Sidecar
¿Nueva estabilidad en Dinamarca?

Desde su reelección en noviembre, la socialdemócrata Mette Frederiksen busca aislar a las fuerzas a su izquierda y derecha con un centrismo de resonancias liberales.
Mette Frederiksen
La presidenta del Gobierno danés, Mette Frederiksen, no ha estado interesada en liderar un gobierno progresista, y optó por aliarse con los partidos liberales.
7 mar 2023 06:32

El 1 de noviembre de 2022, la noche de las elecciones generales danesas, un triunfante Lars Løkke Rasmussen, líder del recién creado partido Moderaterne (Moderados), de corte liberal, dijo a sus seguidores: «¡Este país va a tener un nuevo gobierno!». Los sondeos a pie de urna indicaban que el Bloque Rojo, la coalición progresista que apoyaba a la presidenta del gobierno socialdemócrata Mette Frederiksen, no conseguiría la mayoría absoluta. También se pronosticaba que el derechista Bloque Azul no alcanzaría ese umbral, lo cual significaba que la plataforma centrista de Løkke, que había obtenido 16 diputados de los 179 que constituyen el Folketing, el Parlamento danés, iba a desempeñar un papel dirimente capaz potencialmente de catapultar al propio Løkke a las más altas responsabilidades.

Løkke ya conocía esas estancias del poder. Entre 2009 y 2011, y de nuevo entre 2015 y 2019, había ocupado el cargo de primer ministro y sido el líder del mayor partido del Bloque Azul, Venstre, el Partido Liberal danés. Como primer ministro continuó el proceso de desguace del Estado del bienestar, fortaleció políticas migratorias punitivas e ignoró la crisis climática. También trató de reprimir a los elementos más derechistas de su Bloque político para lo cual tendió la mano a los partidos del centro-izquierda, presentándose a las elecciones de 2019 con la promesa de unir el centro mediante el establecimiento de una alianza con los socialdemócratas de Frederiksen para así marginar a los dos «flancos extremos», esto es, a la izquierda y a la derecha. De haberse llevado a cabo tal operación, ello habría señalado una ruptura histórica en la política danesa en la cual los partidos no predominantes deben normalmente ser tenidos en cuenta y, por consiguiente, ser recompensados de alguna manera, cuando se forman gobiernos en minoría.

Los resultados finales contradijeron lo indicado por los primeros sondeos: el Bloque Rojo se había asegurado la mayoría por un escaso margen, pero Frederiksen ya no estaba interesada en liderar un gobierno “progresista”

Aunque el partido de Løkke aumentó su cuota de escaños en 2019, el comportamiento general del Bloque Azul fue pésimo y Frederiksen no mostró ningún interés en trabajar con sus rivales. Tres años después, sin embargo, la situación había cambiado por completo. Esta vez ha sido la propia Frederiksen quien se presentó con el programa de crear un gobierno centrista multipartidista. Tras haber resistido durante toda la legislatura a las demandas planteadas por los partidos rojos y verdes más pequeños, ahora se había arrogado la misión de aislar a la izquierda y gobernar sin ella.

Los resultados finales contradijeron lo indicado por los primeros sondeos: el Bloque Rojo se había asegurado la mayoría por un escaso margen, pero Frederiksen ya no estaba interesada en liderar un gobierno “progresista”. En su lugar, formó una coalición con los Moderaterne y con Venstre, partido ahora dirigido por Jakob Ellemann-Jensen. Mientras que los socialdemócratas habían obtenido casi el 28 por 100 de los votos, sus nuevos socios quedaron en segundo y tercer lugar: Venstre se había hecho con el 13 por 100 de los sufragios y los Moderaterne con el 9 por 100 de los mismos, lo cual fue suficiente para que Løkke fuera nombrado ministro de Asuntos Exteriores, mientras Elleman se convertía en ministro de Defensa. Los socialdemócratas se hicieron con el ministerio de Finanzas y con la presidencia del Gobierno. La izquierda obtuvo unos resultados relativamente malos, obteniendo el 17 por 100 de los votos, mientras que la extrema derecha, reconfigurada en tres partidos distintos, obtenía el 14 por 100.

