Alemania
La izquierda alemana y Catalunya
La izquierda alemana denuncia la mano dura del Estado español pero se encuentra algo perdida a la hora de analizar el auge del independentismo catalán. El establishement, por su parte, tampoco es unánime a la hora de apoyar a su socio español.

La justicia del land de Schleswig-Holstein tiene en su mano el futuro inmediato del president Carles Puigdemont. El Tribunal Superior de esa región debe decidir si los delitos que le imputa el juez Pablo Llarena tienen su correspondencia en el ordenamiento jurídico alemán. De ser así, dar validez al envío del detenido a España para que sea juzgado.
El tema de la extradición de Puigdemont ha llenado horas de debate de la opinión pública alemana. Comenzando por Wolfgang Kubicki, vicepresidente del Bundestag, del Partido Democrático Libre (FDP), quien ha "descartado" que Puigdemont sea extraditado por un delito de rebelión.
Pero Steffen Seibert, portavoz gubernamental, ha dado esperanzas al Estado español de que todo salga según sus planes. "España es un Estado democrático. Este conflicto se debe solucionar en base al derecho español", declaró Seibert.
El semanario Der Spiegel, en otro tiempo referencia del eco-socialismo encarnado por la coalición de socialdemócratas y verdes, hoy netamente neoliberal, también ha sembrado dudas sobre un apoyo cerrado del establishement alemán al Gobierno de Rajoy a través de uno de sus propietarios. Jakob Augstein escribió un alegato a favor de conceder asilo político a Puigdemont, y calificó su detención como "una vergüenza. Para España. Para Europa. Para Alemania".
Por su parte, la izquierda alemana, muy reducida en el Parlamento y, desde luego, no hegemónica en las calles, ha reaccionado denunciando la represión del Estado español, pero con dudas en torno al debate de fondo sobre la posible independencia de Catalunya.
“Que ahora sea un juzgado en Schleswig-Holstein el que deba decidir parte del futuro de Catalunya es ridículo”, declaró el lunes el jefe de la fracción en el parlamento alemán del partido La Izquierda (Die Linke), Dietmar Bartsch. Die Linke ha convocado una sesión extraordinaria de las comisiones de Derecho y de Asuntos Exteriores en el parlamento para tratar la cuestión de Catalunya y la detención y posible extradición de Carles Puigdemont.
El portavoz de política europea de Die Linke, Andrej Hunko aseguró asimismo ayer que “es una vergüenza que el ex-presidente catalán haya sido detenido precisamente en Alemania”. Junko enfatizó el hecho de que el delito de “rebelión” no se contempla en la lista de 32 delitos que suponen la base para poder extraditar en función de la normativa que regula la orden de búsqueda y captura europea.
España es el único país de la Unión Europea “que contempla este delito predemocrático”, aseguraba Junko, al tiempo que pedía que “Puigdemont sea liberado inmediatamente”.Die Linke se ha dedicado a criticar la conducta de Rajoy y la represión ejercida por el Estado español. En sus notas de prensa, en sus declaraciones y en los debates en que han participado políticos de este partido se han limitado a echar en cara al gobierno alemán su falta de crítica frente a la actuación de España en Catalunya.
La presidenta del partido Katja Kipping, declaraba unos días después de la celebración del referéndum del 1 de octubre que “la democracia en Europa está en peligro”. Aunque Kipping aseguraba que no se trataba de elegir “entre un gobierno central autocrático y una declaración unilateral de independencia”, escribía. Kipping mostró su deseo de que a largo plazo se acerque el lugar de toma de decisiones a los ciudadanos, eso sí, dentro de uniones federales.
Un análisis sobre el movimiento independentista, sus objetivos, constitución y limitaciones ha sido obviado de la agenda pública de Die Linke. La composición actual del parlamento catalán no ha sido objeto de discusión, sino que todo se ha limitado a ir respondiendo a la actualidad de la incompetencia de Rajoy y la brutalidad de su mano dura.
