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Feminismos
Días en que no me han violado
He vivido aproximadamente 18.885 días. Al principio, en algunos de esos días tuve que esquivar manos de profesores, manos y palabras de desconocidos y de conocidos. Afortunadamente nunca de familiares o amigos, y es triste tener que decir afortunadamente, por lo que implica de excepción.
Suelo ir de acá para allá, por el mundo, a veces sola y a veces acompañada. Sufro más el micromachismo que el machismo porque soy mi propia jefa desde hace 25 años, y eso te da una forma de estar en el mundo que, supongo, transmite autoridad.
Siempre, y con siempre quiero decir desde los cuatro años, supe que no quería ser una mujer atractiva, de esas de caminar sensual y cabellera ondulada que nos muestra la publicidad, deteniendo el tráfico. Y es que fui hija de una mujer atractiva que caminaba entre “piropos” de hombres desconocidos, como quien camina en medio de una selva enmarañada, sorteando raíces y ramas.
A los 14 años comencé a ser víctima de los piropos callejeros de hombres desconocidos y descubrí que, pese a lo que nos cuenta el patriarcado, optar por el no atractivo no te libera del calvario cotidiano de las voces masculinas impuestas
Sin embargo, pese a mi esfuerzo consciente por no ser una mujer que llama la atención, para poder ser más libre, más yo, y vivir menos expuesta, a los 14 años comencé a ser víctima de los piropos callejeros de hombres desconocidos, y descubrí que, pese a lo que nos cuenta el patriarcado, optar por el no atractivo no te libera del calvario cotidiano de las voces masculinas impuestas.
A los 16 años, huyendo de esas voces impúdicas que me cosificaban en “¡qué rica estás!” o “¡eres justo lo que necesito!”, una noche al final del invierno, al regresar a casa antes de las diez, tal como exigía mi padre, esquivé el camino iluminado y me adentré en una zona en construcción, sin farolas y sin personas.
Allí, a pocos metros de las voces impúdicas, pero en la absoluta soledad de una calle sin luz de Madrid, unos brazos musculosos me atraparon y un hombre, con los pantalones desabrochados, forcejeó conmigo para placarme, como en el fútbol norteamericano.
Justo el día anterior había estado leyendo un artículo (soy una lectora voraz y estoy segura de que leer salva vidas) en el que un estudio de una universidad desconocida para mí explicaba que las víctimas de violación son paralizadas por el miedo en un gran número de casos. Aquel desconocido, que esperaba acechante entre un bosque de camiones, se encontró de frente con una víctima propicia que reaccionó inopinadamente, para mi propia sorpresa. Y con la flexibilidad de los 16 años, me escurrí hacia el suelo, mientras mi propio brazo, cobrando vida propia, lanzaba un puño cerrado a la cara del atacante. Mi primer y último puñetazo, hasta hoy.
Lo verdaderamente violento fue encontrarme con aquel hombre, de entre 30 a 35 años, musculoso y en cierta forma atractivo, paseando de la mano de su esposa, acompañado de dos niños que caminaban alegres delante de sus padres
Yo, que lo había hecho todo bien. Sin maquillaje, sin ropa provocativa, sin alcohol, sin drogas, sin llegar tarde a casa, había estado a punto de convertirme en una mujer violada.
Sin embargo, no es ese momento el más violento que he vivido en mi vida. Lo verdaderamente violento fue encontrarme con aquel hombre, de entre 30 a 35 años, musculoso y en cierta forma atractivo, paseando de la mano de su esposa, acompañado de dos niños que caminaban alegres delante de sus padres.
Esa imagen de familia feliz. Con miradas divergentes, caminando uno junto a otro envueltos en sus propias soledades, me dolió y me duele porque no cesa. Descubrir esa violencia fue para mí descubrir la crueldad cotidiana que acompaña muchas vidas. La violencia que no nos abandona, y que lleva acompañándonos documentadamente desde el año 3.000 a.n.e. con el nacimiento de la escritura.
