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Crisis climática
La rebelión por el clima rejuvenece sus filas
Mientras los paros estudiantiles de Fridays for Future (Viernes por el futuro) se propagan por el mundo y cosechan su primer gran éxito internacional con su huelga global del 15 de marzo, colectivos como Extinction Rebellion, Madres por el Clima, Teachers for Future o Juventud por el Clima diversifican la protesta. 23.000 científicos firman un manifiesto de apoyo al movimiento con un mensaje claro: “Sin un cambio drástico, el futuro de lo jóvenes está en peligro”.
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
O Porriño (Pontevedra), 19.740 habitantes. Se acercan las doce del mediodía. Pequeñas riadas de niños y jóvenes, provenientes de los seis colegios y los dos institutos del pueblo, se dirigen a la plaza del Ayuntamiento. Portan pancartas donde se pueden leer mensajes como “A Terra non morre e asesinada” (La tierra no muere, es asesinada), “There is no planet B” (No hay planeta B) o “Ni un grado +, ni una especie —”. Al frente de los de sexto de primaria del colegio Antonio Palacios está Miriam Leirós, una maestra que tiene mucho que ver en lo que está pasando en la ciudad gallega. Lleva desde febrero haciendo paros simbólicos en el recreo con sus alumnos, de 11 y 12 años, contra la falta de medidas reales para frenar el cambio climático, previo trabajo en clase de noticias relacionadas con el medio ambiente.
“Querían hacer algo —relata—. Ven que van a sufrir las consecuencias, eso de que se les está arrebatando el futuro es un mensaje que ha calado muy hondo en ellos”. Al mismo tiempo, protestas similares ocurrían en decenas de localidades del Estado, del CEIP Maestro Don Pedro Orós, en Movera (Zaragoza) al IES Celia Viñas (Almería). Algunas de ellas se pueden consultar en la página de Teachers for Future Spain (Profesores por el Futuro), una incipiente organización que la propia Leirós arrancó, tras una llamada a su colectivo homólogo sueco, más veterano. “Los profes tenemos muchísimo que hacer”, expone. “Hasta 3º de la ESO no pueden hacer huelga pero hay muchos niños que, si no encuentran el respaldo de sus padres o profesores, sienten una impotencia tremenda. Piensan: ‘El futuro es nuestro, pero nos lo están arrebatando, ¿y nos tenemos que quedar de brazos cruzados?’”.
Mientras las plazas se llenan y los centros educativos se vacían, no solo en España —Greta Thunberg, la líder y cara conocida del nuevo movimiento, de 16 años, cuantificaba el seguimiento de las protestas estudiantiles de la huelga global del 15 de marzo en 1,5 millones de alumnos—, un grupo de madres de Madrid, viendo lo que se estaba fraguando, decidía sumarse a la causa. “Estamos cansadas de ver cómo se destruye el planeta que les dejamos a nuestras hijas e hijos”, señalaban desde la cuenta en Twitter Madres por el Clima. Como explica a El Salto Elena Nieto, una de sus fundadoras, “a raíz de ver las movilizaciones de los estudiantes fue cuando nos animamos”.
En tres días el colectivo ya contaba con 70 madres y contactaba con Fridays for Future, organización epicentro de la protesta, “para pedirles permiso”, indica Nieto, “obviamente no haríamos nada sin preguntarles”. En cinco jornadas, el grupo de whatsapp tenía que subdividirse en chats territoriales —Coruña, Cantabria, Madrid Sierra y Valencia eran los primeros— debido a la afluencia de gente. Su idea: apoyar a los chavales en los paros convocados los viernes y hacer acciones. Entre las primeras planteadas: “Politizar el día de la madre, que no sea un un día de regalarnos flores, sino en el que las madres nos movilizamos y transmitimos un mensaje a la sociedad”, cuenta Nieto; apoyar la campaña Maldito Plástico, de Greenpeace, contra el empaquetado de productos en los supermercados; o participar activamente en el Día Mundial del Medio Ambiente.
Ruptura
Lo que se está viviendo a nivel global en los últimos meses en materia de lucha contra el calentamiento artificial del planeta es lo que Javier Andaluz, coordinador de Cambio Climático de Ecologistas en Acción, llama “una ruptura del marco tradicional en el que una gran cantidad de población se da cuenta de que estamos poniendo en juego el futuro”. Ya no son solo las organizaciones ecologistas las que llevan la voz cantante y, a día de hoy, la base de todo se llama Fridays for Future.
