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Populismo punitivo
El pueblo pide sangre
El ajusticiamiento público fue siempre una forma de disfrazar la venganza de justicia. Detrás, más lento, más profundo, está la cuestión de las raíces del problema, la forma de combatir las causas y no de paliar las consecuencias.
Como la visión de una erección era inapropiada para las mujeres de bien, y además era una consecuencia indigna para el reo, Fernando VII le regaló a su esposa, en un cumpleaños, la abolición de la horca en favor del uso del garrote. De esa forma las damas podían gozar igual que los varones del espectáculo de las ejecuciones.
El ajusticiamiento público fue siempre una forma de disfrazar la venganza de justicia, de reducir el crimen a desgracia, de delegar la responsabilidad sobre las masas garantizándose el apoyo satisfecho de la pulsión primera del rechazo, y del impulso gregario de buscar alinearse al lado de los buenos, que significa estar en contra de los malos. Mediante el espectáculo sangriento, el Estado eludía su fracaso en el único pilar que lo sustenta: ser garante de seguridad para sus ciudadanos.
Detrás, más lento, más profundo, la cuestión sobre las raíces del problema, la forma de combatir las causas y no de paliar las consecuencias. El crimen es un fenómeno estudiado desde el origen primigenio de los tiempos, desde todas las ciencias conocidas. Cuando hay un rasgo común que determina una violencia aprendida, una deshumanización concreta, estructural, cultural, una costumbre que nos confronta a un error de muchos siglos, se debería afrontar la situación como se afronta cualquier otra epidemia: analizando las causas, los patrones y los síntomas. Buscando el diagnóstico precoz del portador y el tratamiento menos invasivo. Y sabemos cual es. Está estudiado, por sociólogos, psicólogos, juristas… Pero eso es caro en esfuerzo y compromiso.
Sirven los cuerpos en la mesa y ofrecen incrementos de las penas y cadenas perpetuas revisables para ganar votos sacados de las tripas, convirtiendo el dolor en espectáculo
Exige un riesgo mayor que el populismo. Y entonces salen los oportunistas, alimañas carroñeras de lo odioso. Sirven los cuerpos en la mesa y ofrecen incrementos de las penas y cadenas perpetuas revisables para ganar votos sacados de las tripas, convirtiendo el dolor en espectáculo. Si lo primero era el horror, esto es el asco.
El jurista Daniel Amelang, que de esto sabe, hace meses alertaba de este riesgo. Se ceñía a la evidencia irrefutable de cuestiones probadas al respecto: no resucita a nadie, no es rentable, no evita delitos semejantes… Y nos usa a todos, y nos mancha. Es carnaza sin más, utilizada como obscena distracción para la plebe.
Echamos tierra sobre otro cuerpo joven que una vez fue una mujer que estaba viva, con la certeza de que volverá a repetirse, que puede ser cualquiera la siguiente… Y nos ofrecen la obscenidad de la revancha puntual contra el último asesino, sobreactuando una preocupación que se reduce al funcionamiento de las rotativas, instrumentalizándolo para aparentar unos principios, exprimiendo el jugo electoral de quienes sangran.
La otra opción sería más complicada: pensar en la educación, en la cultura que normaliza la deshumanización ajena, disminuir la desigualdad de clase, sexo, género, raza, edad y procedencia, porque está demostrado que la delincuencia baja cuando la equidad social se consolida… En fin, pensar qué hacer para evitarlo cuando aún puede hacerse algo.
Sabemos que quien agrede es egoísta, que tiene bajo autocontrol, poca empatía, que evade la responsabilidad… Y que son hombres en una significativa mayoría. Y nadie quiere abordar esta estadística. Es peligrosa. Aún hay quien, ante estas circunstancias, corre más a defenderse que a atajarlo, justificándose en una ley fallida que reduce su aplicación a reprimendas judiciales, pensiones alimenticias a los hijos y órdenes de alejamiento que se incumplen en uno de cada cinco asesinatos.
Nadie quiere perder votantes ofendidos, nadie quiere gastar dinero en un sistema que no condene a las víctimas a escarnio
Nadie quiere perder votantes ofendidos, nadie quiere gastar dinero en un sistema que no condene a las víctimas a escarnio, que no encierre a las agredidas bajo llave, que invierta en pensamiento por si acaso la turba idiota, el dócil populacho, aprendiese a cuestionarse la estructura que sustenta la injusticia y la violencia, empezando por los feminicidios, la violencia sexual y la doméstica, los crímenes machistas y de sangre, los delitos de odio y el abuso de autoridad, y otros asuntos, porque, claro, al final todo se enlaza… Y sería terrible si esa horda, que se alimenta tan bien con sangre y fútbol, llegasen a plantearse si el Estado es, de verdad, garante de derechos.
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Hombre, en el fondo del todo, probablemente la causa de todos los males es de la Ignorancia. Así que entretanto la gente mala va espabilando, hay que convivir con ella. Ya tengo mis años y he visto gentuza en todos los estratos sociales y educativos. Creo que hay gente que es mala por naturaleza. Otros lo son, o somos, puntual y circunstancialmente. Ante un mismo contexto socioeconómico, la moral o ética que desarrollamos muchas veces nada tiene que ver con los padres que hemos tenido o la cntidad de dinero disponible en casa. Simplemente, unos construimos un tipo de vida con los escrúpulos morales que sean, y a otras personas se la sopla todo lo que tenga que ver con el respeto a los demás.
