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Personas refugiadas
David Goeßmann: “Solamente sobre la nochevieja de Colonia se publicaron 30.000 artículos”
El libro La república en peligro, de David Goeßmann, analiza la cobertura mediática en Alemania de la crisis de los refugiados hasta hoy y concluye que ésta misma es en parte responsable del giro a la derecha.
La derechización de la política en Alemania, pero también en Europa, no ha sido consecuencia de la crisis de los refugiados ni de los ciudadanos preocupados por su bienestar y derechos supuestamente amenazados por los primeros. Más bien ha sido el establishment político y mediático el que ha llevado a la idea de que los solicitantes de asilo son un peligro, poniendo de ese modo la democracia en entredicho y creando un clima favorable a regímenes autoritarios. Esta es la tesis que defiende el libro La invención de la república amenazada (Die Erfindung der bedrohten Republik, en alemán), del periodista David Goeßmann (nacido en 1969) presentador del programa alternativo de televisión online KontextTV.
Goeßmann estudió filosofía y ha trabajado para la radiotelevisión pública Deutschlandfunk, también ha sido corresponsal desde los Estados Unidos para la ARD, para el semanario Spiegel y el diario Die Welt. Junto a su trabajo como periodista en el que trabaja para programas de investigación como Frontal21, también ha escrito estudios académicos sobre medios de comunicación. En su nuevo libro analiza la cobertura informativa de la crisis de refugiados desde el 2015.
Sus conclusiones podrían resumirse en que más que una “crisis de refugiados” lo que ha tenido lugar ha sido una crisis político-mediática orquestada que ha llevado a profundizar el sistema de aislamiento de la Unión a cualquier precio, ya fuera hacer tratos con dictadores o dejar morir a los refugiados en el Mediterráneo. El libro lo explica mejor y su autor en esta entrevista también.
¿Fueron los hechos sucedidos la nochevieja de Colonia los que cambiaron la opinión de los alemanes acerca de los refugiados y se pasó de la bienvenida a querer que se marchasen o no llegasen más?
Solamente sobre la nochevieja de Colonia se publicaron aproximadamente 30.000 artículos. El mensaje que se transmite es que si abrimos las fronteras vendrán todos los árabes y molestarán a “nuestras” mujeres y “nuestras” jóvenes y ya no estaremos seguros. Sin embargo, los delitos sexuales desde 2015 incluso han bajado en las estadísticas. No fue una cobertura informativa abiertamente racista, sino que funciona de forma que aspectos negativos son relacionados con los inmigrantes. La repetición tiene ese efecto.
Durante el “verano de la bienvenida” (así se le ha llamado en Alemania) de 2015, si uno observa cómo se informó hubo sin duda muchas informaciones positivas, incluso el periódico Bild publicó textos con el título “refugees welcome” en su portada y cualquiera que conozca este diario se pregunta cómo es posible. Pero ya entonces buena parte de las informaciones se concentraron en la competencia en el mercado laboral, en la carga para el Estado, en el mercado inmobiliario, el terrorismo, ya que en ese momento tuvieron lugar atentados en Londres y en Francia. Es decir, que incluso en aquel momento ya se destacaron muchos aspectos negativos pero de forma relativamente moderada.
¿Cómo se explica que los medios actuasen así?
Esa moderación inusitada del comienzo tenía mucho que ver con que el gobierno no tenía alternativas y en cierto modo estaba obligado a dejar pasar a los refugiados porque existía la amenaza de que se produjese un cierre de fronteras en cadena. Si Alemania hubiera cerrado sus fronteras, se habrían cerrado en Austria y en el resto de países como consecuencia. Las organizaciones de la patronal se posicionaron a favor de Merkel porque querían mantener el mercado interno y no que el problema de los refugiados hubiera llevado a que el sistema de Schengen hubiera dejado de funcionar y toda la logística y circulación de productos y personas se hubiera visto afectada. Eso habría afectado a los intereses nacionales alemanes y por eso el gobierno alemán se decidió a aceptarlo.
El posicionamiento de la sociedad era y es en buena parte a favor de los refugiados, mientras los medios daban a entender que había millones de personas con posiciones racistas, lo cual no se corresponde con la realidad
En los otros países europeos había más escepticismo. Acabábamos de tener la crisis griega. De ellos no se podía esperar más solidaridad, porque tenían en marcha el programa de recortes y estaban en una situación de emergencia social. Los franceses tampoco estaban a favor, ni los británicos y los países de Europa del este tampoco estaban por la labor. Estos últimos habían recibido un número mucho mayor de refugiados en relación al resto por estar en la frontera y debido al Convenio de Dublín, igual que los países del sur, que además estaban en crisis. El poder europeo tenía que asumirlo y eso es algo que para la cancillería estaba muy claro.
Fue una decisión de realpolitik. Dejar pasar el tapón humano que se había formado con los refugiados, pero al mismo tiempo cerrar la frontera exterior de Europa aún más con la idea de que no sucediera de nuevo. Ello se ve claramente en el número de solicitudes de asilo que ha bajado drásticamente desde entonces.
Los medios como el Bild tomaron durante un tiempo mínimo las consignas internacionales de los movimientos pro-refugiados y las cooptaron, y dos meses después cuando ya se había pasado más o menos la fase crítica ya casi se comienza con el fenómeno que analizo en mi libro, con historias que dan la impresión no de que los refugiados han de ser protegidos, sino que nosotros nos tenemos que proteger de ellos.