Løkke había roto con Venstre tras las elecciones de 2019, creando un nuevo partido que bautizó con el nombre del partido gobernante de la popular serie de televisión Borgen. La vida imita al arte, como suele decirse; pero si Zelensky hizo la transición de la ficción a la realidad, Løkke ha hecho lo contrario: modelar su persona y su programa –e incluso los colores de la marca de su partido– a partir de este mundo de fantasía centrista. Esta netflixicación refleja un cambio más amplio en la cultura política danesa. Aunque el país ha estado gobernado tradicionalmente por amplias coaliciones de múltiples partidos, la división entre los Bloques Rojo y Azul constituía su principal línea de fractura. En este panorama electoral, el consenso se establecía en torno a una serie de cuestiones básicas, mientras el contenido de las áreas políticas específicas era objeto de un debate relativamente pacífico. Ello significaba que se preservaba un nivel básico de disputa ideológica y que las diferencias reales podían airearse, aunque de forma limitada, mientras los votantes podían clasificar fácilmente a cada partido según su Bloque de adscripción. Este sistema, aunque distaba mucho de ser ideal, garantizaba al menos cierto grado de participación pública, la cual aseguraba a su vez la estabilidad política y la confianza básica en el Estado. Estos factores contribuyeron a frenar el ritmo de la neoliberalización y a mantener niveles de vida relativamente altos. También coadyuvaron a que Dinamarca hiciera frente a la pandemia de la Covid-19 de forma comparativamente eficaz.

La estabilidad política y la confianza básica en el Estado contribuyeron a frenar el ritmo de la neoliberalización y a mantener niveles de vida relativamente altos

Insertas en este modelo, las empresas danesas podían quejarse del incremento de la presión fiscal, mientras se beneficiaban, sin embargo, de la fuerza de trabajo saludable y educada del país. A los políticos también les incomodaba tener que pactar con los partidos periféricos, pero estaban igualmente ligados a la rutina de una gobernanza estable. Ahora, sin embargo, el concepto de estabilidad de la élite danesa ha cambiado. La alternancia de los bloques ha caído en desgracia y la prioridad ha pasado a ser la lucha contra los flancos extremos (o yderfløjene), mientras se consolida el centro. Frederiksen ha enmarcado este giro como una respuesta a la cambiante coyuntura mundial: la guerra en Ucrania, el ascenso de China, las presiones inflacionistas. Su eslogan electoral, “Seguridad en tiempos de incertidumbre”, refleja esta nueva orientación.

Frederiksen tiene un interés estratégico en forjar esta alianza. El hecho de dirigir el gobierno socialdemócrata desde 2019 la ha convertido en un objetivo político aislado. Desde su elección, la derecha la ha retratado como una potencial dictadora, explotando la crisis de la Covid-19 que ha obligado a implementar políticas enmarcadas en un constante estado de excepción. Frederiksen espera que al disminuir la intensidad de estos ataques, la creación de una coalición centrista más amplia mejore sus perspectivas a largo plazo. Para Løkke, por su parte, el nuevo gobierno le ofrece la oportunidad no sólo de su vuelta a escena, sino también la de gobernar sin el racismo de la extrema derecha, cuyos representantes, como el Partido Popular Danés, habían socavado anteriormente su predisposición a presentarse como un tecnócrata sensato y pragmático. Para estos líderes, la principal inspiración proviene del modelo alemán, que permitió a Merkel pasar décadas sofocando la disidencia, mientras mantenía un statu quo político que beneficiaba a las empresas nacionales. Otro modelo se halla constituido por la “revolución” de Macron en Francia, país en el que un centrismo dinámico cortocircuitó la contienda nominal entre izquierda y derecha.

