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Turquía ya ha avisado, o lo que es lo mismo, Recep Tayyip Erdogan declaró el pasado 12 de octubre para la televisión turca: “No nos queda paciencia en algunas zonas que son fuente de ataques terroristas dirigidos a nuestro país desde Siria. (...) Estamos decididos a eliminar las amenazas que emanan de Siria con nuestros propios medios”. Declaraciones que surgieron tras un supuesto ataque por parte de las YPG en la ciudad de Azaz, territorio sirio controlado por Turquía, donde murieron dos oficiales de policía y otros dos fueron heridos. La comandancia de las Fuerzas Democráticas Sirias negó dicho ataque.
Turquía ha desplegado cientos de tropas en varias zonas de su frontera con Rojava, según informan fuentes locales e internacionales. Aún no queda claro cuál será la franja de territorio que será atacada, pues continúan las negociaciones entre Turquía y Rusia. Según un artículo de Middle East Eye, un posible acuerdo sería que Rusia mantuviera su presencia en la ciudad de Kobanê, mientras que Turquía capturaría las áreas circundantes hacia la estratégica carretera M4 que conecta la ciudad de Alepo con otras ciudades clave en el norte de Siria. Aunque el sueño de Ankara es la toma de Kobanê para poder conectar las zonas de Jarablus con Tell Abyad, ambas hoy bajo control turco.
Podría ser que Ankara y Moscú llegaran a un acuerdo, en el que Ankara diera luz verde a la toma de ciertas localidades en Idlib por el ejército sirio, a cambio de un suculento pedazo de territorio de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria
Podría ser que Ankara y Moscú llegaran a un acuerdo, en el que Ankara diera luz verde a la toma de ciertas localidades en Idlib por el ejército sirio, a cambio de un suculento pedazo de territorio de la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria. Aun así, se respira la desconfianza. Una fuente de la seguridad de Turquía confirmó a Middle East Eye: “Casi hemos finalizado nuestros despliegues en Idlib para proteger la zona contra los ataques del régimen sirio y de Rusia. (...) Nuestras experiencias en el pasado sugieren que debemos estar preparados militarmente en Idlib incluso si tenemos un acuerdo con Moscú”.
Mientras tanto, parece que EEUU aprueba con su silencio. La última reunión de Biden y Erdogan en la cumbre del G20 en Roma el pasado 31 de octubre, recalca la predisposición de ambos Estados a llegar a un acuerdo en materia de defensa. El gabinete de la presidencia de Turquía declaró: “Durante la reunión, que se desarrolló en un ambiente positivo, se discutieron cuestiones regionales. Los dos líderes declararon la voluntad conjunta de seguir fortaleciendo y mejorando las relaciones entre Turquía y Estados Unidos y acordaron establecer un mecanismo común en consecuencia”.
La problemática de la adquisición del sistema de defensa aérea rusa S-400 por Turquía en 2019 mantiene dividido al Congreso de los EEUU, que se niega a vender los aviones de combate o retirar las sanciones impuestas. Ankara insiste en que desea hacer la adquisición del material bélico o, en su lugar, exige el reembolso de los 1,4 millones de dólares que pagó por adelantado. Las declaraciones de la Casa Blanca recalcaron: “El presidente Biden reafirmó nuestra asociación en materia de defensa y la importancia de Turquía como aliado de la OTAN, pero señaló la preocupación de Estados Unidos por la posesión por parte de Turquía del sistema de misiles ruso S-400. También destacó la importancia de unas instituciones democráticas fuertes, el respeto de los derechos humanos y el estado de derecho para la paz y la prosperidad”.
El respeto a los derechos humanos es un tema recurrente en las tensiones entre los Estados occidentales y Turquía. Sin ir más lejos, una crisis diplomática estalló la semana pasada cuando Erdogan declaró personas non gratas a diez embajadores y decretó su expulsión del país
El respeto a los derechos humanos y al estado de derecho es un tema recurrente en las tensiones entre los Estados occidentales y el país de Anatolia. Sin ir más lejos, una crisis diplomática estalló la semana pasada cuando Erdogan declaró personas non gratas para Turquía a diez embajadores de varios países de la UE y EEUU y decretó su expulsión del país. Los embajadores de estos países habían firmado una declaración conjunta urgiendo a Turquía a poner en libertad a Osman Kavala, activista y empresario turco encarcelado desde hace cuatro años bajo la acusación de organizar las protestas de Gezi en 2013. El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó en 2019 que el tribunal turco había violado los derechos procesales del acusado y ordenó su puesta en libertad. Erdogan, ante esta declaración conjunta, contesto: “Estos diez embajadores vienen a dar órdenes al Ministerio de Exteriores. ¿Qué desvergüenza es esta? ¿Dónde os creéis que estáis? ¡Esto es Turquía!” Finalmente, Erdogan tuvo que dar marcha atrás en sus declaraciones y se sigue a la espera de que Turquía excarcele al activista Kavala, pues las órdenes del Tribunal de Estrasburgo son de obligado cumplimiento.
Mientras, las Fuerzas Democráticas de Siria siguen atentas a un inminente ataque. Ilham Ahmed, representante del Consejo Democrático Sirio, afirmó que la AANES sabe que el control de la región de Tell Rifat está actualmente en la mesa de negociaciones entre Moscú y Ankara, y declaró que “las amenazas de Turquía contra Rojava no pueden evaluarse como una retórica temporal o coyuntural. […] Sino que estas amenazas y ataques son en realidad una parte de la política genocida dirigida contra los kurdos, una estrategia a largo plazo de la República de Turquía”. Asimismo reafirmó que resistirán a los ataques, pues “nadie, ni ninguna potencia, tiene derecho a cuestionar nuestras iniciativas de autodefensa en nuestro propio territorio”.
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En definitiva, esto es un nuevo acuerdo de ocupación, con el que se deja tirado al pueblo kurdo, en manos del lobo turco que desea aniquilarlo junto a su proyecto revolucionario.
Lo que denotan estos acuerdos es la coordinación entre potencias imperialistas por el beneficio de los de siempre: Corporaciones y capital financiero