Una vida apagando fuegos en Castilla y León

Un relato en primera persona sobre la creciente precarización de los dispositivos de extinción y prevención de incendios en Castilla y León.
Incendio Cinco Villas
Francisco Jiménez. Trabajador del dispositivo de incendios de Castilla y León.
19 ago 2025 08:00

Me llamo Paco y formo parte del dispositivo de incendios de la Junta de Castilla y León. Tengo a mis espaldas casi treinta campañas trabajando primero en brigadas helitransportadas, después en cuadrillas terrestres y en los últimos años en una cuadrilla nocturna.

Me he criado viendo como mi pueblo, donde el monte lo era todo, tenía que enfrentarse al fuego año sí, año no. En mis primeras memorias, era un bando en la megafonía del pueblo que decía “Hay fuego en…. Todas las personas útiles acudan a la plaza con herramientas para apagar fuego”. Si coincidía con las fiestas, se suspendía la verbena, se cerraban los bares y se paraba toda actividad, porque lo primero era apagar el fuego. Las mujeres solían dedicarse al avituallamiento, preparando bocadillos con las donaciones del vecindario, mientras que niños y niñas llenaban garrafas de agua del pilón de la plaza. Las personas que visitaban el pueblo (veraneantes), sin costumbres en las labores del campo, se prestaban de taxistas, para llevar al voluntariado a la zona del incendio.

La plaza era el P.M.A (puesto de mando avanzado), las personas más jóvenes recibíamos nuestros primeros cursos de extinción de manos de los más mayores y suplíamos la falta de experiencia con exceso de motivación. Nada podía animarnos más que las ganas de salvar nuestro monte, nuestros campos, nuestras casas, nuestro pueblo.

Todavía hoy, las pocas personas que quedamos en estos pueblos de la España vaciada y olvidada mantenemos las mismas costumbres. Hace solo tres años del último “P.M.A” en la plaza, en el último incendio del pueblo. Los pueblos vecinos han hecho lo propio este año en el que les ha tocado.

Precarización constante de los dispositivos

Pero con el paso del tiempo he venido viendo como cada vez estamos más desprotegidos y lo poco que esto importa a la clase política. En este mi querido valle, formado por cinco pueblos, no hace tanto tiempo había siete brigadas de incendios. Actualmente solo hay dos, y lo mismo sucede en otras comarcas. Mientras, los camiones motobomba de Castilla y León sólo consisten en un conductor y un manguerista. Eso a pesar de que son necesarias cinco personas para realizar las labores de extendido de manguera y llegar con el agua a la llama. Peor aún, puede que el conductor tenga un día libre y ni siquiera haya alguien que le sustituya, como tampoco se sustituyen las bajas laborales de conductores, mangueristas y personal de vigilancia de las torretas.

Volviendo al pasado, en esas torretas había vigilancia las 24 horas. Actualmente solo hay dos turnos de diez horas, y durante cuatro horas nadie puede dar el aviso rápido que es fundamental para atajar los incendios. Después están las horas extra, que el personal contratado directamente por la Junta de Castilla y León compensa con días libres. Estos los deben coger durante la campaña, lo que nos ha llevado a tener que prescindir de algunas de las pocas personas del operativo a mitad de agosto. El resultado de todo esto es que cada vez disponemos de menos medios, a pesar del disimulo que hacen los medios aéreos o la UME.

Hablan de nuestro colectivo como bomberos forestales, pero realmente esa categoría no existe en Castilla y León. Esa propuesta fue rechazada por las Cortes Autonómicas, y seguimos siendo el personal de incendios con peores condiciones del país. Tampoco existe una formación apropiada. No todo el mundo tiene la suerte que yo tuve y de aprender a manos de expertos y a menudo hay personas que se enfrentan a un gran incendio sin experiencia previa, incluso teniendo gente a cargo. La dureza del trabajo, el peligro de las llamas y las malas condiciones han hecho desistir a muchas personas de seguir en este sector.

El resultado es que podemos tener un incendio en momento en el que no hay vigilancia en la torre, un camión está de vacaciones o sin dotación, o cuando el conductor no ha recibido la formación para manejar la autobomba (algo que ha visto más de una vez). Esto se suma a las elevadas temperaturas, el fuerte viento, la mucha pendiente, el difícil acceso y se habla de los incendios “fuera de la capacidad de extinción”. ¿Qué puede salir mal?

El resultado para mi es que el paísaje que veía por mi ventana ha vuelto a quemarse, dieciséis años después. Y esta vez siento que hace solo diez días he perdido las vistas para siempre, la vida ya no me da para volver a ver un bosque frente a mi casa.

Sobre o blog
Saltamontes es un espacio ecofeminista para la difusión y el diálogo en torno al buen vivir. Que vivamos bien todas y todos y en cualquier lugar del mundo, se entiende. También es un espacio para reflexionar acerca de la naturaleza, sus límites y el modo en que nos relacionamos con nuestro entorno. Aquí encontrarás textos sobre economía, extractivismo, consumo, ciencia y hasta cine. Artículos sobre lugares desde donde se fortalece cada día el capitalismo, que son muchos, y sobre lugares desde donde se construyen alternativas, que cada vez son más. Queremos dialogar desde el ecofeminismo, porque pensamos que es necesario anteponer el cuidado de lo vivo a la lógica ecocida que nos coloniza cada día.
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