermes”.
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Desde el colectivo lamentan "tener una de las leyes ·más avanzadas y protectoras de nuestros derechos” cuando esta no se cumple. También la desatención del Botanic, que fue quien la aprobó pero no la puso en práctica ni ha continuado su defensa, ni actúa en contra de su incumplimiento y califican de “transfobia médica, institucional y social” a lo que se enfrentan constantemente en estas situaciones. “En los informes aparecen todavía términos como travestismo de doble rol”. En definitiva, algo que atenta contra los derechos humanos debe de ser reconocido directamente como violencia.
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Queria preguntar el nombre del grupo de apoyo que se menciona en el articulo, del que participan 195 personas.
Soy una persona trans alicantina y quisiera poder acceder allí para pedir consejo sobre el proceso sanitario. Gracias!
Una cosa es que ser trans no sea una enfermedad, y otra, que todo el que diga, o crea, que es trans, lo sea. Sobre todo si es menor.
Lo cierto es que si hay que vigilar a alguien es a las personas cis, porque todas las personas trans han pasado parte de su vida como cis sin serlo.
El querer vigilar por si no es cierto, pero solo a las personas o infancias trans, parte de la premisa de que es mejor ser cis que ser trans. Se llama transfobia.