Los ‘Viernes por el Futuro’ están protagonizados por un movimiento estudiantil, principalmente en educación secundaria —aunque en España la universidad tiene más peso que en otros países—, que tiene la huelga como principal método de protesta y ha convocado paros cada viernes en los centros educativos de todo el mundo desde hace dos meses. La jornada del 15 de marzo fue su primera global strike —huelga global— y, como cuenta Gemma Barricarte, de Fridays for Future Barcelona, “superó todas las expectativas”.
Fridays for Future ha tardado en llegar a la península. A pesar que el primer viernes de paro lo iniciaron el 18 de enero cinco jóvenes —Núria Salmerón, Roger Pallàs, Mar Truc, Lucas Barrero y Ander Congil— frente a la Delegación de la Generalitat de Girona, a nivel estatal no fue hasta el 1 de marzo cuando se produjo el primer paro coordinado, con protestas de cerca de un millar de personas frente al Congreso, en Madrid, y ante la sede de la Generalitat, en Barcelona. La cosa cambió el 15 de marzo. Sin ser masivas —en las dos ciudades más grandes del Estado contaron con unas 10.000 personas cada una—, las protestas se generalizaron, con más de 60 convocatorias. “En España llegamos algo más tarde, quizá porque aquí hay menos tradición de asociacionismo juvenil”, señalaba a El Salto Irene Rubiera, de 19 años y portavoz de Fridays for Future Madrid, días antes de la huelga global. Las protestas del 1 de marzo se realizaron tras apenas dos semanas de trabajo, con estudiantes agrupados en la federación Juventud por el Clima. Con dos semanas más, en la huelga del día 15, ya estaban abriendo portadas.
El mayor éxito del movimiento, sin embargo, ha sido su rápida internacionalización, con más de 1.300 convocatorias en más de un centenar de países en la jornada de huelga global. Las protestas más grandes se vivieron, principalmente, en países de Europa central. Bélgica, con poca tradición de protesta estudiantil y donde no hay precedentes de movilizaciones de este calibre, fue uno de los epicentros, donde ya el 24 de enero contó con una manifestación en Bruselas en la que participaron 35.000 estudiantes. Decenas de miles se contaban también en ciudades alemanas, donde hubo más de 200 convocatorias, con 25.000 asistentes solo en Berlín. Pero Fridays for Future tuvo tirón de Japón a Estados Unidos, pasando por Australia o India. Por supuesto, la cosa no acaba aquí. “Vamos a continuar con los paros”, señala Barricarte desde Barcelona, “aunque tenemos que encontrar la estrategia adecuada para que el movimiento siga vivo el máximo posible”.
15m climático
Es un movimiento descentralizado —ya se ha ganado el apodo de ‘15M climático’— que, sin embargo, tiene una cara mediática y, en cierto modo, lideresa. Hoy tiene 16, pero cuando comenzó con su particular cruzada, Greta Thunberg, la adolescente sueca que se considerada germen e inspiradora de la protesta, tenía 15 años. En agosto de 2018 se plantaba frente al Parlamento sueco con un cartel que decía “Huelga estudiantil por el clima” y, poco a poco, conseguía su objetivo.
En diciembre, se dirigía desde la tribuna de la Cumbre del Clima COP24 de Katowice (Polonia) a los líderes del mundo. “Solo habláis de crecimiento económico verde eterno porque tenéis demasiado miedo de ser impopulares”, denunciaba. “No sois suficientemente maduros para decir las cosas como son, incluso dejándonos esa carga a los niños”. Llamaba a “echar el freno de emergencia”, a tratar el problema como lo que es, una crisis, y a luchar por una civilización “sacrificada para que unos pocos tengan la oportunidad de seguir haciendo grandes suma de dinero”. El final de su discurso consiguió remover las tripas de algún que otro líder global: “Os habéis quedado sin excusas, y nos estamos quedando sin tiempo. Hemos venido aquí para haceros saber que el cambio está llegando, os guste o no”.
