We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Chile
Nona Fernández: “Es hora de tejer un relato colectivo sobre nuestro pasado”
“Durante mis primeros años de vida, Allende no tuvo ni rostro ni cuerpo, solo tuvo voz. Una voz que salía de un casete regrabado de no sé dónde, pasado de mano en mano, que llegó a mí a través de algún compañero del liceo. Aprendí esas palabras, las memoricé como memorizaba las canciones románticas de Mocedades que mi madre ponía en la radio o los poemas de Gabriela Mistral que debía recitar en voz alta en el liceo”.
Este fragmento de Chilean Electric (Fernández, 2015) retrata muy bien a una generación que gateaba cuando el Palacio de La Moneda ardía hace 48 años, y se instauraba la dictadura de Pinochet que duraría largos 17 años. Nona Fernández (Santiago de Chile, 1971) forma parte de una generación que creció en el silencio, con lagunas sobre el pasado reciente del país y con escasas herramientas para juzgar los primeros años de la esperada y decepcionante democracia. La escritora imprime ese sello en casi todas sus obras y aunque confiesa, es espontáneo, sí reconoce que pone el foco en esas historias íntimas, que se entretejen con la historia épica y oficial.
De hecho, lo hace hasta el día de hoy al participar activamente en los procesos que derivaron del estallido social en Chile y que llevan al país a reelaborar una nueva constitución inclusiva, paritaria y lejos de la que impusiera Pinochet en 1980. Y lo hace con intimidad, desgarro y elegancia. No por nada sus novelas han sido traducidas a varios idiomas y cuenta con la “venia” ferviente de Patti Smith: “Nona Fernández es incomparable y al leer La dimensión desconocida recuerdo esa noche por las calles de Santiago, asistiendo a un acto con ella, en el que sentí que en Chile gobernaban las chicas”, dijo hace poco la cantante y poeta estadounidense.
Creciste con la dictadura y eso se refleja en tus obras ¿sale espontáneamente?
Una no elige los temas de escritura, más bien los padece, son obsesiones y una las obedece. Soy una mujer que nació en tiempos de dictadura, mi niñez y mi adolescencia lo viví en ese escenario y esta época que para cualquier persona mayor es emblemática, yo la viví en un escenario extraño, difuso, oscuro, muy brumoso, donde las cosas tenían muy poca claridad. Había muchas piezas sueltas, como un puzle con piezas que no estaban y con la fantasía de que si llegaba la democracia, estas piezas iban a aparecer y todo iba a esclarecerse. Pero no fue muy así, lo sabemos, y como cuando eres niña y te cuentan una historia que no tiene final, una queda un poco enganchada con esas historias inconclusas. En mi escritura he ido intentando darme esas respuestas o investigar aquellos temas de los cuales no tuve respuesta en ese momento.
Soy una mujer que nació en tiempos de dictadura, mi niñez y mi adolescencia lo viví en ese escenario y esta época que para cualquier persona mayor es emblemática, yo la viví en un escenario extraño, difuso, oscuro, muy brumoso, donde las cosas tenían muy poca claridad
Casi una terapia…
Una historia me ha llevado a la otra, y la otra, a la otra y es como una gran hebra, sobre la cual he ido tejiendo cada historia, cada libro. Ha sido como pensar un problema, pensar porqué ocurrió lo que ocurrió, porqué se nos decretó tanto el olvido, porqué lo permitimos, por qué repetimos algunas cosas, y pensarlo también desde las historias íntimas, no sólo de las grandes historias. Pensar lo que se teje en la intimidad, en lo chiquitito y cómo se cruza con esa gran historia. Me interesa cómo vamos tejiendo una memoria colectiva y creo que ese ha sido el tema de mi escritura, más que Allende, la dictadura o el golpe de Estado. Tiene que ver con cómo recordamos lo que recordamos, cómo tejemos una memoria común, cómo podemos tejer verdades colectivas, saber si realmente existe la posibilidad de tener un relato colectivo, cómo se enfrenta ese relato colectivo, cómo enfrentamos esa memoria colectiva. Es ahí donde he estado dando vueltas, en la intención de problematizar ese punto y digo problematizar porque nunca hay respuestas, siempre hay más preguntas.
¿Qué importancia le das al proceso Constituyente que actualmente vive Chile?
