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Perú
Perú atraviesa su peor crisis política agravada con la destitución del presidente Vizcarra por parte del Congreso
Tras el nombramiento de Manuel Merino como nuevo presidente de la República, miles de peruanos desde distintos puntos del país salen a las calles al grito de “Merino no es mi presidente”, exigiendo un cambio en la Constitución. La dura represión policial contra los manifestantes dejó anoche un muerto.
La noche del 9 de noviembre los peruanos vivían con expectación lo que se acontecía en el Congreso. El presidente Martín Vizcarra, el cual se enfrentaba a su segunda moción de censura desde 2016, fue finalmente destituido de su cargo por parte del Congreso que llevó a cabo una votación donde se obtuvieron un total de 19 votos en contra, 4 abstenciones, y 105 a favor, estos últimos procedentes de distintos congresistas que a día de hoy han sido imputados en diferentes tramas de corrupción, lavado de dinero e incluso asesinatos.
Sin embargo el Congreso alegó el cese de actividad de Vizcarra por ser “un incapacitado moral” debido a unas acusaciones de corrupción que le salpicaron cuando fue gobernador de una región al sur del país. Por su parte, Manuel Vizcarra, quien no se opuso a su salida, según él mismo por “respeto a la constitucionalidad”, en su momento negó públicamente su implicación en esta trama de corrupción y se mostró dispuesto a afrontar el período de investigación sobre dichos actos ilícitos.
En medio de una pandemia mundial, que en el caso de Perú ha castigado con más dureza por las desigualdades económicas que afronta el país, la densidad de población y la crisis sanitaria, la inestabilidad política que lleva arrastrando desde hace décadas solo ha sembrado el descontento provocando la respuesta clara y contundente de la población de salir a la calle a luchar. Son miles de peruanos en todas las ciudades del país que salieron a manifestarse desde el día 9 por la noche, pasando por la manifestación del día 12, que fue según registraron los medios nacionales “la de mayor afluencia de la historia” y todo parece que no ha hecho nada más que empezar, ya que las convocatorias siguen organizándose en cada rincón del país, incluso en el extranjero.
Los peruanos han decidido salir a reivindicarse con todos los riesgos que implicaba hacerlo por un cambio en su constitución y por desprender de su historia a toda una saga de corruptos que llevan décadas en el poder y que gozan de impunidad absoluta
En las calles se aprecian carteles que aclaran que no están saliendo por defender al presidente Vizcarra, aunque no consideran correcta su salida sin un proceso de investigación y consideran que lo justo hubiera sido esperar los cinco meses restantes hasta las nuevas elecciones. A pesar de ello, los peruanos han decidido salir a reivindicarse con todos los riesgos que implicaba hacerlo por un cambio en su constitución y por desprender de su historia a toda una saga de corruptos que llevan décadas en el poder y que gozan de impunidad absoluta.
Precisamente estos días en las llamadas “marchas” hemos podido ver una asistencia mayoritariamente joven, ya que son ellos los que más hartazgo y repulsión muestran ante las injusticias acontecidas, aunque la represión policial ha sido desmedida e injustificada en multitud de ocasiones.
Ariana Riva de 22 años, ha asistido a estas manifestaciones y explica la importancia de hacerlo. “Para mi marchar es decirle al mundo con nuestra propia voz que están pisando nuestros derechos”, aún así, reconoce la dura realidad que afronta el país, “soy testigo de que en todas las marchas a las que asistí, los policías solo son soldados de la corrupción”.
Estos últimos días diversos medios independientes y en las redes sociales cientos de manifestantes han denunciado la brutal represalia policial con la que se han encontrado. Ariana que ha estado presente en varios momentos lo cuenta, “nosotros salimos con carteles a protestar, pero la policía tiraba gases lacrimógenos sin avisar, vi a dos personas que los recibieron en el hombro y en el pie, estamos en plena pandemia, la mayoría de personas llevan doble mascarilla y los gases afectan a todo el mundo incluso a transeúntes y ambulantes que estaban en la calle y que nada tenían que ver”.
Un caso parecido vivió Dominique Otiniano, que nos cuenta la preocupación que vivió su hermana menor, “ella pensó que al estar más cerca de un policía no iba a pasar nada pero acabó asfixiada, corrió a un centro comercial a refugiarse y encerraron a la gente dentro”, según nos relata no solo los jóvenes están sufriendo las peores consecuencias, ya que reciben la mayor parte de las cargas policiales y los medios generalistas se limitan a transmitir a la opinión pública los desperfectos y los actos vandálicos, “las personas de mayor edad se quejaban de los jóvenes que salían a protestar, pero cuando vieron que la policía nos perseguía y pegaba sin ningún motivo, comenzaron a ponerse de nuestro lado y algunos hasta lloraban de impotencia”.
