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Medio ambiente
El Gobierno vasco sabía que el vertedero de Zaldibar incumplía la normativa
La revista Argia ha publicado esta investigación en la que, con la ayuda de un experto, cruzan los datos que publicó el Gobierno vasco sobre los vertidos en Zaldibar en 2018 con la autorización medioambiental vigente. Solo en 2018 acumularon 64.500 toneladas de residuos no autorizados.
El vertedero Verter Recycling de Zaldibar recibió por primera vez la Autorización Ambiental Integrada (AAI) del Gobierno vasco en 2007, para “residuos no peligrosos”. Sin embargo, el Departamento de Medio Ambiente cambió y renovó dicha autorización en 2013 e incluyó entre sus atributos que era “para residuos no peligrosos inorgánicos”. Comparando ambas autorizaciones, con la ayuda de un experto, se observa que la autorización de 2013 abrió la puerta a un mayor número de residuos peligrosos.
La AAI del 2013 introdujo principalmente dos modificaciones: por un lado, se le autorizaron algunos tipos de residuos que el vertedero tenía prohibidos hasta entonces, y por otro lado, se le otorgó el permiso para reciclar metales y compuestos metálicos en el propio vertedero. El Departamento de Medio Ambiente dictaminó que estos dos cambios “no eran sustanciales”, por lo que no se reanudó el proceso de concesión de una nueva AAI. Esto hubiera supuesto que la renovada autorización se hubiera hecho pública y que la ciudadanía hubiera tenido un tiempo para hacer alegaciones, lo cual hubiera alargado o complicado el proceso de obtención de la autorización renovada.
Desde el punto de vista de la transparencia, es denunciable que la AAI de 2013 no se publicó en el Boletín Oficial del País Vasco (sí la AAI de 2007, disponible aquí) para que pudiera ser de libre acceso a la ciudadanía.
Autorización para 27 tipos de residuos
La AAI inicial, del 2007, autorizó a la empresa Verter 2002 a recibir 157 tipos de residuos en el vertedero. En la AAI de 2013 la cifra de los residuos autorizados ascendió a 184. En la autorización renovada del Gobierno vasco se distinguen tres tipos de residuos: 47 tipos de residuos son los que deberían ser los más habituales en un vertedero, es decir, los que se han depositado porque su valorización no es técnica, económica o medioambientalmente viable. Otros 11 tipos de residuos autorizados en 2013 fueron los destinados a emplear en trabajos de construcción dentro del propio vertedero.
Pero lo más llamativo es que dos tercios de los tipos residuos autorizados (126 tipos), requieren que antes de asumir cada carga recibida, la empresa lo comunique al Departamento de Medio Ambiente, y este debe emitir su permiso. ¿Por qué? En el caso de algunos de estos residuos, porque podían ser valorizadas en otras plantas de la CAPV, y en el caso de otros residuos, porque podían ser peligrosos. A este último tipo de residuos se les denomina “de entrada espejo”, y por ejemplo, uno de ellos es el amianto y otros son las escorias de las incineradoras. La entrada espejo significa que el mismo tipo de residuo puede ser peligroso o no, según su estado. Por ello, se le debe realizar una caracterización especial para valorar la peligrosidad.
Aunque la mayoría de los residuos admitidos por el AAI que otorgó el Gobierno vasco en 2013 requerían autorización expresa del Departamento de Medio Ambiente, el procedimiento establecido permitía acumular en el vertedero una gran cantidad de residuos potencialmente peligrosos, porque dejaba en manos de la empresa la caracterización especial sobre el riesgo de dichos residuos y porque, después de que Verter remitiera al Departamento de Medio Ambiente el documento acreditativo de estos residuos, junto con la caracterización especial correspondiente, si en diez días no recibía respuesta del Departamento de Medio Ambiente, se daba por autorizado dicho residuo.
64.500 toneladas sin permiso
Desde Argia, hemos comparado los tipos de residuos autorizados por la AAI del 2013 del Gobierno vasco con los tipos de residuos depositados en el vertedero de Zaldibar en 2018. Es muy relevante el hecho de que estos datos son oficiales, han sido remitidos por el Gobierno vasco a través del servicio de información pública. Oficiales, sí; reales, no tanto: en los testimonios aportados en diversos medios por los transportistas que han solido descargar en el vertedero de Zaldibar (por ejemplo, el publicado el 16 de febrero por el periódico Berria), no se puede saber exactamente qué y en qué cantidad es lo que se vertió en esa planta. Pero a través de estos datos oficiales se puede comprobar si cumplieron con la autorización que se les concedió.
