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La primera consecuencia de la convocatoria electoral es que la victoria del PP —y la derrota de la izquierda— ha durado 12 horas. La celebración, 12 horas, las portadas, 12 horas, los debates, 12 horas. Sin tiempo para celebrar las ganancias, las cartas se vuelven a barajar y la partida se vuelve a iniciar. Y esta vez, la izquierda sale sin nada que perder, porque ya lo ha perdido todo. De hecho, puede encontrarse con una milagrosa segunda oportunidad, como quien suspende un examen y descubre que tiene otro de recuperación.
Estas elecciones no han juzgado el desempeño de los alcaldes y gobiernos autonómicos socialistas que han sido desalojados. Han sido planteadas, tanto por el PSOE como por el PP, como un plebiscito personal sobre Sánchez y el resultado, a ojos de este, no ha sido tan desastroso. Pues puede que el universo de la derecha esté muy satisfecho, pero en absoluto exultante porque saben que con estos números no alcanzan. Valga un ejemplo: en la tarde de hoy el PP gallego valoró adelantar a su vez los comicios gallegos y decidió que no. ¿Hubiese sido así de tener la seguridad de sumarse a una incontenible ola victoriosa?
Puede que el universo de la derecha esté muy satisfecho, pero en absoluto exultante porque saben que con estos números no alcanzan
Sin duda Sánchez ha echado sus cuentas y ha pensado que el resultado de ayer es fruto de una excepcional movilización del PP. Y, precisamente, por ser tan excepcional, ¿puede mejorarse mucho en apenas mes y medio? Tal cosa sería posible si realmente estas hubiesen sido unas elecciones municipales y autonómicas pero, más que nunca, por su carácter plebiscitario, han funcionado como unas primarias de las generales donde los programas y las propuestas locales o, directamente no han existido, o han sido eclipsadas y sepultadas por la lógica nacional. Es decir, las elecciones de julio van a ser temáticamente una repetición de las anteriores, donde de nuevo tendremos a ETA, Bildu, el gobierno Frankenstein y el resto de la matraca, en cada ocasión más sobada que la anterior. Así las cosas, Sánchez puede pensar: ¿me puede ir mucho peor en mes y medio? No hay razones objetivas para ello, pues los que querían castigarle ya lo han hecho y los cisnes negros de estas elecciones ya volaron. Le basta con mantener estos resultados, que son perfectamente extrapolables, y hasta legítimamente puede aspirar a mejorarlos un poco. ¿Tiene el PSOE hambre de revancha? ¿Todavía conserva colmillo ese partido?
No hay razones objetivas para pensar que julio vaya peor, pues los que querían castigar a Sánchez ya lo han hecho y los cisnes negros de estas elecciones ya volaron
Elecciones
ADELANTO ELECTORAL Sánchez acorrala a Sumar y Podemos en su peor momento y les da diez días para ir en coalición
De un modo un tanto paradójico, los perdedores de ayer están liberados para iniciar sin dilación una nueva campaña mientras que los ganadores, precisamente por tener que gestionar su victoria, deberán sumergirse en las próximas tres semanas en las negociaciones para formar los gobiernos autonómicos y garantizar el nombramiento de los Alcaldes. Tal vez vayan como la seda, pero tal vez no. El PP tiene motivos para desear que este trámite engorroso se liquide cuanto antes y les deje manos libres pero la posición de Vox es diametralmente la contraria y este partido tiene poderosos incentivos para tratar de forzar esa negociación ahora que está en una situación de fuerza. Pues cuando los gobiernos estén constituidos perderá toda relevancia. Así que, para ellos, la influencia que puedan obtener en los próximos 4 años se decide en 15 días. ¿Cabe la posibilidad de que el PP tenga que comulgar con ruedas de molino para apresurar las negociaciones y no enquistarlas? Y si se da el caso, ¿no generará esto conflictos que, de algún modo, puedan salpicar la campaña de Feijóo?
El PP tiene motivos para desear que las negociaciones se liquiden cuanto antes, pero la posición de Vox es diametralmente la contraria y tiene poderosos incentivos ahora que está en una situación de fuerza
Por otra parte, ¿qué ganaría el actual Gobierno con dejar que todos los gobiernos autonómicos y municipales del adversario se fuesen engrasando para estar ya sólidamente asentados en diciembre? Adelantándose, los resortes de poder que manejan todas esas administraciones y su poderoso y tentacular engranaje de favores y servidumbres aún estará en pañales.
Hay otra ventaja añadida en esta convocatoria electoral y es que obliga a los partidos a su izquierda a cesar en su absurdo y vergonzoso suicidio a cámara lenta para, una de dos, o adoptar de una vez comportamientos realistas y adultos, o simplemente extinguirse y que regrese el bipartidismo manteniendo una existencia residual y autoparódica. ¿Podemos confiar en que mantener la legislatura hasta diciembre iba a traer sosiego, diálogo, ilusión y responsabilidad a la izquierda del PSOE? ¿O por el contrario, cabe sospechar que íbamos a asistir al mismo lamentable espectáculo de descalificaciones, ensimismamiento, rencor, sabihondismo-yatelodije y soberbia hasta la misma víspera electoral? Los antecedentes no dejan mucho espacio para las dudas y, en todo caso, si este adelanto sirve para librarnos de seis meses más de este bochorno, bienvenido sea.
