Ocupación israelí
Un diputado polaco, el Holocausto y Gaza

Polonia ha intentado, sin éxito, desligarse de toda responsabilidad por el genocidio de millones de judíos durante la II Guerra Mundial. Ahora la Unión Europea hace lo suyo ante las evidencias de un genocidio en Gaza.
Exodo Gaza
Una bandera palestina se eleva sobre la multitud de decenas de miles de palestinos desplazados que utilizan la carretera costera de Al Rashid para regresar a lo que queda de sus hogares en el norte de Gaza y reunirse con sus seres queridos por primera vez en muchos meses, tras el acuerdo de alto el fuego, 27 de enero de 2025. Las fuerzas coloniales israelíes ordenaron a más de un millón de palestinos desplazarse hacia el sur en las primeras semanas de la guerra genocida contra Gaza. Más del 90% de la población de Gaza fue desplazada, muchos de ellos varias veces, en los últimos 15 meses. El 80% de los residentes de la Franja son refugiados de ciudades y pueblos despoblados en 1948. Youssef Zanoun/ActiveStills
Doctor en Historia por la Universidad de Zaragoza
4 feb 2025 05:30

El 29 de enero, en el Parlamento Europeo, se guardaba un minuto de silencio en conmemoración de las víctimas del Holocausto. Nada más comenzar, un diputado polaco rompió aquel minuto, pidiendo que, en su lugar, se recordase a las víctimas del genocidio contra el pueblo palestino. Nada nuevo viniendo de este señor. Hace poco más de un año, Grzegorz Braun, que así se llama el susodicho y que es presidente del partido de extrema derecha Confederación de la Corona Polaca, ya se ganó otro minuto de gloria tras apagar con un extintor las velas de una menorá judía que se había instalado en el Sejm, la cámara baja del Parlamento de Polonia, durante la festividad del Janucá.

El autor de tales estridencias recibió entonces una reprobación pública por su vehemente y estrafalario antisemitismo, incluso por parte de su propio partido, recibiendo una multa y perdiendo la inmunidad parlamentaria. Ello no impidió, sin embargo, que fuese elegido como diputado al Parlamento Europeo en las pasadas elecciones de 2024, desde donde continua con su cruzada de expiación contra el judaísmo y la memoria del Holocausto. Antes, en enero de 2023, ya había protagonizado otro incidente, muy en su línea, interrumpiendo con violencia una conferencia del historiador, Jan Grabowski en el Instituto Histórico de Alemania de Varsovia, por sus declaraciones sobre la responsabilidad polaca en el genocidio nazi. El evento, por supuesto, se dio por finalizado, pero el aquelarre contra la memoria de la Shoah y la historiografía en Polonia, ni mucho menos, la había iniciado nuestro señor diputado. 

De hecho, ya hace una década, Jan T. Gross, historiador polaco y profesor de la Universidad de Princeton, tuvo que hacer frente a una dura campaña pública dirigida desde la fiscalía y el Gobierno polaco, entonces presidido por el partido ultranacionalista y ultraconservador Ley y Justicia. El motivo había sido un texto publicado en el tabloide alemán Die Welt, en el que criticaba la falta de sensibilidad y de solidaridad de algunos Gobiernos de Europa del Este, entre ellos, por supuesto, el polaco, durante la crisis de los refugiados en aquellos meses de 2015. Es más, y esto fue lo que menos gustó, acusaba a los polacos de haber matado más judíos que los propios alemanes durante la II Guerra Mundial. 

Una provocación, seguramente, pero no se distanciaba mucho de la realidad. Así lo demostró en su trabajo Vecinos de 2002, una investigación pionera en la medida en que sacaba a la luz la participación de ciudadanos polacos en los pogromos dirigidos contra la población judía, incluso después de la guerra. Aquella obra, y otras que le siguieron, como las del ya citado Jan Grabowski, cuestionaban de manera documentada la narrativa de un pueblo, el polaco, que no solo no habría tenido nada que ver con aquella carnicería antisemita, sino que habría dirigió sus esfuerzos a salvar al mayor número posible de judíos. No en vano, en 2018 el Gobierno polaco aprobaba una ley que condenaba hasta con tres años de prisión a quienes pusiesen en duda aquella lectura del pasado nacional, totalmente libre de la mácula del antisemitismo y de un crimen en el que, si ocuparon algún lugar, ese fue el de la víctima. Los únicos perpetradores fueron otros, los alemanes.

