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Acuerdos comerciales
Bruselas: animales políticos en contra de los lobbies
Sede de la Comisión Europea, Bruselas se ha convertido en la capital mundial de los lobbies. Alberga actualmente más lobbies que Washington y las reglas europeas que enmarcan estas actividades resultan más permisivas que las normas estadounidenses.
Los grandes lobbies europeos del sector agro-químico son particularmente activos durante los debates sobre la prohibición del pesticida cancerígeno comercializado por Montsanto, el glifosato. Frente al poder de los lobbies, decenas de jóvenes activistas organizaron acciones para denunciar el peso de los lobbies europeos, disfrazados de animales y con el eslogan “Somos la naturaleza que se defiende”. Se bautizaron con el nombre Ensamblaje Zoológico de Liberación de la Naturaleza, más conocido por su sigla EZLN. Adoptaron también el lenguaje poético de los comunicados zapatistas y su determinación en la lucha en contra de los poderes y para construir desde abajo un mundo donde caben todos los mundos.
El jueves 9 de noviembre, 200 activistas del EZLN manifestaron su oposición a los lobbies y su apoyo a los nueve ciudadanos que comparecieron el jueves en el Palacio de Justicia de Bruselas por haber participado en una acción no violenta. El pasado 9 de mayo, 'alter-activistas' del EZLN se introdujeron durante algunos minutos en los pasillos de la sede del principal lobby de los productores de pesticidas, la Asociación Europea de Protección a los Cultivos. En su breve recorrido por el edificio, los activistas disfrazados de animales, sin romper nada, dejaron un poco de paja, calcomanías y un poco de pintura roja en la sede del poderoso lobby. Nueve de ellos están acusados de degradaciones a un edificio, un citatorio del tribunal que ilustra la criminalización creciente de las protestas artísticas y pacíficas en Bélgica.
Numerosas asociaciones ecologistas y ciudadanas e intelectuales han expresado su apoyo a los inculpados e insisten en el consenso de los científicos independientes en cuanto al peligro sanitario que representa el glifosato. Las acciones del EZLN (en su versión de Bruselas) señalan una amenaza a la salud de los europeos pero también una de las mayores amenazas a la salud de la democracia europea: los lobbies.
Sede de la Comisión Europea, Bruselas se ha convertido en la capital mundial de los lobbies. Alberga actualmente más lobbies que Washington y las reglas europeas que enmarcan estas actividades resultan más permisivas que las normas estadounidenses. Hay tantos lobbies en Bruselas que el Observatorio de la Europa Corporativa publica un guía turística llamada Lobby Planet. El reporte recién publicado por esta organización no gubernamental sobre las negociaciones alrededor del glifosato muestra un protagonismo y una influencia enorme de los lobbies de la agro-industria en una decisión con grave consecuencias sobre la salud de los ciudadanos europeos. A pesar de la magnitud de tal amenaza, las reacciones ciudadanas y políticas habían sido limitadas y discretas, hasta la acción del EZLN.
La inculpación de estos nueve activistas del EZLN por una acción no violenta plantea claramente la siguiente pregunta: ¿Qué significa condenar a quienes han lanzado la alerta para denunciar a los lobbies? ¿Acaso no es deber ciudadano llamar la atención de los políticos sobre la amenaza que constituyen los lobbies para nuestra democracia?
La historia de los movimientos sociales nos enseña que las acciones simbólicas, no violentas y llenas de humor (como la del EZLN en la sede del lobby en Bruselas) son un modo de acción particularmente eficaz para denunciar una situación política y social injusta. El objetivo de tales “actos disruptivos” es romper con la “rutina política”, suscitar debate, sensibilizar a la población sobre un problema mayor pero poco debatido en la sociedad y pedir a los políticos posicionarse oficialmente frente a este problema, para cambiar progresivamente los equilibrios políticos que mantienen las políticas injustas.
Haciendo énfasis en la enorme influencia de los lobbies en la Unión Europea, el EZLN desempeña un papel indispensable en las democracias contemporáneas. Estas acciones forman parte de un “sistema de alerta dotado de antenas altamente sensibles a los problemas de la sociedad”, a los cuales Jürgen Habermas coloca en el corazón del espacio público democrático y de las prácticas de vigilancia de los actores políticos y económicos que según el politólogo John Keanes son la piedra angular de los régimen democráticos contemporáneos.
Estas acciones simbólicas son particularmente eficaces cuando están acompañadas de un trabajo de investigación por parte de periodistas y de ONGs para señalar los conflictos de interés y el peso de los lobbies. En todo los países europeos se han multiplicado los análisis, libros y reportajes que muestran de forma cada vez más clara que, lejos de ser marginal, la acción de los lobbies se encuentra a menudo en el centro del sistema político, como lo expone el betseller alemán Lobbykratie (Lobbycracia). Los periodistas Uwe Ritzer y Markus Balser muestran en ese trabajo cómo la política alemana se construye bajo la presión constante del sector empresarial y cómo la proximidad entre los lobbies industriales y el poder político explican ajustes repentinos de la cancillería del Consejo Europeo.
¿Acaso la Unión Europea se ha vuelto una “lobbycracia”? Como en todos los continentes, la amenaza de los lobbies contra la democracia es exacerbada por la concentración de la riqueza en las manos de unos pocos y en un mundo en donde las empresas transnacionales manejan más recursos que el PIB de países enteros. Sin embargo, la dominación de los lobbies no es una fatalidad. Los legisladores belgas y los europeos poseen la capacidad de retomar el poder que han cedido a los lobbies. Pero no impondrán nuevas regulaciones a los lobbies sin una toma de conciencia y una movilización masivas por parte de los ciudadanos. Las acciones humorísticas del EZLN, versión Bruselas, nos invitan a ser más vigilantes y a no permanecer pasivos ante una de las batallas fundamentales para defender la democracia en el siglo XXI.