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Alemania
Ines Schwerdtner: “Los conservadores tienen esta estrategia de normalizar la AfD, pero eso ha salido muy mal”

Elegida diputada en las elecciones de febrero por el distrito electoral de Berlín-Lichtenberg, Ines Schwerdtner es una de las figuras que han conseguido resucitar a Die Linke. El partido emblema de la izquierda alemana ha vivido un carrusel de emociones en los últimos tiempos. Entre el otoño de 2023 y los primeros compases de 2024, Die Linke sufrió la escisión de su antigua líder, Sahra Wagenknecht, que fundó un nuevo partido a principios de 2024, el Bündnis Sahra Wagenknecht. En octubre de ese año, Ines Schwerdtner y Jan van Aken se comprometieron como copresidentes de Die Linke e iniciaron la difícil labor de levantar las expectativas y el ánimo de un partido que en las anteriores elecciones se había salvado por poco de ser extraparlamentario. La campaña de Die Linke, extraordinariamente focalizada en solo dos temas, dio la razón a quienes apostaron por poner lo material en el centro de las políticas del partido. En la otra orilla, el Bündnis Sahra Wagenknecht, que había irrumpido como un torrente en las encuestas a comienzos de 2024, se quedó un año después a 9.000 votos de alcanzar el 5% necesario para entrar en el Bundestag.
Este lunes, 5 de marzo, el líder de la derecha conservadora CDU, Friedrich Merz, anunció el acuerdo definitivo con la socialdemocracia del SPD para conformar un nuevo gobierno de coalición. Eso da carril a Die Linke como principal partido de la izquierda parlamentaria en un país que aun no ha superado la crisis de identidad derivada del modelo energético anterior, que quedó roto con la invasión rusa de Ucrania de 2022.
En el pasado explicaste cómo un viaje de estudios a Cataluña para visitar los lugares donde las tropas republicanas lucharon en la Guerra Civil Española fue clave en tu politización inicial. ¿Puedes contarnos más sobre esta conexión con España?
Tenía 16 o 17 años y era mi primer viaje a un país extranjero. Fuimos a Barcelona y por toda Cataluña. Estuve estudiando castellano en la escuela y fue una gran experiencia para mí. Fuimos a visitar a alcaldes comunistas y al memorial de Walter Benjamin en Portbou. También estuvimos limpiando monumentos a las Brigadas Internacionales, y fue uno de los momentos más importantes para mí como entrada a la vida política. También fue el momento en que Die Linke se fundó como partido. Lo recuerdo como una experiencia espectacular.
Ya en la segunda mitad de enero, a un mes de las elecciones al Bundestag del 23 de febrero, una encuesta del conservador pero reputado instituto Allensbach no pudo registrar el volumen exacto de apoyo a Die Linke porque era demasiado bajo. Un mes después, la misma encuestadora os daba un 7,5% de voto y el día de las elecciones recibisteis el 8,8% de los votos. Cuando visité el último mitin del partido en Berlín, oí a gente decir que la campaña electoral debería haber durado dos semanas más porque habríais conseguido el 10% de los votos. Hoy en día, estáis en el 10% de voto en la mayoría de las encuestas. ¿Podrías explicarles a los lectores qué ocurrió?
Cuando me convertí en colíder del partido junto con Jan van Aken en octubre de 2024, había buenas sensaciones dentro del partido, pero eso no se transmitía a la sociedad. En los medios de comunicación, todo el mundo pensaba que estábamos muertos. El estado de ánimo en el partido era muy bueno después de la escisión. Cambiamos nuestra estrategia para centrarnos en algunos temas, a saber, la crisis del coste de la vida y el alquiler. Y creo que hubo un cambio estratégico importante ya que el partido volvió a tener una identidad y todos trabajamos juntos como un equipo. Y me parece que esto funcionó, en enero teníamos la sensación de que íbamos hacia arriba. Nos acercamos al 5% en las encuestas. Y los otros partidos tuvieron una muy mala campaña.