A este respecto, otro historiador, Enzo Traverso, llama la atención sobre los esfuerzos en desligar de la memoria la responsabilidad europea sobre el Holocausto, y no solo en Polonia. De la misma manera, advierte contra su banalización, perfectamente escenificada en los restos de lo que un día fue el mayor campo de exterminio nazi. Hoy, las viejas y antaño operativas estructuras del homicidio industrializado en Auschwitz son visitadas por millones de personas cada año, llegando a convertirse, para deleite de una obscena frivolidad turistificada, en una suerte de parque temático para instagramers. Quizás exagero, pero esa forma de consumo de nuestro pasado más traumático se enlaza, en cierto sentido, con esa industria del Holocausto de la que, ya hace años, habló el polítologo e historiador israelí Norman G. Finkelstein. Hijo de supervivientes, su libro aborda a modo de denuncia el uso interesado del Holocausto por parte de los dirigentes israelíes como recurso histórico y emocional para justificar su agenda exterior, en especial, la política de ocupación llevada a cabo contra el pueblo palestino.

La historia, como se dice, emitirá su juicio. Como europeos, pondrá en tela de juicio nuestro humanitarismo democrático, coartada autocondescendiente de lo que se ha llamado un genocidio compasivo

Así se ha visto durante este último año y medio por parte del Gobierno israelí, que no ha dudado en caracterizar el atentado de Hamás del 7 de octubre de 2023 como el mayor progromo sufrido por el pueblo judío desde el Holocausto. Aquella espantosa masacre ha justificado la despiadada e injustificable agresión israelí contra la franja de Gaza que, como se ha afirmado en diferentes foros académicos especializados, adquirió ya desde el comienzo un auténtico carácter genocida. A pesar de todo, como avisa el propio Traverso en su último libro (Gaza ante la historia) dicha palabra, la de genocidio, «está prohibida por los medios de comunicación», que preñan de inhibiciones entrecomilladas y de obstáculos semánticos el análisis, impidiendo analizar las verdaderas dimensiones de la barbarie alcanzada en ese otro campo de concentración que es hoy, y desde hace años, la franja de Gaza. De genocidio también ha hablado Francesca Albanese, destacada jurista y relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos. Es decir, no una voz cualquiera, como la de aquel iracundo diputado polaco. Una voz a la que, sin embargo, ni se le ha escuchado lo suficiente, ni se le ha leído con necesaria atención su informe Palestina. Anatomía de un genocidio

Y es que las palabras que utilizamos para definir la realidad importan, lo mismo que dónde nos coloquemos. Hoy, tras la firma de un alto el fuego, que queda lejos de la resolución del conflicto, cabe preguntarse si se puede hacer algo más frente a la complicidad silente de buena parte de los gobernantes europeos. El caso alemán ha sido especialmente indignante, haciendo evidente la carga de una culpabilidad histórica que le ha empujado a posiciones paradójicamente conciliadoras, aunque compensatorias, con otra agresión genocida. Otros Gobiernos, valga decirlo, han tenido la decencia de reconocer, por lo menos, la existencia del Estado palestino. Un gesto más simbólico que otra cosa, pero que conllevó, de parte de las autoridades israelíes, acusaciones de colaboración con el terrorismo contra el Gobierno español. Un síntoma, por lo demás, de la impunidad con la que se sabe y con la que opera el ejecutivo de Netanyahu. Más contundente ha sido, sin embargo, la movilización social que, por toda Europa, han reivindicado el cese de todo tipo de acuerdos, el aislamiento internacional y el boicot económico contra Israel, exactamente igual a como se hizo con Rusia tras el inicio de la invasión de Ucrania.