¿Qué medios analizas en tu investigación y qué te ha llamado la atención al respecto de la cobertura del tema refugiados?
En mi investigación he comparado los medios de referencia y he escogido historias similares, como el caso de los abusos dentro de la iglesia católica, del que no se informó con la misma frecuencia como sobre el famoso caso de abusos sexuales durante la nochevieja de Colonia. También en los programas de debate entre el 2015 y el 2016 se habló sobre los refugiados casi más que de cualquier otro tema. La mitad de los invitados estaba en contra de la opinión de Merkel, la otra mitad más o menos a favor pero no hubo casi invitados que dijeran: “un momento (y eso es algo que sí estaba en la opinión de la sociedad) tenemos que proporcionar rutas seguras para los refugiados”.
Uno tiene la impresión de que solo hay dos posiciones. En una están los defensores de Merkel, que la presentan como la madre Teresa de Calcuta, olvidando toda esa cuestión da la política de aislamiento europea con respecto a los refugiados. Las otras opiniones están en contra de la acogida. Pero el posicionamiento de la sociedad era y es en buena parte a favor de los refugiados, mientras los medios daban a entender que había millones de personas con posiciones racistas, lo cual no se corresponde con la realidad.
Pero muchas personas han votado a la Alternativa por Alemania, que ahora es el tercer partido en el parlamento.
Lo que trato de decir se vio muy claramente en una encuesta que llevó a cabo Amnistía internacional en varios países, en la que se preguntaba a la gente si estaba a favor de acoger a personas que estuvieran en peligro en otros países, en situaciones de guerra o algo por el estilo y más del 70% de los alemanes se declaraba a favor de proteger a estas personas. La encuesta es de abril de 2016, después de la crisis de los refugiados y de la nochevieja de Colonia. La segunda pregunta era si estarían dispuestos a que el país recibiera más refugiados, y de nuevo decía la mayoría de alemanes que sí.
Esta encuesta no fue la única con resultados similares, pero sin embargo en los medios casi no se refleja su existencia. Mientras, en los medios se hablaba del odio en las redes sociales, de los comentarios racistas, que es cierto por otro lado que no eran pocos, pero éstos no pueden compararse con encuestas de opinión serias llevadas a cabo con las garantías científicas.
A pesar de que en muchos lugares faltaban los medios materiales para la acogida, los alemanes se han arremangado las camisas y han ayudado a los refugiados que llegaron en lo que pudieron. Millones de alemanes han donado dinero o se han puesto a trabajar como voluntarios. El centro político y mediático ha sido sin embargo el que ha fortalecido el racismo y ha dado fuerza a la AfD. El programa de la AfD en realidad lo ha llevado a cabo Merkel. Incluso tenemos centros similares a los campos de concentración en Libia.
Pero ahora vemos que a pesar de que sus ideas han sido implementadas y de que vienen menos refugiados la AfD sigue creciendo en las encuestas. No se puede decir que los medios únicamente hayan dado lugar al giro a la derecha en Alemania porque la realidad es mucho más compleja. Ahora bien, en todas las sociedades hay elementos racistas que se pueden activar o suavizar. La gente está descontenta, pero en mayor parte se tratan de otras cuestiones como el trabajo o la seguridad social, y entonces llega un partido como éste y les presenta a los refugiados como los que se llevan el trabajo y ese tipo de afirmaciones. Por supuesto hay prejuicios en la sociedad, yo mismo los tengo, y son muy fáciles de activar.
A menudo se dice que la izquierda no ha sabido llegar a esas personas que se sienten amenazadas por la llegada de los refugiados en Alemania.
Dentro de la izquierda, el debate a menudo ha estado marcado por la confusión de términos, ya que una crisis de refugiados no es una crisis migratoria y estas palabras se han utilizado como sinónimos. Ése es precisamente el discurso de la derecha y una parte de la izquierda ha caído en esa trampa. Los refugiados tienen unos derechos muy claros y específicos. La inmigración mal llamada ilegal, de personas del sur global que quieren trabajar en el norte global no ha aumentado, y en el caso de los refugiados en relación a la población del planeta, sería posible repartirse el esfuerzo entre los diferentes países para poder atender sus necesidades.
No se debería discutir sobre la política de “apertura de fronteras”, ya que lo que ha ocurrido es exactamente lo contrario: ha sido una política de cierre de fronteras, de aislamiento brutal a costa de numerosas vidas humanas. Sobre este sistema inhumano es sobre lo que la izquierda debería debatir. El sistema según el cual se paga menos para las raciones de comida en los campos de refugiados situados en países africanos, en el que crecen generaciones de jóvenes que no han conocido otra sociedad que los barracones del campo en el que han vivido toda su existencia.
Hemos visto un par de reportajes sobre las cárceles en Libia en las que las mujeres son violadas y los refugiados maltratados y convertidos en esclavos pero ello no ha impedido seguir haciendo tratos con estos países para dejar fuera a los refugiados. Al cerrar la ruta de los Balcanes se han ahogado muchos refugiados y en los medios no hemos visto ni una historia personal de los refugiados, los periodistas no han ido a buscar a las familias de los supervivientes para preguntarles por su dolor, no se han hecho retratos de sus vidas, sino que se les ha despersonalizado, tratándolos como simples números.
Y otra de las cuestiones de las que no se ha hablado: el muro que Erdogan ha construido en la frontera con Siria, un país en guerra. Mientras se escribe y publica todo el tiempo sobre el muro que Trump quiere construir para repeler la inmigración de México, el muro de Erdogan no interesa.