Venezuela
Estados Unidos desempolva un viejo tratado y enfila hacia Venezuela
Estados Unidos y 16 países americanos invocan el TIAR, un tratado de 1947 que nunca fue aplicado para estrechar el cerco sobre Venezuela y volver a hacer sonar los tambores de una intervención.

Sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela
En el marco de la asamblea de la ONU, 16 países americanos decidieron el 23 de septiembre emprender acciones contra Venezuela y el Gobierno de Maduro invocando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca.
En un comunicado comunicado especialmente duro, que relaciona al presidente Nicolás Maduro con terrorismo y narcotráfico, además de corrupción y violación de los derechos humanos, acordaron “identificar personas relacionadas con el régimen de Maduro relacionadas con diferentes delitos incluidos terrorismo y narcotráfico (…) a los fines de usar todas las medidas disponibles para investigar, perseguir, capturar, extraditar y sancionar a los responsables y disponer el congelamiento de sus activos”.
El TIAR nació en 1947 como alianza militar tutelada por Estados Unidos. Según su misión, un ataque armado contra alguna nación firmante será considerado un “ataque contra todos los Estados americanos”. En el artículo 8 especifica las formas de aplicación: “La ruptura de las relaciones diplomáticas; la ruptura de las relaciones consulares; la interrupción parcial o total de las relaciones económicas, o de las comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, telefónicas, radiotelefónicas o radiotelegráficas, y el empleo de la fuerza armada”. Dieciocho países son miembros, pero Uruguay se ha retirado esta semana tomando postura firme contra la decisión. Trinidad y Tobago se abstuvo en la votación. Bolivia, Nicaragua y México no son firmantes.
Este paso fortalece el cerco sobre Venezuela, y afecta al Gobierno, pero sobre todo a sus ciudadanos, quienes tendrán mayores problemas para proveerse de alimento, medicinas y enseres básicos
Lo paradójico del TIAR es que nunca ha tenido una aplicación práctica. Ni siquiera cuando Inglaterra inició en 1982 la Guerra de las Malvinas contra Argentina, quien lo invocó. En ese momento Estados Unidos se alió con la OTAN, y el TIAR resultó un fiasco a pesar del deseo de muchos países de la región de ayudar al país vecino. Tampoco se aplicó contra Cuba.
Este paso fortalece el cerco sobre Venezuela, y afecta al Gobierno, pero sobre todo a sus ciudadanos, quienes tendrán mayores problemas para proveerse de alimento, medicinas y enseres básicos, encareciendo la importación de productos y produciendo una mayor crisis económica y un aumento de la emigración. Las mayorías sociales, incluyendo las que luchan contra Maduro, sufrirán la peor parte. Para el Gobierno, es un nuevo obstáculo para sortear. Quizá por eso Maduro realizó, está misma semana, un viaje a Moscú.
Más allá del peligroso precedente, debido a que juzga de terrorismo y narcotráfico a un Gobierno de la región sin prueba alguna, y agudiza la crisis socioeconómica, no garantiza ni la aplicación de la fuerza ni la salida de Maduro. Veamos.
Efecto TIAR
Este tipo de decisiones reproducen el modelo de sanciones que Trump aplicó desde 2017 sobre funcionarios y personas allegadas al Gobierno de Maduro. Hasta ahora, este tipo de medidas dirigidas hacia decenas de generales y funcionarios de alto nivel, no ha debilitado al gobierno de Maduro, por el contrario, lo ha cohesionado.A diferencia de las medidas que se dirigen a embargar empresas y activos, las sanciones aprobadas parecen impactar solo a funcionarios, pero cuando estos son representantes legales y comerciales del país afectan prontamente la compra de alimentos y la venta de petróleo y oro, principales productos de exportación.
Aunque lo contempla en sus artículos, por ahora el TIAR no plantea cerrar las fronteras de Venezuela e impedir la venta de alimentos y enseres, tampoco cerrar las vías aéreas o intervenir militarmente. Pero el tomado este 23 de septiembre es el primer paso que puede llevar a nuevos tipos de acciones. El escenario militar vuelve a aparecer como escenario probable. ¿Es factible que el conflicto escale a ese nivel?
Independiente de la voluntad política del grueso de gobiernos de la región de confrontar abiertamente al Gobierno de Venezuela, el uso de la intervención militar tiene implicaciones que aun los firmantes no están dispuestos a arriesgar.
Los países clave para la aplicación militar del Tratado podemos reducirlos a tres: Estados Unidos por su poderío militar; Brasil y Colombia, por su inmensa frontera con Venezuela. Para contemplar el empleo armado del TIAR estos países deben contemplar que Venezuela lleva 20 años planteándose la posibilidad de una invasión, y cuadrando alianzas militares que permitan reforzar su defensa, especialmente con Rusia quien le ha proveído de material antiaéreo que algunos consideran de primer orden en comparación al resto de américa latina; además de helicópteros artillados, aviones de alta gama y armamento para la guerra irregular.
Desde una perspectiva militar, este pertrecho no le quitaría el sueño a los Estados Unidos pero sí a Colombia y Brasil. Ambos países tienen territorios grandes y complejos y una guerra con Venezuela implica una movilización militar difícil de costear. Hay que agregar que en ambos países se asoma una crisis económica.
