Artes gráficas
            
            
           
           
José Luis Mesas, una mirada limpia más allá de la polémica
           
        
         
Arte y urbanismo echan un pulso en el Hotel Artmadams de Palma de Mallorca desde hace dos años y en medio de este huracán se encuentra el artista José Luis Mesas (Palma, 1973), escultor, pintor y gitano. Su raza no haría falta mencionarla si no fuera porque él considera que ha sido la causa de lo que ha vivido como una tragedia: la paralización y la demanda de borrado del mural que ha pintado en la fachada del establecimiento turístico. La obra está casi terminada y su autor está convencido de que quedará en pie, sin embargo, el tema le quita el sueño. Le entrevistamos en el restaurante del hotel que considera ya su segunda casa, donde afirma sentirse protegido, y nos asegura que “esta disputa me ha dado mucha publicidad y ahora todo el mundo en Mallorca me conoce, aunque no compensa”.
 
Para  este niño grande de universo pictórico colorido no  hay mural ni  cheque que  valgan  una depresión. Solamente  se puede entender que  repintar la fachada del hotel sería para José  Luis mucho más que una bofetada si  se sabe qué  significa el  arte para  él. Y  ello es tan fácil como escuchar  sus contundentes palabras en el podcast que os presentamos.  Mesas  crea con sus manos porque es su manera de vivir.
“Esta disputa me ha dado mucha publicidad y ahora todo el mundo en Mallorca me conoce, aunque no compensa”
Parco  en palabras y  tímido  en miradas, ha  encontrado en su  trazo  la  manera de comunicarse con el mundo. Lo  hizo cuando murió su madre y le  dedicó el lienzo El  Cristo de los Gitanos,  considerado el cuadro más grande pintado en España, de casi 100  metros cuadrados, y lo ha repetido con el polémico mural, que le ha  ocupado un año entero. “Esta  obra   es parte de mi vida”, declara, “cada animal y cada personaje  representan experiencias y personas. Lo empecé días antes del  confinamiento y lo llené de circulitos que simbolizan el  coronavirus. He  trabajado con total libertad  y lo he disfrutado muchísimo, por esto no entiendo que a alguien le  moleste y quiera taparlo”.
El culebrón con el ayuntamiento de Palma empezó a finales de 2019, cuando el propietario del establecimiento, Jaime España, informó al consistorio de su intención de vestir la fachada con una gran pintura de José Luis Mesas. Lo hizo convencido de obtener una respuesta favorable, ya que anteriormente había cambiado balcones y ampliado el volumen del hotel, arrasando el jardín. Tampoco conoce ningún caso de edificio no catalogado ni situado en un barrio protegido al que se haya denegado el permiso de pintar su parte más visible. Sin embargo, el ayuntamiento le sorprendió. Recibió noticias de la Comisión de Centro Histórico negándole la autorización y no entendió a cuento de qué este organismo se había metido en el ajo. El edificio racionalista del arquitecto Guillem Forteza (Palma, 1892-1943) está lejos del casco antiguo y no se encuentra en ningún registro de especial conservación. Fiel a su lógica, siguió adelante con el proyecto.
 
Desde marzo del año pasado hasta mediados de 2021 la obra se ha ido desarrollando y parando y el 30 de junio se retiró el lienzo que la cubría. Mesas vio por primera vez lo que había creado. Se emocionó. A muchos ciudadanos de Palma les ha pasado lo mismo y se han recogido miles de firmas, a petición del hotel, para consevar la obra. Si de algo servirán se verá con el tiempo.
“Pintar fachadas está de moda pero el ayuntamiento quiere quitar la mía”
La tormenta ha afectado al mismo equipo de gobierno municipal, dividido por la conveniencia del mural. Los detractores alegan que genera un impacto visual, mientras que sus defensores aseguran que es arte y recuerdan que las principales ciudades europeas están llenas de fachadas pintadas con intervenciones de todo tipo. Sin ir más lejos, incluso en Palma, el ayuntamiento ha promovido esta práctica. En el Parc de Sa Riera se han pintado unas margaritas en las gradas del anfiteatro y en el cuartel de la Policia Local de San Ferran hay un grafiti que ha costado 8 mil euros a los contribuyentes. “Pintar fachadas está de moda”, dice José Luis Mesas, “pero el ayuntamiento quiere quitar la mía”. El debate estéril está servido.
En el podcast podréis escuchar la entrevista al artista mallorquín y una versión de La saeta de Joan Manel Serrat realizada por Jordi Caballero (guitarra eléctrica y percusión) y Albert Roldán (guitarra española y piano), además de los versos recitados de Marta Plazuelo.
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