Hay otra ventaja añadida en esta convocatoria y es que obliga a los partidos a su izquierda a cesar en su absurdo y vergonzoso suicidio a cámara lenta para, una de dos, o adoptar comportamientos realistas o simplemente extinguirse
Es, con todo, el punto más flojo de la jugada de Sánchez, el que no puede controlar. Me pongo en su cabeza y pienso: ¿cómo confiar en esta tropa? E imagino su desazón. ¿Pero qué alternativa tiene? Escapa a toda comprensión humana la trayectoria del deterioro y la destrucción de hasta la mínima civilidad y respeto en el campo de la izquierda. Yo siento aprecio por Pablo, Yolanda e Iñigo. Y por Pedro, Manu y Maestre. Me encantaría una sobremesa cafetera con Santiago, Elisabeth y Juan Carlos. Y con Rita, Ione, Irene y Ada. De todos he aprendido y aprendo. A todos he admirado de algún modo. Por todos siento algún agradecimiento y a todos me confiaría porque los considero básicamente personas decentes y con una ética comprometida con el bien común. ¿Es tan difícil compartir esta visión y consensuar unos modos afables?
En Las uvas de la ira hay un capítulo particularmente enternecedor, en el que Steinbeck cuenta como aquellas caravanas de desarraigados se encontraban al anochecer para acampar bajo lonas y cartones en campamentos improvisados y “crear mundos”. En esos mundos también se creaban leyes. Leyes sencillas, básicas, que tenían que ver con la solidaridad y el respeto y servían para ordenar y proteger a todos aquellos desamparados que soñaban con un futuro mejor. ¿No es posible construir ese ordenamiento básico? ¿Cómo hemos llegado todos a esta incivilidad bárbara? Para cambiar el mundo primero hay que construir estos mundos pequeños. No hay más oportunidades ni más excusas. Y la historia no absolverá a los culpables.
Renunciar a la presidencia de la UE
En esta partida electoral, una de las jugadas más fuertes que presumiblemente el Gobierno tenía por delante era la presidencia de la Unión Europea. Es complicado analizar qué serias razones pueda tener alguien para desperdiciar una baza así. Incluso, humanamente, cuesta trabajo entender que una persona —Sánchez— pueda renunciar o poner en riesgo vivir esa experiencia de ostentar ese poder, de figurar seis meses como actor principal en la diplomacia planetaria. Sospecho que la razón es que sabe que, incluso aunque le concedieran un Premio Nobel o bajase el mismo a Dios a investirlo como el Mesías, nada de ello cambiaría ni un ápice la posición de los que ahora le odian. El antisanchismo no se alimenta de una mala gestión sino, al contrario, de la rabia que produce no poder criticar la mala gestión. Y cada reconocimiento que Sánchez obtiene en Europa para nuestro país, cada dato excelente macroeconómico, cada conquista del bienestar, cada anuncio de apocalipsis refutado lo único que hace es aumentar la ira de los que han construido su odio sobre una exacerbada irracionalidad de espumarajos.
El antisanchismo no se alimenta de una mala gestión sino, al contrario, de la rabia que produce no poder criticar la mala gestión
En todo caso, la decisión es una prueba más de su carácter audaz y de su inteligencia táctica algo que, a estas alturas, es más que evidente incluso para quienes se la negamos al principio.
Yo fui en tiempos un mediocre jugador de ajedrez, pero tengo en mi memoria mítica unas pocas partidas victoriosas contra adversarios muchísimo mejores que yo. De un nivel para mí inalcanzable pero que ese día, una única vez, perdieron. A esos adversarios solo había un modo de derrotarlos: utilizando aperturas descabelladas, arriesgadas que volviesen la partida más impredecible. En un juego posicional yo estaría perdido mil de cada mil veces pero en una partida suicida....se abría una posibilidad. Mi apertura suicida favorita era el llamado Gambito Salvaje de Muzio, en el que, en la quinta jugada se regala un peón y una pieza a cambio de tomar la iniciativa. Esta es la renuncia a la Presidencia de la Unión, el adelanto electoral, el todo o nada del poder del PSOE: el Gambito Salvaje de Sánchez. Pero se puede ganar.
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Si los pueblos tienen características que los identifican, la principal característica del pueblo español es que confunde la emoción con la razón. Y cuanto más desarrollada tiene esa cualidad, más probabilidades tiene de hacerse de derechas. Si tras todos los logros de este gobierno, las mejoras que ha conseguido para la vida de los ciudadanos, para la economía, para la imagen de España, los españoles responden dando un patadón a todo eso, a cambio de tirarse a una piscina vacía, es que al gobierno le ha faltado tener en cuenta el factor emocional. Y con eso no pido que sea más demagogo, manipulador o crispador. No, yo apoyo su talante cívico y racional. Pero a eso hay que añadirle una estrategia psicológica que incida en el ciudadano irracional.
"El antisanchismo no se alimenta de una mala gestión sino, al contrario, de la rabia que produce no poder criticar la mala gestión. Y cada reconocimiento que Sánchez obtiene en Europa para nuestro país, cada dato excelente macroeconómico, cada conquista del bienestar, cada anuncio de apocalipsis refutado lo único que hace es aumentar la ira de los que han construido su odio sobre una exacerbada irracionalidad de espumarajos". Claro y diafáno. Esa es la verdad. El odio, la rabia, el resentimiento de los votantes de derechas.
Justamente dais en el clavo: el antisanchismo se alimenta de no poder criticar una gestión bastante buena, y tener que tirar de ETA, el Falcon y demás. Porque la realidad es que yo he vivido dos crisis fuertes: una con el PP y otra la crisis del COVID con este gobierno. Todos sabemos cómo han sido ambas experiencias y no hay color. Precisamente por eso me cuesta entender esta oleada conservadora...