Opinión
Una noche en Beirut

“Cierra las ventanas”, casi que me ordena un amigo. Le comento que es inútil, no amortiguaría el ruido. “No es por eso. Han lanzado fósforo blanco”. Es cierto eso de que cada día vemos lo peor que hemos visto en nuestras vidas.
Bombardeo en Beirut
Ataque aéreo israelí sobre el barrio de Dahieh, supuesto bastión de Hizbulá, en Beirut, El Líbano, al inicio del ataque israelí. Bruno Thevenin (©)
Profesor de español en Líbano
29 oct 2024 06:55

En Beirut se ha impuesto la espantosa costumbre de esperar a que caiga la noche para escuchar los primeros bombardeos. El zumbido del dron israelí que cada día sobrevuela y taladra nuestras cabezas parece haber desaparecido. El descanso dura poco. Diez y cuarenta y tres, los canales de noticias libaneses informan: ghaara yawiye ala Dahye [ataque aéreo en Dahye]. Nueva alerta tres minutos más tarde. Dos más. La última explosión fue intensa, puede que aún más que aquella sentida la noche que asesinaron a Nasrallah. Israel bombardea con tanta potencia que el ruido retumba por toda la ciudad. Escribo a mis amigos: “¿Estás despierto? ¿Lo sentiste? ¿Dónde estás? ¿Fue cerca?”.

Salgo de mi habitación. Mi compañero de piso y dos amigos más salieron al balcón. El sueño se ha convertido en un bien de lujo. Todos estamos atentos a las noticias. Me perturba ver cómo en las redes sociales se alternan las escenas de cotidianidad de algunos de mis contactos fuera del país y las denuncias, la conmoción y el sufrimiento de los que aquí viven. Intento no caer en el juicio, solo me hiere el abismo entre ambas realidades. Las imágenes son horrorosas. Ayer cayó una bomba con tanta potencia que una testigo se espantaba por no encontrar los restos de los desaparecidos, evaporados por la brutalidad de las explosiones. El humo y las llamas se elevan al sur. Lina Mounzer, periodista libanesa, cuenta que cada noche se siente como estar en prisión: se pueden oír los gritos de otros prisioneros que están siendo torturados en el pasillo y no hay nada que se pueda hacer al respecto.

Me perturba ver cómo en las redes sociales se alternan las escenas de cotidianidad de algunos de mis contactos fuera del país y las denuncias, la conmoción y el sufrimiento de los que aquí viven

Ataque a las once y cinco. Nuevo bombardeo a las once y veinticuatro. Explosión en Bachoura. De vez en cuando hago por allí tiempo antes de entrar en el Cervantes. El objetivo: un centro de salud dicen que vinculado a Hizbullah; la misma retórica y estrategia que las empleadas en Gaza, deshumanizada y relegada a punto de referencia para la masacre. “¿Quién vive allí? ¿Su familia está a salvo? ¿Dónde se van a quedar?”. Muchas familias del Dahiye y del sur del país se alojan en esa zona para huir de las bombas, pensando que sería más seguro. No hubo aviso de evacuación, como injustamente hemos acordado llamarlo, antes del ataque. ¿Y si lo hubiera habido? Cuando el ejército israelí tiene la dudosa deferencia de advertir de sus objetivos, a través de las redes y mapas confusos de edificios y barrios residenciales, en mitad de la noche, cuando los vecinos duermen, están desconectados o no siguen los medios, el tiempo para actuar es insuficiente, a veces menos de media hora. En estas condiciones es difícil pensar que la información es para ellos y no para encubrir los crímenes. ¿Adónde ir en cualquier caso? La ciudad está colapsada. Las viejas tensiones se avivan. Familias enteras permanecen en escuelas provisionalmente habilitadas para acoger a la gente o acampan al aire libre, en la explanada de la gran mezquita, en el paseo marítimo de la Corniche

