15M
Nuestros sueños no caben en vuestras urnas

10 años en la vida de una persona pueden no ser nada o mucho. Dependiendo de la edad de cada quien y los acontecimientos vividos en ese momento al paso del tiempo puede dar mayor importancia o no.
16 may 2021 17:39

Han pasado 10 años de aquel brote de indignación, autonomía, autogestión y rebeldía que fue el 15M, iniciado, principalmente, por jóvenes de unos veintipocos años y que fue secundado por gentes de todas las edades, algunas de ellas recordando sus luchas pasadas ante la dictadura.

Para aquellas jóvenes que estaban padeciendo los efectos de una crisis continua desde su nacimiento que se vio incrementada con una crisis financiera que derivó en explotar la burbuja capitalista que engordaba con la sangre de la clase trabajadora y que vendía el mantra del estado de bienestar para una clase media, que se venía a demostrar de “medio pelo”. Sin sufrir las limitaciones y restricciones que vivieron sus antepasados, la juventud sentía el ahogo del “No nos representan”. Y ese palo es una de las patas quebradas del capitalismo. La sumisión a los dictámenes de una clase política alejada a distancias siderales de quienes dicen representar tocó su fin en las noches de ese 15M. Pero ¿ese hundimiento de la sumisión a la delegación, después de 10 años, ha sido superado?

También quedaba patente que la situación del país estaba al límite porque, además de la falta de sintonía con la clase política también se oía: “Que no tenemos casa” “Casas sin gente, gentes sin casa”, “No tenemos trabajo”, “No importamos nada”.

El 15 de mayo de 2011 estaba convocada una manifestación pidiendo democracia real ya. Las convocantes no respondían a siglas de partidos ni sindicatos ni eran conocidas más allá de por una acertada imagen en pegatinas y cartelería. No se alineaban con ninguna ideología ni dejaban traslucir más reclamación que lo queremos todo.

A las 5 de la tarde se agolpaban miles de personas en un recorrido estrecho y céntrico de Madrid. Cada quien con su pancarta casera con un palo y una cartulina y muchas ganas de gritar a los cuatro vientos su descontento por la sociedad que el régimen del 78 nos estaba dejando. Padres y madres acudieron con sus hijos en una fiesta de la “democracia” que nos permite manifestarnos y agruparnos para buscar Comunidad (después del 15M se aprobó una ley mordaza para limitar, de forma importante, las libertades en la vía pública que continúa usando el gobierno más progresista de la historia) en las reclamaciones sociales, políticas o sindicales. Al llegar a Sol las gentes se fueron disolviendo poco a poco hasta quedar la plaza casi vacía pero unas pocas decidieron que hacer uso solo del escaso derecho de manifestación era no conseguir nada y, a mi entender en imitación a las primaveras árabes, decidieron (estaba planificado, por supuesto) que la plaza iba a ser tomada (simbólicamente por escasas 5 o 6 tiendas de campaña). El intento de las fuerzas políticas policiales de reventar el estallido de rebeldía generó un efecto de solidaridad que solo el pueblo es capaz de realizar y aumentaron las fuerzas de resistencia en Sol y se fue llenando de tiendas de campaña, de cartulinas denunciando las carencias de ese estado de bienestar que nos estaban vendiendo “nuestros representantes”.

Inmediatamente, se adoptó la Asamblea como modo de toma de decisión. Muchas descubrieron que todas podemos formar parte de las decisiones y que la delegación de representación solo es factible de abajo a arriba y en horizontal o no será.

La chispa de Sol prendió en multitud de plazas de pueblos y ciudades de España e incluso de Europa y América. Y vivimos “nuestra primavera”.

Muchas descubrieron que todas podemos formar parte de las decisiones y que la delegación de representación solo es factible de abajo a arriba y en horizontal o no será.

Y duró… lo que duró y nos dejó símbolos de cómo aplaudir y reprochar opiniones sin interrumpir (algo de lo que no han aprendido “nuestros representantes”), introducir el lenguaje inclusivo en nuestra forma de hablar, el abrir mentes a la disensión sin violencia, exigir respeto a quien asume tu representación y no venderse y si así pasa pasarle cuenta, esto y algunas otras cosas que se han normalizado en la opinión pública. Mucha gente que estaba aletargada despertó. Las Mareas surgieron con fuerza y la incontinencia reivindicativa se desató. Se hicieron las Marchas de la Dignidad de este a oeste, de norte a sur y gritábamos “la lucha sigue”.

