Nos han desterrado y lo saben

La mayoría de las mujeres que han podido recuperar la tierra lo han tenido que hacer a través de mecanismos que no cuestionaran el derecho de propiedad de los hombres ni sobre las tierras, ni sobre los derechos de las mujeres.
Huerto agroecología I
Una huerta con cebollas a punto para recoger. CC BY-NC
Jurista lesbofeminista licenciada en Derecho por la Universidade Estadual Paulista (UNESP) - Sao Paulo
24 ago 2024 06:00

A lo largo de nuestras vidas, ¿en cuántos ríos sin dueños nos hemos bañado? ¿De cuántas huertas sin maridos nos hemos alimentado? ¿Cuántas semillas criollas hemos hecho florecer en tierras que no hemos heredado del padre, del tío o del hermano soltero? En definitiva, ¿cuántas mujeres conocemos que han accedido a un cachito de tierra donde sembrar sus sueños, sin tener que enfrentarse a instituciones heterosexuales de poder? Pocas han sido las mujeres libres que han podido cosecharse en tierras liberadas.

Desde una perspectiva jurídica —la lengua paterna del poder—, una de las razones de esta asimetría se relaciona con la evolución del derecho a la tierra que, en diferentes tradiciones normativas, ha estado doblegada a los mandatos del derecho a la propiedad privada de la tierra. De manera que la mayoría de las mujeres que han podido recuperar la tierra lo han tenido que hacer a través de mecanismos que no cuestionaran el derecho de propiedad de los hombres ni sobre las tierras, ni sobre los derechos de las mujeres.

Familia, estado y mercado: instituciones que han sido legitimadas por el Derecho para mantener la dominación masculina sobre nuestros cuerpos y territorios

Matrimonio, herencia, reforma agraria de mercado o mediante la compra y venta en una economía transnacional de tierras dominada por el agronegocio. Familia, estado y mercado: instituciones que han sido legitimadas por el Derecho para mantener la dominación masculina sobre nuestros cuerpos y territorios. Es más, el reconocimiento del derecho humano a la tierra además de tardío, no solo se vincula al derecho DE propiedad —entendido como garantía—, sino que al derecho A LA propiedad, es decir, el derecho de acceso. En la práctica esto supone naturalizar y dar por sentada la injusta distribución territorial entre hombres y mujeres.

Que las mujeres no podamos disponer de un cachito de tierra sin relacionarnos con los hombres y sus instituciones no es un fenómeno nuevo, mucho menos una imperfección accidental de la construcción democrática contemporánea. En Abya Yala la escasa titularidad rural de las mujeres remonta a la colonización, que ha sido imprescindible para garantizar la concentración de tierras en las manos masculinas invasoras.

Ya en aquel entonces el acceso a la tierra era utilizado como moneda de trueque para el reconocimiento de derechos civiles a las mujeres y como parte de la estrategia de expansión de las fronteras colonialistas, que no actuaba solo sobre la tierra, sino sobre el cuerpo de las mujeres, personas empobrecidas y esclavizadas, niñas y animales que se utilizaban en el modelo de agricultura extensiva.

Un proyecto civilizatorio que expulsa y explota todo lo que es vivo y ajeno al dominio masculino y que ha forjado muchos de los estados-naciones latinoamericanos y de otros pueblos subalternos a lo largo y ancho del planeta. Un espolio heteropatriarcal originario que, acompañado del proyecto supremacista de blanqueamiento poblacional, es incorporado y perfeccionado por la acumulación capitalista persistiendo, conforme enseña Nancy Fraser, hasta la actualidad.

No es casual que apenas conozcamos fincas encabezadas y cultivadas por mujeres. Nos han robado nuestras tierras. Nos han desterrado y lo saben

Por tanto, no es casual que apenas conozcamos fincas encabezadas y cultivadas por mujeres. Nos han robado nuestras tierras. Nos han desterrado y lo saben. Y para asegurar este cautiverio, nos han impuesto su división (hetero)sexual del trabajo, cuyos efectos además hemos aprendido a llamar amor. Un saqueo territorial legitimado por los propios fundamentos del Estado de Derecho, arraigados a un contrato social que no es más que la historia de la libertad y de la hermandad entre los hombres.

Al final, según explica Carole Pateman, el contrato social solo ha podido existir a partir de un contrato previo e implícito que es el contrato sexual. Contrato que ha permitido que los hombres regulen y accedan a los cuerpos de las mujeres, a la vez que impide que estas tengan pleno acceso a la participación política y a la ciudadanía en las sociedades modernas. Monique Wittig da un paso más y le nombra “contrato heterosexual”, ya que considera las mujeres seres apropiados y apropiables y, por tanto, desposeídas de reciprocidad contractual.

En un escenario global ampliamente violento, belicista y de ascención de la ultra-derecha, la eficacia del derecho humano de las mujeres a la tierra no puede seguir siendo una retórica vacía para la consolidación del monólogo de la razón masculina occidental. Obstaculizarnos el acceso a la tierra atiende a una organización geopolítica sexista y racista del poder. Nuestro desafío es, por tanto, visibilizar y desestabilizar este sistema de dominación múltiple de la vida, disputando y legitimando otros modelos que ya florecen en la praxis de la (r)existencia feminista de los movimientos de mujeres, los cuales difícilmente acceden al monopolio jurídico de la organización territorial.

Sobre o blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. Un espacio abierto a la participación. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en los blogs.
Ver listado completo
Cargando valoraciones...
Comentar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Sobre o blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. Un espacio abierto a la participación. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en los blogs.
Ver listado completo

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Salto medra contigo
O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...