Suma Cero
La burbuja de la guerra energética

La Unión Europea ha lanzado el mensaje de que, para derrotar a Putin, va a encajar la recesión económica asumiendo como propia una inflación de dos dígitos. No es una mala noticia para los mercados de Wall Street, Londres o Chicago.
Berlin transporte 1
Tren de cercanias en Berlín. David F. Sabadell
Isidro López

Es miembro de la Fundación de los Comunes. 

16 sep 2022 05:39

Si como sostienen los opinion makers globales, la guerra de Ucrania está ahora mismo en una fase de guerra comercial por intermedio de la guerra energética, desde luego Europa no está ganando la partida. Todo aquel capital productivo y todos aquellos activos financieros que parecían situar a Europa como una fuerza productiva competitiva en la globalización parecen haberse esfumado como por arte de magia. Europa hoy es, en términos macroeconómicos, casi únicamente, un aumento sostenido sin precedentes de los precios de la energía, dirigidos por los precios del gas al que se acoplan como pueden el resto de variables macro. Y en las últimas semanas, estas variables macro, no han dejado de mostrar una serie de síntomas agudos de crisis: contracción creciente de la demanda, nuevas rondas de endeudamiento público, caída sostenida de la moneda única frente al dólar, y por supuesto, inflación de dos dígitos con su consiguiente erosión de los salarios y el ingreso real, todo ello con origen en la formación de precios en los mercados energéticos liberalizados. 

Alemania, corazón del modelo industrial de exportación sobre el que se construyó la moneda única, se cae como un castillo de naipes ante la subida de los precios de los inputs energéticos, sin que, perdida la batalla del capitalismo verde, haya cambio tecnológico alguno a la vista que le permita volver a recuperar las capacidades productivas rentables perdidas definitivamente en favor de China. En las sucesivas crisis de la Eurozona a partir de 2008, la posición continental aún dominante de Alemania pudo evitar una crisis del Euro propiamente dicha mediante su conocida estrategia de encajar los peores efectos de la crisis financiera global en una división continental del trabajo articulada sobre el eje cultural norte austero-sur despilfarrador que tuvo su máxima expresión disciplinaria en los tres tramos del rescate a Grecia.

Pero la nueva crisis de deuda pública europea no está llegando en esta ocasión por los exuberantes mercados inmobiliarios de los países del sur de Europa, sino por los mismos mercados energéticos, surtidos de gas ruso, que abastecen a la gran industria de exportación alemana. No va a existir una nueva crisis de la eurozona como las de 2008-2016 por el simple motivo de que la profunda crisis del modelo socioeconómico alemán no le permite volver a ser el policía continental del control del gasto público desde la misma posición de superioridad económica indiscutida que entonces. También ha quedado claro en los meses que han transcurrido desde la invasión rusa de Ucrania, que ni Estados Unidos, ni Francia, ni el bloque de países del este de la UE, han tenido el menor reparo en hacer pagar a Alemania su apuesta por las relaciones comerciales con Rusia, pero también se le ha hecho pagar el antibelicismo de su constitución y la decisión de cerrar definitivamente las centrales nucleares en su territorio. 

En el campo político europeo, y por extensión en el español, se plantea la situación como una derrota económica tácita infligida con métodos que contravienen la esencia misma del orden comercial liberal. En un claro ejemplo de respuesta simbólico/cultural ante la crisis, el mensaje que manda Europa es qué estará económicamente moribunda pero aún puede dar una última lección al mundo: mejor encajar una recesión profunda que arrastrarse ante la autocracia fósil de Putin. La forma de ese “encajar” la recesión económica que plantean los Estados europeos consiste en asumir como propia una inflación galopante que está llevando el índice general de precios a aumentos anuales por encima del 10% debido a una situación de traslado generalizado de los márgenes de beneficio a los precios. Esos Estados absorben el ajuste que debería producirse por el choque de unos precios de oferta en espiral alcista con una demanda efectiva que cae por falta de ingreso suficiente para sostener los nuevos niveles de precios.

