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Chiara Fabbro
Artículos
Enfoques
Enfoques Los invisibles, un relato fotográfico desde Bosnia y Herzegovina
Donde los migrantes quedan atrapados.
Fotos
![Reir y llorar juntos - 2](/uploads/fotos/h2000/642c96e3/02-DSCF1498%20copia.jpg?v=63818356789)
Nisar Alì y Zakar Khan, de Pakistán, hacen chai en el pasillo de la casa ocupada donde viven temporalmente en Bihać, Bosnia y Herzegovina. Las paredes ennegrecidas recuerdan todos los fuegos encendidos por la gente que pasó antes, para cocinar, hacer chai o calentar el agua para una ducha. “Ahora no es el momento de soñar”, dice Nisar Alì. Necesita llegar a Europa, conseguir papeles y un trabajo, para ayudar a su familia.
![Reir y llorar juntos - 3](/uploads/fotos/h2000/2d07494e/03-DSCF2682%20copia.jpg?v=63818356789)
Azra tiene un pequeño café cerca de la estación, en Tuzla, Bosnia y Herzegovina. Otros comercios no dejan entrar a la gente migrante, pero ella siempre atiende a todo el mundo, aunque eso signifique tener problemas con los que no están de acuerdo. "Ha habido algunos problemas [con los migrantes], pero no todos son iguales - dice - Hay mucha gente buena, me ayudan". Con el último gran desalojo, cuando 500 personas fueron trasladadas a los campamentos de Sarajevo, perdió a muchos amigos. “Fue desgarrador”. Algunos lugareños le dijeron a Azra que no iban a ir a su café porque no querían beber en los mismos vasos que los migrantes. “Fue muy duro volver a este ambiente después del cierre por la pandemia”.
![Reir y llorar juntos - 4](/uploads/fotos/h2000/dece158b/04-DSCF3808%20copia.jpg?v=63818356788)
Las personas que se desplazan en Bosnia y Herzegovina a menudo viven en campamentos improvisados o edificios abandonados. Los centros oficiales de recepción están lejos de la frontera y a menudo ofrecen condiciones de vida completamente inadecuadas. A mucha gente no les queda otra opción que vivir en refugios improvisados, donde tienen que lidiar con el frío, la falta de electricidad y agua corriente, y la falta de acceso a las instalaciones básicas.
![Reir y llorar juntos - 7](/uploads/fotos/h2000/33853a09/08-DSCF3145%20copia.jpg?v=63818356788)
K. del Kurdistán iraquí y A. de Afganistán están preparando la cena en un pequeño refugio en el ciudad de Ključ, bajo la luz de un teléfono. Aquí los lugareños han construido un pequeño refugio de madera, administrado por voluntarios de la Cruz Roja, para que pasen la noche o unos días antes de emprender el siguiente tramo del viaje.
![Reir y llorar juntos - 11](/uploads/fotos/h2000/ac7fa3a7/12-DSCF2457.jpg?v=63818356787)
Shakila, de Afganistán, sirve té en la habitación donde vive con su familia en un casa abandonada en Velika Kladusa, Bosnia y Herzegovina. Vino a Europa en busca de seguridad, con su esposo e hijos. Trabajaba para una organización europea, igual que su marido. Esto hacía peligrar sus vidas en Afganistán.
![Reir y llorar juntos - 12](/uploads/fotos/h2000/d8ff7ea9/13-DSCF2487.jpg?v=63818356786)
Mara vive en un pequeño pueblo cerca de la frontera con Croacia. Trata de ayudar a todas las personas que acuden a su localidad. Muchas familias pasan semanas en esta zona tratando de cruzar a Croacia. Los centros oficiales de acogida a los que tienen acceso están demasiado lejos de la frontera. Mara es una serbobosnia, originaria de un pueblo cerca de Banja Luka, y se mudó aquí después de la guerra. “No me importa la religión o la nacionalidad, mientras la gente sea de buen corazón” dice..