19 jul 2020 15:00

Hace ya bastante tiempo que se dejó de decir que durante el verano nunca pasa nada. La tensión social, a punto del estallido, que ocurre en Estados Unidos es reflejo de la del verano de 1963, cuando John Lewis, junto a Martin Luther King Jr, marcharon a Washington exigiendo libertad y trabajo. O ciertas actitudes de líderes neofascistas, que nos hacen recordar el dramático aniversario de un 18 de julio de 1936.

Pero no es menor la tensión en los asentamientos de temporeros en Huelva, donde los trabajadores sobreviven, en condiciones de otros siglos, a tres incendios con enormes sospechas de haber sido intencionados. O en Yemen, donde migrantes etíopes que se dirigían a Arabia Saudí en busca de trabajo, han quedado atrapados a causa de la guerra y el coronavirus.

Hace ya bastante tiempo que los acontecimientos actuales nos hacen pensar, cada vez más, en lo cíclico de la historia.

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