Los apañoles esas personas que solo tienen visceras. Muera la inteligencia!
Esta sociedad de base cristiana necesita demonios para soñar en el cielo.
Estoy de acuerdo con casi todo el contenido del artículo. Es lamentable que la autora insista únicamente en la garantía de derechos las víctimas, pero omite las garantías jurídicas que el Estado debe ofrecer también a los presuntos victimarios. Uno de los mejores remedios contra el populismo punitivo es el garantismo penal. Falta en el artículo una crítica a la Guardia Civil con sus dos ruedas de prensa en el caso Luelmo, que han sido percibidas por gran parte de la población como un juicio sumarísimo con pena de telediario. Por todo eso, prefiero este otro artículo, Culpable sin sentencia, publicado el mismo día, en él se aboga porque "En una sociedad democrática, la conmoción colectiva ante el delito debe encauzarse en un proceso con garantías reforzadas" https://elpais.com/elpais/2018/12/28/opinion/1546010284_107471.html
Esto que comenta alguien: "enfrentar débiles contra débiles". O eso otro de hablar de manipulación para crear miedo entre la gente, se lo podíais decir a la cara a los padres de un niño violado, a una mujer que ha pasado ese trance, a los indígenas de sudamérica que son asesinados por proteger sus tierras, y paro de citar posibles casos. Sólo citar de soslayo aquello que se escribió sobre "La banalidad del Mal".
Si desde el poder no hubiera interés en fomentar una sociedad desigual que le permita aparecer como pacificador (España tiene el más alto indice de policia per capita y unos de los más bajos indices de delincuencia al tiempo que tiene una de las más altas poblaciones carcelarias de Europa), un Estado paternalista que no pone las medidas para que desaparezca la desigualdad y la marginación es igualmente culpable de los crimenes que estas provocan.
Por mi parte, creo que si se muriese una considerable parte de la sociedad, sería estupendo para el planeta. Por otro lado, y en tanto llega la Iluminación de la Bondad generalizada a esos miles o millones de personas que sólo se dedican a joder a los demás hay que convivir con ellos. En ese sentido, a la persona que ha escrito éste artículo y a algunas otras que comentan y abogan por la educación sin concretar límites en gastos o terapias, les invito a vivir y convivir tres o cuatro años en algunos de los barrios más "chic" de éste país. Y después nos lo cuentan....
El debate sobre las penas inhumanas, no es nuevo. Se inicia en la edad media y se consolida durante la ilustración. El argumento de la prisión como elemento corrector y no punitivista no es algo de "buenistas" de ahora sino que se estructura en base a la declaración de los DDHH cuando se plantea la legitimidad del Estado a la hora de arrebatar estos derechos y el monopolio de la violencia por parte del mismo.
Por otra parte la inversión en terapia, educación, sanidad o cualqueir otra cuestión que sea imprescindible para ser garante de seguridad me parece más relevante que la inversión que se realiza para ser garante de inseguridad, pero en cualqueir caso, como decía Kant que el ser humano es un fin en si mismo y cuenta el artículo 1 que todos nacemos iguales en dignidad y derechos, creoque es irrelevante. ¿Cuanto cuesta? Lo que sea.
Respecto a la muerte de una considerable parte de la sociedad... ¿Cual sería el criterio de selección para la supervivencia de los afortunados? ¿Exterminar a los pobres, los locos, los desposeidos y los olvidados? ¿de verdad nos parece ese un argumento más razonable?
Creo que aquí se está hablando de la maldad. No de pobres, locos o deposeidos. De.hecho en la banca hay grandes malvados con traje.
Ya bueno, se hablará de lo que se hable, el tema de la maldad es un debate teológico, pero si nos pasamos por una carcel y vemos quienes la pueblan nos vamos a encontrar con que el delito, cometido por maldad, necesidad, ignorancia o violencia mamada desde la cuna, normalmente se personifica en gente de clase muy baja, con un nivel educativo practicamente inexistente la mayoría rehincidentes, muchos hijos de personas que ya han estado en la carcel, un 25% de ellos ya conoció la privación de libertad en la adolescencia y lo más divertido: Sabemos que cuanto más alta sea la pena más posibilidades habrá de reincidencia.
Reflexión de 2 minutos sobre la violencia: https://www.youtube.com/watch?v=BrVkhpPBNyQ
Así funciona el miedo:
Enfrentando a los debiles con los debiles.
Temiendo al poder superior.
Adhiriéndose a la represión con la esperanza de que nos dejen en paz.
Funciona desde hace milenios y ha creado una muchedumbre de delatores, traidores y heroes.
