Siria
El rompecabezas sirio que estalló en Alepo

La vida de Noh Muhammad Rasho brilló apenas cuatro meses. Su muerte, luego de que su familia viajara tres días desde el norte de Alepo hasta Raqqa, se convirtió en una travesía mortal. El martes 3 de diciembre, en medio del frío extremo, el pequeño cerró sus ojos para siempre rodeado de sus familiares.

La familia Rasho era originaria de la ciudad de Bulbul, en la zona rural de Afrin, el cantón kurdo del norte de Siria ocupado ilegalmente desde 2018 por el Ejército Nacional Sirio (ENS), respaldado por Turquía. Los mercenarios y yihadistas del ENS son los mismo que hoy intentan romper las defensas kurdas para llegar a la ciudad de Manbij o invadir los barrios kurdos de Sheikh Maqsoud y Ashrafiyeh, en Alepo.

Noh y su familia ya había sido desplazadas de Afrin por los socios yihadistas del Estado turco. La agencia de noticias North Press sintetizó la desgracia de la familia Rasho de la siguiente manera: “Su arduo viaje transcurrió expuestos a duras condiciones, sin refugio ni recursos adecuados”.

El miércoles 4 de diciembre, la Asociación Synergy/Hevdesti, un grupo de defensa de los derechos humanos en el noreste de Siria, documentó la ejecución de Amina Hanan, una mujer kurda de 40 años con necesidades especiales por parte de facciones del ENS cuando tomaron el control de la ciudad de Tel Rifaat, en el norte de Alepo. La asociación también denunció la detención de numerosos civiles que optaron por permanecer en sus hogares en la región de Shehba, otra zona crítica desde el 27 de noviembre, cuando Hay’at Tahrir al-Sham (HTS) y el ENS lanzaron operaciones militares contra Alepo y el cantón Shehba-Afrin.

Detrás de las muertes, detenciones y violaciones a los derechos humanos que cometieron ambos grupos se mueve, como si fuera un titiritero despiadado, Recep Tayyip Erdogan.

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Lo que sucede en estos días en Siria era algo que se podía esperar y tiene que ver con la fuerte injerencia de Turquía a través de grupos yihadistas y mercenarios. La situación en la provincia de Idlib, controlada HTS, y en zonas de Rojava —como Afrin, Serekaniye y Al Bab— también ocupadas ilegalmente por el ENS, fueron el caldo de cultivo para esta nueva implosión en el país.

Ni las demandas del extinto régimen sirio para que Turquía se retire de las regiones que ocupa con grupos proxys, ni los reclamos de la Administración Autónoma Democrática del Norte y el Este de Siria (AADNES) —encabezada por los kurdos, pero de la que participan armenios, asirios, turcomanos y otras nacionalidades— para que el Estado turco devuelva las tierras ocupadas y detenga los bombardeos casi diarios contra esa región, fueron escuchadas en profundidad por las potencias internacionales o por organismos como la ONU.

Dejar vía libre para que Turquía organice, financie y respalde a grupos como el ENS tiene consecuencias gravísimas, que ahora estamos viendo.

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El Centro de Información de Rojava (RIC, por sus siglas en inglés) publicó la semana pasada un informe sobre la situación en el norte de Siria. El RIC, que tiene su sede en la región, presentó una descripción detalla sobre los últimos acontecimientos:

—En las regiones de la AADNES hay “escasez crítica de suministros esenciales, alimentos, agua, medicamentos y alojamiento para los desplazados internos”.

—Se corroboró que en apenas unos días el ENS cometió “ataques, robos, detenciones y extorsiones contra los civiles kurdos que siguen en Shehba o intentan salir”.

—La Media Luna Roja kurda hizo un llamamiento para que se hicieran donaciones en vista de la grave situación humanitaria.

—El ENS se apoderó de viviendas de civiles kurdos en los pueblos y ciudades en los que ingresó, y registró y confiscó las pertenencias de pobladores kurdos que regresaban a Afrin.