La violencia patriarcal que ha dejado su rastro en la correspondencia entre la reina Shibtu (que reinó en la ciudad de Mari entre 1775 a.n.e. - 1761 a.n.e.) y su esposo el rey Zimri-Lim, cuando él le encarga:
“(...) Escoge 30 tejedoras o cuantas sean apuestas (y) atractivas, las que desde la punta del pie hasta la raíz del los cabellos no tengan ninguna imperfección (...). Da instrucciones sobre sus raciones para que no empeore su aspecto físico.(...)”
Y ella acepta.Acepta porque no se plantea que, además de reina, es mujer y persona, o porque ha integrado tanto el incipiente patriarcado que puede comerciar con sus hermanas sin sentir la degradación moral que implica. Y se va normalizando la violencia, y se va naturalizando el patriarcado que nos hace exclamar “¡pobres hombres!” y nos aconseja no ser crueles con ellos porque “si los etiquetas de violadores les vas a arruinar la vida”.
Algunas veces he escuchado expresar a hombres que han sufrido un robo en su casas, que sienten una desazón en el pecho que no los deja dormir. Que sienten que los han violado. Lo dicen así, usando la palabra violación, porque quien a entrado a robar ha invadido su espacio, ha manoseado sus cosas, ha desordenado y destrozado ese espacio íntimo que es el hogar, y esa presencia intrusa desestabiliza su equilibrio mental-emocional. Y sin embargo, cuesta mucho a la gran mayoría de la población mundial entender cómo se siente una persona que es invadida, manoseada y destrozada por otra u otras, en el espacio más íntimo y personal que podemos tener, nuestro cuerpo, el que alberga nuestra mente y nos da identidad.
Yo abracé la crianza con apego como una forma de luchar contra la violencia. Pensé que, ofreciendo a mis hijos atención y amor, en el camino que nos muestra Jean Liedloff, en El concepto del continuum tras observar durante años al pueblo Yekuana (amazonia venezolana) lograría que fueran unas personas más equilibradas y felices que yo.
Sin embargo, olvidé que quien educa realmente es la comunidad, y que para sanarnos de tanta violencia patriarcal debemos emprender juntas el camino de transformación, hacerlo unidas, y me refiero a todas las personas sin importar su género, su sexo, o su edad. Todas deben abrazar el camino de la deconstrucción, que también puede llamarse feminismo porque la clave está en ser conscientes de que lo que hay está mal, que lo que nos han enseñado está mal, y que desobedecer las normas sociales que nos hemos impuesto es lo correcto.
Y, sobre todo, que cualquier transgresión del respeto a la dignidad de cada una de nosotras sea afrontada como lo que es, violencia vergonzante.
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“La conversión de las mujeres en objetos sexuales es un proceso de deshumanización en cuyo extremo final está la violencia sexual masculina” (Szil, 2006).
Creo que aquellos que atacais a la autora del artículo, no habeis entendido nada..
No pensais que es bastante triste que alguien quiera renunciar a sentirse bella porque para las mujeres la mayoría de las veces la belleza supone nuestro propio desamparo??
Leyendo a estos pobres desgraciados, una se da cuenta de lo bien que lo estamos haciendo. ¡Seguimos, Carmen!
Este comentario va para con el salto. Cómo es posible que publiquéis la ristra de comentarios machistas, de mañana gusto, insultantes y deleznables que se han perpetrado contra la autora de este artículo?
Yo creo que deberías vivir cerca del juzgado para ir poniendo denuncias frecuentemente sobre todo lo que nos estás contando. Nos tienes en un aura de preocupación angustiante. Esperemos que se haga justicia con tu persona.
Gracias por destrozar el progresismo desde dentro. Es la mejor forma de destruir una sociedad alternativa. El tradicionalismo seguirá con todo atado. Mi más sincera enhorabuena por este plan tan finamente hilado. Habéis destruido medios que antaño valían la pena como Diagonal y otros para destilar rencor. Era juntarse o morir, pero creo que con la que está cayendo tampoco se iba a sobrevivir de otra forma. La mitad de artículos de la prensa "alternativa" se han vuelto un nido de odio. En fin, hasta siempre y suerte con la financiación mientras dure.