Sin embargo, estas analogías muestran la facilidad con la que este modelo de estabilidad puede socavarse a sí mismo. En Francia, la participación en las elecciones está en caída libre y el recuerdo de los gilets jaunes sigue rondando el Palacio del Elíseo. En Alemania, la Gran Coalición ha demostrado ser demasiado inmanejable y poco inspiradora para abordar los problemas más acuciantes del país, de la inversión pública al colapso climático. El sistema político danés ya empieza a mostrar algunos de los mismos síntomas. En 2022 los votantes se mostraron confusos ante la proliferación de nuevos partidos centristas, surgidos de la nada y dominados normalmente por políticos en solitario, que confían en crear el correspondiente culto a la personalidad en torno a sí mismos: los Moderaterne de Løkke, los Demócratas de Dinamarca de Inger Støjberg, la Alianza Liberal de Alex Vanopslagh. Estos falsos líderes carismáticos se roban mutuamente sus respectivas políticas públicas, enuncian una gama similar de vacuas frases incisivas y se enzarzan en interminables debates circulares sobre, bueno, sobre nada en realidad.

Vanopslagh cortejó a los votantes masculinos más jóvenes con una mezcla de espíritu emprendedor y psicología de autoayuda inspirada en Jordan Peterson, montando una agresiva campaña publicitaria en línea dirigida contra TikTok y los sitios porno. Støjberg, exministra de Integración, se inclinó por la xenofobia, aprovechando que había cumplido una condena de dos meses de cárcel por separar ilegalmente a parejas de solicitantes de asilo. Løkke dudó en presentar ideas políticas concretas, aparte de exenciones fiscales para los ricos y la supresión gradual de las pensiones públicas. Lo que los tres tenían en común era la falta de un aparato de partido tradicional: ausencia de una amplia base de afiliados, carencia de conferencias internas, inexistencia de una cultura democrática interna. Eran operaciones de relaciones públicas organizadas de arriba abajo. A medida que estos candidatos y candidatas comenzaron a dominar la campaña electoral, el entusiasmo de la ciudadanía disminuyó. La participación cayó a su nivel más bajo desde 1957 (excluyendo 1990, cuando los votantes se hallaban agotados por una serie de elecciones anticipadas). La práctica que Peter Mair describió como “gobernar el vacío” se hallaba ya plenamente operativa en Dinamarca.

Uno de las primeras decisiones del nuevo Gobierno fue incumplir el acuerdo alcanzado con la izquierda para aumentar la inversión en la dotación de centros infantiles

Tres meses después de su toma de posesión, ¿qué podemos decir del Gobierno “posideológico” de Frederiksen? Uno de sus primeras decisiones fue incumplir el acuerdo alcanzado con la izquierda para aumentar la inversión en la dotación de centros infantiles. Simultáneamente, introdujo una serie de exenciones fiscales regresivas y, a pesar de la presión pública, se negó a aumentar los impuestos a una de las mayores empresas del país, Mærsk, que ha declarado en 2022 beneficios récord situados por encima de los 25 millardos de euros, mientras tributa un tipo impositivo efectivo inferior al 0,3 por 100. Frederiksen anunció recientemente su intención de suprimir uno de los días festivos del país y de aumentar rápidamente el gasto militar. También dio a conocer sus planes de “reformar” la enseñanza superior, proponiendo reducir a un año la mayoría de los másteres en humanidades y ciencias sociales. Esta última decisión es especialmente extraña, ya que nadie, ni siquiera las empresas danesas, parece apoyarla. Sin embargo, los socialdemócratas esperan que sirva para avanzar en su discurso político, que les sitúa del lado de la Dinamarca ordinaria y trabajadora, y los posiciona contra el estrato parasitario de élites culturales académicamente formadas. Lamentablemente, esta narrativa, que ha llevado a los socialdemócratas a adoptar el discurso antiinmigración de sus antiguos oponentes, ha permitido hasta la fecha que el partido atraiga a un amplio abanico de grupos sociales.