—Según el RIC, “continúan las negociaciones entre las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y la AADNES con las de HTS. Los representantes de las FDS afirman que los habitantes decidirán si se van o se quedan” de las zonas ocupadas o atacadas.

—Se registró un ataque turco con aviones no tripulados contra un automóvil cerca de la estación de autobuses de la ciudad de Derik que causó la muerte de dos civiles y heridas a otros dos. “Se trata del segundo ataque turco con aviones no tripulados en el noreste sirio en la última semana, tras el ataque de hace tres días en el que murió Aziz Sheikho, un joven de 20 años. Fue alcanzado mientras conducía por la carretera entre Qamishlo y Heseke”, informó el RIC.

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El gobierno turco siempre dijo públicamente que uno de sus objetivos principales en Siria era terminar con la experiencia política, social y democrática de la AADNES

El avance de Hay’at Tahrir al-Sham (HTS) y el ENS sobre Alepo y su posterior conquista de Damasco están conectados, en primer lugar, a los planes turcos de expansión territorial. También a la inestabilidad creciente en Medio Oriente, con el genocidio que Israel comete en Gaza y Líbano. En este panorama, Turquía se vuelve cada vez más pragmática y feroz. El Ejecutivo del presidente Erdogan intenta, por todos los medios, posicionar a Turquía como un factor desequilibrante en Medio Oriente.

El gobierno turco siempre dijo públicamente que uno de sus objetivos principales en Siria era terminar con la experiencia política, social y democrática de la AADNES. En la ideología de Erdogan y sus ministros, es inconcebible que el pueblo kurdo logre establecer regiones autónomas y de autogobierno. Al mismo tiempo, desde hace al menos un mes el Ejecutivo turco inició un operativo de intervención ilegal de alcaldías que el partido prokurdo por la Igualdad y la Democracia (DEM) había ganado en las elecciones del marzo pasado. El gobierno intervino alcaldías importantes, como la de la ciudad de Dersim, envió fuerzas de seguridad, expulsó a los alcaldes y alcaldesas y colocó a interventores, violando las leyes nacionales e internacionales. Frente a esta situación, el pueblo kurdo en Turquía se encuentra movilizado en contra de estas medidas dictatoriales.

Erdogan tiene dos líneas muy claras: crecer como potencia y expandirse territorialmente, y resolver sus crisis internas con más represión y escapando hacia adelante, muchas veces desatando operaciones militares contra las regiones kurdas.

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HTS es un desprendimiento de Al Qaeda, que comparte la ideología de ese grupo terrorista. El ENS es similar, con un apoyo abierto de Turquía, y en el que participan muchos ex miembros del Estado Islámico (ISIS o Daesh). En los últimos días se pudieron ver videos de mercenarios del ENS que en sus vestimentas militares tenían parches negros con el símbolo del Daesh.

Luego de tomar Alepo, HTS difundió una declaración en la que aseguraba que iba a respetar los derechos del pueblo kurdos y a las minorías religiosas de la zona. Confiar en estas palabras es poner las vidas de los pobladores bajo el aguijón de un escorpión. Aunque la mayoría de los medios de comunicación los califiquen como “rebeldes”, los antecedentes de HTS y el ENS los muestran como mercenarios que cometen crímenes despiadados. Con estos dos grupos ocurre algo similar a cuando los talibanes tomaron el poder en Afganistán en 2021: una urgencia para “limpiar” los prontuarios de fuerzas responsables de las más variadas violaciones a los derechos humanos.

Si los grupos que responden a Turquía consolidan nuevos territorios bajo su control, vamos a ver lo que se observa en las zonas ocupadas ilegalmente por los grupos respaldados por Ankara en el Kurdistán sirio (Rojava): represión, secuestros de civiles, violaciones a los derechos humanos, retroceso en los derechos conquistados, saqueos de viviendas. En regiones ocupadas como Afrin, bajo control del ENS desde 2018, se implementó la lira turca como moneda, se prohibió hablar en kurdo, el sistema educativo que se implementa es en turco y con su currícula, y por todos lados hay fotos y carteles de con la figura de Erdogan.