Por desgracia, poco o casi nada de esto último se ha hecho. La historia, como se dice, emitirá su juicio. Como europeos, pondrá en tela de juicio nuestro humanitarismo democrático, coartada autocondescendiente de lo que se ha llamado un genocidio compasivo. Respecto a las víctimas, dictaminará si merecerán, para nuestra corrección y honorabilidad moral, un minuto de silencio. Otro más. Todo eso es imposible de saber. Lo que sí podemos hacer es esforzarnos en garantizar una memoria que, más allá de sentidas conmemoraciones o de interesados usos ideológicos, opere como marco ético y colectivo desde el que denunciar los crímenes perpetrados y exhibidos ante nuestros propios ojos, como ha sucedido, sucede y, seguramente, continúe sucediendo en Gaza. 

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Ocupación israelí
Ocupación israelí Trump y Netanyahu imponen a Hamás un rediseño de la tregua en Gaza
La vigencia del alto el fuego iniciado en enero pende de un hilo mientras Tel Aviv mantiene el bloqueo de ayuda humanitaria a las puertas del enclave palestino y la Casa Blanca negocia directamente con Hamás.
Palestina
Palestina Israel prohíbe regresar a los 40.000 palestinos desplazados en el norte de Cisjordania
El ejército de Israel desplaza a miles de sus casas en campos de refugiados en diferentes ciudades de Cisjordania ocupada. Mientras, Israel presiona para no llegar a una segunda fase de alto el fuego.
Música
Música Cómo resistir a la ocupación de Palestina gracias a la música vintage
El artista Mo’min Swaitat ha creado el Archivo de Sonido Palestino, una colección de más de 7.000 casetes, vinilos y CD de música palestina con el fin de preservar la cultura e historia de su país y evitar que la ocupación borre su legado musical.
Trotskyto
6/2/2025 22:24

Sí han tenido éxito, desgraciadamente, el principal libro en la línea de "las dos dictaduras" similares que habrían sufrido las naciones del Este de Europa, escrito por Snyder "Tierras de Sangre" sí ha sido muy promocionado y con bastante éxito. Los enfrentamientos entre estas naciones y la colaboración que muchos de ellos hicieron con los nazis y el holocausto es algo que poca gente conoce. Aquí lo que se lleva es que todos furon víctimas tanto de Hitler como de Stalin sin haber matado una mosca.

0
0
Feminismos
Feminismos As mulleres galegas ocupan o segundo posto de menor retribución por hora de todo o Estado español
A súa precariedade maniféstase na contratación temporal, oportunidades limitadas de promoción e acceso limitado a postos de dirección. A desigualdade estrutural afecta especialmente ás traballadoras do sector primario, onde permanecen invisibles.
Feminismos
En directo Los feminismos salen a la calle por el 8M
Más de 1.200 convocatorias en todos los rincones del estado muestran la vitalidad de un movimiento que hoy tendrá el handicap de las fuertes lluvias en buena parte del territorio.
Historia
Descifrando a historia As 4.000 cigarreiras da Coruña: a primeira folga de mulleres na historia de Galiza
O 7 de decembro de 1857, as mulleres da Real Fábrica de Tabacos iniciaron unha revolta polos seus dereitos que fixo historia no imaxinario do sindicalismo galego.
Salud mental
Sesgos en medicina Mujeres y consumo de psicofármacos: la medicalización de sus vidas
Las mujeres consumen el doble de psicofármacos que los hombres. Además de una mayor prevalencia de depresión o ansiedad, las especialistas avisan de sesgos de género en los diagnósticos.
Literatura
Literatura Daria Serenko: “Mi patria parece un cementerio”
La autora rusa Daria Serenko está exiliada en España desde el año 2023. Es una de las miles de personas consideradas “agentes extranjeros” por el Gobierno de Vladimir Putin. Serenko presenta su libro 'Deseo cenizas para mi casa'.

