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Coordinadora de campañas en Europa del Comité Nacional Palestino de Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel (BNC).
La detención de la capitana Carola Rackete por desembarcar con 42 refugiadas en Italia es uno de los ejemplos más recientes del creciente poder de líderes racistas de la extrema derecha en Europa. La extrema derecha de Italia, liderada por el viceprimer ministro Salvini, ha implementado políticas dirigidas a disuadir a barcos con refugiadas abordo a desembarcar y de rescatar a refugiadas en el mar, ignorando totalmente la complicidad de Europa en perpetuar condiciones de vida en ciertas partes del mundo que obligan a personas a huir, y el hecho de que Europa, un poder colonial, no permite la libertad de movimiento o residencia, o provee de refugio a personas que colonizó. En cambio, las defensoras de derechos humanos, como Rackete, están siendo procesadas, y las personas refugiadas, las que están realmente en peligro, están en gran parte olvidadas.
Los últimos resultados electorales del Parlamento Europeo demostraron el creciente poder de la extrema derecha en Europa, que obtuvo la mayoría de los votos en el Reino Unido, Francia, Polonia e Italia, entre otros.
La ganancia de la extrema derecha en Europa es aterradora, pero predecible. El apoyo a partidos políticos en contra de personas migrantes, racistas, sexistas, homófobos y que niegan el cambio climático ha aumentado durante la última década. Esos partidos de extrema derecha también apoyan las políticas de Israel, con una cosmovisión e intereses compartidos que conectan al antisemitismo europeo con Israel.
Europa nunca ha sido el continente abierto y progresista, como algunos lo venden. Ningún país europeo ha hecho frente a ninguno de sus crímenes coloniales mediante reparaciones. Europa aún está altamente involucrada en la venta de armas a regímenes represivos en todo el mundo, en el robo de recursos naturales del Sur Global empobrecido y no ha tomado ni siquiera pasos mínimos para terminar con su complicidad con el apartheid israelí sobre el pueblo palestino, en lugar de tratar a Israel como un socio privilegiado.
Algunas de las atrocidades más recientes de Europa han sido llevadas a cabo por partidos que se "distancian" de la extrema derecha. Merkel, con su agenda "centro-derecha", ha sofocado a los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) durante más de una década y ha contribuido a la reducción de servicios sociales vitales y al aumento de la pobreza. La UE, cuando tenía una gran presencia de socialdemócratas, decidió militarizar y cerrar aún más las fronteras de Europa, ignorando el papel de Europa en los conflictos actuales y condenando a decenas de miles a morir en el Mediterráneo, o abandonándolas en las fronteras griegas.
Europa aún está altamente involucrada en la venta de armas a regímenes represivos, en el robo de recursos del Sur Global, y no ha tomado ni siquiera pasos mínimos para terminar con su complicidad con el apartheid israelí
Jason Stanley explica en Facha: Cómo funciona el fascismo y cómo ha entrado en tu vida, que lo atractivo del "claro rechazo a los valores democráticos" de la extrema derecha es que su claridad se "entiende como un acto de coraje político; un signo de autenticidad", en medio de tantos políticos hipócritas que usan un lenguaje más discreto para ocultar sus posiciones racistas y sexistas.
Cuando Trump ganó las elecciones en los Estados Unidos, algunas personas dijeron que las máscaras se habían por fin caído y nos permitían ver qué significa realmente el poder en los Estados Unidos: un país profundamente racista, sexista y colonial. Esto podría ser cierto para Europa ahora.
La fortaleza europea y el racismo institucional siempre han existido. Sin embargo, ahora estamos viendo que tener políticos en el poder que abiertamente siembran el odio ha creado un cambio real, aunque sus políticas no difieran tanto en esencia de las de políticos que tienen programas con puntos de vista racistas, sexistas y clasistas similares, pero que las presentan al público de una manera más socialmente aceptable. Los delitos de odio están aumentando en toda Europa, incluidos los delitos de odio contra las personas judías.