Contra la extinción
La contundencia en el mensaje ya la había recogido un movimiento paralelo pero con un mismo fin: Extinction Rebellion. Surgido en octubre en el Reino Unido, tras un llamamiento a la acción contra la crisis ecológica firmado por un centenar de científicos, el 17 de noviembre varios miles de activistas conseguían bloquear los cinco puentes del centro de Londres.
Nicolás Elieades, coordinador de Comunicación de Extinction Rebellion Spain, explica que “el objetivo es frenar los peores efectos de lo que hemos hecho, porque el cambio climático es un hecho y lo que ya hay no se puede revertir”. Plantean utilizar la desobediencia civil para conseguirlo debido a un argumento difícil de rebatir: “Los Estados están incumpliendo el deber de proteger a sus ciudadanos. Los gobiernos del mundo son culpables de negligencia y, por ende, cómplices del genocidio que supone y supondrá el cambio climático”.
Por ello, plantean declararse en rebelión contra todo Estado y ya tienen una “gran acción de desobediencia civil” preparada para el 15 de abril. También se han sumado a las protestas de Fridays for Future, aunque marcharon sin sus pancartas: “No queríamos quitarles protagonismo”.
DE GRETA A SEVERN
La hemeroteca y la historia nunca son malas consejeras y, como recuerda Andaluz, “ya hubo otra Greta Thunberg”. El experto se refiere a Severn Cullis-Suzuki, que con 12 años se dirigió al auditorio de la Cumbre del Clima y Medio Ambiente de Río de Janeiro en 1992. Habló “por todas las generaciones venideras” y, tras enumerar una serie de problemas derivados de la catástrofe medioambiental que sufre la Tierra en estas décadas, dijo: “Todo esto ocurre ante nuestros ojos y aun así actuamos como si tuviésemos todo el tiempo que quisiéramos y todas las soluciones”.
“Suzuki habló en nombre de las generaciones futuras. 28 años después llega Thunberg y dice, ‘no señores, hablo en nombre de las generaciones presentes’. Hay una evolución. Suzuki tiene hoy 40 años”. La reflexión del coordinador de Ecologistas en Acción remarca que este hecho “es una muestra clara de cómo se ha acelerado el cambio climático a un ritmo demencial”.
Al ritmo actual, la Tierra se dirige a un aumento de la temperatura media sobre los niveles preindustriales de más de 3,5 grados en a penas 30 años. En España será peor. “Un regla simple pero real es multiplicar esa cifra por dos”, denuncia Andaluz, quien recuerda que uno de los escenarios que se manejan en el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) indica que esas cifras podrían alcanzarse entre 2050 y 2070.
A pesar del consenso científico que logró este informe, que resalta el imperativo de acelerar los compromisos contra el calentamiento global y la multiplicación de catástrofes que supondría llegar a un aumento de 2ºC en comparación con quedarse en 1,5ºC, la última cumbre del clima no consiguió cerrar los mecanismos de un Acuerdo de París que, según el propio informe, ya se queda corto. El incremento de la ambición climática se dejaba, por enésima vez, para más adelante. Hoy, más de 23.000 científicos han firmado un manifiesto de apoyo a Fridays for Future en el que se leen frases como “sin un cambio drástico, el futuro de lo jóvenes está en peligro”.
Tal como señala Irene Ruibera, del nodo madrileño de la organización, “nosotros estaremos aquí cuando ellos no estén”. Pero, como añade Andaluz, “ni siquiera organizaciones que han mostrado su apoyo al Fridays for Future tienen un compromiso claro: el PSOE se queda lejos, Unidos Podemos se acerca pero también sigue lejos y UGT y CC OO ni siquiera tienen posiciones oficiales aprobadas en relación al cambio climático, siendo sus sectores carboneros e industriales un auténtico bloqueo a determinados cambios”.
Mientras, en una España sin Ley de Cambio Climático que en 2018 aumentó un 13% sus emisiones de gases de efecto invernadero en sectores industriales y energéticos, la joven activista madrileña denuncia: “La ONU ya ha dejado claro que tenemos que tomar medidas drásticas que estén ya en 2030 o no va a haber planeta que recuperar. Necesito que alguien se preocupe por el futuro que voy a tener porque yo no tengo el poder para cambiar lo que se necesita”. Con este panorama, lo raro es que los jóvenes no se hubiesen plantado antes.
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