We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Comercio justo
El Comercio Justo preserva la vida en condiciones dignas allá donde no llega la política
Cuántas veces al comprar un kilo de azúcar, un paquete de café, una tableta de chocolate, nos hemos puesto a comparar precios y hemos acabado comprando el más barato. Y cuántas veces nos hemos parado a pensar dos veces lo de llevarnos lo más barato, y hemos acabado comprando en conciencia.
Piensa en esto último antes de seguir leyendo. En lo que se te pase por la cabeza tendrás la respuesta a lo que es el Comercio Justo. En consumir con conciencia, consumir pensando en nuestra salud, en nuestro entorno, en los nuestros.
Somos parte del todo, y lo que hacemos con nuestro dinero tiene consecuencias, para bien o para mal dependiendo de si incluimos en el acto político que significa consumir valores éticos, tan carentes en este mundo que se derrumba con nosotros debajo, pagando finalmente cara nuestra compra sin conciencia.
De esto viene a hablar el Informe anual de Comercio Justo, publicado recientemente por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Viene a recordarnos que el Comercio Justo no solo es un balance de ventas, aunque empiece por ello. Es un balance de los efectos positivos que tienen nuestros actos de consumo cuando van acompañados de un acto de solidaridad, responsabilidad y resiliencia con lo que nos rodea. Es decir, que con nuestras compras, también estamos diciendo a nuestros gobernantes que queremos “paz y buenos alimentos”, como dirían nuestros abuelos.
En estos tiempos en los que la humanidad escucha el latido de la Tierra herida, nuestros actos de consumo pueden -y deben- ser gritos que clamen justicia, social, económica y ambiental.
¿Y qué dice el informe al respecto de nuestra “salud” como consumidores de Comercio Justo? Pues que el volumen de ventas aumenta, es decir, tenemos más productos certificados, y más diversos, tanto en nuestras tiendas de Comercio Justo como en las estanterías de las superficies comerciales. Sin embargo, España sigue en los puestos de cola de consumo por habitante. En 2018, cada habitante gastó 1’67 euros en estos productos mientras que la media europea fue de 15’1 euros.
Además, las 75 tiendas de Comercio Justo gestionadas por organizaciones miembro de la CECJ generaron solo el 6’2% de las ventas. Al respecto, destacar lo que nos dice Mónica Gómez, vicepresidenta de la CECJ: “La importancia de las tiendas de Comercio Justo no debe medirse únicamente en términos económicos. Son espacios esenciales para nuestro movimiento ya que permiten la relación directa con el público consumidor y el desarrollo de iniciativas de concienciación y movilización social”
De esto va, ni más ni menos, el Comercio Justo. No de comprar más caro, si no de ser conscientes de que nuestro consumo, hoy por hoy, es un voto que ejercemos a diario a favor de nuestra salud, la de millones de personas en todo el mundo, y la del planeta. Y hoy, si cabe, más urgente y decisivo que nunca.
Aún nos queda mucho camino por delante en la cuestión del consumo. Sin embargo, en nuestro país hemos dado pasos decididos en esto de reclamar justicia en el comercio internacional.
Por ejemplo, en actos como acudir a una movilización que clame por los derechos de las personas y obligaciones para las multinacionales, o en educar a nuestros jóvenes en consumo responsable y sostenible y, sobre todo, en participar y colaborar con organizaciones de Comercio Justo en acciones de incidencia política, actividades lúdicas y reivindicativas, y tantas acciones más que se recogen en este Informe Anual.
Las más relevantes también tienen sus cifras:
Las organizaciones de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo realizaron durante 2018 más de 2000 iniciativas concretas de concienciación y sensibilización en torno a la desigualdad y pobreza globales y la importancia del consumo responsable, en las que participaron más de 180.000 personas.
En este sentido, destaca el trabajo en centros educativos, una línea de acción esencial para dichas organizaciones. En 2018, más de 20.000 estudiantes y docentes de Primaria, Secundaria y Bachillerato participaron en acciones formativas relacionadas con el Comercio Justo y el consumo responsable.
Y, por último pero no menos importante, en votar, ejercer con nuestros actos cotidianos un voto consciente a favor de la sostenibilidad de este planeta, de recursos finitos.
En nuestras manos está la última palabra, a la hora de tomar partido por la Justicia con mayúsculas. La que abarca desde el grano de café cultivado en una plantación que requiere buenas condiciones climáticas, hasta el comprador final, que gusta de un café saludable cada mañana, pasando por las familias productoras y su salud, su educación, sus condiciones de vida -pago justo a su trabajo, respeto a sus derechos y protección de su entorno y sus comunidades- y, en toda la cadena de suministro, respeto a los derechos humanos y apuesta por la transparencia y la sostenibilidad.
De hecho, desde la Coordinadora Estatal de Comercio Justo y nuestras organizaciones promovemos y participamos en campañas de denuncia y de incidencia política. Por ejemplo, con iniciativas para exigir la aplicación de una legislación internacional que obligue a las empresas multinacionales a cumplir los Derechos Humanos y garantizar la protección del medio ambiente a lo largo de toda la cadena de fabricación, dentro y fuera de nuestras fronteras.
Como dice Jaime Gómez, miembro de la cooperativa Conacado (República Dominicana) cuyo testimonio recoge este Informe: “El Comercio Justo llega a las comunidades remotas y más pobres, donde no llega la acción política”. De esto se trata, de hacer justa entre todos la cadena, desde el primer hasta el último eslabón.