Francia
Gases lacrimógenos en una rave, música electrónica en el Eliseo

La fiesta de la música, evento popular, espacio de libertad para todos los músicos, fue reprimida por persecuciones policiales y nubes de gases lacrimógenos. Mientras, Emmanuel Macron y su corte gozaban de una fiesta electrónica en el patio del Elíseo.
Homenaje a Steve Maia Caniço
Homenaje a Steve Maia Caniço en Nantes. Foto de Erwan Corre.
1 jul 2021 16:07

Desde los años 1980, en Francia, se celebra cada 21 de junio, además del solsticio de verano, la llamada ‘fiesta de la música’. El concepto es simple. El que quiera, puede salir a la calle a tocar música. Todos aprovechan la ocasión. La multitud está en las calles, de tarde y de noche, para disfrutar tanto de la programación oficial, propuesta por las alcaldías, como de los numerosos artistas que tocan libremente, desde jazz a músicas electrónicas, desde batucadas a conciertos de rock, pasando por todo el abanico de géneros, ensayos y sonidos que se puedan esparcir por la inmensidad de la atmósfera. Es verano, es alegre, es familiar, festivo y popular.

Cuando yo empecé mi carrera, en Toulouse, en aquel entonces año 2012, recuerdo la fiesta de la música como un gran momento, articulando primavera y verano, donde el compartir destacaba y embellecía la fiesta. Pasábamos la tarde montando el puesto en el que distintos amigos iban a tocar por la noche, tirábamos cables desde las ventanas más cercanas, los vecinos colaboraban, proporcionando electricidad a quien se lo pidiera. El flujo de personas no paraba hasta la madrugada. Cada ciertos metros, otro puesto, otros artistas, jóvenes, otra música. Recuerdos de guitarra, cantos, tocadiscos y sound system, el ruido de la libertad llenaba la ciudad de un indescriptible entusiasmo colectivo.

Pero los años pasaron y —no solo en Toulouse— poco a poco se despojó a la fiesta de la música de sus espacios de libertad. En cada ciudad, las plazas céntricas y las calles más concurridas fueron reservadas a la programación oficial, cuando no fueron privatizadas. La represión del poder hacia los espacios donde se cultiva la libertad, donde no tienen lugar las lógicas del mercado, se ha hecho cada vez más fastidiosa, y todavía más cuando se trata de fiesta.

Mientras tanto, en su conjunto, los sucesivos gobiernos, desde el del primer ministro Manuel Valls hasta el de Emmanuel Macron, se volvieron cada vez más autoritarios, usando retóricas securitarias para reprimir todo lo que no se ajusta a su norma.

Hasta que llegó el 21 de junio de 2019.

Aquel día como cada año, Francia celebraba la fiesta de la música. En Nantes, al noroeste del país, algunos colectivos de música electrónica organizaron conciertos en los muelles que bordean el estuario del Loire, río que atraviesa la ciudad. Se trata de una zona portuaria desafectada, a poca distancia del centro, donde no hay vecindad ninguna que pueda molestarse.

Sin embargo, a las 4 de la mañana, el gobernador mandó a la policía antidisturbios a desalojar la fiesta. Desproporcionados efectivos de policía llegaron y dispararon gases lacrimógenos y balas de goma. Por la confusión y los gases, asfixiantes y cegadores, decenas de personas cayeron al río.

A la primera cuarentena de la primavera 2020, se sumó una segunda, luego una tercera. La cultura y la juventud fueron de los primeros sacrificados

Esa noche, mientras la policía reprimía una fiesta electrónica en el día de la fiesta de la música, los bomberos rescataban unas veinte personas de las corrientes del Loire. Pero no a Steve Maia Canico, de 24 años. Pasaron cinco semanas antes de que se encontrara el cuerpo. Cinco semanas en las que la maquinaria mediática ensució su memoria para limpiar la actuación policial, en las que la maquinaria policial, judicial y administrativa compitió en un superproducción de mentiras para legitimar la operación, y fabricar su impunidad.

Ese drama, esta violencia estatal impune, una vez más en esta última década represiva, marcará de dolor, de indignación y de lucha al mundo de la fiesta, y de las músicas electrónicas particularmente. Pero en 2019 no se acabó la represión. De hecho, se intensificó.

Dos años han pasado. Y una pandemia. En Francia, como en una mayoría de países, el gobierno aprovechó la situación de shcok para consolidar todavía más el estado de excepción que ya regía desde los atentados del 2015, así como un control social cada vez más inescapable. A la primera cuarentena de la primavera 2020, se sumó una segunda, luego una tercera. La cultura y la juventud fueron de los primeros sacrificados. Entre octubre del 2020 y mayo del 2021, ningún tipo de espacio cultural o festivo fue tolerado. Ni cine, ni museo, ni música, ni menos fiesta.

Para el año nuevo, después de casi un año de pandemia, Francia está bajo toque de queda, a las 18h. Y se prohíben las reuniones de más de 6 personas. Sin embargo, el hartazgo hacia las medidas restrictivas se ha generalizado. En Bretaña, más de 500 policías de las unidades antidisturbios intervienen en una fiesta electrónica en la que participan más de 2000 personas. Multan a la mayoría, y en los días siguientes se suceden redadas para arrestar a los presuntos organizadores. El fiscal requiere hasta 10 años de cárcel, con 16 cargos. Por haber organizado una fiesta, un 31 de diciembre.

