Opinión
La España de ‘Masterchef’

La España de 'Masterchef' es, en definitiva, la España de la frustración y el miedo, la tecnocracia y el autoritarismo. Es la España del neoliberalismo, pero también es el legado del franquismo.
Masterchef2

Doctor en Historia y profesor de filosofía

29 jul 2021 06:00

El pasado mes de junio, el chef Jordi Cruz (Masterchef, TVE) afirmaba, con el desparpajo que otorgan la bolsa llena y la vida resuelta, que Isabel Díaz Ayuso era una buena presidenta. Primero, porque se consideraba un tecnócrata con un especial olfato para la coherencia y la buena gestión, dos aspectos en los que la CAM descuella. Segundo, porque la presidenta de España dentro de España era la única que había entendido que el Reino vive de lo que vive, esto es, del ladrillo y los bares, del turismo y la rapiña a manos del que más sobres pase bajo cuerda.

La España entendida como tierra de chanchullo y conquista, de libertad diríase en el lenguaje liberal de ahora, se remonta a los orígenes de nuestra historia contemporánea, esto es, el periodo de Isabel II, y al comienzo de nuestra historia actual, el franquismo. En la Corte de los Milagros hubo de todo y nada fue bueno. En el franquismo sucedió lo mismo. La terrible posguerra, con miles de fusilados y desposeídos de propiedades y carreras, esa misma desposesión que la nueva ley de memoria va a dejar, por segunda vez, intacta. El páramo que dejó tal acumulación originaria de capital retrasó el reloj de España un par de décadas. El desguace de culturas, territorios y economías fue atroz. Infligió una herida silenciosa e invencible, necesaria, según el régimen, para recuperar la esencia de España, que era católica, cortijera y castiza. Con esta reconquista el franquismo refundó el Estado, creó unos apoyos inmarchitables e inculcó una lección que no debía olvidarse nunca: las jerarquías, como la letra, con sangre entran. 

En esa nebulosa de violencia y rapiña que fue la posguerra es donde yace la piedra Rosetta de nuestro Estado. Y es esta misma España, asustadiza y rabiosa, la que disfruta todas las semanas de las humillaciones que se perpetran en los coliseos de focos y de cartón-piedra

Tras este agujero negro, en el que se aprendió a tener todo el tiempo miedo, se pudo dar rienda suelta al desarrollismo industrial, que terminó de desencuadernar el territorio y de enriquecer a las elites del nuevo Estado. España creció a un ritmo estridente y acelerado construyendo hasta el cielo, exportando mano de obra y recibiendo turistas a cascoporro. Con las suecas y el pisito, las lavadoras y el 600, vinieron también la aspiración europea, la música pop y el modelo de urbanización y ensueño, de coche y piscina, que ha configurado las aspiraciones —y los miedos— de la clase media hasta ahora. Es esta clase media, surgida al calor de la industrialización acelerada y la expansión del Estado a partir de las leyes del funcionariado de la década de 1960, la que compró sus segundas residencias y puso sus sueños sobre cuatro ruedas. Es la misma que no quiere líos, ni de política ni de ningún tipo. Es la misma que cuelga la bandera monárquica en los balcones a modo de ariete o escudo. Es la misma que se pone nerviosa cuando se habla de revisar la Transición y sacar a los muertos de las cunetas, porque en esa nebulosa de violencia y rapiña que fue la posguerra es donde yace la piedra Rosetta de nuestro Estado. Y es esta misma España, asustadiza y rabiosa, la que disfruta todas las semanas de las humillaciones que se perpetran en los coliseos de focos y de cartón-piedra. Masterchef es uno de ellos.

Concebido en el Reino Unido de Margaret Thatcher, Masterchef es una catarsis teatral donde la España de los balcones, a la que aspira la España que no los tiene, disfruta con disimulada malicia del maltrato y de la competencia caníbal. Su visionado es el gozo propio de la maledicencia y la indiscreción de visillo, de la mezquindad de saberse a salvo de la bronca del profesor y del jefe tiránico, del alivio de ver que es otra persona la que se ruboriza y, en su caso, llora, y no uno mismo. Porque el espectador sabe que podría ser él o ella el objeto del latigazo, de la caída o de la puesta en ridículo, pero no lo es y se congratula por ello.

Porque la vida es, precisamente, este sálvese quien pueda. Esta parece ser una de las lecciones más intolerables del covid-19. La vida, al margen del ocio, parece un infierno. Sin las compensaciones de la terraza, las cañas y la ruta de domingo, no somos nada, es decir, desesperamos de la vida porque no podemos vivirla, ya que el tiempo de trabajo no se considera vida. Sin cañas y sin bravas, reducidos a nuestro espacio de trabajo, enloquecemos. Este hecho nos acerca a lo que el joven Marx sostenía sobre la alienación. Sin el trabajo colaborativo que transforma la realidad, el ser humano se reduce a sus funciones animales y pierde lo que le es más propio. No estar alienado, en definitiva, se consigue, precisamente, en el libre ejercicio de lo que es exclusivo del ser humano, no en lo que comparte con otros animales. Pero si el trabajo solo es un pozo negro donde echar un tercio de la vida, entonces, diría Marx, esa sociedad no es libre, sino todo lo contrario. Y una sociedad que no es libre, no puede ser responsable de su destino y, por tanto, no puede ser plenamente democrática.  

