Antifascismo
Tolerando el fascismo

Hace unos años, la presión de los del fondo hizo que la situación de una anciana del barrio que vivía en una casa no muy lejana a las inmediaciones del estadio de fútbol saliera a la luz, denunciando la especulación inmobiliaria, y se paró el desahucio que se le venía encima gracias a la movilización que iniciaron estos "bárbaros" de los Bukaneros. Entonces eran “chicos buenos”, hoy no. Hoy han llamado a un nazi, "nazi".

No pretendo investigar si el tal Zozulya es una persona que ejemplifica en Albacete los principios del nazismo, lo digo por quienes han salido a hablar en su favor diciendo que su comportamiento es totalmente contrario a lo que se le ha achacado y que es un buen chico. Pero lo que sí que ha habido son publicaciones desde Ucrania que atestiguan que los gritos lanzados desde las gradas del Rayo no eran un insulto sino una afirmación de lo que se conoce de este tipo.

Para mí no es objeto de discusión la ideología de este jugador de fútbol (entiendo debería estar prohibida la apología del fascismo) sino la actitud del árbitro y de los mass media ante la suspensión del partido por los cánticos desde la grada. Lanzados como alimañas contra la afición del Rayo Vallecano, tratándolos como vándalos come niños y asalvajados sin escrúpulos por gritar a alguien que es seguidor de una determinada ideología que todo el mundo conoce como nazismo y por tanto sus seguidores son denominados nazis. ¿Está mal usado el término? ¿ O lo que duele es que uno de los míos se sienta afectado por ser señalado con el dedo? Siempre hemos sabido que el Estado es fascista por naturaleza. Oprime a quien se le llama antisistema porque no sigue los dictados impuestos… Es eso es una dictadura. ¿Volvemos a definirlos términos?

Pero lo que es indignante es que tras años de funcionar en la liga española, creo que también lo promueven en otras ligas europeas, una Comisión Antiviolencia desde la que se denuncian los gritos de las aficiones de todos los equipos de carácter racista, xenófobo, homófobo, etc. Es la primera vez que se suspende un partido por los gritos, sí, gritos de la afición. En ningún momento se ejerció violencia sobre el campo y no había peligro de ningún tipo para nadie, ni jugadores ni público.

Desde hace décadas se están lanzando comentarios racistas hacia jugadores y jugadoras no solo del fútbol sino también de otros deportes. Se afea el gesto de esas aficiones pero en ningún caso pasa de una denuncia pública y de recordar que no está bien emitir comentarios racistas, homófobos, etc. Pero no va más allá y, repito, tras varios incidentes repetidos no ha pasado nada.

Asistimos con bochorno a comentarios machistas y de incitación al delito de violencia de género como apoyo a futbolistas acusados de maltrato a su pareja o de violación a una menor. ¿Y qué pasó? Nada.

Son habituales los insultos de tinte homófobo en los campos de juego. Como insulto, no como descripción de la opción sexual de alguien que esté realizando la actividad deportiva. ¿Y qué nos importa a nadie con quién se acueste esa persona? ¿Afecta a la actividad deportiva a la que asisten esas fieras? Así es el público de las actividades deportivas. Me pregunto si no falta algo de educación en derechos en este país. ¡Ah! Es que eso no es importante para la empresa… no se enseña porque no afecta a la producción. Acabamos en lo de siempre. Solo preocupa cuando ataca a los valores que defiende el Estado.

Al tema. El caso es que la primera vez que se afea la ideología fascista de un deportista se suspende el partido. Expliquemos lo que esa ideología propone: el exterminio de las razas “inferiores” y de las religiones distintas a la religión cristiana. Su lema es la imposición sobre el resto de la sociedad del pensamiento único. Todo un dechado de virtudes en reconocimiento de los derechos del otro… Una ideología que debería estar criminalizada por ese Código Penal que fácilmente es aplicable para las demás y que no actúa cuando las proclamas se realizan para alabar las ideas fascistas de Hitler, Mussolini o Franco.

Mira, Zozulya, preocúpate más por cambiar tu forma de ver la vida que porque desde las gradas te llamen algo. ¿Te hubiera dolido menos que te llamen blanquito calvito? Eso es lo que eres, ¿no?