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Arte urbano
Futura 2000 y la supervivencia como el arte de mantenerse vivo

Intentar encasillar a Futura es perder de vista lo que lo hace interesante: su movimiento constante. Pionero del grafiti abstracto, diseñador gráfico, músico ocasional y explorador incansable, Leonardo McGurr —más conocido como Futura 2000— ha transitado múltiples facetas desde que comenzó a pintar trenes en los años 70. Su carrera es una constante reinvención, alimentada por una inquietud que él mismo considera esencial: “No creo que nunca vaya a perder mi imaginación o curiosidad, siempre me mantengo activo en diferentes niveles”, asegura al inicio de la entrevista. Y añade, con la convicción de quien aún se siente en movimiento: “Creo también que mi mejor trabajo está por venir”.
Puede que lo mejor aún esté por llegar, pero lo que resulta innegable es que su legado, hasta hoy, es imponente. Aunque en España su nombre no resuene con la misma fuerza que el de algunos de sus contemporáneos, su trayectoria habla por sí sola. Ha expuesto junto a Basquiat y Keith Haring, colaborado con The Clash y trabajado con marcas como Supreme, Adidas o, más recientemente, Marc Jacobs. No en vano, el New York Times lo define como “A King of Graffiti” (“un rey del grafiti”).
Su obra forma parte de algunas de las colecciones más influyentes del mundo: desde la Fondation Louis Vuitton en París o la Kaikai Kiki Gallery de Takashi Murakami en Tokio al New Museum de Nueva York. Sin embargo, es la retrospectiva en el Bronx Museum —que visitamos en pleno proceso de remodelación del edificio— la que marca un nuevo hito en su carrera: se trata de su primera gran exposición individual. “Estoy extremadamente agradecido por la muestra. La asistencia ha sido fantástica y las respuestas de los visitantes, increíbles”, comenta con entusiasmo el artista.
Más allá del reconocimiento profesional, la exposición tiene un valor profundamente personal. Se celebra muy cerca del lugar donde todo comenzó: a escasos metros del Grand Concourse, donde décadas atrás los escritores de grafiti se reunían para ver pasar los trenes decorados con sus firmas. Es, en cierto modo, un regreso a las raíces y, al mismo tiempo, una reivindicación de un legado cultural que ha moldeado su obra desde el principio. La muestra reúne esculturas, dibujos, grabados, colaboraciones y piezas de archivo, ofreciendo un recorrido amplio y detallado por su universo creativo. “Ha sido un momento muy especial para mí y una oportunidad para que el público interactúe con mi trabajo, tanto antiguo como reciente”, reflexiona.
Desde los primeros días del grafiti sobre vagones hasta su entrada en el circuito de galerías, pasando por el punk, la moda urbana, las grandes marcas y la alta costura, su camino ha sido una lección de versatilidad sostenida y de fidelidad a un lenguaje propio
Desde lo alto de sus cinco décadas de trayectoria, Futura condensa su filosofía en una frase contundente: “La supervivencia es el arte de mantenerse vivo”. Y si algo ha demostrado es que sabe reinventarse una y otra vez. Desde los primeros días del grafiti sobre vagones hasta su entrada en el circuito de galerías, pasando por el punk, la moda urbana, las grandes marcas y la alta costura, su camino ha sido una lección de versatilidad sostenida y de fidelidad a un lenguaje propio.
El título de la exposición, Breaking Out, alude a una obra clave en su desarrollo artístico: el tren Break, pintado en 1980. Aquel año, Futura rompió con las convenciones del grafiti neoyorquino al crear una pieza sin letras, completamente abstracta, con formas dinámicas y colores vibrantes. El resultado no pasó desapercibido. Martha Cooper, que entonces documentaba los primeros pasos del grafiti en Nueva York, fotografió la obra. Aquella imagen, hoy icónica, ayudó a consolidar una estética radicalmente nueva. Fue el punto de partida de una carrera que, desde entonces, no ha dejado de anticipar el futuro.
“¿Qué habría pasado si Martha no hubiese capturado esa imagen?”, le pregunto. “Es una excelente pregunta. A menudo me lo planteo. Si Martha no hubiese fotografiado Break, estaría intentando explicar algo que no podría ser comprendido del todo”, responde. “Esa foto me identifica y me define como artista abstracto. Siempre estaré agradecido por ella”. Y concluye: “45 años después, casi parece atemporal”.