Los millones de apuestas que diariamente se hacen sobre los desarrollos futuros de los mercados energéticos carecen de la más mínima base científica y son simples desarrollos probabilísticos

Pero los precios no se ponen en Moscú, ni en Bruselas, ni siquiera en Washington DC. Aunque en los tres lugares mencionados se sepa cómo intervenir sobre ellos, los precios de los activos energéticos se ponen en Wall Street, en Londres o en Chicago, y se ponen en dólares. Y evidentemente, las progresivamente altas sumas que los estados miembros de la UE están gastando, de una forma u otra, en la absorción de las subidas de los precios finales de consumo, están en euros, y también lo está la deuda pública que genera este rescate generalizado a la larga cadena de intermediaciones financieras que caracteriza el mercado energético europeo liberalizado. Hay que recordar que en 2008-2016 se evitó un desplome del Euro, porque Alemania asumió el papel político de agente disciplinador del gasto público de la eurozona con la colaboración de los mercados secundarios de deuda. En ausencia de ese papel, es la moneda única la que absorbe el deterioro de la posición financiera de la eurozona en sus términos de intercambio.

En un clásico efecto de feedback, el rápido deterioro de la posición del euro frente al dólar en las últimas semanas, todavía encarece más las compras de gas de los operadores nacionales europeos frente a los grandes brokers energéticos de Wall Street, amenazando con un impago. Default sigue siendo la gran palabra tabú y los estados europeos piensan evitarlo de manera tan clásica en ellos como contraproducente: produciendo la demanda solvente a través de un flujo de dinero público que sostenga la espiral de precios en los mercados energéticos. Si a esto se le añade el salto cualitativo que puso a China en una posición de hegemonía indiscutida en la producción durante los años de la pandemia, la caída del euro frente al dólar supone un considerable encarecimiento del acceso a las cadenas de valor globales.

Conviene aquí recordar que los mecanismos de formación de precios no ya de unos mercados energéticos liberalizados, completamente sesgados en su diseño para favorecer a los grandes operadores financieros y energéticos, sino de los mercados financieros en general, se basan en apuestas sobre el futuro. Siempre, pero más en este momento de caos sistémico global, los millones de apuestas que diariamente se hacen sobre los desarrollos futuros de los mercados energéticos carecen de la más mínima base científica y son simples desarrollos probabilísticos, altamente especulativos, de elementos que en el presente y el pasado han determinado los precios, sobre esta endeble base empírica, las finanzas construyen sus posiciones alcistas y bajistas interrelacionadas. Que los precios que surgen de esos más que dudosos modelos predictivos sean tenidos por una verdad intocable, y los estados estén dispuestos a monetizarlos a cualquier coste, es una simple cuestión de poder y jerarquía en el orden capitalista.

En la coyuntura capitalista actual, caracterizada por el hambre voraz de beneficios extraordinarios tras el rescate generalizado a las finanzas durante la pandemia, basta que los bancos centrales suben los tipos de interés para que caigan abruptamente los precios de petróleo y materias primas en los mercados de futuros, o que Rusia amenace con cortar el suministro a Europa, para que vuelvan a dispararse los precios. En un ejemplo reciente de esta dinámica, la ofensiva de Ucrania que le ha permitido recuperar grandes porciones de sus territorios en el noreste del país, previamente ocupados por Rusia, ha puesto encima de la mesa la posibilidad de una victoria de Kiev sobre el terreno que inmediatamente ha sido convertida por Goldman Sachs en una previsión de bajadas significativas de los precios del gas en Europa tras el otoño.

La máquina de la comunicación política nos dice que la masa inicial de dinero público lanzado a la burbuja desbocada de los precios del gas, se hace bajo la impecable excusa discursiva de querer “bajar la factura energética” a familias y empresas a las que Putin ha puesto contra la espada y la pared. Tan sólo las recientes intervenciones en los países nórdicos y en Alemania admiten que, en realidad, intentan evitar la quiebra de los distribuidores e intermediarios energéticos nacionales en la liquidación diaria de los mercados de futuros energéticos. 

