Bogota Muro Protestas
Paro nacional 2021 en Bogotá. Foto: Carlos Felipe Pardo

América Latina
Una barricada de valores

Se equivocan los que afirman que no vendrá nada nuevo. Esta sentencia apresurada desnuda su confuso asombro, precisamente porque no han entendido nada, no se han percatado de que algo ha cambiado.
Antropólogo y narrador
11 jun 2021 06:00

En Colombia cargamos sobre nuestras espaldas una antigua certeza y, recientemente, gracias a las reacciones ante una realidad insoportable, experimentamos un sentimiento nuevo. La antigua certeza es que el poder público, infinitas veces, ha sido ocupado por agrupaciones proclives a confabular en beneficio propio. Son capaces de cualquier cosa a fin de garantizar la administración de sus propios negocios, incluso han estado dispuestas, con desfachatez y cinismo, a negociar con el crimen, obedecer a los banqueros y, casi siempre, a dejar un reguero de polvo blanco tras su paso. Venalidad y perversidad propios de la tragedia que han atizado. Este engranaje se pone en marcha con una moral que lo impulsa —Oderbrech, Ñenepolítica, ejecuciones extrajudiciales, Interbolsa, compra de testigos, masacres, Reficar, AIS, etc—, y ante todo, mentiras a borbotones y una reserva de gatilleros que se ocupa de sus detractores. 

Todo mundo sabe, además, que sus privilegios siempre han derivado del trabajo ajeno, trabajos precarios cuyo resultado son cuerpos exhaustos. Cuerpos de proletos con hambre que saben que este mundo está mal hecho. Cuando estos mandamases aparecen en público es apenas para amplificar todas aquellas voces enmohecidas por el racismo y sus rancios prejuicios. Por lo que hemos visto y padecido, son profesionales en oponerse a cualquier cambio, eso sí, jamás se atreverán a reprobar la muerte de sus semejantes. Sin conocer nada de Maquiavelo, además porque desprecian a todos aquellos que invierten su tiempo en la ciencia y en el cultivo de las artes, entendieron que para hacer política deben enmascarar su indolencia, que es otra forma de decir complacencia con el sufrimiento ajeno. En resumidas cuentas, vidas de canallas. Octavio Paz tenía razón cuando dijo que “la derecha no tiene ideas sino intereses”. 

El resultado de esta obra de mezquindad y violencia ha sido la angustia de la miseria y la rabia del desprecio. Levantarse cada día con buena voluntad para regresar a casa escupiendo la frustración de un polvo incierto. Parece como si en lugar de recibir una patria, nos hubieran arrojado un castigo. Pero todos aquellos cuerpos esculpidos por la adversidad, un buen día decidieron negarse a aceptar la derrota. Y aquí es donde germina este nuevo sentimiento. Invocaron las sagradas artes de la movilización festiva, patrimonio de los pobres y los inconformes, y en medio de un virus letal hicieron de las calles su digno lugar de combate, sin árbitros que reclamaran juego limpio y en desventaja contra la artillería oficial y los gansters de camisa blanca, pero con unos deseos de cambio incontenibles y la ayuda mutua de los afectos a su favor. 

Algo ha cambiado, nos orienta la empatía y un apasionado sentimiento de algo en común, la indignada decisión de no aceptar lo inaceptable. Estamos siendo entrenados en conspirar a favor de la ayuda mutua, junto a indígenas, estudiantes, gays, lesbianas, campesinos, trabajadores y una agitada marea de mujeresa

Se equivocan los que afirman que no vendrá nada nuevo. Esta sentencia apresurada desnuda su confuso asombro, precisamente porque no han entendido nada, no se han percatado de que algo ha cambiado. No se sabe a ciencia cierta si lo que cambió se debe a alguna alteración en la correlación de fuerzas, a la disposición espiritual por tanta ingesta de ayahuaska, a los efluvios benéficos de un Acuerdo de Paz que ha sido herido con odio, a la interacción virtual contrainformativa, a esa pulsión de romper el encierro y declararnos, con todos los colores que caben en la indignación, contra el patriarcado, el militarismo y la estatuaria colonial. Quizás el momento actual ha comenzado a parirnos de nuevo por una mezcla de todo lo anterior.

Colombia
Colombia: la generación que perdió el miedo
Los jóvenes de Colombia, con poco o nada que perder, protagonizan uno de los estallidos con mayor represión policial de los últimos años en América Latina.

