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Balcanes
Kosovo matricula su independencia
MNE, ALB, RKS, SB… se lee por todas partes en la frontera terrestre de Albania con Kosovo, y como en esta, en todas alrededor de los Balcanes. Son las siglas que marcan el país donde ha sido matriculado el coche en cuestión. MNE, Montenegro; ALB, Albania; RKS, República de Kosovo; SB, Serbia… así sucesivamente. Indicando a veces incluso la provincia de donde proviene el vehículo. Cruzar de un país a otro es fácil y en esta región es normal que sus habitantes circulen entre sus fronteras de manera diaria. En todas estas líneas terrestres se amontonan coches, camiones y autobuses, todos ellos saben la mejor manera de pasar antes. Adelantando por el carril cerrado e intentando meter el morro al principio, ahorrándose así la cola, o incluso adentrándose en el espacio destinado al tráfico pesado.
Las colas en estas fronteras terrestres son tan largas que son muchos los trucos que se intentan para poder cruzarla antes. Sin embargo, no todos los Balcanes tienen buena relación. Entre Bulgaria y Macedonia de Norte, por ejemplo, rara vez cruzan autobuses. Las malas relaciones diplomáticas entre ambos países afectan a estos pasos fronterizos y a sus transeúntes de primera mano. Aunque lo de Bulgaria y Macedonia parece un juego de niños comparado con las tensiones entre Serbia y Kosovo. No es un secreto, es más bien uno de los principales conflictos dentro de Europa.
Desde la autoproclamación de la independencia kosovar, Serbia se ha cerrado en banda a cualquiera tipo de reconocimiento hacia su vecino, al que sigue considerando parte de su territorio. Sin embargo, Pristina y Belgrado han estado hablando, intermitentemente, sobre cómo normalizar sus relaciones desde 2006. En este contexto, han ido limando asperezas pero siguen existiendo algunos asuntos que les mantienen enfrentados; la independencia es el más importante, pero no el único. La continua influencia de Serbia sobre las comunidades serbias de Kosovo es otro tema polémico. De esta manera, las zonas de mayoría serbia del país continuan estando solo parcialmente integradas y son un posible foco de violencia.
Los serbios elegidos para el parlamento de Kosovo y designados para puestos gubernamentales siguen las órdenes de Belgrado abiertamente. Es por ello, que más de diez años después del conflicto, las tropas de la OTAN siguen desplegadas en diferentes puntos alrededor del país, aunque los enfrentamientos entre ambas comunidades sean cada vez más extraños. Y es que cuando das con alguno de los soldados de la Organización el aburrimiento es obvio; con cara divertida intentan sacarte conversación los carabinieri, tropas italianas en misión oficial de la OTAN, asentadas en el puente de Mitrovica que separa las comunidades serbia de la albanesa.
Más de diez años después del conflicto, las tropas de la OTAN siguen desplegadas en diferentes puntos alrededor del país, aunque los enfrentamientos entre ambas comunidades sean cada vez más extraños
Mitrovica es la ciudad más al norte del país y uno de los muchos municipios kosovares donde la tensión entre comunidades se viven diariamente. En este, un puente separa la población albanesa de la serbia. La división es visible en el momento de cruzar dicho puente; cuando cruzas al lado norte desaparece la bandera roja con el águila negra albanesa, en su lugar la serbia hace acto de presencia. Dinares en lugar de euros, a pesar de que la moneda oficial de Kosovo es la segunda. Ni rastro de albanés al hablar y, al preguntar, la respuesta es la misma en ambas partes: “no solemos cruzar el puente”, “no, no tenemos amigos albaneses/serbios”.
Mitrovica es el reflejo de la división entre ambas partes del conflicto, pero no es el único sitio donde las comunidades viven separadas, o donde la independencia de Kosovo no se valida. Gracanica, a tan solo 9 kilómetros de Pristina, se conoce como el municipio serbio de Kosovo. La bandera serbia corona su ayuntamiento, el 67,7 % de su población es serbia. Como este, Leposavic, Ranilug, Partesh, Zubin Potok o Zveçan. Todos ellos de mayoría serbia.
Según la organización Minority Rights Group, alrededor de 146.128 serbios viven en Kosovo, lo que representa el 7,8% de la población total, convirtiéndola en la mayor minoría del país. Es por ello que las tensiones entre ambas partes no se limitan tan solo al terreno político. La separación entre los dos países son el día a día de la población; el idioma, el reconocimiento o no al genocidio, el pasaporte que posean e incluso las siglas que lleven las matrículas de sus coches marcan su día a día. Y son estas siglas las que han vuelto a reavivar las tensiones entre Serbia y Kosovo esta semana.
