Crisis climática
¿Necesitamos un consenso global contra el cambio climático?

La justificación que la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático utiliza de manera recurrente ante la falta de ambición es la no injerencia en las políticas nacionales de los países. Y este argumento se fundamenta en una visión extremadamente parcial.

Manifestantes cortan una calle contra el cambio climático. Londres, 17 de noviembre de 2018
Manifestantes cortan una calle contra el cambio climático. Londres, 17 de noviembre de 2018 Raúl Sánchez Saura
responsable de Clima en Ecologistas en Acción
16 dic 2018 10:25

Solo una acción global colectiva será capaz de frenar el cambio climático, eso es obvio, ya que las emisiones actúan de manera global y son todos los países los que deben de hacerle frente, pero hay muchas formas de conseguirlo. Aunque durante los últimos años parece que la ONU solo está dispuesta a alcanzarlo por consenso, es como si esta organización hubiera perdido toda la memoria. Ha llegado el momento de recordarle que o recupera su sentido original o lo único que le quedará es repetir enormes errores del pasado.

El antecedente de las Naciones Unidas se encuentra en la Sociedad de las Naciones. Y aunque su primer gran error fue excluir a importantes países de los procesos de toma de decisiones, fue su política de apaciguamiento la que firmó su sentencia de muerte. Francia y Gran Bretaña —principales países de la sociedad— miraron para otro lado mientras el franquismo daba un golpe de estado en España y mientras el nazismo surgía en Alemania y ocupaba Polonia. La Sociedad de Naciones repitió esta política “comprensiva” para intentar evitar que Mussolini se aliase con Hitler y, de esta manera, perdió toda legitimidad y se vio cada vez más arrinconada.

Tras el fin de la II Guerra Mundial surgieron la Carta de los Derechos Humanos y la ONU, con el fin de no repetir errores del pasado. Sin embargo, el gran fracaso de la COP19 de Copenhague marcó un hito en el devenir de esta organización, ya que los países que participaron en esa Cumbre del Clima fueron incapaces de aceptar las emisiones necesarias indicadas la comunidad científica internacional. La ONU comenzó así a desarrollar las políticas de apaciguamiento de manera enfermiza, un mecanismo que siguiendo el espíritu de la transición española, ahora se llama ‘consenso’.

Este consenso olvida que no solamente la fundación de las Naciones Unidas se basó en la buena voluntariedad de los países, sino que desarrolló herramientas legislativas que con sus limitaciones a día de hoy son un importante cortafuegos, como es la Corte Penal Internacional.

La justificación que la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático utiliza de manera recurrente ante la falta de ambición es la no injerencia en las políticas nacionales de los países. Y este argumento se fundamenta en una visión extremadamente parcial. Por un lado, es cierto que pedir a un país como Estados Unidos que deje de exportar petróleo, o a España que deje de quemar carbón, es una injerencia activa dentro de las políticas nacionales. Sin embargo, lo que olvida esta restringida visión es que, al no luchar contra el cambio climático, condenamos a países enteros a la desaparición, la desertificación o a una sucesión de catástrofes climáticas.

Esta falta de ambición, por tanto, es también una intervención dentro de las políticas de un estado, que además de tener un mayor impacto que exigir una transición a la descarbonización de la economía, viola derechos tan fundamentales como la alimentación, la salud y la vida.

Siguiendo este símil entre las circunstancias que dieron origen a las Naciones Unidas, el informe sobre 1,5 ºC del IPCC debería ser como la invasión de Polonia. Un hecho, en este caso científico, que debería obligarnos a no mirar hacia otro lado, como ya sucediese durante los años 30 del pasado siglo.

Resulta inadmisible que se permita a un país cuestionar el consenso científico por intereses particulares, porque no se pueden saltar las leyes de la física. Aunque el resultado de la presente COP24 arroja cierta sombra de duda al pedir “fortalecer las bases científicas sobre el informe de 1,5 ºC”, una sutil forma de consensuar o contentar a algunos países por sus objeciones frente a las reducciones de gases de efecto invernadero.