En este contexto la izquierda institucional europea pide mayores impuestos a las grande empresas eléctricas en forma de Windfall Taxes que equilibraran redistributivamente la situación.pero estos famosos impuestos sobre beneficios “caídos del cielo”, atribuidas a la extensión a todas las fuentes de generación eléctrica de los precios de la burbuja global del gas natural, en última instancia tan sólo sirven para una redistribución en el interior del sector energético que evite la quiebra de los eslabones más débiles de la cadena de distribución de la energía, aquellos que quedarían más afectados por un impago masivo de las cuentas de la luz y el gas en unidades domésticas y empresas. 

Conflicto comercial entre potencias decadentes

La guerra de Ucrania, entendida como artefacto político-ideológico que da sentido a la actual fase de la crisis capitalista global, está mutando en un conflicto comercial entre Rusia y Europa en el que se juega entre dos potencias decadentes, subalternas frente a Estados Unidos y China, quién va a ser el primero de los dos bloques regionales que absorba los costes, no ya de esta crisis puntual, sino de cincuenta años de crisis socioecológica no resuelta, y los traslade a sus poblaciones.

Mientras la pelea competitiva global se disputa en Europa, los big players de la economía global encuentran un punto de equilibrio en el nuevo poder del dólar. China, mayor tenedora a nivel global de reservas en dólares, sabe perfectamente que el fortalecimiento del dólar significa nuevas masas financieras que van, necesariamente a invertirse en sus dos mercados financieros en dólares, y nuevas masas monetarias que van, también necesariamente a desembocar en una mayor demanda de bienes de consumo y de bienes de capital desde EEUU. A la potencia hegemónica decadente, el nuevo poder renovado del dólar le sigue dejando a cargo de la política monetaria capitalista occidental mediante las decisiones de la Reserva Federal, y deja relativamente intacto el poder global de las grandes casas de finanzas de Wall Street. 

La nueva situación sobre el terreno, y la posibilidad de algo parecido a una victoria de Kiev, pone incluso en duda que la “amenaza rusa” de secuestro de los mercados energéticos, vaya a durar mucho más como artefacto comunicativo eficaz para hacer aceptable la internalización de los costes de la espiral de precios actuales va a provocar con bastante seguridad en todo el tejido económico, incluyendo la esfera de la reproducción. En la actual fase de la crisis capitalista occidental, llámese crisis de la ecología de capital o crisis del capitaloceno, la posibilidad central, y casi única, de recomposición del beneficio pasa por una financiarización escalada en los mercados de energía, materiales y alimentos. Si no es la “guerra de Ucrania” será otra narración catastrófica la que marque la lectura política de este saqueo expandido a las esclerotizadas sociedades del welfare europeo vehiculado a partir de los aparatos de estado nacionales que componen la Eurozona.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Suma Cero
La guerra de Ucrania no ha tenido lugar
La relegitimación de unos estados europeos en decadencia, incluida en menor medida, la propia Rusia, es la principal función narrativa de esta opereta del siglo XX tardío.
Suma Cero
Escalas salariales, porras extensibles y ecosistemas fascistas
La apuesta por la creación de puestos de trabajo en la policía como elemento político medular es una apuesta por el fascismo social que nos debe interpelar y preocupar más que el folclore ultra encarnado por Vox.
Suma Cero
Cop26: de parlamento de la tierra a mercado de indulgencias
Las cumbres climáticas de Naciones Unidas están diseñadas para fracasar a un determinado nivel, el propiamente ecológico, y ser un éxito a otro nivel, el mantenimiento del orden político y económico global.
Palestina
Genocidio Israel sigue atacando hospitales, la ONU habla del peor momento en los 18 meses de asedio
No hay tregua en Gaza, donde Israel ha recrudecido las matanzas y sigue sin permitir el acceso de alimentos y productos de primera necesidad. La ONU denuncia asimismo el asesinato de más de 70 civiles en Líbano.
Crisis climática
Balance climático El Mediterráneo se consolida como zona especialmente vulnerable al cambio climático
Las víctimas de la dana suponen dos tercios de las muertes por fenómenos extremos en Europa en 2024, según un informe conjunto de Copernicus y la Organización Meteorológica Mundial que hace un balance climático del continente el pasado año.
Comunidad de Madrid
Memoria histórica Contra la basura y el olvido: tras la pista de los cuerpos y de la memoria de los brigadistas internacionales
El Salto acompaña a un contingente internacional de políticos, políticas y activistas en una ruta en memoria de los brigadistas internacionales que acudieron a luchar a España contra el fascismo, en un ejercicio inspirador para el presente.
Barcelona
Barcelona Activistas de los derechos humanos piden la retención de un barco dispuesto para armar a Israel
La naviera Maersk está transportando estos días componentes para los cazas F-35. El Estatuto de Roma sobre genocidio contempla acciones legales contra las empresas que favorecen las masacres.