Últimas

Reducción de jornada
Seguidismo de la patronal Junts traslada a Yolanda Díaz su “no” a la reducción de jornada y peligra su posible aprobación
La negativa de Junts a apoyar la reducción de jornada (al menos por el momento), junto con el no del PP, suman suficientes votos en contra como para tumbar la ley de bajada de horas una vez llegue al Congreso.
Gasto militar
Industria militar España deberá aumentar el gasto militar otros 20.000 millones de euros para cumplir con el rearme de la UE
Los 27 aprueban el plan de la Comisión Europea para aumentar el gasto en armamento en 800.000 millones de euros. Solo este año, España debería aumentar la partida de defensa en 3.500 millones de euros, según Geshta.
Sevilla
Komando G “Sin las mujeres, el barrio se pararía”
El Komando G es una red feminista ubicada en el Polígono Sur de Sevilla en la que participan vecinas y mujeres representantes de entidades sociales que busca ser un espacio de cuidados y reivindicación para todas las mujeres del barrio.
Más noticias
Gasto militar
Industria militar Europa y su alternativa a Trump: aumentar el gasto militar
La Comisión Europea anuncia el aumento del gasto militar en 800.000 millones de euros. "Estamos en una era de rearme”, dice la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid La Guardia Civil desaloja a los bomberos forestales encerrados en Las Rozas en protesta por un nuevo convenio
La plantilla de prevención y extinción de incendios reclama un convenio actualizado, recuperar el poder adquisitivo perdido en una década y contratos estables en un contexto de catástrofes climáticas de cada vez mayor impacto y frecuencia.
Comunidad de Madrid
Sanidad privada Denuncian ante Inspección a un hospital de Quirón por poner en riesgo a una trabajadora embarazada
El sindicato CCOO ha denunciado al Hospital La Luz por forzar a enfermeras embarazadas a trabajar sin una adaptación a sus puestos, realizando tareas asociadas a riesgos como la exposición a químicos o radiaciones.
Fronteras
Fronteras PSOE y Junts no tienen los números para su acuerdo de gestión policial de la migración en Catalunya
Junts pretende asociar la concesión de permisos al conocimiento del catalán, algo que no aparece explícitamente en el acuerdo. El entendimiento para la cesión de competencias en materia de fronteras tiene por delante un tortuoso recorrido.
Represión
Policía infiltrada La ‘Directa’ destapa a una policía infiltrada en el movimiento por Palestina y la izquierda independentista
La agente actuaba bajo la identidad falsa de Belén Hammad Gómez y llegó a utilizar su DNI falso para inscribirse en un equipo de fútbol sala y realizar una formación con Novact.

Recomendadas

Urbanismo
Urbanismo salvaxe Un pobo contra o asfalto: Bembrive e Mos rebélanse contra unha autovía que arrasará o seu pulmón verde
Veciñas e veciños conseguen presentar 25.000 alegacións contra unha estrutura de dez quilómetros, defendida xa só polo PSOE en Madrid e en Galiza, que partirá en dous unha poboación enteira e forzará a expropiación de decenas de vivendas.
Derechos reproductivos
Derechos reproductivos Norma, Susana y Lucía “son niñas, no madres”: una histórica condena en la ONU por negar el derecho al aborto
El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha condenado a los Estados de Ecuador y Nicaragua por no permitir la interrupción del embarazo a dos niñas que habían sido violadas, una sentencia más que simbólica.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Trump y Netanyahu imponen a Hamás un rediseño de la tregua en Gaza
La vigencia del alto el fuego iniciado en enero pende de un hilo mientras Tel Aviv mantiene el bloqueo de ayuda humanitaria a las puertas del enclave palestino y la Casa Blanca negocia directamente con Hamás.
Memoria histórica
Memoria histórica El Patronato de la Mujer, el centro donde encerraban a las mujeres que desconoce la ministra de Igualdad
Los centros del Patronato de Protección a la Mujer y las Lavanderías de la Magdalena fueron organismos que buscaron reprimir y castigar a las mujeres durante el siglo XX. Ahora, la sociedad civil se moviliza para exigir verdad, justicia y reparación.