Crisis climática
COP24 convierte en sugerencias las obligaciones de frenar el cambio climático

Sabor agridulce en el texto final de COP24. Para las organizaciones ecologistas, el texto supone un retroceso en la lucha contra el cambio climático ya que no garantiza el cumplimiento de la hoja de ruta del Acuerdo de París.

Esta búsqueda perpetua de un falso consenso no es nueva y ya ha salido cara en el pasado. Lo fue cuando se permitió que fueran los países quienes fijaran sus propios compromisos de forma voluntaria en el Acuerdo de París. Se arrinconó así el consenso científico y permitió un acuerdo sin herramientas capaces de obligar a los países a cumplir con sus responsabilidades pasadas, presentes y futuras.

El Acuerdo de París, además, eliminó por las presiones de los países petroleros cualquier mención a las causas del problema climático: los combustibles fósiles y un crecimiento perpetuamente desbocado. Se trató de un acuerdo que miró para otro lado mientras los pequeños estados insulares afirmaban desde 1992 que para ellos no frenar el cambio climático supondrá su extinción.

Y hablando de mirar para otro lado, nada mejor que analizar la falta de altura de miras de muchos políticos y medios de comunicación en España, que parece que todavía no han entendido que para la región mediterránea que la temperatura suba por encima de 1,5 ºC puede suponer su casi completa desertificación.

De esta forma, parecen más preocupados por un obsoleto concepto económico, como la productividad de las fábricas de vehículos, que nos está avocando a una crisis planetaria sin precedentes. Dentro de esta crisis el Estado español será uno de los más perjudicados, perdiendo cosas tan patrias como el aceite o el vino. Por ello, es moralmente reprochable mirar a otro lado. No podemos permitir que los grandes intereses empresariales o los políticos expertos en liar discursos eviten abordar el problema y persistan con un modelo de negocio contra-planetario ya obsoleto.

En Katowice se ha llegado a un consenso para no generar conflicto ni ruptura con países como EE UU, Arabia Saudí o Rusia que repiten el argumento de la no injerencia. Y es la hora de preguntarse: ¿es este el consenso que necesitamos?

Si no somos capaces de un acuerdo que evite frenar el incremento de la temperatura global a 1,5ºC, significará que nuevamente la comunidad internacional habrá abandonado a España al sufrimiento y al dolor como ya lo hizo cuando abandonó la defensa de la democracia española mediante un Comité de No Intervención.

Arquivado en: Crisis climática
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Aviación
Travel Smart Las multinacionales españolas, a la cola de la reducción de emisiones por vuelos de negocios
Un estudio publicado este martes por organizaciones ecologistas señala que las emisiones por vuelos de negocios a nivel global se han reducido un tercio, pero las empresas españolas van a la zaga y suspenden en transparencia u objetivos concretos.
América del Sur
América del Sur La batalla por el litio: pueblos originarios resisten un “genocidio medioambiental y cultural”
Sudamérica se ha convertido en la proveedora mundial de materias primas para la transición energética. Las comunidades afectadas se rebelan ante una actividad que genera desposesión de tierras, contaminación, sequía y conflictos internos.
Crisis climática
Inversiones 'marrones' España gastó más de 23.000 millones de dinero público en actividades nocivas para el medio ambiente en 2024
Un estudio analiza el impacto climático de las subvenciones otorgadas por el Gobierno español. Solo el 14% del monto total de las ayudas se destinó a actividades o proyectos que fomentan la transición ecológica.
#28060
17/12/2018 15:30