Según los datos remitidos por Gobierno vasco, en 2018 se vertieron un total de 334.875.595 kilos, casi 335.000 toneladas, redondeando el número. Sin embargo, el consejero de Medio Ambiente, Iñaki Arriola, dijo el pasado 18 de febrero en la Comisión Permanente, exigida por EH Bildu, que ese año se vertieron “500.000 toneladas”. ¿La cifra aportada en el documento oficial o la que dijo Arriola? ¿Cuál es el dato correcto sobre las cantidades de residuos vertidos en Zaldibar en 2018? (Aquí se puede ver el vídeo completo de la Comisión Permanente del 18 de febrero; las explicaciones de Arriola comienzan a las 1.16 horas).
Llama la atención que, según los datos del Gobierno vasco, más de 154.000 toneladas de estos 335.000 residuos vertidos debían ser recuperados en el propio vertedero de Zaldibar. ¿Se les hizo el correspondiente proceso de clasificación y selección para su reciclado o todo fue vertido al agujero del vertedero?
Más grave aún es que, según los datos de Gobierno vasco, 64.596 toneladas de las vertidas no deberían haber estado en ese vertedero. De ellas, unas 23.300 toneladas podían ser recuperadas en alguna otra infraestructura de la CAV; y otras 38.000 toneladas, además de no figurar en la lista de residuos autorizados, podrían ser peligrosas. Es decir, son de entrada espejo, requieren de una caracterización especial para determinar su peligrosidad. Entre estos residuos potencialmente peligrosos, la mayoría eran mezcla de hormigón, teja, ladrillo y cerámica.
Según los datos de Gobierno vasco, se emitieron 2.600 toneladas de material de construcción que contienen amianto. Y aunque se trata de una cantidad “pequeña” (935 toneladas), en estos datos oficiales se constata que ese año también vertieron residuos urbanos, aunque el vertedero no estaba autorizado para ello.
Trampa con los residuos que iban a valorizar
“La actividad de valorización de compuestos metálicos se desarrollará en una superficie de 1.500 metros cuadrados reservada a tal efecto. (...) Únicamente podrán ser objeto de gestión los residuos no peligrosos (...) especificados en la siguiente tabla”: eran en total 26 tipos de residuos los especificados. Estas son una de las condiciones que el AAI de 2013 impuso a Verter Recycling “para el proceso de reciclaje y recuperación de metales y compuestos metálicos”.
“Trabajadores del vertedero han reconocido a los ertzainas que hacían trampa en el reciclado, ya que el el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco les avisaba con anterioridad sobre la fecha de inspección”
En el proceso de valorización debían realizar las siguientes operaciones: pesaje, descarga en acopio, extendido y cribado, separación de fracciones con imán, acopio en contenedores las fracciones valorizadas. Verter debía trasladar las fracciones valorizadas otros gestores autorizados para el reciclaje de metales, por ejemplo, vendiéndoselo a chatarreros. Y la parte que no podía ser valorizada (el resto), podía ser depositada en el mismo vertedero. Según la AAI, Verter debía llevar un registro documental en el que se especificara el origen de los residuos metálicos recibidos y el porcentaje de lo valorizado, y el destino de los residuos valorizados. La copia de este registro debía remitirse semestralmente al Departamento de Medio Ambiente de Iñaki Arriola. Como acabamos de ver, casi la mitad de las 335.000 toneladas vertidas en el vertedero en 2018, unas 154.000 toneladas, debían valorizarse en el mismo vertedero.
Sin embargo, según lo publicado por El Diario Vasco el 19 de febrero, no parece que todas esas toneladas fueran a recuperarse como lo indicaba la autorización. Los trabajadores del vertedero han reconocido a los ertzainas que hacían trampa en el reciclado, ya que el el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco les avisaba con anterioridad sobre la fecha en la les haría la visita de inspección. La empresa propietaria del vertedero compraba chatarra antes de la inspección para fingir que la valorizaban. Los residuos metálicos que llegaban el resto del año eran arrojados al agujero sin clasificar junto con el resto de residuos.
Mientras haya orgánico, habrá riesgo de fuego
Para que el vertedero de Zaldibar haya prendido en llamas, ha sido necesario el gas metano, que procede de residuos orgánicos. Pero, ¿cómo es posible, si este vertedero ha sido declarado por Gobierno vasco “sin carga orgánica”? Diferentes tipos de residuos admitidos por la AAI de este vertedero contienen materia orgánica: los generados por en la elaboración o transformación de papel, pasta de papel y cartón. La AAI del 2007 admitía dos tipos de residuos de este apartado, y la AAI de 2013 permitió cuatro tipos de residuos de este apartado, todos ellos sujetos a previa comunicación y autorización especial del Departamento de Medio Ambiente. Según datos de 2018, 83.000 toneladas corresponden a los vertidos de lodos de papel y pastas de papel en ese año.
