África
Agricultura urbana: una delicada red de salvación para las clases populares de Maputo

La presión urbanística y la falta de prestigio social amenaza un actividad con potencial para mejorar las condiciones de vida en la capital de Mozambique.
agricultura maputo
Un grupo de jóvenes participa en una formación para mejorar las técnicas agrícolas en Maputo. Foto cedida por Enginyeria Sense Fronteres
10 jul 2022 08:28

“Desde un punto de vista agroecológico, la ciudad de Maputo tiene potencial para la producción de hortícolas y de animales pequeños, especialmente aves”. Es es una de las sentencias de Carlos Bavo, un investigador mozambiqueño que ha hecho un diagnóstico de la situación de la agricultura urbana en la capital del país de África del Este. Sin embargo, no todo es categórico porque, continuando con la idea de gran potencial, el experto matiza: “La agricultura urbana de subsistencia se mantiene con un alto potencial para convertirse en una actividad realmente comercial y generadora de ingresos, pero que, cíclicamente, se enfrenta a obstáculos que hasta la fecha han sido insuperables”. Esta producción agrícola aparece como una esperanzadora fuente para mejorar la calidad de vida de los colectivos más populares de la ciudad y, sin embargo, a pesar de los esfuerzos coincidentes de las autoridades, las comunidades locales, las asociaciones mozambiqueñas y las organizaciones internacionales, sobre esta actividad persiste una amenaza constante.

La agricultura urbana en Maputo se ha convertido, en los últimos años, en una actividad que ha despertado un creciente interés. Con la disponibilidad de un anillo verde en los distritos periféricos de la ciudad y la tradición agrícola de una buena parte de la población migrada procedente de zonas rurales, esta actividad ha sido habitual durante décadas, precisamente desde los grandes desplazamientos desde el campo hasta el núcleo urbano. Sin embargo, durante la mayor parte de ese tiempo, la actividad ha pasado desapercibida, considerada como secundaria, prácticamente como una afición que desde la pequeña maxamba familiar (las pequeñas huertas urbanas que constituyen el tipo de explotación más habitual) mejoraba la dieta y, a veces, completaba ligeramente los ingresos.

“La agricultura urbana de subsistencia se mantiene con un alto potencial para convertirse en una actividad realmente comercial y generadora de ingresos, pero que, cíclicamente, se enfrenta a obstáculos que hasta la fecha han sido insuperables”

En los últimos tiempos, las maxambas y las asociaciones en las que se reúnen tradicionalmente las y los productores han llamado la atención de las autoridades. Se ha puesto en valor la aportación de esta producción, en la mayor parte de los casos informal, a la seguridad alimentaria de sectores sociales vulnerables, pero también el potencial para crear empleo y para generar rendimientos, así como para configurar un modelo de ciudad concreto. El municipio de Maputo muestra su interés con acciones de planificación, la más reciente un plan de agricultura urbana que está en proceso de elaboración junto a organizaciones locales.

A través de encuentros con sus protagonistas, el investigador Carlos Bavo ha elaborado el diagnóstico de la situación de la agricultura urbana en Maputo más actualizado, impulsado conjuntamente por el Centre d’Estudis Africans i Interculturals (CEAi) de Barcelona y la ONG Enginyeria Sense Fronteres (ESF), que trabaja en este ámbito de desarrollo en el país africano. El experto mozambiqueño presentó recientemente sus pesquisas en un foro de investigación universitaria en Barcelona. En la actualidad, la radiografía de esta actividad en Maputo muestra que 14.500 productoras, en su mayoría mujeres, se dedican al cultivo de pequeñas explotaciones fundamentalmente en los barrios periurbanos. Ocupan, en total, 1.300 hectáreas lo que da una idea del tamaño medio de esas maxambas.

Estas productoras, en un 82% mujeres, están agrupadas en 33 asociaciones distribuidas por toda la ciudad. Se trata de una dinámica tan particular como tradicional. “Las asociaciones de agricultores”, explica el propio autor de la investigación, “sirven para reunir a los y las productoras, crear sinergias y perseguir una serie de objetivos comunes, que en la actualidad pasan por la tenencia de la tierra, actualmente amenazada por grandes proyectos inmobiliarios en la periferia de Maputo; la exploración de mercados; y el aprovechamiento de las oportunidades, especialmente, a través del apoyo material y del desarrollo de las capacidades técnicas”.