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El Ejecutivo de Damasco nunca tuvo la intención de escuchar los llamados de la AADNES para resolver la crisis siria de forma pacífica y democrática

La caída del exiliado Bashar al Asad se dio en el contexto en que sus aliados principales, Rusia e Irán, se encuentran con el foco puesto en otras guerras, como Ucrania y la invasión israelí a Gaza. HTS o el ENS impulsan un odio étnico contra los kurdos, por eso los llaman “los cerdos de Qandil”, en referencia a las montañas del Kurdistán iraquí donde tiene sus bases las guerrillas del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK).

Desde hacía bastante tiempo existían diálogos a nivel bajo y medio entre Siria y Turquía, con la idea de reestablecer sus relaciones. Bashar al Asad demandaba que Turquía se retirara de los territorios que ocupa; Erdogan siempre se negó a esto. El Ejecutivo de Damasco nunca tuvo la intención de escuchar los llamados de la AADNES para resolver la crisis siria de forma pacífica y democrática. Al mismo tiempo, el Estado turco mostró un pragmatismo crudo a nivel internacional: por momentos aliado de Estados Unidos, en otras ocasiones socio “fundamental” de Rusia. En el caso de la Unión Europea (UE), además de las intenciones turcas de ingresar al bloque, Ankara recibe miles de millones de euros para funcionar como una barrera para que los migrantes no lleguen al continente europeo.

Turquía también tiene poder económico y militar: le vende armamento a quienes lo desean, sin demasiados miramientos. Aunque el segundo mayor ejército dentro de la OTAN, la Turquía de Erdogan se quiere mostrar como defensora de la causa palestina o como un polo antiimperialista. Eso es, sin ninguna duda, una fachada. Pese a las declaraciones pública de Erdogan por el genocidio que se comete en la Franja de Gaza, Ankara sostiene relaciones comerciales estrechas con Israel.

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Uno de los objetivos principales del ENS es ocupar los barrios de Sheikh Maqsoud y Ashrafiyeh, en Alepo, donde vive una mayoría kurda. Se calcula que en ambos barrios habitan 100.000 personas. Hasta ahora, lo que sucede en ambos lugares es contradictorio: obtener información actualizada no es fácil. Algunas fuentes indican que la vida continúa en una tensa normalidad; otras voces dicen que los barrios ya están bajo control de HTS y el ENS.

Sheikh Maqsoud y Ashrafiyeh se convirtieron en una isla después de 2012, cuando los pueblos del norte de Siria, encabezados por las organizaciones político-militares kurdas, declararon la autonomía de la región. En esos barrios existen autogobiernos bajo el paradigma del confederalismo democrático, teorizado por el líder kurdo Abdullah Öcalan —encarcelado desde 1999 en la isla-prisión de Imrali, en Turquía— e impulsado por el Movimiento de Liberación de Kurdistán.

En Sheikh Maqsoud y Ashrafiyeh existen asambleas vecinales, se aplica el concepto de liberación de las mujeres y, con el tiempo, se convirtieron en sitios seguros para los y las desplazadas internas. En los últimos años, los dos barrios no estuvieron exentos de el acecho de HTS y el ENS como del gobierno de Damasco. El régimen de Asad —al igual que la Turquía de Erdogan— no concibe la propuesta de democratización y autonomía propuesta por los pueblos del noreste sirio. Hasta ahora, la coincidencia entre los dos regímenes siempre fue esa: cortar de cuajo la experiencia social y política liderada por la AADNES. En Asad y Erdogan el pensamiento nacional-estatal que niega al otro sigue imperturbable.