“El vertedero de Zaldibar ya tenía problemas para recoger y conducir todo el metano antes del derrumbe, pero ahora sí que no es posible realizar una correcta recogida y evacuación del mismo, por lo que a medio-largo plazo habrá riesgo de incendio”
Toda la materia orgánica arrojada desde la apertura del vertedero crea riesgo de incendio, por eso es importante separar los residuos orgánicos de los demás residuos, y hacer compost con ellos. En los vertederos el residuo orgánico no respira oxígeno y produce metano mediante el proceso anaeróbico. Y las bolsas de metano generadas pueden explotar.
La AAI del 2013 señala que en el caso de que Verter reciba residuos orgánicos, deberá colocar chimeneas de almacenamiento de gases y que el metano recibido se destinará preferentemente a una planta de aprovechamiento, y si no es posible, deberá quemarse en la antorcha. Y es que, las emisiones de metano sin haberlos quemado, son gases de efecto invernadero. Según recogen las actas de inspección realizadas en el vertedero de Zaldibar, antes del derrumbe ya tenían problemas para recoger y conducir todo el metano que se generaba en el vertedero, y después de que se haya derrumbado el vertedero y eso haya afectado a toda la estructura, ahora sí que no es posible realizar una correcta recogida y evacuación del metano generado por la materia orgánica. Por tanto, a medio-largo plazo, el riesgo de incendio es evidente en el vertedero del barrio de Eitzaga.
Faltas detectadas pero no sancionadas
¿No eran suficientemente claros los datos aportados hasta ahora por el mismo Gobierno vasco, para que este dedujera que el vertedero de Zaldibar no estaba separando y gestionando correctamente los residuos?
Además de los informes que recibía el Gobierno Vasco emitidos por la empresa, el 10 de junio y 10 de julio de 2019 el Departamento de Medio Ambiente realizó visitas programadas de inspección al vertedero de Zaldibar en Verter. Por lo tanto, la visita se realizó con cita previa, no por sorpresa. Sin embargo, en el acta del inspector se mencionan 23 desviaciones, aunque ninguna de ellas fue calificada como “grave”. Entre estas desvíos se mencionan la mayor parte de las infracciones descritas a lo largo de este artículo, como “no dispone de captación y /o tratamiento de los gases originados en el vertedero”; “eliminación de algunos residuos sin previa justificación de la inexistencia de opciones de valorización”; “No se dispone de caracterización básica del residuo con LER 191212”; “No dispone de caracterización sobre peligrosidad del residuo con entrada espejo”; “No cumple condiciones relativas a la segregación de los residuos valorizables: papel, cartón, madera, plásticos, envases”.
“Queda la duda de si es falta de control lo que ha tenido el Gobierno vasco en el vertedero de Zaldibar, o si han mirado a otro lado frente a una realidad que conocían”
Cuando el consejero Arriola tuvo que dar explicaciones sobre el desprendimiento de basura en la Comisión Permanente, declaró que justo cuando ocurrió el siniestro estaban preparando un informe para iniciar un expediente sancionador. Muchos no le han creído.
Desde su puesta en marcha en 2011, el vertedero de Verter sólo ha recibido una sanción. Fue calificada como “grave” y se le impuso en 2012, a raíz de que las tierras contaminadas por PCB (bifenilos policlorados) fueron almacenadas temporalmente, aunque la AAI de 2007 no le autorizara para ello. El Gobierno Vasco le impuso una sanción de 33.000 euros y le obligó a tomar medidas de restauración.
Verter no es el vertedero más castigado en la CAV. Desde 2008 el Departamento de Medio Ambiente ha impuesto 13 sanciones a los vertederos, todas calificadas como “graves”. En estas trece sanciones se ha abonado una cantidad total de 707.001 euros: la más leve ha sido de 27.000 euros y la más grave de 120.000 euros. El único castigo económico recibido por Verter es, por tanto, uno de los más leves. Mientras, según la información publicada por el diario Berria, hasta 2017 Verter obtuvo unos beneficios netos de 8,57 millones de euros.
Si el Gobierno vasco contaba con todos estos datos, y la inspección confirmaba las informaciones que tenía en su mano, al ciudadano le queda la duda de si es falta de control lo que ha tenido la administración pública sobre el vertedero de Zaldibar, o si no ha sido más bien el acto de mirar a otro lado el hecho del Gobierno Vasco, frente a la realidad de la que tenía suficientemente conocimiento.