La extrema derecha de Europa, que está involucrada en ataques contra personas judías, es una firme partidaria del estado de Israel. El historiador israelí Ilan Pappé explicó esta realidad, diciendo: "desde el principio el sionismo tuvo el apoyo de la extrema derecha antisemita. Tienen el mismo objetivo: ninguno de los dos quiere que haya judíos en Europa. A los supremacistas blancos de extrema derecha en Europa no les preocupa que haya judíos en Palestina, aunque por otro lado, prefieren tener judíos en Europa a tener musulmanes".
Israel está construido sobre un racismo y colonialismo compartido por la extrema derecha europea. Estas afinidades ideológicas se han hecho especialmente visibles desde el surgimiento de los gobiernos de extrema derecha en Israel.
Israel es un experto en afirmar que se encuentra bajo una amenaza constante por parte del pueblo palestino y de sus países árabes vecinos. Mostrar a un enemigo que busca "destruirnos" en cualquier momento justifica cualquier ataque como medida de seguridad y justifica las identificaciones por perfil racial y los muros fronterizos. La profundamente islamófoba extrema derecha en Europa considera que las personas árabes y musulmanas son una amenaza constante, y que deberían asimilarse a los "valores europeos" o irse, aunque la verdad es que para la extrema derecha, nunca serían lo suficientemente blancos o cristianos.
Utilizando el eslogan de la extrema derecha "nuestro pueblo primero", el año pasado el parlamento israelí aprobó la Ley Básica: el Estado nación del pueblo judío, otorgando estatus constitucional al sistema discriminatorio de leyes y políticas que ha otorgado derechos superiores en Israel y el territorio palestino ocupado en 1967 a las personas judías, mientras privaba al pueblo palestino de derechos fundamentales en su tierra natal.
Incluso antes de aprobar esta ley, Israel ya era un estado de apartheid: se construyó sobre 500 aldeas palestinas destruidas, después de limpiar étnicamente a más de 750.000 personas palestinas. Israel actualmente asedia a más de dos millones de palestinas en la prisión al aire libre más grande del mundo en Gaza, subyuga a tres millones de palestinas bajo la ocupación militar en Cisjordania y Jerusalén Este, continúa negando a más de ocho millones de refugiadas sus derechos a sus tierras y hogares, y sistemáticamente discrimina a sus más de 1,5 millones de ciudadanas palestinas.
La extrema derecha, incluidos los aliados de Israel Bolsonaro, Trump e incluso Orban, conocido por sus posturas antisemitas, están impresionados por la eficiencia del aparato militar y de seguridad de Israel para reprimir la oposición y la resistencia, incluido al movimiento no violento de Boicot, Desinversión y Sanciones (BDS).
Nuestra esperanza está en la organización colectiva efectiva para crear el mundo en el que creemos: verdaderamente feminista, antirracista, anticolonial, queer, anticapitalista y antifascista.
Todos ellos ven la oposición a su racismo como amenazas a sus ideologías de supremacía racial. Es por eso que Israel y la extrema derecha han convergido para difamar y criminalizar el movimiento BDS liderado por la sociedad civil palestina por la libertad, la justicia y la igualdad, que busca presionar a Israel para que respete los derechos del pueblo palestino. La extrema derecha de Europa está utilizando su apoyo a los ataques de Israel contra el pueblo palestino y el BDS para encubrir su antisemitismo.
La extrema derecha es consistente en su oposición a los valores progresistas y los derechos humanos básicos. Quienes quieren negar a las mujeres el derecho a controlar sus cuerpos son los mismos que apoyan la limpieza étnica en Palestina y se oponen al BDS, que no permiten que las personas que buscan refugio se queden en Europa y que niegan la existencia del cambio climático.
Debemos ver todas estas conexiones. Nuestros opresores ya lo han hecho.
Nuestra esperanza está en la organización colectiva efectiva para crear el mundo en el que creemos: verdaderamente feminista, antirracista, anticolonial, queer, anticapitalista y antifascista.