“No hay comparación posible entre el trabajo en la calle y en un estudio; son dos mundos casi opuestos”, afirma Futura 2000
Aunque su etapa como escritor de trenes fue clave en la construcción de su identidad artística, Futura pronto decidió dar un paso más allá. Dejó atrás las calles para centrarse en la creación desde el estudio, un entorno que, según él, le permitió profundizar en su práctica. “Una vez que llegas a pintar en el estudio, puedes empezar el proceso de trabajar sin ruidos externos”, explica. Allí encontró lo que define como “seguridad” y “suministros”, elementos básicos para sostener una producción constante. “No hay comparación posible entre el trabajo en la calle y en un estudio; son dos mundos casi opuestos”, afirma.
En ese entorno controlado, su lenguaje artístico siguió evolucionando hacia formas más abstractas y personales. Con poco o ningún “letrismo”, sus composiciones comenzaron a poblarse de grúas, átomos, y del emblemático Pointman, su figura más reconocible. Este imaginario único lo distanció de otros grafiteros de la época y atrajo la atención de Patti Astor, fundadora de la mítica Fun Gallery. Este espacio neoyorquino fue una plataforma decisiva para el arte urbano en los años 80, y en él convivieron artistas como Zephyr, Lee Quiñones, Lady Pink o Fab 5 Freddy, además de exponer a figuras como Keith Haring, Kenny Scharf y Jean-Michel Basquiat.
En su libro Fun Gallery: The True Story, Astor relata cómo Futura jugó un papel fundamental en la fundación de la galería. “Organicé una barbacoa histórica en mi apartamento de 65 dólares al mes en la 3rd St., frente al refugio para hombres. Futura pintó un mural en la pared. ¡Y todo el mundo del arte apareció! Mi apartamento se convirtió en una gran fiesta, y luego mi amigo Bill Stelling me dijo que tenía un pequeño espacio para hacer una galería”. El resto, como suele decirse, es historia.
Futura rememora ese momento con claridad: “El ‘social set’ original de Downtown. Lo recuerdo perfectamente”, dice con nostalgia. “Era una época de transición, estábamos entrando en una nueva era, exponiendo en galerías alternativas y espacios pop-up”. Astor, añade, jugó un papel crucial en todo ese proceso: “La Fun Gallery fue esencial, y nos divertimos muchísimo, aunque no teníamos ni un duro”.

Además de obras y objetos personales —como su antigua tarjeta de identificación de mensajero en bicicleta— la exposición incluye varios vinilos que dan cuenta de otra de sus pasiones: la música. Uno de ellos, Escapades of Futura 2000, ocupa un lugar especial en la muestra. La portada muestra una imagen del joven Futura junto al mensaje: “Music composed and performed by The Clash”. Esta improbable colaboración nació tras la visita de la banda británica a Nueva York en 1981, donde conocieron al artista. De aquel encuentro surgió no solo ese disco —donde Futura rapea y The Clash pone la producción—, sino también una relación creativa que lo llevó a diseñar portadas, pósteres y acompañar al grupo en su gira.
La música ha sido un elemento central en la carrera de Futura, y su gira con The Clash es un claro ejemplo de ello. En Londres aprovechó para dejar su huella en forma de grafiti, creando una de las primeras, si no la primera, obras de arte urbano al estilo neoyorquino bajo la Westway
La música ha sido un elemento central en la carrera de Futura, y su gira con The Clash es un claro ejemplo de ello. En Londres aprovechó para dejar su huella en forma de grafiti, creando una de las primeras, si no la primera, obras de arte urbano al estilo neoyorquino bajo la Westway. Paralelamente, su influencia en el hip hop europeo creció al formar parte del New York City Rap Tour, la primera gira europea de artistas de hip hop estadounidenses. Junto a figuras como Rock Steady Crew, Dondi, Phase 2, Rammellzee, Fab 5 Freddy, Grand Mixer DXT y Afrika Bambaataa, Futura contribuyó a expandir la cultura hip hop por todo el continente.
Ya sea diseñando portadas o colaborando con marcas de moda, el diseño ha sido desde el comienzo una herramienta fundamental para Futura. “Siempre me encantó el diseño gráfico, desde el principio, cuando trabajaba de manera completamente analógica, con pluma y papel. Luego llegaron los años 90 y, casi por instinto, me pasé a los ordenadores”, afirma. “Soy muy competente en Adobe, así que el diseño gráfico se ha convertido en un segundo idioma para mí”.
Como una evolución natural de su pasión por el diseño, en 1997 Futura fundó su propio estudio y marca: Futura Laboratories. Con sede en Brooklyn y una tienda en Fukuoka, Japón, el proyecto se convirtió en una plataforma —y, en muchos sentidos, en un auténtico campo de juego creativo— desde la que ha colaborado con figuras como la fotógrafa Martha Cooper, diseñadores como Virgil Abloh o Salehe Bembury, y marcas de estilos tan diversos como Dr. Martens, Crocs, Off-White o Beats by Dre.