Para Colombia, una guerra con Venezuela implicaría dejar el resto del territorio, especialmente el fronterizo con Ecuador y Brasil en minusvalía ante grupos armados ilegales que se esparcen a lo largo y ancho de su territorio. El reciente llamado de algunos líderes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) de volver a la lucha armada y dar por culminado el acuerdo de paz es apenas uno de los peligros que se ciernen sobre el dificultoso territorio colombiano, donde todavía están activas guerrillas como el Ejército de Liberación Nacional (ELN) e infinidades de bandas criminales y grupos paramilitares. Colombia es el principal productor de cocaína del mundo, y las ganancias que produce, al no poder ser monopolizadas por el Estado, generan un natural auge de grupos irregulares. Un verdadero polvorín.
El caso de Brasil es históricamente diferente, pero no menos complejo. La frontera con Venezuela representa los límites más remotos para el Estado brasileño. Movilizar a la frontera norte parte de su ejército, concentrado hacia el centro y el sur, implicaría el gasto de ingentes recursos, además del debilitamiento del resto de sus fronteras con 10 países diferentes. También hay que recordar que sus estados del norte, Amazonas, Roraima y Pará, tienen fuerte conexión comercial con Venezuela y consumen su electricidad. Son territorios que quedan más cerca de Caracas que de Brasilia.
Ni Colombia, ni Brasil, aunque seguramente coadyuvaran con firmeza en confrontar a Maduro, parecen animados a escalar el conflicto hasta el punto de una guerraQuizá por estas razones, el ministro de defensa de Brasil, Fernando Azevedo e Silva, aseguró el viernes 20 de septiembre que Brasil debe enfrentar el problema con Venezuela “bajo los preceptos de la constitución política de respeto a los derechos humanos, el principio de no intervención y la solución pacífica” de los conflictos. A pesar de la belicosidad de los pronunciamientos, Bolsonaro fue uno de los últimos presidentes en reconocer a los enviados diplomáticos de Guaidó debido, según algunos medios de derecha de la región y el Folha de São Paulo, a las presiones militares quienes no verían con agrado abrir un capítulo violento en la región.
Así que ni Colombia, ni Brasil, aunque seguramente coadyuvaran con firmeza en confrontar a Maduro, parecen animados a escalar el conflicto hasta el punto de una guerra.
Algo similar puede interpretarse de las últimas señales del Gobierno de Estados Unidos, quien hizo pensar en el mes de enero de este año que una invasión militar a Venezuela resultaba una opción muy probable, pero que, una vez culminados sin éxito varios intentos de derrocar a Maduro, parece haber desechado esa vía, al menos de momento.
Por un lado, el conflicto con Irán y Yemen está desestabilizando la oferta y el precio petrolero. Por el otro, iniciar un conflicto armado con Venezuela implicaría abrir un flanco violento que nadie sabe cómo pueda terminar, en términos de migración, desestabilización de la región y el tiempo que deberán estar allí para controlar la situación. Es una jugada que aun contiene altos grados de riesgo, hasta tanto no haya una tajante división en las fuerzas militares.
“Destruiremos esa coalición [de 55 países contra Maduro] si seguimos vociferando sobre la intervención militar que los latinoamericanos no quieren y que los europeos no quieren”, dijo el enviado de Trump para Venezuela Elliott Abrams
Además Elliott Abrams, enviado del Gobierno de Trump para asuntos sobre Venezuela, explica muy pedagógicamente la negativa actual para una intervención militar: “Lo estamos haciendo pacíficamente, no lo estamos haciendo a través de las armas. ¿Por qué? Una razón es que la mayoría de ellos no quieren que lo hagamos. Lo último que Venezuela realmente necesitaría es mucho más derramamiento de sangre. En segundo lugar, si nos fijamos en la coalición que tenemos de 55 países que apoyan a Juan Guaidó, destruiremos esa coalición si seguimos vociferando sobre la intervención militar que los latinoamericanos no quieren y que los europeos no quieren. Es posible que pueda encontrar dos o tres países que dicen en privado: ‘Sí, se debería invadir Venezuela’, no encontrará muchos más que eso. No creo que sea una política inteligente”.
El escenario más probable
La Fuerza Armada de Venezuela ha demostrado unidad y lealtad a su cadena de mando. Ha venido acrecentando su reserva militar que según datos oficiales está llegando a los dos millones de hombres y mujeres armados. En términos de doctrina, equipamiento y ejercicios militares, han venido preparándose para una guerra de guerrillas prolongada, especialmente en su frontera con Colombia. Además, el chavismo aún continúa siendo una fuerza política y social con poder de desestabilizar cualquier gobierno que venga a sustituir a Maduro por la fuerza.Estados Unidos, ahora utilizando el TIAR, va a intentar ahorcar aún más al Gobierno de Maduro, pero dejará para más adelante una acción militar. Mientras tanto, la situación interna de Venezuela se agudiza y se desborda hacia el resto de países de Sudamérica. Estas medidas no parecen acercar el fin de Maduro y el chavismo pero sí lleva a Venezuela hacia un destino indecidible.
Relacionadas
CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
Últimas
O Salto medra contigo
O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Recomendadas
Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!