Por su parte, el centro de estudios vinculado a la misma, la Fundación Rosa Luxemburgo, sí ha hecho un trabajo para desgranar "las contradicciones" de la CUP y del resto de fuerzas independentistas, aunque siempre dentro del marco de denuncia de la mano dura del Estado español.
Los antifascistas, por la liberación de los “presos políticos”
El domingo por la noche tuvieron lugar protestas contra la detención de Puigdemont en Neumünster y en Kiel a las que acudieron activistas antifascistas de forma espontánea. Los concentrados pidieron la liberación de los “presos políticos”. “¡Viva la solidaridad internacional!”, es uno de los lemas de estas protestas.“En el Estado español no ha tenido lugar nunca un trabajo de memoria histórica de la dictadura de Franco y tras la muerte del dictador hubo mas de 2.000 casos de tortura y malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad españolas”, escribían en su blog los activistas de Kiel.
A continuación comparaban el apoyo del gobierno alemán con Rajoy con la cooperación con el gobierno turco, para recordar a continuación la extradición de Lluis Companys por la Gestapo en el siglo pasado. “Detrás de todo está la petición de libertad para todos los presos políticos del Estado español”. Para ellos, la república catalana es un “modelo de sociedad igualitaria, autoorganizada y solidaria”.
Muchos antifascistas son, a su vez, comunistas. En esa órbita los ánimos con respecto al movimiento catalán independentista están divididos y se observan muy de cerca los movimientos y declaraciones de Unidos Podemos y en especial del PCE. Mientras una parte defiende a ultranza la independencia de Catalunya por razones históricas, igual que vienen haciendo desde hace décadas con el País Vasco, otros, una minoría, son más silenciosos.
una minoría entre minorías
No toda la izquierda alemana se muestra complaciente con el movimiento independentista catalán. El profesor de historia Alexandre Froidevaux escribía en el mensual Grasswurzelrevolution un interesante artículo sobre la izquierda, los movimientos nacionalistas y cómo la CUP trata de aunar ambos conceptos en un movimiento participativo que proclame una nueva constitución.Froidevaux constata que “el nacionalismo precisa de un uso dirigido hacia los propios intereses de la historia, para poder acomodar la nación”. En ese sentido, cree que la alternativa de izquierdas no escapa a ese uso partidista de la historia.
Asimismo destaca que no hace mucho que no había tantos catalanes que fuesen separatistas. “Posiciones chovinistas (“España nos roba”) están mas extendidas en Catalunya y la izquierda es más débil de lo que algunos quieren ver”.
El que anarquistas catalanes crean que a través de un movimiento de independencia de amplia base democrática se pueda desestabilizar al Estado español y abrir de ese modo nuevas alternativas en un estado mas pequeño y manejable es para Froidevaux “incierto” y lo compara con estados de igual tamaño como Dinamarca o Suiza que “no han derivado en direcciones emancipatorias”.
En el artículo, también se destaca el carácter autoritario y represivo del Estado español, con referencias al pasado reciente del siglo XX, la Guerra Civil y la dictadura.
Lo cierto es que este no es más que un ejemplo de cómo la izquierda alemana que expresa sus dudas sobre el movimiento independentista catalán lo hace cargada de cautela y sobre todo teniendo en cuenta las alternativas reales que existen en el país. Mejor ésto que nada, es lo que hay en el transfondo de una crítica tan comedida.
En otra publicación semanal autogestionada de la izquierda radical, el Jungle World escribe Gaston Kirsche que “es normal querer cortar con la España postfranquista” y que “tomar partido por el nacionalismo español contra el separatismo catalán no es ser ni antinacional ni de izquierdas, sino reaccionario”. Sin embargo, Kirche concluye que “una subversión de izquierdas moderna no puede basarse ya en querer conquistar el poder del Estado o en crear una nación en un territorio que se separe, sino en la descomposición del Estado y de las relaciones del capital”.
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