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En el momento de recoger su Goya al mejor actor, su protagonista, Dénis Menochet, dijo que As bestas es “el homenaje a la fuerza del amor de las mujeres frente a la locura de los hombres”. Este filme, dirigido por un director madrileño nieto y sobrino de directores de cine —lo apunto para imaginar la distancia entre su genealogía y la genealogía campesina, lo apunto como nota mental sobre la clase—, ambientado en Ourense pero filmado en El Bierzo, ha arrasado en los Goya. Dicen, como piropo, que es un wéstern. No creo que se pueda decir nada peor sobre una historia que llamarla wéstern, una batalla de las fuerzas coloniales frente a un mundo colonizado que es alienado de su propia posibilidad de relato: deshumanizados, los llamados indios solo existen para justificar la gloria del pistolero y de eso que llamarán civilización. Y, sin embargo, aunque yo lo diga con pena, intuyo que, efectivamente, estamos ante un wéstern.
Literatura
Wéstern Literatura del Oeste: cómo leer la historia con ojos de piel roja
El filme de Rodrigo Sorogoyen ha ganado frente a Alcarrás, la película de Carla Simón, una directora catalana que creció en el campo y que habla sobre su tierra desde su tierra y con la gente de su tierra, actores y actrices no profesionales, vecinos y vecinas, para contar el fin de un mundo que es su mundo.
La definición de amor de mujeres me parece pasada de rosca, mucho de mística de la feminidad, y mucho de alterización: esas otras que aman frente al sujeto neutro que enuncia, que hace discurso, que es el hombre. Pero me parece paradójico que Dénis Menochet lo nombre así porque, efectivamente, Alcarrás es un poco eso, un amor-otro, y posiblemente por eso no se ha llevado ningún Goya frente a la batalla de hombres que es As bestas. Porque queremos ese amor y esa mirada pero la queremos como subalterna, para admirarla como quien admira un florero, para nombrarla en nuestros discursos, para hablar en su nombre, pero no para aplicarla, no para devenir esa mirada. Alcarrás es otro tipo de amor, otro tipo de mirada, no porque Carla Simón sea una mujer, sino porque es una mujer, una otra, que ha descolonizado su mirada y se ha atrevido a ejercer su estar de manera distinta y hacer un cine comunitario para explicar historias de la comunidad en toda su dimensión compleja (Alcarrás no esquiva el racismo hacia los temporeros, por ejemplo) pero sin volver sobre el mismo mensaje civilizatorio del progreso urbano frente al atraso del campo y de la gente del campo, esos bestias. Un cine que no es un mensaje civilizatorio, que no es un señor hablado en nombre de todos. Ese tipo de amor.
Ninguna historia llevada a la gran pantalla, reflejada en un libro o en una canción, es solo una historia: es una forma de mirar el mundo que se explica a través de una historia particular
As bestas hace todo lo contrario. Mil veces se ha defendido la película diciendo que es “solo” una historia. Ninguna historia llevada a la gran pantalla, reflejada en un libro o en una canción, es solo una historia: es una forma de mirar el mundo que se explica a través de una historia particular. Lo que cuenta la película es su metáfora. Y la metáfora de As bestas está clara: el progreso de la ciudad o de la gente que viene de fuera (el francés enamorado conscientemente de la tierra, ecologista a la manera urbana de ser ecologista), frente al campesino bárbaro, retraído y ensimismado que ni siquiera ama su tierra o la ama mal, poseyéndola con la misma violencia con la que vive y con la que mata.
Sé que esta historia que cuenta Sorogoyen está basada en hechos reales: lo sé porque se la he oído contar mil veces a mis vecinas, a mis primos, sé dónde apareció el cadáver, sé de qué familia son los unos y los otros, porque esa historia pasó al lado del pueblo del que mi gente fue expulsada hace ahora 70 años. No nos expulsaron los vecinos “salvajes” sino el capitalismo bajo tutela franquista. Nos echaron de allí porque las políticas económicas que venían de muy lejos nos mantuvieron pobres hasta el hambre durante siglos, y esa misma gente nos explicó que éramos ignorantes, incultos, bestias vergonzantes, que teníamos que cambiar nuestros modos, nuestras formas, nuestros dejes y nuestro idioma si queríamos vivir mejor. Y emigramos. A Francia, a Suiza, a Madrid, a Barcelona. Y allí nos enseñaron a refinarnos, a “civilizarnos” y a despreciar ese mundo del que veníamos.
