Derecho al agua
Ni sintecho, ni sinsuministros

Hoy 22 de marzo, Día Mundial del Agua, y en especial con el estado de alerta decretado por el Gobierno, la Alianza contra la Pobreza Energética quiere recordar la importancia del derecho al acceso a este suministro básico, reconocido como Derecho Humano por las Naciones Unidas desde 2010.

Lavando platos
El suministro de agua es una condición básica de habitabilidad y un derecho fundamental. Catt Liu
Un texto colectivo desde la Alianza por la Pobreza Energética
22 mar 2020 10:10

Te levantas, te lavas la cara, te lavas los dientes, haces el primer pipí del día, tiras de la cadena, te lavas las manos. Te preparas un té, limpias alguna de las habitaciones de la casa que estos días todavía no has limpiado. Haces un poco de ejercicio en el comedor (¡estos días no nos podemos quedar quietos!), bebes agua, después te duchas. Te hierves un poco de pasta. Comes, te lavas las manos, vas al lavabo, tiras de la cadena, te vuelves a lavar los dientes, te vuelves a lavar las manos -son días de riesgo y mantener la higiene es esencial-. Friegas los platos, riegas las plantas, pones una lavadora. Te vuelves a lavar las manos, te haces una infusión -es importante hidratarse-, descansas un rato. Llega el anochecer, te preparas la cena -dicen que las sopas muy calientes van bien para que el virus no ataque-. Te la tomas, bebes un poco de agua, friegas los platos y limpias la cocina. Hierves agua para poner en la bolsa que metes dentro de la cama cada noche -es importante no coger frío, las defensas no perdonan-. Vas al lavabo, tiras de la cadena, te lavas los dientes, te lavas las manos por última vez. Te vas a dormir con la angustia de estos días pero sabiendo que al menos en casa tienes lo mínimo que necesitas para vivir dignamente. Hay gente que vive en la calle, sin techo, sin agua ni luz, y no puede ni mantener una mínima higiene… es intolerable. Te vas a dormir pensando también que al día siguiente, si encuentras a alguien viviendo en la calle, intentarás ayudarle y dirigirle a las oficinas del Ayuntamiento que están pendientes de este tipo de emergencias. Es una situación indigna durante todo el año, pero con más motivo durante estos días de confinamiento, y no te entra en la cabeza que haya gente que no tenga las necesidades básicas cubiertas, más aún la población especialmente vulnerable (gente mayor, niños, personas con cuadros de salud complejos, sin unos mínimos de salubridad, etc.).

Te levantas, te lavas la cara, te lavas los dientes, haces el primer pipí del día, tiras de la cadena, te lavas las manos. Bajas a comprar unos básicos, a pesar de que sabes que no está recomendado. Pero te hace falta también el medicamento para la presión, que se te ha acabado. En la escalera te encuentras una vecina que lleva poco en la comunidad. La saludas de bien lejos, no sea que rompáis la distancia recomendada de un metro y medio. Te pide si tienes un momento. Te explica que está muy preocupada, que necesita vecinas en la escalera que la apoyen. Te quedas parada, no sabes muy bien de qué habla y te inquieta compartir espacio con alguien después de estos días confinada. Está desesperada, respiras hondo y la escuchas.

Dice que poca gente en la escalera lo sabe pero que el piso donde vive no es de alquiler, sino que lo está ocupando. Que la desahuciaron del piso donde estaba y se vio con 3 niños ella sola en la calle. Que unos conocidos le hablaron de este piso que estaba vacío desde hacía tiempo, propiedad de un fondo buitre. Pagó a alguien que le prometió abrirle la puerta sin más preguntas, y se metió. Que desde que llegó ha procurado arreglarlo y tenerlo en buenas condiciones, ser una buena vecina. Tuvo que escoger entre dormir en la calle u ocupar este piso hasta que no tuviera una alternativa mejor. Cuando entró en el piso había luz y agua, y con esto han ido tirando, pero hace una semana le cortaron el agua y ahora están desesperados. No sabes qué decirle. No lo hubieras dicho nunca. Siempre amable, sin generar ninguna disputa ni malestar en la comunidad. Pero, está claro, qué hará ahora, ¿robar el agua de los otros vecinos? ¿Y si hay algún accidente o avería? ¡Esto no puede ser!

Espera, calma -te llamas a ti misma-. Te dice que ha intentado alquilar una vivienda muchas veces pero que la renta garantizada, que es lo único que cobra, no le sirve como aval. Que no tiene familiares con quien poderse quedar. Y tú, ¿en esta situación no hubieras hecho lo mismo?, ¿no hubieras ocupado? La alternativa es la calle. Te dice que ha intentado hablar con la compañía y contratar el agua de manera regular, pagar sus facturas… pero no la dejan. ¿Cómo? ¡Pero esto no tiene ningún sentido! -le dices-. Un momento, esto no puede continuar así. Ella se asemeja en el fondo al sintecho a quien pretendías ayudar. Con techo pero sin suministros. Lleva días viviendo de manera indigna. “Te levantas, te lavas la cara, te lavas los dientes, haces el primer pipí del día, tiras de la cadena, te lavas las manos”, pero mientras tanto ella y sus tres hijos no lo pueden hacer.

Quieres apoyarla, llevas mascarilla, no eres población de riesgo. Te acercas -¿nos tenemos que cuidar entre todas, ¿no?-. Le dices que te parece muy grave lo que está viviendo. Que tú no eres quién para decirle si hizo bien o mal. De hecho, seguramente si tuvieras hijos tú hubieras hecho lo mismo por no quedarte en la calle. Te dice que lleva días recogiendo agua de la fuente, pero que en cada salida a la calle tiene que dejar a los niños solos y que se pone ella en riesgo también. Que no puede aguantar más sin que se puedan duchar, cocinar, limpiar, hacer sus necesidades con un poco de dignidad.

La miras a los ojos, le dices que la acompañarás a la compañía de aguas y a servicios sociales de urgencia. No puede pasar ni un solo día más así. Mientras no le den una alternativa habitacional se le tiene que garantizar el suministro de agua.

Desde la Alianza contra la Pobreza Energética, en los 7 días de confinamiento que han transcurrido, tenemos conocimiento de decenas de casos que están en esta situación que describimos a continuación. El texto es muestra de diferentes casos que no están resueltos hoy en día. No podemos esperar más. Es necesario que ayuntamientos y compañías de agua actúen de inmediato. Es su dignidad como personas, pero es nuestra responsabilidad como sociedad y como administraciones garantes de derechos.

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