En una entrevista reciente con The Talks, Futura reconocía que nunca se sintió del todo cómodo en el mundo del arte institucional. “La moda me parecía mucho más accesible que el sistema de galerías, que siempre me resultó muy intimidante. Tenía esa sensación de no pertenecer”, explicaba. Trabajar con marcas como Supreme, en cambio, le resultaba natural: “Fue algo muy orgánico. Es una marca de Nueva York, los chavales de la ciudad la llevaban; sus orígenes me resultaban naturales”.
Buena parte de su singularidad creativa reside en la capacidad para moverse con soltura entre lo independiente y lo institucional, lo alternativo y lo comercial, sin perder coherencia ni autenticidad
Buena parte de su singularidad creativa reside en la capacidad para moverse con soltura entre lo independiente y lo institucional, lo alternativo y lo comercial, sin perder coherencia ni autenticidad. Futura nunca ha encajado del todo en ningún sitio, y esa ambigüedad —lejos de ser una debilidad— es una de sus mayores fortalezas. A lo largo de los años ha sabido tender puentes entre mundos que suelen presentarse como opuestos, colaborando con diseñadores, artistas y grandes marcas sin traicionar su lenguaje. Donde Haring ponía una corona, él ha construido una iconografía propia, en la que conviven formas mecánicas, estructuras abstractas y referencias lúdicas como el juguete Mr. Machine, que él mismo cita como influencia fundacional, junto al omnipresente Pointman.
“Veo cada proyecto como un intercambio cultural; cada uno tiene su propia huella, su equilibrio, un baile entre el arte y el diseño”, afirma. Y añade que sus colaboraciones siguen siempre un principio innegociable: “Deben basarse en la creatividad compartida entre los elementos, no en los resultados comerciales”. Esa ética no ha sido un freno para su éxito. En 2023, un par de zapatillas Nike Dunk Low diseñadas junto a Virgil Abloh alcanzó los 108.000 dólares en una subasta de Sotheby’s.
Una de las colaboraciones más recientes de Futura, al momento de esta entrevista, es la que realizó con Marc Jacobs con motivo del 40º aniversario del diseñador. Presentada en septiembre del año pasado, la campaña promocional reunió a figuras como J Balvin, Paloma Elsesser y el propio Futura, todos posando en torno a una de sus icónicas esculturas de Pointman, su emblemático robot plateado, que también ocupa un lugar central en la exposición. Como ha ocurrido a lo largo de décadas, Futura consigue que los nombres más relevantes del momento orbiten a su alrededor.
“He admirado a Marc durante décadas. Fue increíble tener la oportunidad de trabajar con él”, comenta el artista sobre el proyecto. “Me dio total libertad creativa para desarrollar mis ideas visuales, y algunas piezas —como la mochila Pointman— quedaron realmente fresh”. Aunque evita dar demasiadas pistas sobre lo que viene, deja caer con cierto misterio: “No puedo adelantar nada aquí, pero se viene una colaboración con alguien con quien ya trabajé en el pasado”. Con su historial, resulta casi imposible predecir a quién se refiere.
Neoyorquino de corazón pero con una influencia que trasciende fronteras, Futura ha llevado su arte por todo el mundo, incluidas varias visitas a España. Al preguntarle por un artista local que admire, no duda en mencionar al madrileño Beto LandSky, a quien conoció en Nueva York hace ya varias décadas. Su conexión con el país, sin embargo, no se limita a ese encuentro. En 1990, visitó Barcelona invitado por la galerista Eva Sastre, que acababa de inaugurar la desaparecida galería Arcs & Cracs. Como recordó Sastre en una entrevista con TVE-1, aquella exposición dejó como legado un mural en la calle Flassaders (hoy perdido) y algunos vínculos con la por entonces emergente escena local del grafiti.
La agenda de Futura en los primeros meses de 2025 confirma que, medio siglo después de pintar su primer tren, el artista sigue en constante movimiento. Con su retrospectiva en el Bronx Museum aún reciente, ha lanzado colaboraciones con marcas como Les Benjamins o la firma de golf Malbon. También estuvo en París, donde pintó un mural en el Palais de Tokyo en homenaje a su amigo Rammellzee, coincidiendo con la exposición ALPHABETA SIGMA (Side A). Un ritmo imparable que demuestra que, para Futura, mantenerse en activo sigue siendo un arte en sí mismo.