Creo que esto es una constitución importantísima por dos motivos. Una es sin duda, la paridad de género y el otro es que es una constitución que ha sido exigida por la ciudadanía, en la calle. Eso es bien inédito para la historia de Chile. Nosotros tenemos una historia bien especial, después de la dictadura, llega la democracia y esa democracia es pactada con los militares. Eso hace que hasta el día de hoy, heredemos una constitución militar redactada por Pinochet, es la constitución de los militares. Ha sido parchada, ha sido arreglada, ha sido modificada, pero es la constitución de Pinochet.
América Latina
Asamblea Constituyente Chile comienza a escribir su futuro
A partir del estallido social de octubre de 2019, lo que ocurre es que la ciudadanía sale exigir una cantidad de demandas impresionantes y se entiende que la única manera de poder hacer un ejercicio real de cambio, es cambiar el mapa. El mapa en el cual nos movemos, en el cual hacemos nuestro día a día. Y ahí aparece esta gran demanda que es la de poder redactar una nueva constitución, dejando atrás esta constitución ilegítima. Luego viene otra segunda etapa, que es la de exigir la paridad y la de exigir también los escaños reservados para los pueblos originarios para quienes van a redactar la nueva carta. Esta va a ser la primera constitución en términos paritarios que se va a realizar en el mundo, es un tremendo golazo. Es tan importante o casi más importante que la llegada de la democracia porque esto no ha sido pactado, esto se pidió en las calles.
¿Será verdaderamente cuando la democracia llegue a Chile?
Es que la democracia como tal, no ha llegado porque hemos desarrollado este proceso de vuelta a la democracia en medio de violaciones a los derechos humanos, siguen muchas causas abiertas contra responsables de la dictadura cívico militar, seguimos sin justicia, sin verdad, sin reparación y eso es tremendo. Porque es muy difícil y es muy doloroso tener que repetir el mismo problema que como sociedad hemos repetido durante tanto tiempo. Pasamos a vivir una democracia pisando a nuestros muertos y no queremos volver a repetirlo. Este proceso de la redacción de la nueva constitución se está ejerciendo también en medio de condiciones extrañas, en medio de los efectos de una pandemia muy mal manejada por el Gobierno de Sebastián Piñera, donde la ciudadanía ha sido también muy precarizada, dónde ha sufrido muchos dolores. Y también, se está desarrollando en medio de un proceso donde los partidos políticos han sido juez y parte de este proceso.
A partir del estallido social de octubre de 2019, lo que ocurre es que la ciudadanía sale exigir una cantidad de demandas impresionantes y se entiende que la única manera de poder hacer un ejercicio real de cambio, es cambiar el mapa
Pero hay líderes independientes en el equipo que redactará la nueva Constitución para Chile…
Sí, los hay ajenos a los partidos políticos, pero hemos visto en el desarrollo de este proceso, lo difícil que es para la sociedad independiente organizada tener un lugar, poder realmente optar, por ejemplo, a ser parte de esta constitución. Esta constitución insisto, la exigió el pueblo en la calle, la exigió la ciudadanía en la calle, la sociedad civil organizada en la calle y sin embargo está haciendo muy difícil.
Muchos movimientos que surgen de la calle y que persisten su lucha…
Claro, el estallido social no es algo que explote porque sí. Viene después de décadas de demandas de la ciudadanía un poco aisladas: primero las protestas por el sistema previsional privado que tiene Chile, luego la educación, la salud, el tema ecológico, el tema feminista. Y diría que el gran, gran bálsamo, que logra unificar a todo esto, es el movimiento feminista.
Un movimiento que comenzó en 2018 con las manifestaciones de las estudiantes universitarias
El gran antecedente que tenemos de una salida a la calle, así de explosiva, fue el 8M del 2018 y no olvidemos que el lema de esa gran jornada, fue “Por la precarización de la vida”, porque ahí donde hay un problema, donde hay una precarización, hay una mujer que la está padeciendo. Entonces, el movimiento feminista de alguna manera, lo que hace es abrazar todas las causas y darles protagonismo unívoco, unificar todas las causas. Creo que es la clave para entender este momento y quien no lo entienda desde ese lugar, no está leyendo bien la historia, porque evidentemente es así.
¿Confías en el proceso, que va a llegar finalmente a una nueva Constitución para Chile?
Las desconfianzas siempre existieron, pero hemos ido evolucionando. No ha sido fácil, esto sigue siendo una cooptación de las élites de Chile, el acuerdo que dio origen al proceso, lo firmaron los partidos políticos y se gestaron las bases de un movimiento constituyente con muchas trabas para toda la ciudadanía organizada. Hay que seguir siempre intentando porque este momento constituyente es de la ciudadanía, es de la sociedad civil y no podemos olvidarlo nunca, nunca. No podemos entregarlo.