Nada tengo que ver con el "dócil populacho". Sencillamente, quisiera un país en el que la independencia judicial fuera verdadera. Un país en el que se invierta más en educación y bienestar social que en "pistolas" y cárceles. Uno en el que las víctimas tengan una atención preferente con respecto a sus verdugos. Cada vez tengo más claro que hay gente mala. Existen personas que han demostrado en demasiadas ocasiones que no pueden vivir en sociedad. ¿Qué se puede hacer con la delincuencia multireincidente? ¿Qué hacemos con la gentuza que comete atrocidades? ¿Tenemos razón los cientos de miles de personas que criticamos la sentencia de "la manada", en modo "populacho"? Estoy cansado de escuchar los habituales discursos bienintencionados que en un bar o en el periódico quedan muy bien. Claro que se debe incidir en la rehabilitación de delincuentes. Claro que la cárcel debiera ser un modo de arreglar lo roto. Pero en la práctica, por desgracia, no es así. La atención a delincuentes, presos y demás, cuesta dinero público. Y mucho. Y de todo esto se debiera hablar tan claro como cuando se habla de los chanchullos de la banca, la corrupción etc. etc.
El dócil populacho no es como se identifique uno sino como los poderes del estado lo identifiquen a uno.
Respecto al coste del mantenimiento de los presos, más que equipararlo al de los chanchullos de la banca, habría que equipararlo al de sanidad. Hablamos de seguridad de la sociedad.
El otro día leía sobre la vida del boxeador Mike Tyson al que llegaron a tildar del hombre más malo del mundo , cometió todo tipo de atracos y robos incluso una violacion. Cuando le miras a los ojos ves un monstruo que realmente da miedo. Ahora cuando lees algo sobre su vida ese terror se convierte en lástima y en ira porque cuando vives en una sociedad creadora de monstruos que serán la carnaza del futuro algo te dice que vivimos en sociedades a las que le interesa que existan los monstruos... Como si no manipular mediante el miedo??
Desde luego que hasta el Diablo tiene su corazoncito. Sólo hay que bucear y tarde o temprano aparecen brotes de humanidad. Los jerarcas nazis después de firmar las órdenes de exterminio, o disparar con su propia pistola se sentaban con sus niños a tocar el piano a cuatro manos......
Me gustaría que las personas que habláis de la manipulación del miedo concretárais sobre la convivencia con asesinos o violadores de niños y todo eso. Por poner un ejemplo cercano,qué creeis sería lo más apropiado hacer con Bernardo Montoya, el campeón este que acaba de violar y matar a la que ha resultado ser su segunda víctima
¿Con ese tipo? Terapia cognitivo conductual, terapia centrada en objetivos, seguimiento en pisos tutelados, analisis para deterinar si estamos ante un trastorno antisocial o ante violencia aprendida, posiblemente tratamiento famacológico, hubiera sido importante una libertad tutelada, por ejemplo, y tratamiento durante la excarcelación...
Vale. Pero todo eso vale mucho dinero. Trabajará slgunas horas para compensar? O sería maltrato?
Te responsabilizarías tú el día que salga en linertad?
Yo, la verdad, estoy hasta las pelotas de la gente que no da mas que trabajo a la sociedad. No aportan nada, sólo crímenes. Ahora me acuerdo del Rafita, por ejempño... yn verdadero hijodela grandísima con un historial interminable
No es mucha mas cara una terapia cognitiva que una celda de aislamiento. Por otra parte en las cárceles se trabaja. Pero aún asi, y el ejemplo que has puesto es perfecto, la clave esta en una prevención y deteccción de conductas antisociales en la infancia así como un sistema que garantice que todos los miembros de una sociedad tengan acceso a la cobertura de sus necesidades básicas, lo que incluye una educación capaz de dar los recursos emocionales necesarios para que estas cosas no sucedan.
Bravo !!!! Un enunciado impecable. Algunas personas pensáis que la maldad sólo tiene que ver con la educación recibida. No tengo duda de que será así en algunos casos. Pero desde los albores de la humanidad ha habido gentuza. Personas que se dedican a joder a los demás con regularidad. Los campeones de la manada no han tenido un contexto sociocultural diferente a la mayoría del personal. La incultura y la pobreza no tienen por qué significar un pasaporte hacia el crimen. Hay mala y buena gente en todos los estratos sociales. La rehabilitación es una buena idea, siempre que se lleve a cabo con plazos a la vista. Y si no se cumplen, que aguante a psicópatas y demás su puta madre
Pues la criminología ha demostrado que las medidas más efectivas para combatir la violencia y minimizar los riesgos son educativas, económicas (paliando la desigualdad se reducen significativamente los delitos) y algo que te tiene en cuenta menos de lo que se debería: Urbanísticas.
En lo que respecta a delitos violentos a mi lo que siempre me ha sorprendido es que los pisos tutelados se destinen a las victimas y no a los victimarios. Por otra parte ¿no sería interesante que se hiciese una revisión efectiva del concepto de carcel en vez de debatir sobre penas? Poruqe la clave no es el tiempo que alguien pasa ahí, sino que hace con ese tiempo.
¿Qué más se podría añadir?... Brillante.
Mal panorama, muy malo... Disfrutemos de José Luis Cuerda mientras podamos.
Gracias por el artículo.