La campaña estuvo enfocada en la oposición y en temas específicos, con muchas visitas a las casas de la gente para pedir el voto y un gran compromiso por parte de nuestros miembros
Los Verdes, especialmente.
Los Verdes, los socialdemócratas también. No se sabía realmente qué posiciones defendían ni quién podía acabar gobernando con los conservadores de la CDU. Nosotros teníamos una clara plataforma de oposición hacia los conservadores y hacia los otros partidos. Las circunstancias también fueron importantes porque los conservadores decidieron votar junto con la extrema derecha en enero [para aprobar una resolución no vinculante contra la inmigración, rompiendo el cordón sanitario habitual contra Alternativa para Alemania (AfD)]. Nosotros éramos el claro partido de la oposición, el claro partido antifascista. Ya antes de la votación en el parlamento habíamos conseguido tener impacto. La dinámica provino de nosotros mismos, pero luego el ambiente político también nos ayudó mucho. Fue una mezcla de estrategia y una campaña enfocada en la oposición y en temas específicos, con muchas visitas a las casas de la gente para pedir el voto y un gran compromiso por parte de nuestros miembros. Esa fue la mezcla, y realmente no es posible planificarla ni replicarla.
Una de las pocas constantes en el panorama de partidos alemanes durante los últimos dos años es que la extrema derecha de la AfD y los conservadores de la CDU/CSU suman alrededor del 50% de los votos. Viendo que la CDU/CSU no es capaz de contener a la AfD como prometían, ¿cuál podría ser el papel de Die Linke para reducir este 50% de los votos de la derecha y, en última instancia, estar en condiciones de formar mayorías a la izquierda de los liberales del FDP?
Ésta es la mayor tarea política que tenemos en los próximos años y en las próximas elecciones, especialmente en el Este de Alemania, pero también en todas partes. Los conservadores tienen esta estrategia de normalizar la AfD y apoderarse de algunas de sus políticas para minimizar su fuerza, pero esto ha salido muy mal. Lo que decimos es que debemos ir a las causas profundas del surgimiento y la fuerza de la extrema derecha. Se trata básicamente de una política neoliberal que conduce a alquileres elevados y a la pérdida de empleos, lo que hace que sea más fácil para la AfD ganar el apoyo de los votantes, especialmente de los de la clase trabajadora. Y para darles una nueva perspectiva, lo que llamamos “economía antifascista”, buscamos luchar contra el proceso de desindustrialización y tener un verdadero proceso de transformación para la industria alemana con salarios más altos y alquileres más bajos. También buscamos más involucración política en el lugar de trabajo, donde hace falta una toma de decisiones más democrática. Nos centramos en políticas que ayuden a la mayoría de la gente, y les ayudamos concretamente, por ejemplo, dando la posibilidad de que los ciudadanos tengan con nosotros horas de consulta. Está en nuestra tradición estar cerca de la gente, tener una alternativa real a mano. Estamos tratando de llegar a todos. En Lichtenberg, donde trabajo como parlamentaria, digo que puedes votar por AfD y aun así venir a mi oficina durante las horas de consulta y te ayudaré.
Necesitamos hablar sobre criminales de guerra como Netanyahu y sobre detener el envío de armas, pero no fue el foco de nuestra campaña
En una encuesta realizada a finales de 2024, el 60% de los alemanes dijeron que se oponían a más exportaciones de armas a Israel. Die Linke, junto con el Bündnis Sahra Wagenknecht, fueron los únicos dos partidos que defendieron en campaña este embargo de armas. Sin embargo, el tema no apareció a menudo en la campaña del partido, y cuando lo hizo, fue mayormente porque los periodistas preguntaron sobre esto. ¿Es tan fuerte la facción dentro de Die Linke que quiere que se sigan exportando armas a Israel que la paz interna se habría visto perjudicada si el tema hubiera aparecido más prominentemente en la campaña?
