Valencià
Mallorca, el refugio de Vicent Andrés Estellés

El poeta encontró en la isla la serenidad necesaria para enfrentarse al entorno siempre tenso de València, a la vez que publicó allí varios volúmenes y trabó sólidas amistades.
Cala Figuera Mallorca
Cala Figuera, Mallorca. Foto: Christoph Seiffert

“Me sé en deuda con Mallorca y lo peor de todo es que no sé cómo podré pagarlo”. Así, simple y llanamente, Vicent Andrés Estellés proclamaba a los cuatro vientos su amor por la más grande de las Baleares. “¿Cómo se pagan determinadas delicadezas? ¿Invitando a cenar...? Oh, no, me parece que no. En el hecho de ser invitado previamente puede haber tantas finuras que difícilmente se podrán corresponder después”.

Lo hace en uno de los capítulos de su libreto de memorias Quadern de Bonaire (1985), donde también revela cómo entró en contacto con el poeta palmesano Josep Maria Llompart: “Como volvía a vivir plenamente Mallorca decidí telefonear a Josep Maria Llompart. Le di las gracias por la justa adversidad de su crítica y me consta que entonces nació entre nosotros una de aquellas amistades que nunca se extinguirán, que nunca se acabarán. Me di cuenta al colgar el teléfono”. Y así fue.

Para el poeta, vivir la isla significaba recorrer los pueblos y disfrutar de los platos típicos de las bodegas del interior, fuera con un pa amb oli o con un arròs brut. “Sentía una pasión auténtica por Mallorca”, recuerda su hijo Vicent

Vicent Andrés Estellés visitó Mallorca por primera vez a finales de los años 50. Su cuñado Marcel·lí tenía casa en Ciutat y en Santa Ponça, un pueblecito del levante donde veraneaban muchos residentes. Durante décadas, la familia Estellés se bañó en sus aguas. Ahora bien, no todo era tumbarse en la playa. Para el poeta, vivir la isla significaba recorrer los pueblos y disfrutar de los platos típicos de las bodegas del interior, fuera con un pa amb oli o con un arròs brut. “Sentía una pasión auténtica por Mallorca”, recuerda su hijo Vicent. “Necesitaba poner allí los pies de vez en cuando y a mí me pegó también este aprecio. A veces, cuando venía solo, me hacía prometer que visitaría Llompart y yo me pasaba horas, en el piso de la calle Llorenç Riber 18 de Palma, como si fuera uno más de su familia. Era muy amigo, también, de Francesc de Borja Moll padre y Miquel Àngel Riera, todos ellos, agentes de la cultura catalana”.

Publicaciones

La llamada telefónica a Llompart acabó dando frutos. Los dos poetas empezaron a tratarse y el mallorquín, quien dirigía algunas colecciones de la Editorial Moll, le propuso publicar. La primera colaboración tuvo lugar en 1970. El breve poemario estellesiano llevaba por título Lletres de canvi. Dos años más tarde sale L' ofici de demà. En este volumen, el escritor de Burjassot hace una dedicatoria a su amigo: “A Josep Maria Llompart y Encarnació Vinyes, que tan generosamente me acogieron en casa suya cierta noche de julio de 1968”.

El vínculo es ya indestructible, a pesar de que los vestigios que nos quedan son contados y las cartas han desaparecido. En la década siguiente, también vieron la luz, desde Mallorca, dos volúmenes más: Poemes preliminars y Epístola avortada al meu amic Josep Maria Llompart. Este último también forma parte del libro Vaixell de papel. Obra completa.

Parecidos y diferentes

Entre Estellés y Llompart hay muchos puntos en común, o al menos así lo considera Cèlia Riba, sobrina del poeta palmesano y profesora de literatura jubilada. “Eran dos escritores de la periferia casi coetáneos (uno nació el 1924 y el otro, el 1925). Recibieron una educación en castellano muy parecida, a pesar de que Llompart provenía de una familia acomodada y Estellés, no. Se empaparon de los mismos poetas catalanes, desde Ausiàs March a Carles Riba. Sentían que hacían un trabajo por el país y por la lengua, se admiraban y se leían”.