Pero algo cambió tras levantarse el campamento de Sol. Las asambleas continuaron realizándose en los barrios, en una primitiva organización de abajo a la izquierda pero militar y tener doble o triple jornada debilita las fuerzas y va volviéndose a la vieja y rechazada forma de la representatividad indirecta. Luego se fue dirigiendo, principalmente por los medios, la fuerza del sentimiento 15M hacia la política institucional y en aglutinar esas energías en una formación nueva pero con un claro tufillo viejo. No nos engañemos, podemos cambiar el collar al perro pero seguirá siendo un perro.

No me dedico al análisis político pero, en una mirada rápida a la situación política actual, vemos que más allá de haberse ampliado los colores representativos en el Congreso no ha habido muchos cambios allí, ni siquiera la entrada en el gobierno de Podemos nos da la satisfacción de un cambio en la sociedad. Más bien al contrario, la ilusión que nació en Sol de una revolución social se ha visto frenada por acabar pensando que a través de las instituciones llegaremos a esa sociedad justa, igualitaria y feminista y dejar las reivindicaciones en la calle como forma de presionar a las clases políticas.

Las calles son nuestras y no debemos abandonarlas ni vaciarlas de reivindicaciones. ¡Volvamos a ocupar las calles! Como siempre hemos hecho quienes buscamos un sociedad mejor.

Quizá las organizaciones sociales y sindicales que deberían haber visto su fuerza incrementada no supieron amparar esas reivindicaciones y el estallido de indignación que se dio en las plazas. Pero parece que después de 10 años esa indignación no ha desaparecido, aunque sí parece que no ha salido a las calles con la misma fuerza.

10 años en la vida de una persona pueden no ser nada o mucho. Dependiendo de la edad de cada quien y los acontecimientos vividos en ese momento al paso del tiempo puede dar más importancia o no. Yo creo que a todas vivir el 15M nos marcó y nos llenó de nuevas ilusiones en conseguir un mundo mejor que nos llevará a realizar otra vez la Revolución Social que llevamos en nuestros corazones.

Arquivado en: 15M
Sobre o blog
Alkimia es un espacio de reflexión donde miembros o personas afines al Anarcosindicalismo dan su punto de vista sobre temas de interés general. En una sociedad en la que los medios de desinformación moldean la realidad al antojo de los poderes económicos y políticos, cualquier nueva vía de contrainformación se hace necesaria para lograr que se pueda conocer la realidad de la vida cotidiana de las personas a la vez que pueda servir para su transformación.
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#90388
19/5/2021 1:18

Solo quiero que entendáis una cosa:

Todo lo que tiene que ver con el sistema es mentira. Solo existe El Sistema.

Hubo unas personas en el pasado que se dedicaron a borrar toda huella del Sistema.

Voy a hablar en celta; pues soy indígena y es mi lengua:

Dröm käräsäkí, dröm kärësú.

Jä märäsäkì, jä märësù.

Röm.

Räm mërënà män mänësù.

Män.

Mänèsü.

Jöck kämè män.

Kän.

Hämcks:

Kän

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#90344
18/5/2021 15:45

Yo estoy de acuerdo: Revolución Social cada cuatro años, como las Olimpiadas. Es una festividad muy bonita y entrañable.

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#90341
18/5/2021 14:47

C.N.T.-A.I.T. es un sindicato que no está en activo. Todos los, y supuestos, sindicatos que usen sus siglas, y estén en activo, son falsos e irreales.

No nos robarán nuestros sueños, y, tampoco, nuestra Libertad.

Secretario General Perpetuo de C.N.T.-A.I.T. .

n°: 605948738312

(El caso Pombo Da' Silva no lo llevamos nosotros).

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#90301
18/5/2021 9:06

En su cabeza era espectacular.

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#90296
18/5/2021 7:56

Los cerdos echaron al granjero,empezaron a andar en dos patas y terminaron invitados a las fiestas con los otros granjeros (Orwell dixit)

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