Gozar de Masterchef es sencillo porque, como ser derechas, es lo más fácil del mundo. Solo se precisa liberar la mezquindad, la pasividad y el egoísmo más puro, porque mientras él o ella recibe el castigo, yo, virgencita que me quede como estoy, callo y me libro

En una sociedad de este tipo se admite que se debe trabajar por cuatro duros, hacer el horario que haga falta y frustrarse contando las horas. Se tiene un curro, no una carrera. A cambio, se precisan pastillas para dormir y tener las terrazas abiertas para sublimarse en las cañas de la libertad con bravas. Y aquí es donde Masterchef encuentra su función y nicho. La vida es así, se infiere del show. Goza el síntoma lo más salvajemente que puedas. Goza la jerarquía impuesta y la humillación del contrario. Aplaude el genio y el talento, esas figuras tan misteriosas como la mano invisible del mercado. Alaba al líder que sabe dirigir y al técnico que sabe hacer. Deja el pensamiento, en definitiva, en manos de la tecnocracia de lo que hay que hacer, que es siempre lo que conviene a la derecha. Porque no hay alternativa al deseo de ver caer al de al lado o de defenderte del de abajo. Gozar de Masterchef es sencillo porque, como ser derechas, es lo más fácil del mundo. Solo se precisa liberar la mezquindad, la pasividad y el egoísmo más puro, porque mientras él o ella recibe el castigo, yo, virgencita que me quede como estoy, callo y me libro.

La España de Masterchef es, en definitiva, la España de la frustración y el miedo, la tecnocracia y el autoritarismo. Es la España del neoliberalismo, pero también es el legado del franquismo. Por eso la solidaridad impositiva se entiende como un robo cuando se va más allá de correr una carrera dominguera o de lucir una pulsera. Por eso no importa cuántos naufragios se den en nuestras costas mientras no me quiten las gambas al ajillo. Por eso Vox y un PP apocalíptico, como siempre que no tiene mando en plaza, ganan terreno. Porque el fascismo no son solo uniformes alucinados y desfiles con antorchas, que también, sino, fundamentalmente, la guerra del penúltimo contra el último, el culto a la jerarquía y la rapiña de los recursos colectivos. Poca gente recuerda que el ministro de economía de Hitler hasta 1937 fue un reputado liberal como Hjalmar Schacht. Que Mussolini, antes de tomar el poder, hablaba del funcionariado y los impuestos de la misma manera que lo hace Santiago Abascal.

Por todo ello un gobierno progresista no puede descuidar las bases materiales de la libertad como lo está haciendo. Porque sin esas bases se sigue teniendo miedo. Y quien tiene miedo ni es libre ni puede ser firme en la defensa de otra cosa que de sí mismo. A este respecto debemos recordar que los cambios históricos raramente se telegrafían. Las más de las veces empiezan con un accidente, una palabra intempestiva o un error a la hora de comunicar cuándo se abrirá el muro entre un siglo y otro, entre la hora valle y la hora punta, entre una pensión digna y una indigna, entre un alquiler social y un ahí te pudras.  

Cargando valoraciones...
Ver comentarios 3
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...

Medio rural
Un grupo de xornalistas e fotógrafos lánzanse a documentar os baleiros do rural galego para que non esmoreza
Logo do éxito da exposición itinerante ‘Habitar o baleiro’, o fotoxornalista Brais Lorenzo e a xornalista Cláudia Morán arrincan o proceso de gravación dunha peza documental xunto coa produtora Metropolis.coop.
Ourense
As embarazadas de Ourense esixen dar a luz con seguridade mentres a Xunta manobra para trasladar o paridoiro
Demandan que se deteña o traslado á ubicación temporal e que o Sergas teña en conta as súas demandas.
Danza
Todo o que podería ser o xénero e como desfacelo dende o escenario
A compañía Disiden.cia rompe os moldes da identidade con 'Bipedestrución' na Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia, que cumpre 41 edicións cunha aposta radical pola diversidade, a memoria e o pensamento crítico.
CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.

Últimas

Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
El Salto n.79
Galicia dice 'no' al capitalismo verde y en el último número de la Revista El Salto te lo contamos
Ya está disponible el número 79 de nuestra revista, en el que destacamos la investigación y el rechazo social que encuentra el proyecto de macrocelulosa de la multinacional Altri.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios 3

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...