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Medio ambiente
El ecologismo menorquín vuelve a unirse para defender el Camí de Cavalls
El Camí de Cavalls recorre la costa de Menorca, tiene más de 180 kilómetros y es público. Solo pueden acceder a él personas que van a pie, en bicicleta o a caballo. La ley que regula su uso y protege el camino de anhelos urbanísticos se ha mantenido inalterada desde su aprobación en diciembre del 2000. Sin embargo, el anuncio que ha hecho el Consell de Menorca de modificarla para dar más servicios a los excursionistas ha puesto en alerta a las personas que, durante los años 90, lucharon para devolverle su uso público. La entidad ecologista GOB ha hecho un llamamiento a la sociedad para defender la esencia de la vía, ha reactivado la Coordinadora del Camí de Cavalls y pedirá una reunión con el presidente de la institución insular, Adolfo Vilafranca, para transmitirle qué es lo que no permitirán.
El portavoz de esta asociación, Miquel Camps, está convencido que detrás del comunicado de la institución se esconde la voluntad de llevar a cabo nuevas construcciones: “Todas las infraestructuras que necesita el Camí de Cavalls ya están previstas en la ley del 2000 y en el Plan Territorial, y algunas de ellas no se han desarrollado aún. No entendemos por qué razón hay que tocar la norma. La única explicación es que se quieran hacer chiringuitos y cambiar el tipo de usuario de la vía, lo que alteraría su personalidad”.
A finales de agosto, el Consell de Menorca informó de su intención de modificar la Llei del Camí de Cavalls y el Plan Territorial Insular (PTI), que en marzo de 2023 ya había sido revisado. “Desde entonces, el PTI permite dos actividades próximas a este recorrido, como son la pernoctación en agroturismos y las agroestancias”, explica Camps. “También está contemplada la mejora de la red wifi para que todos los tramos de la ruta tengan cobertura, lo que, más o menos, genera consenso. Pero, a partir de aquí, no entendemos que se necesite ninguna regulación más”, añade.
La historia de este camino se remonta al siglo XIV, cuando el rey Jaume II ordenó a todos los caballeros mantener un caballo armado para defender la isla a lo largo de la costa
Conservación deficiente
Desde que el camino es completamente accesible, lo que se consiguió en mayo del 2008, el número de usuarios de los distintos tramos que conforman este Gran Recorrido (GR) no ha parado de crecer y, con ello, la erosión del territorio, que necesita un mantenimiento constante. Es un problema al que Catalina Florit, gerente de la finca especializada en rutas ecuestres Cavalls Son Àngel, se enfrenta a diario. “Cuando salimos con los caballos nunca sabemos qué nos encontraremos. Puede ser que un tramo esté impracticable, muy desgastado o que en otro haya habido desprendimientos”, explica. Entonces se encarga de informar a la administración y, al cabo de un tiempo, se subsana el problema. A pesar de todo, Florit considera que hace falta un estudio de las necesidades del sendero. “Se ponen parches, pero no se tiene en cuenta la fragilidad de algunas zonas ni los cambios de uso que está sufriendo. Entiendo que el Camí se utilice, pero algo tenemos que devolverle a cambio”.
Al preguntarle por la instalación de nuevas construcciones, Catalina tiene claro que no hacen falta: “La naturaleza pone sus propios filtros y este Gran Recorrido no pide que haya un chiringuito cada 5 kilómetros. Si ejercemos más presión sobre él, dudo que las próximas generaciones puedan disfrutarlo”. También opina que hay buena voluntad por parte de las instituciones, pero al estar las competencias tan repartidas y tener que ponerse de acuerdo ayuntamientos, Consell, Govern y Demarcación de Costas, las actuaciones se ejecutan con lentitud.
Sobre el mantenimiento y la adecuación de los usos actuales del sendero también se manifiesta Clara Fullana, cogerente de la empresa Camí de Cavalls 360, que da servicios a excursionistas y ciclistas. “Lo que necesitamos es que se mejoren algunos tramos de la ruta, principalmente aquellos que pasan por carreteras. Hay zonas peligrosas en las que el arcén es casi inexistente”, considera. A nivel general, sin embargo, “la percepción de los clientes es que se trata de un camino de calidad”.
Manolo Lora: “Estuve en once causas y las gané todas. Al final ya me presentaba al juzgado sin abogado porque me sabía la historia de memoria. No pudieron probar que el camino era privado”
Otro tema es la dificultad de pernoctar en las zonas urbanas durante la temporada baja del turismo, ya que la acampada en Menorca está prohibida y solo se permite que se monten toldos abiertos. El Cami de Cavalls es un GR dividido en 20 etapas que oscilan entre los 10 y los 26 kilómetros y, en la mayoría, se pasa por algún núcleo urbanizado, ya sea a media ruta o al final. Entre los meses de abril y octubre, aproximadamente, es posible pasar la noche en algún establecimiento turístico, pero en invierno muchos cierran. Tener en cuenta a los usuarios del GR para ocupar estas plazas en lugar de promover nuevas edificaciones es, para las empresarias, una posibilidad que debe tenerse en cuenta.
Recuperación del sendero
El Camí de Cavalls ha sido una ruta históricamente pública, aunque eso no ha conllevado que fuera transitada. De hecho, en el siglo pasado muchos tramos del recorrido eran inaccesibles o desconocidos. La Llei d’Espais Naturals que el Consell aprobó a principios de los años 90 cayó como un jarro de agua fría para algunos propietarios de fincas costeras y empezaron a cerrar los accesos. Para Manolo Lora, portavoz de la Coordinadora del Camí de Cavalls, era “una medida de presión para que la normativa fuera más flexible y les permitiera urbanizar el litoral”. A pesar de ello, no lo consiguieron. “El Consell de Menorca se mantuvo firme en la protección y la sociedad civil se movilizó para mantener el paso libre”, recuerda.
“La naturaleza pone sus propios filtros y este Gran Recorrido no pide que haya un chiringuito cada 5 kilómetros”, señala Catalina Florit
En lugar de promover grandes manifestaciones, se creó la Coordinadora, que agrupa a más de ochenta entidades ecologistas y excursionistas de la isla, y se propuso a la sociedad conocer más a fondo el sendero. “Cada mes nos reuníamos centenares de personas para hacer una de las etapas actuales del recorrido”, recuerda Lora, y después de un año y medio, una intensa investigación de la plataforma y el asesoramiento del historiador Joan de Nicolás, “demostramos que el Camí es público”. Para ello, Manolo pasó incluso por los tribunales. “Estuve en once causas y las gané todas. Al final ya me presentaba al juzgado sin abogado porque me sabía la historia de memoria. No pudieron probar que el camino era privado”.
De caballos y caballeros
La historia de este camino se remonta al siglo XIV, cuando el rey Jaume II ordenó a todos los caballeros mantener un caballo armado para defender la isla a lo largo de la costa. De ahí le viene el nombre y el actual uso hípico. Cuatro siglos más tarde, el sendero era considerado una ruta real, se recuperó y se convirtió en transitable. Su uso era civil y militar.
De esta época se conserva el primer mapa del recorrido y diversos documentos en los que se expone que se trata de un sendero abierto, libre y por el que cualquier persona puede transitar. Conservarlo y defender su esencia vuelve a estar en manos de la sociedad menorquina.