La mayor parte de estas explotaciones son para el consumo familiar, como señala la radiografía de la actividad, aunque una parte de la producción se destina también a la comercialización en la ciudad de Maputo y una mucha menos proporción llega incluso a exportarse a países vecinos como Eswatini y Sudáfrica. El estudio de Bavo, titulado Desafíos de la agricultura urbana en Maputo: acceso al agua, tecnología e ingresos señala que el sector emplea directamente a alrededor del 3% de la población económicamente activa de Maputo y contribuye con el 8% al PIB de la ciudad.

Además de esa capacidad de generación de riqueza el atractivo tradicional de estos cultivos ha estado en su aportación a la seguridad alimentaria. Aunque el investigador mozambiqueño establece algunos matices. “La aportación es parcial”, advierte Bavo, “porque solo se produce en una época del año, en invierno. La falta de tecnología, como el uso de invernaderos, por ejemplo, impide la disponibilidad de productos durante todo el año. Esta carencia provoca, por un lado, la pérdida de ingresos para los productores, que durante la mitad del año dejan de ganar dinero con su producción; y la incapacidad para retener a los clientes, por otro lado, ya que en la mitad del año en que los productores no suministran hortalizas, los clientes buscan otras soluciones”.

En todo caso, si hay una amenaza inminente a esta actividad es la presión urbanística que se experimenta en una ciudad en expansión como Maputo. Carlos Bavo advierte que este fenómeno presiona a las productoras agrícolas desde dos frentes. Por un lado, provocan “conflictos dentro de las asociaciones, ya que hay productores que se dejan engatusar por el gran capital inmobiliario y venden sus tierras, provocando un mal ambiente dentro de las asociaciones porque muchos prefieren seguir produciendo”. Y por otro lado, se generan “conflictos entre las asociaciones de productores y las autoridades locales y los propietarios de urbanizaciones, porque hacen grandes construcciones que bloquean los cursos de agua, (que en algunos barrios es un bien especialmente sensible), alterando el trazado natural del terreno y provocan inundaciones en las zonas de producción, afectando la producción de los agricultores”.

“Hay productores que se dejan engatusar por el gran capital inmobiliario y venden sus tierras, provocando un mal ambiente dentro de las asociaciones porque muchos prefieren seguir produciendo”

A esta presión se suma una cuestión aparentemente mundana, como es el prestigio social de la agricultura urbana, o más bien la falta de ese prestigio social, que la convierte en una actividad poco atractiva para los jóvenes. “Una dura amenaza”, señala el investigador, “es la falta de continuidad de la actividad de producción agrícola por parte de las generaciones más jóvenes. La agricultura es familiar y de subsistencia, por lo que la actividad necesita continuidad en la familia, pero apenas hay jóvenes interesados. Interiorizan la idea de que la agricultura no es rentable, que no genera suficiente rendimiento y que el apoyo público es muy débil”.

El experto mozambiqueño incorpora en su análisis una particular mirada sobre la modernidad y el ascenso social: “Veo poca racionalidad en la preferencia de los jóvenes por apostar al comercio informal en las calles y plazas de la ciudad, cuando podrían trabajar en la agricultura. Se produce un gran dilema entre los jóvenes, porque encuentran ejemplos de otros jóvenes que invierten en el trabajo informal y con ello ganan lo suficiente para, por ejemplo, mostrar algunos signos externos de prosperidad que sirven de motivación para que otros apuesten por lo informal y dejen de dar continuidad a la inversión familiar en la producción agrícola”.