Últimas

El Salto n.78
El Salto 78 Nueva revista, viejas injusticias: hablemos de Violencia Institucional
En el último número de la revista de El Salto dedicamos la portada y nuestro “Panorama” a una de las violencias que sufren las mujeres solo por el hecho de serlo, la que aún a día de hoy emana de un sistema irracional y patriarcal.
Comunidad de Madrid
Educación El Gobierno de Ayuso deberá pagar 1.000 euros a una profesora por el exceso de horas lectivas
Según CCOO, hasta 6.500 profesoras y profesoras se podrán acoger a esta sentencia que supone una penalización a la Comunidad de Madrid por el exceso de horas extras que realiza el profesorado.
Más noticias
Ayuntamiento de Madrid
Huelga de basuras Huelga indefinida de basuras en Madrid desde el 21 de abril tras romperse las negociaciones
Los representantes sindicales fuerzan el paro para obligar a las empresas subcontratadas por el Ayuntamiento a escuchar sus propuestas. El Ayuntamiento fija servicios mínimos del 50 %.
València
València CGT denuncia graves incumplimientos del plan de inundaciones en la dana de València
Un informe incorporado a la causa judicial señala la falta de seguimiento de los propios protocolos autonómicos en el día de la tragedia y la víspera.
Palestina
Palestina La UE apoya a Palestina con 1.600 millones de euros más pero sin entrar en la situación de Gaza
Los ministros de Exteriores europeos, que se han reunido en la mañana del 14 de abril con la Autoridad Nacional Palestina en Luxemburgo, no aumentan las sanciones contra Israel.
Fronteras
Fronteras El Gobierno de Mauritania alerta de que ya son más de cien cadáveres hallados en sus costas en 2025
Desde 2023 Mauritania es el principal punto de salida de embarcaciones hacia las Islas Canarias. El Gobierno reconoce el hallazgo de cuerpos. Mali reclama un trato humanitario a las personas que permanecen varadas en el país vecino.

Recomendadas

Poesía
Culturas Joan Brossa, el mago que jugó con la poesía para reinventar el poder de la palabra
Casi inabarcable, la producción creativa de Joan Brossa se expandió a lo largo —durante medio siglo XX— y a lo ancho —de sonetos a piezas teatrales, pasando por carteles o poemas objeto— para tender puentes entre el arte, la política y el humor.
República del Sudán
Sudán Cara a. Un Sudán en guerra
Se cumplen dos años de una guerra que ya deja más de 13 millones de personas desplazadas y más de ocho millones de sudaneses al borde de la inanición.
Galicia
Galicia La TVG se gasta 839.772 euros en un programa de Miguel Lago y lo saca de parrilla tras hundirse en audiencia
El programa ‘O novo rei da comedia’ apenas llegó a los 36.000 espectadores de media en su estreno y cayó en picado en su hasta ahora última emisión al 3,4% de cuota de pantalla en una cadena que tuvo de cuota media en marzo un 8,1%.
Globalización
Crisis del multilateralismo El terremoto Trump sacude las instituciones del orden mundial y la “globalización feliz”
Muchas de las instituciones que marcaron la vida internacional desde la caída del Muro han entrado en crisis. ¿Todas? No, especialmente aquellas que intentan regular los derechos humanos, de los pueblos y de la naturaleza.