Algo ha cambiado, nos orienta la empatía y un apasionado sentimiento de algo en común, la indignada decisión de no aceptar lo inaceptable. Estamos siendo entrenados en conspirar a favor de la ayuda mutua, junto a indígenas, estudiantes, rebuscadores, gays, lesbianas, campesinos, trabajadores y una agitada marea de mujeres intrépidas y creativas. Gente que conoce la derrota y sabe que en este país, en el que la violencia no se avergüenza de repetirse, los caminos suelen hallarse en medio de las tinieblas. La historia se está escribiendo a nuestra manera y las “primeras líneas” son ejemplo literal de lo que se narra en el espacio público. 

No nos resta duda alguna, la mansedumbre nos genera asco. Lo que ha sucedido en los últimos 40 días de movilización popular en Colombia son un decidido rechazo a la resignación. Y son justamente ese asco a la mansedumbre y ese rechazo a la resignación, nuestros principales instrumentos para agrietar ese país de viejas jerarquías, de patrones y caciques, de personas tan mediocres que solo han aprendido a creerse superiores al resto. Estamos edificando una barricada con valores comunes: repudio al servilismo y a la sumisión, apoyo mutuo, horizontalidad asamblearia, solidaridad, pensamiento crítico y una sensibilidad de iguales, de nuestra condición de ciudadanos cuyas vidas merecen respeto. Por eso nos necesitamos vivos. Este momento histórico se alimenta de lo mejor de nosotros mismos, de esta ética comunitarista que se ha puesto en marcha y que nos guía. Por esta razón aquella idea de que “si es necesario daremos la vida por un futuro mejor, o por un nuevo país, o por la transformación”, es una retórica que debe cambiarse. Este no es el juego luctuoso de héroes trágicos, ni el acto sacrificial de cristianos dispuestos a ser crucificados.

No nos resta duda alguna, la mansedumbre nos genera asco. Lo que ha sucedido en los últimos 40 días de movilización popular en Colombia son un decidido rechazo a la resignación

La consigna debe ser “lucharemos para preservar nuestra vida”, porque la lucha es un ideal de felicidad compartida. Llevamos a nuestros muertos en la memoria, ellos componen nuestra voluntad de transformarlo todo. ‘Soy porque somos” se escribe en los muros. Que aquellos que han asesinado a los que protestan, sepan que no se puede matar el espíritu de una época. Y que no se sientan impunes, tanto los que se han atrevido a disparar contra nuestros cuerpos, como aquellos que dieron las miserables órdenes, no podrán burlarse nunca de la justicia, porque si no comparecen ante los tribunales para ser juzgados, no tenga duda que “serán señalados con el dedo de la ignominia en las páginas de la historia”, como bien afirmó Jorge Eliécer Gaitán. 

Sobre o blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. Un espacio abierto a la participación. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en los blogs.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Colombia
Colombia El atentado a un precandidato presidencial revive el fantasma de la violencia política en Colombia
El atentado contra el senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay sacudió el clima político colombiano y reactivó el temor al retorno de la violencia en tiempos electorales.
Colombia
Colombia Petro se la juega en las calles ante el boicot en el palacio
El paro nacional en apoyo al Gobierno es el último capítulo de una escalada de tensión entre el bloque que lidera Gustavo Petro y los poderes fácticos que obstaculizan la agenda de cambios del primer presidente progresista de la historia de Colombia.
Sobre o blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. Un espacio abierto a la participación. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en los blogs.
Ver todas as entradas
Ourense
Ourense Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Feminismos
Feminismo Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Medio ambiente
Medio ambiente Iberdrola proxecta un parque eólico que pon en risco un dos maiores xacementos fortificados de Galiza
A Xunta vén de declarar a utilidade pública para o parque eólico Castro Valente, a pesar de que a súa construción está suspendida cautelarmente polo Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.
O Salto medra contigo
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
O Teleclube
O Teleclube 'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.

Últimas

Alemania
Litigio climático Un tribunal alemán abre la puerta a que grandes emisores puedan ser responsabilizados de daños climáticos
El jurado descarta la demanda del agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya por entender que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo, pero esta misma argumentación podría llevar a condenas en otros casos.

Recomendadas

Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.
Filosofía
Brais Arribas, filósofo “Non se trata de empoderar senón de disolver o poder”
Durante a conversa, o profesor reflexiona sobre a saúde da filosofía galega, o poshumanismo, as novas masculinidades ou a experiencia da pandemia.