La mencionada supresión de un día festivo nacional por Frederiksen ha suscitado, sin embargo, más resistencia que la mayoría de sus políticas anteriores. Más de cuatrocientas mil personas firmaron una petición contra el proyecto de ley, en torno a cincuenta mil se manifestaron en Copenhague, y los políticos socialdemócratas fueron invitados a no acudir a los actos del Primero de Mayo celebrados en todo el país, lo cual indica una creciente ruptura entre el partido y los principales sindicatos. Aunque los líderes sindicales siguen manteniendo relaciones amistosas con Frederiksen y su círculo íntimo, el descontento de las bases puede hacer que esto sea cada vez más difícil de mantener. Tradicionalmente, el llamado “modelo danés” exige que los conflictos laborales sean resueltos por las partes interesadas –trabajadores y empresarios– y que los políticos se mantengan al margen de las negociaciones o, a lo sumo, desempeñen un papel mediador. Sin embargo, los diputados socialdemócratas se han mostrado cada vez más descarados a la hora de interferir en este modelo de resolución de las disputas laborales, lo cual ha suscitado críticas incluso entre las bases de su propio partido, conocidas por su apocamiento. Queda por ver si ello provocará divisiones más profundas entre el Gobierno y el movimiento obrero organizado.

La última encuesta de opinión muestra que el apoyo a los partidos gobernantes ha caído estrepitosamente, alcanzando el 11,3 por 100 en su conjunto, mientras que los flancos extremos han ganado alrededor del 5 por 100 respectivamente desde las elecciones. Pero estos cambios no significan que se vislumbre un proyecto contrahegemónico en el horizonte. Los socialdemócratas siguen siendo, con diferencia, el mayor partido, contando con una sólida base de apoyo formada por los empleados del sector público y las clases trabajadoras ubicadas fuera de las grandes ciudades. El partido y sus aliados están decididos a sacar adelante un programa centrista, que parece tan ineluctable como impopular. Pero la nueva estabilidad que los socialdemócratas pretenden crear tal vez descanse sobre cimientos resquebrajados.


Sidecar
Artículo original New Stability? publicado por Sidecar, el blog de la New Left Review, y traducido con permiso expreso por El Salto. Véase también Niels Finn Christiansen, « Denmark: End of the Idyll », NLR I/144.

 


Arquivado en: Dinamarca Sidecar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Groenlandia
Análisis Trump ya no niega el cambio climático: Groenlandia y los negocios bajo el hielo ártico
Las potencias no anhelan territorios por placer, sino por los beneficios que pueden extraer de ellos. En este caso, la isla hoy bajo soberanía danesa no es un simple cacho de tierra helada.
Estados Unidos
Imperialismo Groenlandia, una obsesión estadounidense
El retorno inminente de Trump a la Casa Blanca ha revivido viejas idiosincrasias.
Océanos
Activismo marino Dinamarca extiende la detención de Paul Watson
Se extiende la detención de Paul Watson en Groenlandia hasta el 2 de octubre. Enfrenta cargos que podrían llevarlo a Japón y una condena de hasta 15 años si es extraditado.
Desahucios
Escudo social Sanitarios y sanitarias de atención primaria se unen contra los desahucios, “un problema de salud pública”
Depresión, ansiedad, empeoramiento de enfermedades crónicas o surgimiento de nuevas afecciones acompañan a los problemas habitacionales. Lo denuncian médicos de Vallecas (Madrid) y lo refrendan los estudios.
Argentina
Argentina “Existen solo dos géneros: fascistas y antifascistas”: las luchas LGTBIQ+ aglutinan el rechazo a Milei
Una gran movilización recorrerá centenares de localidades en Argentina y en grandes ciudades del mundo este 1 de febrero en respuesta al discurso de odio del líder ultra.
Estados Unidos
Extrema derecha Trump anuncia un campo de concentración para 30.000 migrantes en Guantánamo en el 80 aniversario de Auschwitz
La estrategia de llevar la detención de migrantes a territorios lejanos, opacos y sin garantías de derechos también ha sido la opción elegida por la Unión Europea en el último año.
Siria
Kurdistán Entre las bombas turcas y las negociaciones con el Gobierno: Rojava ante la construcción de la nueva Siria
La Administración Autónoma del Norte y Este de Siria presiona al nuevo Gobierno para crear un Estado que respete los derechos de las mujeres, descentralizado, tolerante y multiétnico.
Periodismo
Premio libertad de expresión Las periodistas de El Salto Aurora Báez y Susana Sarrión, premiadas por su trabajo sobre violencia sexual
La investigación que recoge la denuncia de nueve alumnas contra el director de una escuela de teatro por violencia sexual ha merecido el reconocimiento en los Premios de Periodismo de la Asociación de Periodistas de Granada.