El informe de la situación de la agricultura urbana en Maputo también pone de manifiesto como las pequeñas productoras se sienten acorraladas por los intermediarios que fijan precios injustos, lo que además de la pérdida de recursos, genera una considerable frustración. Por eso, algunas de las acciones para la promoción de la actividad agrícola en la ciudad tratan de reforzar la comercialización de los productos. Bavo advierte que la tarea no es sencilla: “Si las productoras van al mercado, no queda nadie produciendo. La mayoría trabajan solas. Suelen quedarse con la producción en sus campos: hacen sus tareas habituales y esperan a que vengan los clientes. No pueden irse. Pero incluso si pudieran, tendrían que tener recursos. Conocí a un productor de una de las zonas de Maputo que tiene tres empleados y una furgoneta que le ayuda a recorrer 100 o 200 km para vender sus productos. Me transmitió resultados muy alentadores. Pero este es un ejemplo raro”. Y ahí radica uno de los principales retos. “¿Cómo hacer que los supermercados confíen en la producción local? ¿Cómo hacer que sea capaz de abastecer todo el año? Es la única manera de competir con los productores del otro lado de la frontera sudafricana que abastecen a los supermercados”, comenta Bavo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Análisis
Análisis Mozambique: la democracia que Occidente prefiere olvidar
Cuando los intereses están mejor asegurados con un gobierno corrupto, las críticas al fraude electoral se limitan a una retórica superficial que no va más allá de gestos simbólicos.
Arte contemporáneo
Arte Mujeres y Arte Contemporáneo en Mozambique
La escena artística mozambiqueña se ha enriquecido y diversificado, adaptándose a un contexto global interconectado.
Actualidad africana
Actualidad africana En Mozambique y en Senegal la ciudadanía sale a la calle para defender o recuperar sus democracias
Tiemblan los cimientos del régimen de Frelimo en Mozambique, mientras la excepción ghanesa se tambalea ante la amenaza terrorista; todavía no está todo dicho en Senegal.
Genocidio
Genocidio El TPI emite la orden de detención contra Netanyahu y Gallant por crímenes de guerra
La Sala de Cuestiones Preliminares del TPI rechaza las impugnaciones de competencia formuladas por el Estado de Israel y emite órdenes de arresto contra Benjamin Netanyahu y Yoav Gallant.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.
COP29
Cumbre del clima La COP29 encara su última jornada con un final agónico sin acuerdo en los temas clave
Los borradores de los textos de negociación sobre la mesa quedan muy lejos de un acuerdo sobre financiación climática en línea con las necesidades para que el planeta no rebase los 1,5ºC de calentamiento medio.
Ocupación israelí
Ocupación israelí El Congreso de EE UU vota la “ley más peligrosa para las libertades” desde la Patriot Act
En Gaza, Cisjordania y Líbano, nuevos ataques israelíes dejan más de un centenar de muertos. En Washington, el Congreso vota una ley que permite quitar fondos a ONG, universidades y colectivos sin pruebas ni un proceso transparente.
Barcelona
Derecho a la vivienda El hartazgo por la vivienda impagable se da cita este 23 de noviembre en Barcelona
El amplio movimiento por la vivienda catalán, sindicatos y organizaciones vecinales, sociales y soberanistas demandan soluciones urgentes ante una crisis de vivienda sin solución a la vista

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Opinión
Opinión Non sempre ter moitas luces é sinónimo de intelixencia
Que impacto ecolóxico e social produce a iluminación do Nadal de Vigo? A cidade sofre máis aló da masificación, o caos de tráfico, as molestias á veciñanza, o malgasto ou os recortes en orzamentos de emerxencia social.
Más noticias
Crisis climática
Informe de Unicef El cambio climático multiplicará por tres la exposición de los niños y niñas a las inundaciones para 2050
Es la proyección que hace Unicef en su informe 'El Estado Mundial de la Infancia 2024'. La exposición a olas de calor extremas será ocho veces mayor para 2050 respecto a la década del 2000. “El futuro de todos los niños y las niñas está en peligro”, advierte la agencia de la ONU.
Memoria histórica
Memoria histórica Museo del franquismo, ¿eso dónde está?
España sigue ajena a la proliferación mundial de espacios museísticos dedicados a dictaduras y resistencias democráticas.
Unión Europea
Unión Europea La ultraderecha europea, ante la victoria de Trump
El triunfo de Donald Trump da alas a todas las formaciones ultraderechistas de Europa y del resto del mundo, que han visto cómo el millonario republicano ha conseguido volver a ganar las elecciones sin moderar un ápice su discurso.
Tribuna
Tribuna Vivienda: es hora de organizarnos
La situación de crisis inmobiliaria nos exige leer el momento para acertar en las batallas que debemos dar ahora, reflexionar sobre los modos de acción colectiva y lograr articular una respuesta política amplia.

Recomendadas

Galego
Dereitos lingüísticos Miles de persoas desbordan a praza da Quintana para mudar o rumbo da lingua galega
A Plataforma Queremos Galego, que convocou esta mobilización, sinala unha nova data para outro acto protesta: o vindeiro 23 de febreiro na praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.