No es el único tema que no recibió tanta atención en la campaña, ese es el inconveniente de centrarse tanto en los alquileres y los precios. Pero cuando nos preguntaron en los medios, sólo nos preguntaron sobre migración, Ucrania e Israel.
A veces parecía que sólo hablabais de ello cuando no había otra opción.
Hablé de ello en nuestras conferencias de prensa semanales, porque cada semana había algo más brutal que comentar. Pero, en realidad, esto nunca recibió mucho interés por parte de los periodistas o de nuestros propios miembros. Necesitamos hablar sobre criminales de guerra como Netanyahu y sobre detener el envío de armas, pero no fue el foco de nuestra campaña. Creo que ahora podemos tener más confianza en nosotros mismos en el Bundestag. Somos el único partido, y esto es preocupante, que se opone al envío de armas en general. Y somos el único partido que critica a Israel. Se pudo ver esto cuando Gregor Gysi [uno de los políticos más relevantes de la historia de Die Linke, que se dirigió al Bundestag como presidente de edad en la primera sesión del nuevo parlamento] dijo algo completamente neutral, que debería haber un Estado palestino, y nadie aplaudió. Ésta es la realidad en el discurso alemán. Se puede decir que fue políticamente incorrecto no centrarse más en Palestina, pero cuando uno es realista y le pregunta a un partido de izquierda con un 3% en las encuestas cuánto cambio puede generar en el mundo, es evidente que necesitamos ser más fuertes para cambiar algo en el discurso en Alemania. Ahora nuestra posición es mejor y no tenemos miedo de que el partido explote por esto. Sin embargo, en la izquierda alemana siempre existe la posibilidad de que un conflicto sobre este tema pueda hacer estallar todo. Es un tema muy delicado.
Ahora los periodistas saben que queremos imponer nuevos impuestos a los ricos o introducir un límite al alquiler y esto ha cambiado el tipo de preguntas que recibimos
Dijiste que una de las razones por las que te presentaste como colíder del partido fue que, como periodista, no querías escribir una historia sobre la muerte de Die Linke. La desventaja es que no tuviste la oportunidad de escribir la historia sobre su éxito porque fuiste parte de él. Dejando esto de lado, como experiodista, ¿qué pensaste del enfoque de los medios de comunicación en la reciente campaña electoral, en la que la migración y el asilo parecían dominar todo?
Gran parte de la conversación sobre inmigración estuvo fuertemente vinculada a las estadísticas de criminalidad. Ese era el tema en el 90% de los programas y entrevistas en los que participé, así que tuve que defender posiciones humanísticas básicas, y todavía me miraban como si estuviera loca, y pensé que algo está yendo muy mal. Existe esta responsabilidad de los medios de comunicación por el ascenso de la extrema derecha, por no mostrarnos los intereses reales de la gente y es también por eso que nos ayudó esta campaña previa a las elecciones donde íbamos a casa de la gente para preguntar por sus problemas. La gente normalmente nos hablaba de los alquileres, y de ahí es de donde sacamos nuestro programa. También nos dio confianza para poder decir que estos eran los temas que interesaban a la gente. Aprendimos a vivir con esta conversación mediática y a cambiarla en la medida que obligamos a los medios a hablar sobre los alquileres. Cada mañana pensábamos: ¿Hablamos de migración porque la CDU nos obliga a hablar de ello o nos centramos en nuestros temas? Fue una tarea enorme para el grupo no distraerse de nuestros temas, pero fue un aprendizaje importante. Ahora los periodistas saben que queremos imponer nuevos impuestos a los ricos o introducir un límite al alquiler y esto ha cambiado el tipo de preguntas que recibimos. Ahora hay un poco más de variedad.
Como observador, resultaba casi aburrido porque en cada entrevista, los candidatos de Die Linke siempre se centraban en el mismo tema y lo explicaban de manera similar.
Sí, a veces a mí también me resultaba aburrido.
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Todo mi apoyo a Die Linke. Es una esperanza de avance contra la ultraderecha junto con PODEMOS en España.