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La ruptura de la coalición en Alemania ha desembocado en una nueva convocatoria de elecciones. La fecha ha sido la última causa de desencuentro, pero, a falta de refrendo oficial, ya está puesta: el 23 de febrero se conocerá si Olaf Scholz puede volver a ser elegido como canciller, si regresa la conservadora CDU al poder o si se produce el advenimiento de Alternativa para Alemania (AfD) y en qué condiciones.
La crisis se ha producido después del cese del ministro de Finanzas, Christian Lindner, presidente del Partido Democrático Liberal (FDP). La coalición restante, que incluía al SPD, que fue el partido más votado (25,7%) en 2021, y a los verdes (14,7), no ha podido resistir al cese del ministro de Finanzas que tuvo lugar el pasado 6 de noviembre.
Alemania
Elecciones La ‘coalición semáforo’ se apaga en Alemania
Lindner había propuesto precisamente la convocatoria de elecciones por la crisis de la coalición, que obedece a la crisis económica en la que está sumida Alemania. Las discrepancias han surgido por el rumbo que se debe tomar en esa coyuntura, que ha dado pie a un terremoto: el cierre de tres plantas de Volkswagen anunciado por esta empresa automovilística.
Scholz quiso atajar la crisis con la presentación de una moción de confianza en el Bundestag, que se llevará a cabo en diciembre. Con ella, quiere presentar un programa aceptable para la CDU, principal partido de la oposición que, en caso de que sea rechazado, deje la responsabilidad de no tomar medidas de salvación nacional en el campo de los conservadores.
La izquierda acude a través de la controvertida lista Sahra Wagenknecht, con un discurso denunciado por ser antimigración, y de Die Linke, cuya posición de apoyo a Israel no se corresponde con el del conjunto de las izquierdas europeas
Estas elecciones, sin embargo, no se juegan en el habitual eje de las coaliciones conocidas, sino que el factor Alternativa para Alemania será protagonista, después del histórico resultado de la extrema derecha (post-nazi) en las regionales de septiembre en Turingia.
La izquierda acude a través de la controvertida lista Sahra Wagenknecht, con un discurso denunciado por ser antimigración, y de Die Linke, cuya posición de apoyo a Israel no se corresponde con el del conjunto de las izquierdas europeas. La lista de Wagenknecht, no obstante, tiene posibilidades de obtener un buen resultado en los antiguos territorios de la República Democrática Alemana, que son los peor parados de la crisis económica.
Si no repite en el cargo, Olaf Scholz será uno de los cancilleres más efímeros en la historia democrática del país. Las elecciones se adelantan siete meses sobre la fecha prevista y tendrán lugar un mes después de la asunción de Donald Trump como presidente de EE UU y de novedades con respecto al conflicto de Ucrania, que ha marcado el mandato de Scholz en Alemania.
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Mucho me temo que AFD va a ser la ganadora. Se repite la historia de los años treinta.
Scholz no solo es un traidor de la socialdemócracia (el PSD vuelve a traicionar al pueblo como lo hizo en el 1918) al haber aplicado políticas neoliberales, eswue también es un traidor de Alemania y su soberanía, al derribar todo lazo económico con Rusia y someterse s los intereses corporativos estadounidenses, sufriendo desabastecimiento, pobreza, desindustrialización y gasto militar, abriendo la puerta a la extrema derecha.
Aún así, visto la alternativa: Una Sáhra racista y eurocentrista y un Die Linke que traiciona el apoyo histórico de la RDA a Palestina, estamos condenados...