Sus encuentros acabaron traspasando las fronteras isleñas, sobre todo durante los años ochenta. “Coincidían en muchos actos que se hacían en Barcelona y València, ya fueran premios o veladas poéticas”, explica Riba. “A menudo los acompañaba Miquel Martí i Pol. Parecían los tres tenores”. Pero, en Barcelona, Estellés no encontraba la calidez de Mallorca. “Iba porque era la capital cultural y se sentía obligado”, asegura Vicent Andrés Lorente.

estelles  hacia mallorca
Estellés en un barco hacia Mallorca

Por su parte, Pere Rosselló, autor del artículo Vicent Andrés Estellés i les Illes Balears, opina que el mallorquín “tenía una vertiente más política y social que hacía que lo llamaran para dar muchas conferencias. Presidía la Obra Cultural Balear y tenía una agenda muy cargada”. Recuerda que “había un fuerte secesionismo lingüístico que había que superar, por eso se hacían tantos actos con escritores provenientes de todo el territorio de habla catalana, una práctica que actualmente es minoritaria”.

En cuanto a la producción literaria, nos encontramos ante dos autores muy distintos. “Estellés fue prolífico y visceral. Llompart, en cambio, escribía poco y utilizando todos los recursos lingüísticos que conocía, entre estos, los arcaísmos”, explica la sobrina del mallorquín. “Seguramente, hay una parte de la poesía de mi tío más difícil de leer que la estellesiana, que estaba escrita a chorro. Por otro lado, Llompart contaba con los referentes de la Escuela Mallorquina y de Bartomeu Rosselló-Pòrcel, mientras que Estellés tuvo que picar mucha piedra. Miraba atrás y solo encontraba a March y Joan Roís de Corella. Inauguró una tradición y se convirtió él en una base para los otros. En este sentido, no tienen nada que ver”.

La batalla de València

El 9 de octubre de 1977 un millón de personas salieron a las calles de València para reclamar un nuevo estatuto. La respuesta de la derecha más radical fue la violencia y tres hombres se convirtieron en los cabezas de turco de los herederos franquistas: Vicent Andrés Estellés, Joan Fuster y Manuel Sanchís Guarner. Estos escritores sufrieron amenazas de muerte y atentados.

En este punto vuelve a resurgir Mallorca en el horizonte del poeta de Burjassot. “La isla se convirtió en un refugio para mi padre”, explica Vicent. “A veces bromeaba con Llompart y comparaban los ataques que habían recibido. Estellés le explicaba que lo llamaban por las noches y lo insultaban. Llompart se quejaba porque había aparecido una pintada en la fachada de su casa”. Pero el valenciano lo pasaba mal. “Sufría mucho. Aquí hay un lío difícil de reconducir que parece que ha vuelto, una gran ignorancia. ¿Donde se entiende que tengamos un consejero de cultura torero?”

9 d'octubre
Cuando nos querían robar la paella

Entre el final de los 70 y el principio de los 80, la ciudad de València vivió un episodio de confrontación por los símbolos culturales y un clima de violencia ultra en las calles.

De una opinión parecida es Pere Rosselló, que fue testigo del miedo que se respiraba a principios de los ochenta en la capital valenciana. “Participé en un encuentro de profesores. Vicenç Salvador nos vino a buscar al aeropuerto y no nos quiso decir donde se haría el acto. Lo mantenían en secreto. Pensaban que nos podían poner una bomba. Percibí un temor que en Mallorca no he sentido nunca”.

Puede ser que todo este sufrimiento unido a las dificultades económicas esculpiera el carácter cambiante del poeta valenciano. “Mi padre era sentimental, divertido, llorón y pesimista”, explica su hijo Vicent. “Vivir en València no fue fácil para él. Y necesitó un lugar donde cargar las pilas”. Lo encontró en Mallorca.

El Salto Radio
El Salto Radio Estellés, la veu del poble valencià
Demà farà trenta-un anys de la mort del poeta de Burjassot, autor d'obres tan importants com “Llibre de meravelles” o “Coral romput”.

Despedidas

En enero de 1993 le dieron una noticia que lo sumió en una profunda aflicción: Josep Maria Llompart había muerto. Hacía escasos meses, Joan Fuster también había sido enterrado. Estellés dejó de respirar el 27 de marzo de aquel año.

Para la historia han quedado los elogios que toda esta gran familia de escritores comprometidos se fue haciendo a lo largo de los años, algunos tan tiernos como los de Absència i presencia de Vicent Andrés Estellés, que Llompart escribió para la presentación de uno de sus volúmenes en 1972: “El aire tímido, las ojeras correctísimas, la mirada un poco triste, un poco amarga, con una chispa de sarcasmo y otra chispa de ocurrencia, un gesto un poco cansado, (…) os decantan, a continuación, hacia la imagen del auxiliar administrativo, del contable diligente que se defiende a base de horas extras. Un contable sentimental que custodia entre las hojas del libro mayor la flor marchita que frotó los labios de aquella mecanógrafa alta de pechos”. Del nacimiento de este gran maestro valenciano se celebran, este 2024, cien años.