Creo que el problema es más sencillo de lo que parece y nace de la misma esencia del Capitalismo: un modelo que genera crecimiento a partir de perpetuar la rueda del comprar, usar y tirar para volver a comprar, usar y tirar es insostenible. No hay recursos en la tierra suficientes para mantenerlo, los recursos del planeta son finitos.
Los objetos de un solo uso, la obsolescencia programada de toda la tecnología, la plaga de los plásticos en nuestra vida y su pobre reciclaje son hijos del Capitalismo y atentan con la idea de vivir en un planeta sano. Pero seguimos tirando porque "pan para hoy y hambre para mañana", ¿qué les importa a los mandamases del planeta lo que pueda pasar de aquí a 15, 20, 30 o 40 años? lo importante es que sigan cuadrando los números y el resto ya se lo encontrarán las generaciones venideras. Por eso se permite el fracking, que contamina el agua que es el único recurso básico para la vida, por eso se permite que empresarios sin escrúpulos como Florentino Pérez hagan agujeros en el mar en busca de gas, provoquen conatos de terremotos, y además -telita- sean indemnizados por el Estado. ¿Dónde se ha visto? ¡¡es una vergüenza!!, pero claro.. Floren os da la sopa boba del fútbol y todxs a dormir tranquilxs.

Una cosa que me molesta profundamente y que se desprende del texto, es que parece que aquí estamos a la merced de lo que la ONU o los "países nórdicos" puedan hacer por el ecosistema local. ¿De verdad queremos quitar cualquier responsabilidad a la clase gobernante de este país? ¿alguien me puede explicar porque a día de hoy no se está explotando la energía solar a mansalva? hasta que lleguen modelos más sustentables y ecológicos como la Fisión Nuclear, ése debería ser el camino a seguir. La gente tendría que tener el derecho de poner sus propias placas solares y autoabastecerse, sin eléctrica alguna de por medio.
Lo vivido con el "impuesto a el sol” es una razón más para desconfiar de la clase política, por su connivencia con los grandes lobbies energéticos, y por los réditos económicos que luego recogen los politicuchos de turno como Felipe González o Aznar al acabar su mandato. Nos gobiernan a la contra y son un lastre para que el sentido común avance. Mi repudio para todos, los viejos y los “nuevos”, que serán igual que los viejos -tiempo al tiempo-.

2
0
#28064
17/12/2018 15:59

De acuerdo, pero creo que tu texto tiene un fallo:
La esperanza no vendría de la Fisión nuclear (que es la que se practica en las centrales nucleares hoy día), sino de la Fusión nuclear que está en desarrollo. Soludos (saludos al Sol).

1
0
#28001
16/12/2018 16:36

Los españoles se van a condenar solos si se confirma el acceso al poder de las derechas y su negacionismo climático interesado.

0
0
@AlvaroDelRio13
16/12/2018 16:02

Entiendo el discurso. Pienso que el consenso global sin embargo es básico. Los estados de pueblos soberanos, lo son también. Y los que no, o son capaces de hacerse soberanos o no se puede avanzar mucho (ya se han abandonado las vías coloniales sean más o menos malas).
Por el contrario pienso como alternativas las subregiones: ¿qué consenso mas fuerte o avanzado para actuar puede lograrse en el mediterráneo por ejemplo? ¿Que estados apoyarían esas actuaciones?
Pienso que hay tamto trabajo que antes que obligar a USA a no exportar petróleo en base a las inundaciones que padecen es preferible ver si podemos reducir la amenaza de sequía o la sequía existente en el Mediterráneo y lo afrontamos con la ayuda de otros países (los nórdicos por ejemplo)

0
1
#28032
17/12/2018 9:28

Soberano es un coñá...¿que es ese lenguaje a estas alturas y con una economía globalizada?¿que no hay colonialismo?¿en que planeta vives?. Por supuesto que hay que atizar a los contaminadores fósiles y sus empresas...boicots internacionales, declaraciones de rechazo en ayuntamientos, parlamentos autonómicos, eventos donde concurran, etc.. lo del Mediterráneo está muy bien pero..¿crees que esto se puede sanear por partes como si fuera la limpieza de tu casa? ya sabes que no..

