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Crisis climática
Las emisiones de CO2 recuperan los niveles prepandemia después de la mayor caída de la historia
Las imágenes de animales salvajes en las ciudades, las carreteras vacías y la vegetación que avanzaba en las aceras quedan ya como un eco lejano de los peores momentos de la crisis del covid-19. El parón de la economía causó la mayor caída anual de emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO2) desde la II Guerra Mundial. En total, la cantidad de CO2 liberada a la atmósfera se redujo en casi 2.000 millones de toneladas, el mayor descenso absoluto de la historia, el equivalente a eliminar todas las emisiones de la Unión Europea.
La reducción de mil millones de toneladas de CO2 se debe a la caída del transporte por carretera y a la crisis de la aviación, cuya actividad bajó un 35%. También cayeron las emisiones globales del sector eléctrico en unas 450 millones de toneladas. Y no solo por una menor demanda de electricidad, sino también por un aumento en la producción de energía renovable solar y eólica. También la reducción de emisiones de la industria petrolera ha sido la mayor de su historia y representó más de la mitad de la disminución de la emisiones globales.
La relajación de las medidas de confinamiento y la vuelta a la actividad generó un efecto rebote: en diciembre de 2020 las emisiones de CO2 se habían recuperado y ya eran un 2% mayores que en el mismo mes de 2019
Pero no todo son buenas noticias. La relajación de las medidas de confinamiento y la vuelta a la actividad generó un efecto rebote: en diciembre de 2020 las emisiones de CO2 se habían recuperado y ya eran un 2% mayores que en el mismo mes de 2019, según el informe hecho público este 2 de marzo por la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés).
Los datos que maneja esta organización creada en 1974, en plena crisis del petróleo, indican que la reducción general de emisiones en 2020 fue del 6%, aunque las situaciones varían según la región, el país y la época del año.
Después de tocar fondo en abril, las grandes potencias lideraron la recuperación en los índices de emisiones hasta superar a finales de 2020 los niveles previos a la crisis sanitaria. Ante el aumento de demanda de energía que propició la desescalada, “faltaron medidas políticas significativas para impulsar la energía limpia”, señalan desde esta organización internacional.
“El repunte de las emisiones globales de carbono hacia fines del año pasado es una severa advertencia de que no se está haciendo lo suficiente para acelerar las transiciones de energía limpia en todo el mundo. Si los gobiernos no actúan rápidamente con las políticas energéticas adecuadas, esto podría poner en riesgo la oportunidad histórica mundial de hacer de 2019 el pico definitivo de las emisiones globales”, señala Fatuh Birol, director ejecutivo de la IEA.
Las cifras muestran que las grandes economías “están volviendo a los negocios habituales intensivos en carbono”, dice Birol.
Diferencias regionales
Las potencias asiáticas fueron las primeras en superar la crisis sanitaria y lideraron la recuperación económica. Y con ella, los repuntes de emisiones de CO2.
El caso de China es paradigmático. Fue la única gran potencia que creció en 2020. Lejos de disminuir, sus emisiones aumentaron un 0,8% en 2020, unos 75 millones de toneladas de CO2 con respecto a 2019. En India, a partir de septiembre las emisiones ya estaban creciendo más allá de los niveles de 2019. Y en Brasil, el repunte del transporte por carretera provocó una rápida recuperación de la demanda de petróleo.
En Estados Unidos, la pandemia golpeó duramente la economía y arrastró en su caída a las emisiones de efecto invernadero. En todo el año pasado, las emisiones cayeron un 10%, aunque una recuperación paulatina de la actividad, así como un mayor consumo del gas y carbón por las bajas temperaturas, hizo que en diciembre las emisiones ya estuvieran tan disparadas como antes de la pandemia.
Las cifras muestran que las grandes economías “están volviendo a los negocios habituales intensivos en carbono”, indican desde la Agencia Internacional de la Energía
Pese a que la recuperación económica se traducirá en un nuevo aumento de las emisiones globales en 2021, desde la IEA ven “motivos para el optimismo”. El “ambicioso” plan de China para descarbonizar su economía, la reincorporación de Estados Unidos al Acuerdo de París decidida en las primeras semanas de Gobierno de Joe Biden o el “asombroso éxito de India con las energías renovables” son algunas de las razones del presidente de la IEA para llegar a esa conclusión.
Sin embargo, este optimismo choca con los datos de los paneles científicos de la ONU y los propios objetivos del Acuerdo de París, que sostienen que para evitar que la temperatura del planeta suba más de 2ºC debería producirse una generalizada y sostenida reducción de las emisiones. Algo que está lejos de ocurrir, según denuncian desde la comunidad científica y el movimiento por el clima. El retraso de la COP26 hasta noviembre de 2021 ha permitido retrasar también la aplicación del Acuerdo de París y supone, según denunciaba el investigador Fernando Valladares, del CSIC, una “excusa” perfecta para los países que se niegan a aplicar los acuerdos internacionales.