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Hasta principios de semana, la Administración Autónoma había recibido a 100.000 personas desplazadas de Alepo y del cantón de Afrin-Shehba

Las FDS dijeron que al mismo tiempo que defenderán sus territorios, trasladarán la mayor cantidad de población a zonas seguras. No hay cifras concretas, pero se calcula que desde las zonas de Alepo controladas por las FDS podrían llegar entre 200.000 y 400.000 personas a las regiones de la AADNES. Hasta principios de semana, la Administración Autónoma había recibido a 100.000 personas desplazadas de Alepo y del cantón de Afrin-Shehba. La llegada de esos pobladores fue tortuosa: el ENS los hostigo y atacó, cortó carreteras para que no pudieran trasladarse, a lo que suma el clima de frío extremo. Los y las refugiadas fueron ubicadas en centros de acogida en las ciudades de Tabqa, Raqqa y en localidades de los cantones de Éufrates y Cizre.

El titular del Departamento de Migración de la AADNES, Şêxmûs Ehmed, declaró a la agencia de noticias ANHA que es urgente “coordinarse con las Naciones Unidas para establecer campamentos especiales”. Aunque dijo que la situación es “trágica”, destacó que muchos habitantes de la AADNES abrieron las puertas de sus casas para recibir a los refugiados o se sumaron los trabajos de ayuda humanitaria en escuelas acondicionadas para las personas desplazadas.

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El domingo pasado, el canciller turco, Hakan Fidan, reconoció lo que unos días antes había confirmado su jefe, el presidente Erdogan: que la injerencia de Turquía en Siria fue fundamental para la caída del régimen.

Fidan, un avezado negociador de los sótanos de los servicios de inteligencia turcos, dijo que los grupos que conforman HTS y el ENS deben unirse y “trabajar de manera ordenada para tener un buen período de transición, que termine incluyendo a todas las partes dentro de Siria”.

Aunque el canciller turco aseguró que su gobierno busca preservar la integridad territorial siria, en los hechos la realidad es otra: las zonas ocupadas por Ankara viven desde hace años un intenso proceso de “turquificación”.

Pero lo más importante para el Estado turco es repeler la influencia kurda, por eso Fidan volvió a comparar a ISIS con las Fuerzas Democráticas Sirias, a las que vinculó con el PKK. “Estamos atentos para asegurarnos de que Daesh y el PKK no se aprovechen de esta situación”, advirtió.

Mientras el gobierno turco afila sus colmillos para devorar una parte de Siria, la semana pasada el partido DEM, el partido de las Regiones Democráticas (DBP, también prokurdo) y el Movimiento de Mujeres Libres (TJA, por sus siglas originales) encabezaron una manifestación en la frontera del distrito de Suruç, en Urfa, lindante con la histórica ciudad de Kobane, en Rojava. La acción tuvo el objetivo de protestar contra lo que sucede en la región kurda de Siria y solidarizarse con los pueblos de la AADNES.

En un discurso pronunciado en el lugar, la copresidenta del partido DEM, Tülay Hatimoğulları, declaró que la lucha del pueblo kurdo continuará hasta que en la región “se establezcan la paz, la tranquilidad y la hermandad entre los pueblos”. La dirigente manifestó que “ya hemos visto esta película antes” y recordó que después de que comenzara la guerra en Siria, en 2011, “ISIS y sus organizaciones derivadas, que fueron prácticamente creadas por potencias extranjeras, se desplegaron en Siria”. “Las organizaciones derivadas de ISIS ahora han cambiado su nombre y se han convertido en HTS o el Ejército Nacional Sirio —denunció la integrante del partido DEM—. Todas ellas se alimentan de la misma fuente, del mismo poder”.

Ese poder del que habla Hatimoğulları reside en el Palacio Blanco de Ankara, donde el presidente Erdogan sueña todo el tiempo con convertirse en el líder un imperio Otomano del siglo XXI.