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Grecia
Macedonia: nazis, Theodorakis, obispos y militares
La manifestación de Salónica, en la que unas 400.000 personas salieron a la calle para protestar por las negociaciones que el gobierno griego está llevando a cabo con ARYM (Antigua República Yugoslava de Macedonia), ha inaugurado un ciclo de movilizaciones nacionalistas cuyo punto álgido se ha dado con las convocatorias de este fin de semana en Atenas que han congregado a más de un millón de manifestantes.
¿Qué hacen el mítico compositor antifascista Mikis Theodorakis, nazis de Amanecer Dorado, el exjefe del Estado Mayor heleno, obispos ortodoxos, la expresidenta del parlamento griego Zoe Konstantopoulou y el hombre fuerte de Putin en Grecia manifestándose juntos?
Para dar respuesta a esta pregunta, hace falta echar la vista un poco atrás…
En 1991, cuando la Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM) proclamó su independencia, lo hizo reivindicando el nombre "Macedonia" para sí. Desde un principio, Grecia se opuso firmemente a reconocerla por tres motivos: la ambigüedad que generaba su nombre con la región griega de Macedonia; el uso de una bandera nacional con el Sol de Vergina, símbolo histórico de la región griega de Macedonia; y por varios artículos incluidos en la Constitución que implicaban pretensiones territoriales. Su respuesta fue vetar la entrada de ARYM en la ONU, en la Comunidad Económica Europea e imponer un bloqueo comercial a su país vecino.
Hace unos meses, el cambio de gobierno en ARYM propició un acercamiento con el gobierno griego, abriéndose unas negociaciones, supervisadas por la ONU, con el objetivo de tratar de encontrar una salida diplomática al conflicto que históricamente ha enfrentado a ambos países.
¿Qué implicaciones tendría la resolución de este problema de vecindad? A nivel regional, un acuerdo serviría para consolidar el papel de Grecia como potencia regional en los Balcanes. Mientras que a nivel internacional, la resolución del conflicto diplomático con Grecia es una condición sine qua nun para la entrada de ARYM en la OTAN, cuya cumbre se celebra a finales del mes de julio, que revertiría la creciente influencia rusa en los Balcanes.
En este contexto, ¿dónde se sitúan los distintos actores políticos?
Syriza defiende aceptar por primera vez un nombre que contenga la palabra “Macedonia” para la designación oficial de su vecino del norte, siempre que las negociaciones cuenten con las garantías de la ONU. El mediador de la ONU, Matthew Nimetz, ha propuesto una lista de cinco opciones, entre ellas las denominaciones “Alta Macedonia”, “Macedonia Septentrional” o “Nueva Macedonia”. El partido de gobierno, argumenta que la coyuntura actual ofrece una oportunidad histórica para resolver un problema de vecindad y para formalizar algo que ya sucede de facto: la denominación de ARYM como Macedonia. Stelios Kouloglou, diputado de Syriza en el Parlamento Europeo y exdueño del periódico digital TVXS ha sostenido que “es hora de resolver un problema que nos ridiculiza ahora que hay un gobierno en ARYM que quiere resolver el conflicto. Además, necesitamos estabilidad en la zona para compensar la inestabilidad regional causada por el gobierno de Erdogan”.
Su socio de gobierno, el nacionalista ANEL, se encuentra en una posición complicada. Por un lado, Macedonia puede proporcionarles una salida heroica del gobierno en un momento en que el discurso nacionalista se cotiza al alza. Por otro, las últimas encuestas, que lo sitúan en torno al 2% de intención de voto, no suponen el mejor de los escenarios para una posible ruptura con Syriza. Así, numerosos diputados han manifestado públicamente su oposición a cualquier solución que incluya el término de “Macedonia” pero, al mismo tiempo, ANEL sostiene en un comunicado oficial que piensan mantener el pacto de gobierno con Syriza.
El “Ciudadanos” griego, To Potami, se ha posicionado en contra de los discursos nacionalistas y aboga por una salida diplomática del conflicto que garantice la estabilidad. Xristos Staikouras, que fue viceministro de economía con Nueva Democracia en el ejecutivo de Samarás y ahora pertenece a la formación To Potami, ha sostenido que “no se puede tener una política exterior basada en manifestaciones”.
El casi extinto PASOK bascula entre las posturas defendidas por su sector más neoliberal (cercano a To Potami) abiertamente antinacionalista y el sector tradicional-patriótico visceralmente anticomunista.
La derecha griega de Nueva Democracia ha visto en la crisis abierta una oportunidad única para disputar el gobierno a Syriza. Si en un comienzo no quiso acudir oficialmente a la manifestación de Salónica (no hay que olvidar que Macedonia ha sido históricamente causa de conflicto en el interior de sus filas, llegando incluso a provocar la caída del gobierno de Mitsotakis en los años 90 tras la renuncia de Samarás), ahora se ha posicionado públicamente en contra de las negociaciones. De hecho, Giorgos Patoulis alcalde de la región de Marusi por Nueva Democracia, ha sido uno de los ponentes invitados a la manifestación nacionalista de este domingo en Atenas, donde también pudimos ver a un lacrimoso Samarás.