“Las personas de mayor edad se quejaban de los jóvenes que salían a protestar, pero cuando vieron que la policía nos perseguía y pegaba sin ningún motivo, comenzaron a ponerse de nuestro lado y algunos hasta lloraban de impotencia”
El ministro del interior, Gastón Rodríguez y el cuerpo de policía negaron rotundamente haber causado algún tipo de daño entre los manifestantes, no obstante, los manifestantes registraron mediante las redes sociales, palizas, lanzamiento indiscriminado de gases lacrimógenos, balas perdidas e infiltraciones de los llamados “ternas” que son policías vestidos de paisanos y sin ningún tipo de identificación. Marisol Villegas, estudiante de derecho de 24 años también estuvo en las manifestaciones y presenció uno de los momentos más críticos, “hoy nos han acorralado y gaseado injustificadamente con la intención de que nos asfixiemos” comenta, “hoy solo he reafirmado mi rechazo total hacia los policías. Pienso que son una institución llena de mafiosos y corruptos. En este momento difícil para nuestro país han decidido darle la espalda al pueblo”.
Hubo muchos peruanos que por diferentes razones no pudieron acudir a estas marchas tan multitudinarias, pero en su lugar, convocan caceroladas a las 20:00 o encuentran la forma de levantar su voz, como es el caso de Cecilia Vidal de 23 años, estudiante de Comunicación, que no pudo presentarse por ser asmática y por lo tanto, grupo de riesgo, sin embargo no descarta hacer algún esfuerzo para asistir a la siguiente y recalca la importancia del ciberactivismo, “en primer lugar, la gente debe informarse, las redes sociales son un arma importante contra la desinformación porque vemos testimonios de primera mano. En segundo lugar, compartir información. Todo lo que se pueda compartir, que se comparta. Así informamos al resto y esparcimos lo que los medios nos están ocultando”.
Según han mencionado varios de los entrevistados, los medios de comunicación en Perú e incluso los internacionales, no están dando la cobertura que se merece un conflicto de estas dimensiones, por lo que las redes sociales tendrán un papel clave en ser el altavoz que necesitan. Los peruanos que están viviendo el conflicto desde fuera, nos relatan la cara amarga de la impotencia de residir en el exterior y que lamentablemente hay mucha pasividad entre sus compatriotas que al igual que ellos viven el conflicto desde tan lejos, pero que al compartir por redes sociales lo que está ocurriendo, cada vez se suma más gente.
Mauricio M. Chang, que vive en Connecticut, Estados Unidos, nos cuenta que vive esta situación con angustia, “pienso en mis sobrinos que uno tiene 2 años y el otro está por nacer y me pongo a pensar en el futuro que les depara”. Para Mauricio es vital mostrarnos activos en redes, así ayudamos a transmitir a nuestro circulo lo que está ocurriendo en Perú, “protestar por las redes sociales es una gran muestra de solidaridad con nuestro pueblo y una gran de voz de lucha de decir que no estamos solos en esto”.
"Estoy viendo como las redes están ayudando a organizar las marchas, informar del motivo por el que se hacen realmente, captar mucha más gente y prestar ayuda a los manifestantes si lo necesitan”
Sergio Pinto, desde Barcelona, refuerza esta idea, “además de informar a compatriotas como aquellos que no lo son, es importante captar la atención de la gente extranjera respecto al tema, estoy viendo como las redes están ayudando a organizar las marchas, informar del motivo por el que se hacen realmente, captar mucha más gente y prestar ayuda a los manifestantes si lo necesitan”. Mientras los peruanos tanto en las calles, como en redes, desde el propio país o desde fuera, continuan luchando, el nuevo presidente nombrado por el Congreso, Manuel Merino ya ha juramentado con su nuevo gabinete de gobierno, que incluye a personajes ultraconservadores, exfuncionarios de gobiernos corruptos y líderes empresariales, y todo esto sin ser reconocido internacionalmente como nuevo presidente de la República.
Guillermo Zúñiga, estudiante de Ciencias Políticas de último año, nos cuenta la terrible situación a la que se enfrentarían los peruanos si no se consiguiera nada con esta ola de protestas, “el peor escenario es que los grupos parlamentarios detrás de este gobierno den rienda suelta a legislar según sus intereses, sin ningún contrapeso efectivo: desde el reparto de fondos del sistema de pensiones públicas, hasta el desmantelamiento de las reformas educativa, política y de justicia. Tampoco descartaría que, después de una terrible segunda ola de contagios, decidan retener el poder postergando las elecciones. Nada se los podría impedir internamente”.
Todas las expectativas se sitúan, como cuenta Guillermo, en el Tribunal Constitucional que debe autorizar definitivamente la validez de las actuaciones del Congreso en los próximos días. Sin embargo, el Congreso está en trámites para reemplazar a seis de los siete magistrados del TC, por lo que la presión en las calles es indispensable para que esto no ocurra. Guillermo lo tiene claro, “creo que algo importante a resaltar es que tenemos una oportunidad con alto valor para construir confianza entre ciudadanos, si este gobierno ilegítimo es el punto más bajo de nuestra crisis de representación, tiene que servirnos para cambiar nuestra actitud hacia los políticos y la política”.