Últimas

Palencia
Agresión El Sindicato de Estudiantes denuncia una agresión fascista en Palencia: “Rojo de mierda”
Los hechos ocurrieron delante del profesor del aula, que no actuó para evitarlos. El estudiante ya ha denunciado lo sucedido ante la Policía y exige la expulsión inmediata de los agresores y una investigación a la directora del centro y al docente.
Salario mínimo
Pacto bipartito Trabajo y sindicatos acuerdan la subida del salario mínimo en 50 euros sin el apoyo de la patronal
Díaz anuncia un acuerdo con los sindicatos que llevará al Congreso de Ministros de forma “inminente” la propuesta del Ministerio de Trabajo. Los sindicatos proponían una subida de 66 euros y la patronal, de 34 euros.
Comunidad de Madrid
Sanidad a la madrileña Huelga indefinida de ambulancias en Madrid ante un nuevo concurso que consideran “fraude de ley”
Sindicatos denuncian que la empresa Santa Sofía ha impuesto sus condiciones para que ninguna otra empresa pueda presentarse al pliego. Temen que peligren la subrogaciones de parte de la plantilla.
Más noticias
Sareb
Madrid Una rentista planea desahuciar a una pareja con tres niños en Tetuán
Su vivienda pertenecía al parque de pisos de la Sareb, que puso a subasta pública en 2023. Hoy, la nueva propietaria pretende echar a la calle a Alam y a su mujer “para arrendar la casa a un precio mucho más alto”
Educación
Educación La escucha activa en la propaganda de Educación del Gobierno Vasco
El Departamento, que nunca se pone en contacto con el profesorado, nos escribió una carta tratándonos como “compañeras y compañeros” a raíz de la convocatoria de huelga
Hidrógeno
Descarbonización Los planes de expansión del hidrógeno en Europa chocan con la falta de energía verde para producirlo
La escasez de hidrógeno producido con renovables y el exiguo desarrollo del aluvión de proyectos anunciados ponen en entredicho la estrategia de descarbonización en Europa, según un informe de Global Energy Monitor.

Recomendadas

Laboral
Laboral Investigada unha rede empresarial que explotaba a 82 migrantes nunha granxa de Lugo
Polo de agora, tres persoas responsables da granxa de Begonte centran as investigacións da Garda Civil. As 82 persoas explotadas vivían nun hotel de Ordes (A Coruña) que non tiña sequera licencia de hostalaría.
Literatura
Letras Galegas Da Sección Feminina do franquismo ao Cancioneiro Popular Galego: o pobo é quen canta e baila
As cantareiras protagonizarán o Día das Letras Galegas de 2025. Beatriz Busto e Richi Casás fálannos delas, de Dorothé Schubarth, do Cancioneiro Popular Galego e da dificultade de acceder aos arquivos sonoros que conservan as súas voces.
Medio rural
Reportaxe As mulleres rurais soñan con deixar de ser heroínas
A falta de servizos básicos no rural é a primeira pedra no camiño de quen quere vivir e desenvolver os seus proxectos fóra da cidade. Aínda así, o rural galego atópase á cabeza en canto a titularidade feminina respecto á media do Estado español.