Tras meses de encuentros en Bruselas, Belgrado y Pristina han vuelto a sacar las uñas tras la no renovación del acuerdo de matriculación para el transito de vehículos entre ambos países por parte de Kosovo. Este acuerdo, con más de diez años de efectividad, limitaba la entrada a Serbia a aquellos vehículos provenientes de Kosovo cuyas siglas en la matrícula fuesen KS, es decir, aquellos matriculados bajo la administración de Naciones Unidas del territorio, o lo que es lo mismo, antes de la autoproclamación de independencia. Por su parte, aquellos con matrícula RKS, siglas que hacen referencia a la República de Kosovo, deben cambiarla en la frontera y recibir un documento provisional emitido por la parte serbia, además de pagar una tarifa por este. Por el contrario, los vehículos con matrícula serbia podían entrar en Kosovo libremente, sin trámites adicionales. Hasta ahora.
Tras meses de encuentros en Bruselas, Belgrado y Pristina han vuelto a sacar las uñas tras la no renovación del acuerdo de matriculación para el transito de vehículos entre ambos países por parte de Kosovo
Desde el pasado 15 de septiembre, el país más joven decidió no renovar dicho acuerdo. Kosovo dijo que se suponía que el acuerdo era temporal y significaba que tenía que aceptar dos tipos de matrículas, “una para sus propias necesidades y otra según las preferencias de la parte serbia”, explicaba Besnik Bislimi, vice primer ministro del país, en sesión parlamentaria. Actualmente, solo 2.147 vehículos en Kosovo tienen placas que comienzan con KS, que es solo el 1 por ciento del total de automóviles en el país, aseguró el vice primer ministro, quien también calificó la cuestión de “artificial”, alegando que sólo 74 de los 2.147 automóviles pertenecen a la etnia serbia; el resto pertenece a personas de etnia albanesa que, por motivos personales, viajan muy a menudo a Serbia.
Tras la no renovación del acuerdo, el gobierno de Kosovo ha decidido buscar un trato equivalente para los automóviles con placas con las letras RKS, es decir, aquellos coches con matrícula serbia que deseen ingresar a Kosovo deben cambiar dichas matrículas por unas temporales de Kosovo, así como han tenido que hacer los conductores kosovares durante las últimas dos décadas. Así lo expresó la presidenta del país, Vjosa Osmani, en su cuenta oficial de Facebook, “la decisión garantiza la igualdad de trato y la libre circulación para los ciudadanos de ambos países”.
Las dos partes acordaron en conversaciones mediadas por la Unión Europea en 2016 permitir el libre tráfico entre ambos. Algo que hasta el momento solo cumplía Kosovo. Ahora que el acuerdo ha expirado, y según funcionarios kosovares, solo los símbolos de Kosovo adecuados son válidos en el territorio, es decir, las matrículas con las siglas RKS. Decisión con la que Belgrado no está de acuerdo, y por la que piensa sancionar a quien considera aún provincia propia cuya frontera es vista como una frontera “administrativa” y temporal.
Esta decisión ha vuelto a dividir poblaciones, “estamos felices con esto, significa que de verdad vamos a tener libertad de movimiento”, explica Genta Limani, joven albanokosovar afincada en Pristina, “es que ya estamos hartos de todas estas cosas que son tonterías (refiriéndose al hecho de tener que cambiar la matrícula cada vez que se cruza a Serbia)”. Lo que dice la joven es lo que se escucha alrededor del país, en televisiones y redes sociales, los albanokosovares ven estas medidas como “justas”. No ocurre lo mismo con los serbokosovares. Durante días, lo que se ha amontonado en las fronteras norte del país más joven no han sido tanto coches como protestantes, bloqueando las carreteras de acceso a estas fronteras.