Aviso de desalojo a las doce y veinte para las áreas señaladas en un mapa nuevamente proporcionado por el ejército israelí. Son los barrios de Burj al-Barajneh, donde el campamento de la Cruz Roja para los refugiados palestinos, y Haret Hreik, el más castigado por los bombardeos. Estuve allí hará unas semanas. Guardo el recuerdo como un momento emotivo: mi amigo me había hecho por primera vez un tour improvisado por las calles de alrededor de su casa, la mezquita Al Qaem, el cementerio de los mártires, los cafés…, edificios de numerosas plantas donde se aglomera gran parte de los beirutíes. Sé que él y su familia están físicamente bien, en zonas más seguras, pero no puedo evitar pensar en la devastación y en esos escombros; solo siento rabia y no dejo de llorar, todos lloramos diariamente, a veces en las ocasiones menos evidentes, y no sé qué hacer ni qué decir porque todo lo que se me ocurre sonará absurdo. Pienso en él constantemente.

Las palabras fallan y es momento de compartir la ira, tomar medidas y denunciar lo que cada día pasa

Bombardeo a la una menos cuarto de la madrugada. Otro a la una y siete, a las dos menos veinte, a las dos menos diez… Pierdo la cuenta. Me extraña que suenen al impactar y no mientras caen. Nueva tecnología, parece. ¿Para qué la necesitan en un país sin defensa aérea? ¿Para qué esos aviones que atraviesan la barrera del sonido, simulando bombas sobre una gente desde hace décadas traumatizada por el ruido de las explosiones, sino por un ejercicio de puro sadismo? Mis colegas con hijos me cuentan de las estrategias que tienen que inventar para distraerlos del estruendo. “Cierra las ventanas”, casi que me ordena un amigo. Le comento que es inútil, no amortiguaría el ruido. “No es por eso. Han lanzado fósforo blanco”. Es cierto eso de que cada día vemos lo peor que hemos visto en nuestras vidas.

Agradezco los mensajes de preocupación y cariño, y cuando puedo intento corresponderlos: trato de convencerles de la seguridad de mi barrio, pese a las informaciones vistas el fin de semana y lo imprevisible de las tácticas sionistas. Les cuento sobre mi maleta preparada y las posibilidades de dejar el país, aun la violencia que también acarrea la partida. No me atrevo a explicarles que los bienintencionados y sinceros ánimos no son suficientes —tampoco los que yo mismo dedico a quienes me rodean—, que las palabras fallan y que es momento de compartir la ira, tomar medidas y denunciar lo que cada día pasa.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Líbano
Ocupación israelí Israel incumple el acuerdo de paz y mantiene tropas en el sur de Líbano para “vigilar” a Hezbollah
El Ejército sostiene la ocupación de cinco colinas a lo largo de la frontera tras evacuar sus soldados de decenas de municipios. Miles de civiles regresan a sus casas para descubrir que lo han perdido todo.
Periodismo
Maruja Torres “En la izquierda tenemos afición por automutilarnos”
A sus 81 años, Maruja Torres sigue siendo referencia indiscutible en el periodismo por su mirada aguda e independiente. Autora de varios libros, se declara políticamente “socialdemócrata radical” y es muy activa en redes sociales.
El Salto n.77
El Salto 77 La desastrosa gestión de la dana, en la nueva revista de El Salto
A las vidas que se perdieron en el fango y la riada, a la gestión del desastre, dedicamos la portada de nuestro número de invierno de 2025.
Hodei Alcantara
Hodei Alcantara
30/10/2024 7:10

El terror y más terror, es la táctica militar del ejercito colonial israelí. No sabe de otra que atemorizar con bombas, colonos y cárceles a los pueblos árabes.

0
0
Andariegu
29/10/2024 21:51

En su guerra de destrucción y genocidio, Israel ha conseguido liquidar en mi alma, y supongo que en muchas otras, hasta el último rescoldo de proximidad y de simpatía, si alguna vez la hubo, con el pueblo que sostiene y apoya a este estado terrorista.