Sin duda Amanecer Dorado es la fuerza política que más cómoda se está sintiendo desde que estallara el conflicto. El sábado organizaron una manifestación nacionalista en la que la extrema derecha enseñó músculo y el domingo pudimos ver a sus líderes, mostrando con orgullo banderas griegas, en la plaza de Syntagma. “Macedonia sólo es una y es griega. Todo lo demás es mentira. Vosotros en España también tenéis el problema de que unos cuántos os quieren robar una parte del país”, declaraba Ilias Panagiotaros, diputado neonazi en la convocatoria de este fin de semana*. Tras la manifestación de Salónica, los nazis de Amanecer Dorado incendiaron un centro social, mientras que en Atenas grupos antifascistas patrullaron el barrio anarquista de Exarjia para evitar que se repitieran los ataques.
Por su parte, el KKE ha tratado de mantenerse al márgen del debate político alegando que se trata de “un conflicto que tiene que ver con la expansión de la OTAN y los mercados” del que no quieren formar parte. Esto se entiende debido a la, hoy difícil de sostener, defensa de una Macedonia independiente que hicieron durante la Segunda Guerra Mundial. Recordemos que la principal organización de la resistencia griega durante la ocupación alemana (ELAS), controlada por el partido comunista, contaba con un batallón denominado “Batallón de Macedonia”, que apostaba por la liberación de los territorios macedonios (y de Thraki, al noreste del país) de la opresión ejercida por el estado central. Si en el pasado nombraban batallones bajo el nombre de “Macedonia”, hoy el callejón sin salida en el que se encuentra el KKE llega hasta tal punto que esa palabra se vuelto inpronunciable y sus representantes se refieren siempre a ARYM por el nombre de su capital, Skopie.
El Sínodo Nacional de la Iglesia ortodoxa ha solicitado la asistencia a sus representantes a las manifestaciones. De hecho, una de las figuras principales de la manifestación del domingo fue la del Obispo Dorotheos. “Repetimos que los partidos de Skopje no pueden arrebatarnos una parte de nuestro país porque no les pertenece”, sostenía el Padre Dimitros, cura ortodoxo, en la convocatoria del domingo*. La intromisión eclesiástica en un asunto de Estado ha sido duramente criticada por el Gobierno de Alexis Tsipras.
Otra de las figuras que han despuntado en los últimos meses ha sido la de Frangos Frangulis, exjefe del Estado Mayor griego y que según se dice podría formar un partido político de extrema derecha que restase votos a Nueva Democracia.
Mikis Theodorakis, histórico compositor antifascista e institución en sí mismo, ha sido una de las cabezas visibles que ha organizado la manifestación nacionalista del domingo en Atenas. “Fascistas, racistas, anarquistas, terroristas, matones, sois mis hermanos”, clamó desde el escenario de la plaza Syntagma. La noche anterior había aparecido una dura pintada en la fachada de su casa: “Tu historia comienza en las montañas [en referencia a su pasado en las juventudes de ELAS] y termina en la ciénaga nacionalista de la plaza Syntagma”.
Parte activa de las movilizaciones y de la recaudación de fondos están siendo también las asociaciones de emigrantes y la diáspora griega. En la manifestación del domingo pudimos ver a representantes de griegos en Australia, África o Estados Unidos encendiendo la a los asistentes con discursos patrióticos y referencias a Alejandro Magno.
Entre las figuras destacadas del “cuarto poder” despunta la postura de Ivan Sabbidis, magnate de los medios, dueño del mayor equipo de fútbol del norte de Grecia (PAOK) y buen amigo de Putin. Sabbidis, que era hasta ahora el gran hombre de Syriza en los medios, ha sostenido una dura línea editorial en contra de unas negociaciones que, de cerrarse satisfactoriamente, perjudicarían la posición de Rusia en la región.
Por su parte, las contramanifestaciones están siendo organizadas fundamentalmente por la izquierda extraparlamentaria y los grupos anarquistas. En el barrio anarquista de Exarjia se pueden ver pintadas que dicen: “En Grecia y en Macedonia tenemos los mismos problemas”.
Horizontes
Ante esta coyuntura: ¿Puede Macedonia dinamitar la alianza de gobierno entre ANEL y Syriza? ¿Es posible que, lo que hasta ahora es una alianza táctica entre sectores ideológicamente antagónicos, cristalice en un polo con objetivos estratégicos comunes? ¿Podrá Nueva Democracia recoger el testigo de defensa de la soberanía, tras la derrota de Syriza contra la Troika, e instrumentalizar las protestas para tumbar al gobierno? ¿Quién capitalizará el sentimiento nacionalista que se está expresando en las calles? ¿Está la izquierda en condiciones, como defiende, de disputar a la derecha el sentimiento nacional-popular? ¿Derechizará la cuestión de Macedonia la agenda política griega? ¿Pueden las protestas revitalizar el escuadrismo de un Amanecer Dorado, en repliegue en los ultimos tiempos? Y, a nivel internacional, ¿vuelven los Balcanes a ser un escenario de confrontación entre los intereses del bloque OTANista y del bloque ruso?
Con las elecciones parlamentarias de 2019 en el horizonte, la izquierda griega en repliegue, Nueva Democracia asolada por escándalos de corrupción y Syriza habiendo defraudado todas las expectativas de su base electoral, los resultados podrían depender de la habilidad de la derecha para transformar el sentimiento nacionalista en un sentimiento antigobierno y de si la UE da oxígeno a Syriza en las negociaciones de la deuda permitiéndola implementar un paquete de medidas sociales que la presente ante sus votantes como el menos malo de los posibles gestores de la austeridad.
* Declaraciones proporcionadas por Hibai Arbide y Ángel Ballesteros, de Muzungu Prod.