Literatura
Mallorca, el refugi de Vicent Andrés Estellés

El poeta trobà a l’illa la serenitat necessària per enfrontar-se a l’entorn sempre tens de València, a la vegada que publicà diversos volums i travà sòlides amistats.
Cala Figuera Mallorca
Cala Figuera, Mallorca. Foto: Christoph Seiffert

“Em sé en deute amb Mallorca i el pitjor de tot és que no sé com podré pagar-ho”. Així, ras i curt, Vicent Andrés Estellés crida als quatre vents el seu amor per la més gran de les Balears. “Com es paguen determinades delicadeses? Convidant a sopar...? Oh, no, em sembla que no. En el fet de ser convidat prèviament hi pot haver tantes fineses que difícilment es podran correspondre després”.

Ho fa a un dels capítols del seu llibret de memòries Quadern de Bonaire (1985), al qual també revela com va entrar en contacte amb el poeta palmesà Josep Maria Llompart: “Com que tornava a viure plenament Mallorca vaig decidir telefonar Josep Maria Llompart. Li vaig donar les gràcies per la justa adversitat de la seua crítica i em consta que aleshores va nàixer entre nosaltres una d’aquelles amistats que mai no s’extingiran, que mai no s’acabaran. Me’n vaig adonar en penjar el telèfon”. I així fou.

Per al poeta, viure l’illa significava recórrer els pobles i gaudir dels plats típics dels cellers de l’interior, fos amb un pa amb oli o amb un arròs brut. “Sentia una passió autèntica per Mallorca”, recorda el seu fill Vicent.

Vicent Andrés Estellés va visitar Mallorca per primera vegada a finals dels anys 50. El seu cunyat Marcel·lí tenia casa a Ciutat i a Santa Ponça, un poblet del llevant on estiuejaven molts residents. Durant dècades, la família Estellés es va banyar a les seves aigües. Ara bé, no tot era ajaure’s a la platja. Per al poeta, viure l’illa significava recórrer els pobles i gaudir dels plats típics dels cellers de l’interior, fos amb un pa amb oli o amb un arròs brut. “Sentia una passió autèntica per Mallorca”, recorda el seu fill Vicent. “Necessitava posar-hi els peus de tant en tant i a mi em va pegar també aquesta estima. A vegades, quan venia sol, em feia prometre que visitaria Llompart i jo m’hi passava hores, al pis del carrer Llorenç Riber 18 de Palma, com si fos un més de la seva família. Era molt amic, també, de Francesc de Borja Moll pare i Miquel Àngel Riera, tots ells, agents de la cultura catalana”.

Publicacions

La telefonada a Llompart va acabar donant fruits. Els dos poetes van començar a tractar-se i el mallorquí, qui dirigia algunes col·leccions de l’Editorial Moll, li va proposar publicar. La primera col·laboració va tenir lloc el 1970. El breu poemari estellesià duia per títol Lletres de canvi. Dos anys més tard surt L’ofici de demà. A aquest volum, l’escriptor de Burjassot fa una dedicatòria al seu amic: “A Josep Maria Llompart i Encarnació Vinyes, que tan generosament em varen acollir a casa seua certa nit de juliol de 1968”. El lligam és ja indestructible, tot i que els vestigis que ens queden són comptats i les cartes han desaparegut.

En la dècada següent, també veieren la llum, des de Mallorca, dos volums més: Poemes preliminars i Epístola avortada al meu amic Josep Maria Llompart. Aquest darrer també forma part del llibre Vaixell de paper. Obra completa.

Semblants i diferents

Entre Estellés i Llompart hi ha molts punts en comú, o almenys així ho considera Cèlia Riba, neboda del poeta palmesà i professora de literatura jubilada. “Eren dos escriptors de la perifèria gairebé coetanis (un va néixer el 1924 i l’altre, el 1925). Van rebre una educació en castellà molt semblant, malgrat que Llompart provenia d’una família benestant i Estellés, no. Es van amarar dels mateixos poetes catalans, des d’Ausiàs March a Carles Riba. Sentien que feien una feina pel país i per la llengua, s’admiraven i es llegien”.