Llega la primavera, y con ella una tercera cuarentena. Así se cumple un año de pandemia. En el sector cultural, está a punto de estallar la cólera. En las principales ciudades se ocupan los teatros. A iniciativa de algunos artistas, se empieza a tocar música en las plazas, los días de mercado en los pueblos, colectivamente, nada más que unas canciones, unos instantes, para recordar que la cultura, la música, alegran los corazones. Y que da trabajo a muchos artistas, ya exasperados, de rodillas. Casi sistemáticamente, por tres acuerdos y tres canciones, caen multas, llegan policías a desalojar aquellos que no dejan fluir la imperturbable máquina de un capitalismo post pandémico autoritarista y distópico.

El homenaje a Steve Maia Caniço

En este contexto, llega entonces el 21 de junio 2021, la fiesta de la música. Se han levantado buena parte de las restricciones, para que la gente disfrute del verano, de sus vacaciones. Pero parece que la fiesta sigue siendo persona non grata, aunque no cualquier fiesta. El 9 de julio reabrirán las discotecas playeras. Y para celebrar el solsticio musical, en el patio del Elíseo, residencia presidencial, está convocada por Emmanuel Macron, el presidente rey, justamente… una fiesta electrónica.

Dos días antes, el 19 de junio, cerca de Nantes, tuvo lugar otra fiesta, también electrónica pero aquella en memoria de Steve Maia Caniço. Ni perdón, ni olvido, gran parte de la juventud y de los que gravitan con las músicas electrónicas recuerdan. En medio del campo, la policía reprimió la fiesta con una intensidad delirante. Miles de granadas lacrimógenas, cientos de balas de goma durante siete horas, que dejaron decenas de heridos. Un joven de 22 años perdió una mano por una granada explosiva. Los 400 antidisturbios que participaron del desalojo acabaron destruyendo todo el material de sonido con hachas y mazas. El símbolo es terrible. A los dos años del asesinato de Steve Maia, el gobierno de Emmanuel Macron sigue con el más absoluto cinismo.

Este año, en todo el país, la noche del 21 de junio fue escenario de numerosas persecuciones policiales, inundando de gases lacrimógenos las calles donde se juntaba la gente a festejar. La indecencia del poder parece no tener límites. Tanto en la retórica como en la práctica, se convierte cada vez más en un régimen autoritario. Si el año 2020 ya fue distópico, ¿cómo acabará el 2021?

Sobre o blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas as entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Francia
Francia La impunidad de las agresiones sexuales en el cine francés llega a su fin tras la condena a Depardieu
Gérard Depardieu ha sido condenado a 18 meses de prisión por agresión sexual a dos mujeres en Francia. La pena marca un antes y un después en el mundo del cine galo, y pone fin a la impunidad y al silencio de las víctimas de agresión sexual.
Senegal
Senegal El Gobierno senegalés cumple su primer año en el poder con más preguntas que respuestas
El Pastef, el partido panafricanista senegalés, llegó a la presidencia a finales de marzo de 2024 con propuestas radicales de cambio. Un año después, limitado por la deuda externa, mantiene el apoyo popular mientras busca un nuevo acuerdo con el FMI.
Catalunya
Acción directa Las Sublevaciones de la Tierra francesas llegan a Catalunya: “Necesitamos una forma nueva de luchar”
Una acampada de tres días y una acción simbólica han sido el pistoletazo de salida de Revoltes de la Terra. La organización ha sido capaz de unir a ecologistas de campo, de ciudad y campesinado en una dinámica de lucha “nueva”.
Sobre o blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas as entradas
Xunta de Galicia
Política A Xunta recibe ao embaixador de Israel en funcións mentres Gaza agoniza ao bordo da fame
O Goberno de Alfonso Rueda escenifica a súa boa sintonía coa Administración de Benjamín Netanyahu apenas unhas horas despois de que Israel bombardease unha escola que servía de refuxio e ordenase unha evacuación masiva en Gaza.
Palestina
Genocidio La ONG anti-UNRWA lanzada por exespías y marines de EEUU siembra el caos en el reparto de alimentos en Gaza
La Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) creada a comienzos de este año y vinculada a agentes del ejército y la inteligencia estadounidense ha sido acusada de desaparecer a una persona y disparar a quienes estaban esperando ayuda.
Alemania
Litigio climático Un tribunal alemán abre la puerta a que grandes emisores puedan ser responsabilizados de daños climáticos
El jurado descarta la demanda del agricultor peruano Saúl Luciano Lliuya por entender que el riesgo a su propiedad es demasiado bajo, pero esta misma argumentación podría llevar a condenas en otros casos.
Madrid
Derecho a la vivienda Victoria contra la Sareb: 16 familias consiguen firmar contratos después de años de lucha
Un bloque en lucha de Casarrubuelos (Comunidad de Madrid) consigue formalizar contratos con el banco malo, al que acusan de actuar “como un fondo buitre”. En Catalunya, diez ayuntamientos apoyan los reclamos de 62 hogares en huelga contra La Caixa.

Últimas

Universidad
Genocidio Las universidades españolas han firmado 44 proyectos con Israel desde septiembre de 2024
Los acuerdos dentro del programa Horizon Europe se han sucedido a pesar de las declaraciones de decenas de universidades de suspensión de relaciones con Israel.

Recomendadas

Culturas
Erika Lust y Sara Torres “El deseo tiene una potencia inagotable para transformar la realidad si lo liberamos de las normas”
Sexo, deseo o ética del placer son algunos de los temas que hilan la escritora Sara Torres y la productora de cine porno Erika Lust en ‘La abundancia del deseo’.