Cooperación internacional
¿Quién decide cómo se financia el desarrollo? Nosotras también tenemos algo que decir
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En junio de 2025 se celebró en Sevilla la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FFD4), convocada por Naciones Unidas. En paralelo a la conferencia oficial, tuvieron lugar dos foros organizados por la sociedad civil y los movimientos feministas de todo el mundo. Durante una semana, se debatió intensamente sobre cómo transformar el sistema financiero global, cómo afrontar las desigualdades estructurales y cómo financiar una transición justa hacia modelos sostenibles y equitativos. Desde REAS, como red que impulsa la Economía Social y Solidaria (ESS) y la financiación sostenible local a través de las finanzas éticas, participamos en estos espacios no solo para escuchar, sino también para afirmar que otra economía —y otra forma de financiar el desarrollo, desde lo local, lo comunitario y lo transformador— no solo es posible, sino que ya existe.
Este artículo recoge algunas reflexiones críticas desde nuestra participación en estos espacios. Porque sí, hubo eventos y conversaciones donde la ESS estuvo presente, y eso es un avance que no podemos ignorar. Pero también es cierto que nuestra voz sigue siendo periférica. Se sigue hablando de justicia económica sin situar la ESS en el centro. Se sigue discutiendo cómo financiar el trabajo digno o la transición ecológica sin contar con las finanzas éticas, que llevan décadas demostrando que es posible hacerlo sin mercantilizar la vida ni los territorios.
En un momento histórico de múltiples crisis solapadas —climática, social, económica, democrática—, los grandes encuentros internacionales sobre financiación para el desarrollo deberían ser espacios para construir respuestas valientes, estructurales, con mirada de justicia. Pero desde la Economía Social y Solidaria (ESS), observamos con preocupación cómo, una vez más, se ha perdido la oportunidad de situar en el centro los modelos económicos transformadores que ya existen y funcionan en los territorios.
Aunque en los discursos institucionales se habla de cambio sistémico, inclusión y sostenibilidad, las soluciones que se proponen siguen orbitando alrededor de los mismos ejes: movilizar financiación a través del mercado, fortalecer alianzas público-privadas, confiar en los mecanismos financieros convencionales para lograr objetivos que, en esencia, requieren cuestionar esas mismas estructuras. Se repiten las promesas, pero el marco no se mueve.
La ESS —como propuesta económica con capacidad real de redistribución, generación de trabajo digno, fortalecimiento del tejido comunitario y sostenimiento de la vida— apenas aparece. Y cuando lo hace, es en clave técnica, subordinada a otros enfoques, sin desarrollo ni voluntad política clara. Las finanzas éticas, que desde hace décadas demuestran que es posible financiar la economía poniendo en el centro a las personas y el bien común, son sistemáticamente ignoradas. Mientras tanto, se legitima a la banca comercial como aliada principal para el desarrollo, incluso en temas tan sensibles como el trabajo digno.
Desde REAS RdR defendemos que no habrá justicia económica sin la ESS. No como complemento, sino como alternativa real. No como herramienta residual, sino como base para un nuevo paradigma. Pero para que esto ocurra, nuestras voces deben estar en los espacios donde se toman decisiones. Necesitamos más presencia, más estrategia y más alianzas. Tejer complicidades con el feminismo, el ecologismo, los movimientos sociales, y también entre redes de ESS a escala estatal, europea e internacional.
El reconocimiento de la ESS en los marcos multilaterales —por más tímido que sea— abre una puerta. El Compromiso de Sevilla y las declaraciones del Foro de la Sociedad Civil y del Foro Feminista, contienen semillas de cambio. Ahora nos corresponde darles vida. Porque si no estamos, otros decidirán el futuro del desarrollo. Y no podemos permitir que ese futuro siga excluyendo a quienes ya estamos construyendo alternativas reales, aquí y ahora.
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