1
0
Feminismos
Feminismos As mulleres galegas ocupan o segundo posto de menor retribución por hora de todo o Estado español
A súa precariedade maniféstase na contratación temporal, oportunidades limitadas de promoción e acceso limitado a postos de dirección. A desigualdade estrutural afecta especialmente ás traballadoras do sector primario, onde permanecen invisibles.
Historia
Descifrando a historia As 4.000 cigarreiras da Coruña: a primeira folga de mulleres na historia de Galiza
O 7 de decembro de 1857, as mulleres da Real Fábrica de Tabacos iniciaron unha revolta polos seus dereitos que fixo historia no imaxinario do sindicalismo galego.
Culturas
Cultura ‘O minuto heroico’ racha co silencio sobre o Opus: “É un documental sobre a vulneración sistemática de dereitos”
Dirixido pola prestixiosa xornalista Mònica Terribas, o documental destaca os testemuños de 13 mulleres que relatan os malos tratos e coaccións sufridos no seo da organización. Falamos con Terribas e Marina Pereda, antiga membro do Obra.
Tribuna
Tribuna Ladróns de luva branca no Parlamento
As traballadoras e traballadores da CRTVG pagaremos os efectos dunha lei antidemocrática que nos retira algunhas das poucas ferramentas que tiñamos para defendérmonos e esixir respecto pola misión de servizo público que a corporación ten encomendada.

Últimas

Argentina
Argentina Milei pisa el acelerador en Argentina con la represión feroz de una protesta frente al Congreso
Una marcha de jubilados respaldada por aficionados de fútbol desata la mayor violencia desplegada por el Gobierno del presidente argentino desde el comienzo de su mandato hace más de un año.
València
València Podemos pide a la jueza las grabaciones del Cecopi y Compromís los brutos del canal À Punt
Podemos ha presentado una diligencia en el juzgado de Catarroja y Compromís, una petición parlamentaria tras conocer la exclusiva de este medio sobre la foto de Mazón entrando al Cecopi.
Sevilla
Derecho a la vivienda La última noche de Cristina antes de ser desahuciada en Sevilla
La Asamblea por la Vivienda de Sevilla señala a la compañía hostelera La Vida en Tapas de que Cristina y su hija, menor de edad, se queden sin la casa en la que llevan más de diez años.
Serbia
Protestas estudiantiles Belgrado se prepara para una protesta multitudinaria
El Gobierno de Aleksandar Vučić se enfrenta a una de las manifestaciones más importantes en la historia reciente del país
Comunidad de Madrid
Protocolos de la vergüenza Las mentiras de Ayuso en el quinto aniversario de la pandemia
La presidenta de la Comunidad de Madrid intenta lavar su imagen con un vídeo y un comunicado plagados de maquillaje.
Precariedad laboral
Migraciones La nueva diáspora española: entre la precariedad y el activismo
En “No nos vamos, nos echan” se recogen las experiencias de movilización social protagonizadas por los emigrados españoles tras la crisis de 2008.
Badajoz
Derechos laborales Denuncian la privatización y precariedad en la muerte en el piso tutelado en Badajoz
Los sindicatos y consejos profesionales señalan que las subcontrataciones limitan los recursos humanos y materiales, poniendo en riesgo a menores y profesionales.
Feminismos
8M Lluvia feminista para un 8M antirracista en Madrid
VV.AA.
Más de 80.000 personas, según los datos de la organización, han secundado la marcha que la Comisión 8M ha organizado entre Atocha y Plaza España, cuyo eje principal ha sido el antirracismo como antídoto necesario para conseguir derechos para todas.

Recomendadas

África
Alima Ngoutme “La solidaridad femenina es importante para que en África logremos la inclusión de los niños con discapacidad”
A través de su asociación, Alima Ngoutme, y a partir de una experiencia personal, ha concentrado sus esfuerzos por conseguir la plena inclusión social de los niños y niñas con discapacidad en su país natal, Camerún.
Migración
Migraciones Bruselas anuncia un nuevo proyecto de ley para acelerar las deportaciones de personas migrantes
La Comisión Europea ha presentado este martes un nuevo proyecto de ley que tiene como objetivo intensificar y acelerar las deportaciones de personas indocumentadas a sus países de origen o países de tránsito.
Culturas
Cultura ‘O minuto heroico’ racha co silencio sobre o Opus: “É un documental sobre a vulneración sistemática de dereitos”
Dirixido pola prestixiosa xornalista Mònica Terribas, o documental destaca os testemuños de 13 mulleres que relatan os malos tratos e coaccións sufridos no seo da organización. Falamos con Terribas e Marina Pereda, antiga membro do Obra.