La mayoría serbia del norte del país ha pasado días acampando en la fronteras de Jarinje y Brnjak, mostrando su disconformidad con estas nuevas medidas, asegurando que suponen una discriminación contra la población serbia en Kosovo
La mayoría serbia del norte del país ha pasado días acampando en la fronteras de Jarinje y Brnjak, mostrando su disconformidad con estas nuevas medidas, asegurando que suponen una discriminación contra la población serbia en Kosovo. Hechos que han obligado al gobierno de Kosovo a enviar tropas de emergencia a dicha frontera para controlar la situación. En la misma frontera de Jarinje, Goran Rakic, líder del partido político serbio en Kosovo, Kosvo Srpska Lista, respaldado por Belgrado, aseguró que se ha “informado al enviado especial [de la Unión Europea para Kosovo], Miroslav Lajcak, y hemos pedido ayuda a la UE. Y le pido al presidente Vucic que reaccione”. Y lo ha hecho, Aleksandar Vucic, presidente serbio, convocó una sesión de emergencia de su Consejo de Seguridad Nacional para abordar el tema, asegurando que los serbios de Kosovo “han sufrido uno de los peores días” después de lo que llamó “un ataque brutal” de la policía de Kosovo; refiriéndose a los ataques con gases lacrimógenos que las fuerzas policiales usaron en contra de los manifestantes en los pasos fronterizos y que reportaron algunos medios serbios, e hizo un llamamiento a las tropas de la OTAN para proteger a los serbios. “Creen que nuestra paciencia es infinita”, aseguró el presidente en una rueda de prensa en Belgrado, “sabremos proteger nuestro país, de eso no hay duda”.
Por su parte, el Primer Ministro kosovar, Albin Kurti, insiste en que las nuevas medidas “no están dirigidas contra la comunidad serbia”, y que estos cambios responden a “un acuerdo que tanto Serbia como la Unión Europea han aceptado”, aseguró en la sesión del parlamento del lunes en Pristina. Esta nueva escalada de tensiones en el conflicto entre ambos países ha llegado a Bruselas donde el portavoz de la Comisión Europea, Peter Stano, instó tanto a Kosovo como a Serbia a “inmediatamente, y sin demora, actuar con moderación y abstenerse de acciones unilaterales”. “La libertad de circulación es una de las piedras angulares de la Unión Europea y, como tal, esperamos que tanto Kosovo como Serbia promuevan la libertad de circulación en la región”, dijo en Bruselas.
Las protestas en las fronteras se llevan alargando más de una semana, y las tensiones entre ambas partes han obligado a tomar medidas. Serbia decidió, este fin de semana, enviar tropas y aviones a la frontera con Kosovo, asegurando que no se permitirá “la humillación de Serbia y sus ciudadanos”. Vucic, además, se reunió con los embajadores de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y Alemania, así como con el jefe de la delegación de la Unión Europea, con el fin de discutir dicha crisis.
En este mismo sentido, el ministro de Defensa serbio, Nebojsa Stefanovic, visitó las tropas en dichas fronteras junto con el embajador de Rusia, quien expresó el apoyo de Moscú a Belgrado. Kosovo, por su parte, ha enviado fuerzas especiales a los puestos fronterizos que actúan en conjunto con los cuerpo oficiales de la OTAN, quienes han visto ampliados sus agentes y rotaciones este fin de semana. Además, el país más joven cuenta con el apoyo de su vecino, Albania. Edi Rama, primer ministros albanés, mostró su apoyo a Kosovo durante su visita a Pristina de este lunes 27 de septiembre, donde calificó la actuación de las tropas serbias en la frontera como “teatro”, y recalcó el “derecho legítimo del estado de Kosovo” a pedir a la gente que cambie sus placas serbias por las de Kosovo al cruzar la frontera. Rama concluyó el asunto asegurando que “la posición de Albania, que es clara, justa y sin cambios, es que Kosovo tiene razón. Punto final.”
Este nuevo capítulo en el conflicto, el más tenso desde 2011, ha obligado al alto representante de la UE, Josep Borrell, a comunicarle a los líderes de ambas partes en conversación telefónica que ambos “son plenamente responsables de cualquier riesgo para la seguridad y el bienestar de las comunidades locales”. “Serbia y Kosovo deben desescalar incondicionalmente la situación sobre el terreno, retirando inmediatamente las unidades especiales de policía y desmantelando los controles de carreteras”, concluyó Borrell en un comunicado.
Ya van más de ocho días de protestas en la fronteras del norte del país, de tropas especiales enviadas por las posibles tensiones; no solo a manera de protección sino también de ataque o intimidación: tropas de la OTAN y fuerzas especiales kosovares a un lado de la frontera; tanques y todo tipo de arsenal militar serbio al otro. Estas nuevas medidas aplicadas por el gobierno de Osmani han reavivado las diferentes perspectivas que existen sobre la realidad del joven país balcánico, como bien explica Genta “para el resto del mundo este tipo de cosas pueda parecer algo pequeño pero para nosotros es mucho. No es que estemos haciendo nada en contra de Serbia, estamos haciendo algo para pararlo, para mostrar que no vamos a pasar más por el aro”.