Les seves trobades acabaren traspassant les fronteres illenques, sobretot durant els anys vuitanta. “Coincidien a molts actes que es feien a Barcelona i València, ja fossin premis o vetllades poètiques”, explica Riba. “Sovint els acompanyava Miquel Martí i Pol. Semblaven els tres tenors”. Però, a Barcelona, Estellés no trobava l’escalfor de Mallorca. “Hi anava perquè era la capital cultural i s’hi sentia obligat”, assegura Vicent Andrés Lorente.

estelles  hacia mallorca
Estellés en un vaixell cap a Mallorca

Per la seva banda, Pere Rosselló, autor de l’article Vicent Andrés Estellés i les Illes Balears, opina que el mallorquí “tenia un vessant més polític i social que feia que el cridessin per donar moltes conferències. Presidia l’Obra Cultural Balear i tenia una agenda ben carregada”. Recorda que “hi havia un fort secessionisme lingüístic que calia superar, per això es feien tants actes amb escriptors provinents de tot el territori de parla catalana, una pràctica que actualment és minoritària”.

Pel que fa a la producció literària, ens trobem davant dos autors molt distints. “Estellés fou prolífic i visceral. Llompart, en canvi, escrivia poc i utilitzant tots els recursos lingüístics que coneixia, entre aquests, els arcaismes”, explica la neboda del mallorquí. “Segurament, hi ha una part de la poesia del meu oncle més difícil de llegir que l’estellesiana, que estava escrita a raig. D’una altra banda, Llompart comptava amb els referents de l’Escola Mallorquina i de Bartomeu Rosselló-Pòrcel, mentre que Estellés va haver de picar molta pedra. Mirava enrere i només hi trobava March i Joan Roís de Corella. Va inaugurar una tradició i es va convertir ell en una base per als altres. En aquest sentit, no tenen res a veure”.

La batalla de València

El 9 d’octubre de 1977 un milió de persones sortiren als carrers de València per reclamar un nou estatut. La resposta de la dreta més radical fou la violència i tres homes es convertiren en els caps de turc dels hereus franquistes: Vicent Andrés Estellés, Joan Fuster i Manuel Sanchis Guarner. Aquests escriptors patiren amenaces de mort i atemptats.

En aquest punt torna a ressorgir Mallorca a l’horitzó del burjassoter. “L’illa es convertí en un refugi per al meu pare”, explica en Vicent. “A vegades feia broma amb Llompart i comparaven els atacs que havien rebut. Estellés li explicava que el telefonaven a les nits i l’insultaven. Llompart es queixava perquè havia aparegut una pintada a la façana de casa”. Però el valencià s’ho passava malament. “Sofria molt. Aquí hi ha una ceba difícil de reconduir que sembla que ha tornat, una gran ignorància. On s’entén que tinguem un conseller de cultura torero?”

9 d'octubre
Quan ens volien furtar la paella
Entre els finals del 70 i els principis del 80, la ciutat de València va viure un episodi de confrontació pels simbols culturals i un clima de violència ultra als carrers.

D’una opinió semblant és Pere Rosselló, que fou testimoni de la por que es respirava a principis dels vuitanta a la capital valenciana. “Vaig participar en una trobada de professors. Vicenç Salvador ens va venir a cercar a l’aeroport i no ens va voler dir on es faria l’acte. Ho mantenien en secret. Pensaven que ens podien posar una bomba. Vaig percebre un temor que a Mallorca no he sentit mai”.

Pot ser que tot aquest patiment unit a les dificultats econòmiques esculpís el caràcter canviant del poeta valencià. “El meu pare era sentimental, divertit, ploraner i pessimista”, explica el seu fill Vicent. “Viure a València no va ser fàcil per a ell. I va necessitar un lloc on carregar les piles”. El va trobar a Mallorca.

El Salto Radio
El Salto Radio Estellés, la veu del poble valencià
Demà farà trenta-un anys de la mort del poeta de Burjassot, autor d'obres tan importants com “Llibre de meravelles” o “Coral romput”.

Comiats

El gener de 1993 li van donar una notícia que el sumí en una profunda aflicció: Josep Maria Llompart havia mort. Feia escassos mesos, Joan Fuster també havia estat enterrat. Estellés deixà de respirar el 27 de març d’aquell any.

Per a la història han quedat els elogis que tota aquesta gran família d’escriptors compromesos es va anar fent al llarg dels anys, alguns tan tendres com ara els d’Absència i presència de Vicent Andrés Estellés, que Llompart va escriure per a la presentació d’un dels seus volums l’any 1972: “L’aire tímid, les ulleres correctíssimes, la mirada una mica trista, una mica amarga, amb una espurna de sarcasme i una altra espurna de facècia, un gest un poc cansat, (…) us decanten, tot seguit, cap a la imatge de l’auxiliar administratiu, del comptable diligent que es defensa a base d’hores extres. Un comptable sentimental que serva entre els fulls del llibre major la flor marcida que fregà els llavis d’aquella mecanògrafa alta de pits”. Del naixement d’aquest gran mestre valencià se celebren, aquest 2024, cent anys.

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