0
0
Estados Unidos
Estados Unidos Estudiantes de Columbia luchan contra las amenazas de deportación
Los estudiantes de Columbia se unen mientras el ICE y el Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) atacan el activismo palestino. “[Columbia] está dispuesta a concederle al gobierno de Trump todo lo que quiera”, declara un estudiante a Mondoweiss.
Culturas
Culturas Lorca fue también un visionario que intuyó los vínculos entre la música negra y el flamenco
La 24ª edición del Festival de Flamenco de Nueva York abrió un espacio de debate para analizar el impacto que tuvo el movimiento cultural del Renacimiento de Harlem en la obra del poeta granadino.
Ecuador
Hacia el 13 de abril Acuerdo histórico de la izquierda y el movimiento indígena para la segunda vuelta de las elecciones en Ecuador
La alianza entre la Revolución Ciudadana y Pachakutik, el brazo político del movimiento indígena, no se producía desde 2006 y podría ser determinante para la victoria de la candidata correísta, Luisa González, en las elecciones del 13 de abril.
Análisis
Análisis Algunas preguntas incómodas sobre el rearme europeo
Si la UE ha de librar un conflicto con Rusia o China, no sería convencional y en teatro europeo, sino con más seguridad en África, donde se desplazarán con toda probabilidad gradualmente buena parte de las contradicciones del sistema.

Últimas

Aviación
Travel Smart Las multinacionales españolas, a la cola de la reducción de emisiones por vuelos de negocios
Un estudio publicado este martes por organizaciones ecologistas señala que las emisiones por vuelos de negocios a nivel global se han reducido un tercio, pero las empresas españolas van a la zaga y suspenden en transparencia u objetivos concretos.
Universidad
Educación El Gobierno anuncia el endurecimiento de la normativa para la creación de universidades privadas
El Consejo de Ministros aprueba la tramitación urgente de una modificación en la legislación que regula la creación de centros privados de enseñanzas universitarias.
Represión
Policía infiltrado La Directa destapa un nuevo caso de policía infiltrado, esta vez, en el activismo de Lleida
Bajo la identidad falsa de Joan Llobet García, un agente de la trigesimosegunda promoción de la Academia de Ávila, pasó dos años infiltrado en espacios independentistas, estudiantiles y ecologistas.
Maltrato animal
Maltrato animal Lidl denuncia a los animalistas que detectaron afecciones en la carne de pollo de la cadena
El Observatorio de Bienestar Animal asegura que el departamento legal de la cadena les pidió que eliminaran todas las publicaciones sobre ellos y creen que es una estrategia legal para silenciarles.
Madres protectoras
Madres protectoras Una madre, condenada a tres años y medio por secuestrar a su propia hija, solicita su indulto
La libertad de Jewel Lázaro depende de la respuesta del Ministerio de Justicia de España a su petición de indulto con el fin de no separarla de otro bebé de nueve meses.

Recomendadas

Violencia obstétrica
Violencia obstétrica Helena Eyimi, matrona: “El parto es un misterio y queremos controlarlo todo, pero no podemos”
Consentimiento informado, trato personalizado y libertad de elección. Para Helena Eyimi (Madrid, 1975) , matrona asesora de Naciones Unidas, es fundamental que las mujeres se sitúen en el centro de las decisiones durante el parto y esos tres conceptos son clave.
Redes sociales
El asesino de los CEO El fenómeno fan Luigi Mangione, ¿por qué tanta gente apoya a un asesino?
El caso del chico de clase alta que disparó sobre un CEO de una aseguradora médica ha desatado una ola cultural y de apoyo como no se había visto antes.
Militarismo
Alejandro Pozo “El oportunismo de la industria militar española aprovechando lo que pasa en Gaza es grave”
Este investigador sobre paz, conflictos armados, desarme y acción humanitaria denuncia que el rearme ya está teniendo lugar y que el Ejecutivo escamotea información sobre las relaciones comerciales de la industria con Israel.
Literatura
Silvia Nanclares “Moratalaz nace como barrio franquista, solo que no contaban con la presión vecinal”
Con ‘Nunca voló tan alto tu televisor’ la escritora madrileña regresa a su barrio y examina lo que quedaba debajo de la cáscara de progreso que supuso la construcción del edificio de Torrespaña, aun hoy uno de los más reconocibles de la ciudad.