Vaya tela, como está la manada digital, tanto calor, afecta a las neuronas
Felicidades por el artículo Carmen, todo lo que viene de ti siempre me ha parecido sensible y precioso a la vez. No cambies nunca. Los machitos que te comentan negativamente seguro que tienen una vanidad tan grande y un corazón tan minúsculo que jamás podrán mostrarse tal como son, miserables y victimista.
Ese puñetazo fue violencia de género contra el hombre. Imaginemos que Pablo Iglesias se lo hubiera dado a Manuela Alba.
Cuídate mucho, pobre hombrecito, sobre todo de tí mismo y tu miseria moral.
Me hace gracia como estas activistas feministas nunca dejan de subrayar lo buenísimas que están y que reparten más estopa que Bruce Lee, cual heroína del Hollywood moderno
Nada como la realidad mágica para una tarde de domingo. En lo que decides ingresar en un hospital psiquiátrico no nos dejes, nos alegras el día.
¿Decir que este artículo es una bazofia victimista está fuera de las normas?
Por preguntar ¿Eh?
'el calvario cotidiano de las voces masculinas impuestas' traduccion me han piropeado y estoy traumada...
las mujeres son mudas, y nunca jamas de los jamases le han dicho nada a nadie ¿verdad?
no me hagas reir... se ve que tienes un cacao mental de narices niña... me puedes explicar a santo de qué viene la cita de la correspondencia de la reina de Shibu con rey nosecuantos? Claro, que segun vuestra teoria del patriarcado (patrocinado por Soros...) cualquier cosa impuesta socialmente a la hembra es machismo...
os han metido en la cabeza que esto ha sido 1 lucha de sexos desde miles de años atras y vosotras pobrecitas mujeres llevais cienes y cienes de años reprimidas, que digo reprimidas, esclavizadas como los hebreos en egipto que coño.
pues va a ser que no princesa, pretender simplificar problemas complejos solo da lugar a nuevas deigualdades como las que ya imponeis desde las redes sociales, veanse censura politicorrecionista, ultimos linchamientos mediaticos, leyes de genero, cuotas de paridad pero solo para trabajos bien eh, que se ha creido, manifestaciones solo de mujeres... (si fuese al revés habria que oiros...)
¿no lo veis? os la estan colando doblada, sois como pacifistas violentos, como antiracistas con endofobia, como la gente harta de que les roben que eligen a un nuevo ladron de presidente. vivis en una contradiccion continua y os entrenan no solo para no verla sino para justificar ese doblepensar orweliano.
por cierto una pullita, tanto que hablais del patriarcado y han sido las mujeres quienes han criado generacion tras generacion de hombres y mujeres machistas... ¿por que sera?¿acaso tiene alguna relacion con el experimento Milgram, segun el cual las mujeres tienen menos capacidad de pensamiento critico y de resistencia a la autoridad? seguramente por eso desde el poder quieren masculinizar a la mujer y feminizar al hombre... porque nunca fue una guerra de sexos sino de clases, divide y venceras)
de verdad, lamento tu mala experiencia, y supongo que eso explica la aversion que tienes con todo lo que huele a masculino...
pero que se le de visibilidad a una vision tan sesgada de un problema social complejo que necesita de grandes dosis de sangre fria... es la combinacion de los de arriba para que tengamos caos aqui abajo. y vosotros, los medios sois los tontos utiles que le estáis haciendo la cama al poder, al que se la sudan mujeres y hombres por igual, porque para ellos todos somos lo mismo: ganado.
alegria, salud y anarkia wapa, animo ;)
Hola,misógino.
Imagino que conoces a teresa Claramunt, según tu cosmovisión esta señora también andaba errada, verdad? http://www.catorze.cat/noticia/8788/teresa/claramunt/esclava/esclau
Los misóginos como tú, lo único que conseguís con vuestros escritos es dar vergüenza ajena. Seguro que eresun tarado de esos que escribe en forocoches. Suerte!
Carmen muy valiente y honesto tu testimonio. Es la realidad que han vivido muchas mujeres y que han permanecido tanto tiempo en silencio y que ahora, poco a poco, van saliendo algunos testimonios a la luz. Se van dando pasitos pero queda aún mucho por avanzar en temas de igualdad