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Tribuna
Carta abierta a José Soares de Pina, CEO de Altri: “Paren este proyecto que Galicia ni quiere ni necesita”
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Sr. Soares de Pina,
A estas alturas, usted ya será consciente de que su proyecto de producción masiva de celulosa y fibras textiles de eucalipto en A Ulloa no entusiasma a una parte muy importante de la sociedad civil gallega. Más bien, provoca rechazo. Desde que conocimos la verdadera dimensión del proyecto Gama —no puede negar que llevan años contando una parte por el todo—, es decir, cuando salió a exposición pública justo después de las elecciones al Parlamento de Galicia, son decenas de miles las personas que, desde múltiples ámbitos, se han manifestado enérgicamente en su contra. Gallegas y gallegos —y no solo— que, coincidirá con nosotros, están más que legitimados para opinar sobre el modelo de desarrollo que quieren para su país.
Con la reciente publicación de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) por parte de la Xunta, en principio favorable a sus intereses y, para nosotros, inconsistente y falta de rigor, usted se apresuró a manifestar que esta debe servir para tranquilizar a la ciudadanía. Le será fácil comprobar que esto no será así.
En primer lugar, porque ustedes insisten en seguir adelante con un proyecto al que ya se le ha denegado la licencia social, pero también porque esa ciudadanía sabe que una DIA no es solo un documento técnico —rebatible por otros técnicos—, sino que tiene una carga política considerable. Lo sabe usted, lo sabe Alberto Núñez Feijóo y también lo sabe Alfonso Rueda. Además, dicho documento no abarca todos los aspectos a tener en cuenta en un proyecto de estas dimensiones y ni mucho menos le otorga un certificado o título de sostenibilidad. Sirve, simplemente, para comprobar si un proyecto encaja en una determinada normativa ambiental, aunque en este caso hasta eso está en cuestión, dado que parece que en demasiadas ocasiones es la normativa ambiental la que se tiene que adaptar a su fábrica de celulosa y no al revés.
Los argumentos para apoyar lo que decimos no son pocos. Nos detendremos solo en tres, pero podrían ser treinta. El primero ya se lo comunicamos en su día. Es un dato objetivo, no opinable, que el proyecto Gama pretende situarse en un terreno localizado justo en el borde de la ZEC Serra do Careón, un espacio identificado por la Xunta de Galicia, tanto en 2008 como en 2012, para la ampliación de la Rede Natura gallega —la menor del Estado— debido a sus altos valores ecológicos, exactamente los mismos que en la zona “protegida”.
Usted sabe que incluso existe un procedimiento de infracción de la Comisión Europea contra España por deficiencias como esta. Claro, dirá que eso no es responsabilidad suya. Y es cierto. Pero resulta que hace apenas unas semanas la Sociedade Galega de Historia Natural denunció la sorprendente desaparición, como zona de amortiguamiento en la Estratexia Galega de Infraestrutura Verde, del área que ustedes pretenden ocupar en A Ulloa.
Una infraestructura verde vital no solo para abordar uno de los problemas ambientales más graves a los que nos enfrentamos, la fragmentación de hábitats, sino también para alcanzar los objetivos marcados por el Reglamento de Restauración de la Naturaleza: restaurar al menos el 20% de las zonas terrestres y marinas de la UE de aquí a 2030 y todos los ecosistemas que necesiten restauración para 2050. Señor Soares de Pina, si esto no es adaptar la normativa a su proyecto, díganos entonces a qué se debe tan misterioso acontecimiento.
Una segunda cuestión tiene que ver con el factor más limitante para su actividad, además del agua y los terrenos rurales a transformar en industriales: la materia prima. En este país tenemos sobrada experiencia de lo que supone la implantación, desde lo más oscuro del sistema, de una industria como la suya para la expansión, o invasión, del eucalipto. La actividad de Ence en Galicia ha cambiado radicalmente el paisaje y los hábitats gallegos en pocas décadas, hasta deteriorar gravemente la integridad ecológica del territorio. Un desastre.
Este asunto, absolutamente central, lo resuelven en la DIA apenas con un párrafo que apunta a que “se empleará eucalipto existente y/o excedentario que en la actualidad se comercializa fuera de Galicia por falta de mercado interior”. Galicia exporta, si a eso se le puede llamar exportación, mucho eucalipto, cierto, tanto a Ence-Navia como a otros lugares, entre ellos Portugal. Pero todo el eucalipto gallego tiene mercado y no es en absoluto creíble que otras empresas, entre ellas la suya, vayan a renunciar a él en su favor. A menos, claro, que el proyecto Gama lleve aparejada una especie de intervención de la economía que, como comprenderá, es una hipótesis absurda. Es mucho más creíble que ustedes provoquen un nuevo ciclo de plantación masiva o que haya que incrementar la importación de madera de países del Sur, como bien apuntaba Eduardo Corbelle en el informe del Consello da Cultura Galega.
Dejamos para otro día el también misterioso informe de la Axencia Galega da Industria Forestal (Xera), donde ha habido tantas modificaciones y movimientos curiosos en los últimos tiempos y al que solo Altri ha tenido acceso, pero no sin recordarle que incluso en ese círculo existen importantes discrepancias, como las de la antigua directora de Innovación de la propia Xera. Pero es urgente recordarle nuevamente que la credibilidad de la Xunta de Galicia en este ámbito es más que cuestionable. El vigente Plan Forestal de Galicia, que data de 1992, preveía para la comunidad una superficie de 245.000 hectáreas de eucalipto para el año 2032, y hoy tenemos más de 419.000 hectáreas según el Inventario Forestal Continuo, lo que denota que ustedes se amparan en una administración que no es capaz de cumplir sus propias normas. La primera revisión del Plan Forestal de Galicia (2021-2040) se hizo, entre otras cosas, para poner el contador a cero y “legalizar” esos incumplimientos.
Y ya para terminar, una tercera cuestión, más social que ambiental. Más mundana. Más grave, quizá. Usted ya ha mostrado más de una vez su sorpresa por la fuerte oposición ciudadana generada en torno a su proyecto. Más allá de sus potenciales impactos, que son muchos, ¿cómo es posible que se sorprenda cuando desde su empresa se ha despreciado la oposición vecinal calificándola incluso de violenta? ¿Cómo es posible que se sorprenda cuando constantemente acusan a miles de personas de desinformar y manipular? ¿Cómo es posible que se sorprenda cuando usted tiene el privilegio de explicarse en la televisión pública, vetada a la ciudadanía que la paga, y publica propaganda de forma provocadora a toda página en los periódicos cada vez que la ciudadanía se moviliza? ¿Cómo es posible que se sorprenda cuando ustedes tienen desde hace años acceso privilegiado a numerosos informes y la ciudadanía apenas 30 días para alegar sobre miles de páginas de documentos? ¿Cómo es posible que se sorprenda cuando se han recogido 600.000 firmas contra su papelera y se desprecia un récord histórico de 27.000 alegaciones, hablando de copia-pega y resolviendo la mayoría en la DIA de forma extremadamente sucinta?
Señor Soares de Pina, le recordamos de nuevo sus propias palabras: “No hacemos inversiones donde no las quieren”. Creemos sinceramente que aún está a tiempo de retirar dignamente un proyecto que Galicia ni quiere ni necesita. Escuche a la gente. Escuche a la naturaleza.