Fui al cine a ver Alcarrás de Carla Simón y asistí al pregón que dio en el Ayuntamiento de Barcelona por las fiestas de la Ciudad, de la Mercè, este mismo año. Llegó rodeada de actrices y actores de Alcarrás, la peli y el pueblo, y abrió su discurso a otros procesos de diáspora, de desterritorialización, nombró la España vaciada y el fin de un mundo. Aunque el campo que narra Simón es mucho más industrial ya que el mío, el de Chandrexa de Queixa, hay algo en su película que habla de nosotras también. Mis vecinas de Queixa no han oído hablar de As bestas si no es en la tele, en una zona donde sin duda nos enteramos de todos los pormenores de las cosas que pasan por allí. Y porque algunas que sí han oído me han contado que les parece una mierda que redunda en señalarlas como infrahumanas, que las maltrata.
Sorogoyen denuncia el expolio eólico despreciando a la gente que de verdad le hace frente y sufre sus consecuencia, y contribuyendo al relato despreciativo que facilita que los polígonos eólicos se puedan instalar allí con la indiferencia de las ciudades
Ambas películas, dejadme acabar, señalan la última batalla del mundo industrial contra el campo en Europa (fuera de Europa se están dando otras muchas batallas). Aquí, las multinacionales de eso que llaman energías renovables, energías verdes, han puesto su mirada y sus garras en esos territorios a los que ya se les ha sacado todo pero aún queda esa última energía que extirparle: queda el sol, queda el viento. Poco importa que para arrancárselo a la tierra, exportarlo y venderlo a precio de oro haya que destrozar lo que queda del terreno, hacerlo impracticable para la vida humana y no humana, poco importan esas cuatro bestias que andan quejándose porque al fin son cuatro votos, cuando lo son. En Alcarrás, en cambio, se refleja quién paga el precio altísimo de la implantación de los polígonos de placas solares y de eólicos en terreno campesino. Quién es de verdad el agresor y quién el agredido. Tanto As bestas como Alcarrás denuncian esta situación, pero qué diferencia: en la primera es el francés el que tiene conciencia ecológica (oh, sorpresa) mientras que el campesino local no se entera. Sorogoyen denuncia el expolio eólico despreciando a la gente que de verdad le hace frente y sufre sus consecuencia, y contribuyendo al relato despreciativo que facilita que los polígonos eólicos se puedan instalar allí con la indiferencia de las ciudades.
Yo personalmente he aprendido de las luchas contra esas energías que me parecían estupendas de la mano de mis compañeras de la Coordinadora do Macizo Central Ourensán y toda la gente que desde el territorio galego y desde muchos otros están haciendo resistencia local, invirtiendo infinidad de horas en escribir alegaciones, recoger firmas, recorrer aldeas para dar apoyo, también emocional, montar manifestaciones y concentraciones y jornadas.
Todo ello desde la invisibilidad, el amor y una generosidad que sin duda no cabe ni en un wéstern ni en el mal amor de un pistolero.
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A mi como gallega me costó ver la película. Porque relata un algo conocido. Galicia tuvo mucho que ver con el comienzo del Golpe de Estado del 36 y las delaciones fueron terribles. Vecinas y vecinos delatando a mansalva a principios de la dictadura. Hasta en mi casa se hablaba en bajo cuando yo era pequeña, y ya nací en democracia.
Galicia está llena de eucaliptos. Es un espejo bastante interesante para mirar el "dinero en mano" que sumado a la falta de oportunidades, el apego a la tierra y el "yo primero/nosotrxs primero", caracteriza tanto a este lugar en el mundo. Y quien vive aquí lo sabe.
Por supuesto hay muchos referentes de lo colectivo en Galicia: As encrobas, Pontesa... Pero en Galicia también hay un algo de esta peli, por mucha ficción y por mucha distorsión a la realidad que tenga.
Mucha gente emigró buscando oportunidades, otras huyeron de sus territorios porque no podían más. Y esto, aunque duela, también es verdad.
Leido el artículo, me queda la duda de cómo habrías contado tú la historia de As bestas, o si quizás consideres que no merece ser contada. Porque si hay unos acontecimi3ntos que son reales, no veo por qué hay que hay que modificarlos a gusto de la consumidora. Si merece críticas negativas, que sea por no ser fiel a la realidad, no porque lo que cuenta no encaja con nuestra visión del mundo rural.
A mi no me parece que este (ecologista urbanita bueno vs gente de campo mala) sea para nada el mensaje de As Bestas. La conversación en el bar donde Can explica lo cansado que está de su vida comparado con el francés ecologista que lleva dos años ahí en mi opinión deja bastante en ridículo al francés, y muestra las contradicciones de su discurso (izquierdoso, pero en el fondo, clasista y egoísta, ya que está dispuesto a joder a el resto de la aldea que han vivido siempre ahí porqué el lleva dos añitos "jugando a las granjas"). En mi opinión la película muestra muy bien la situación sin ningún discurso simplista, que és lo que el autor de este artículo intenta extraer.
Soy incapaz de entender una critica de cine haciendo una comparación maniqueista, de la buena a la que mira por donde se le ha maltratado contra la mala a la que mira por donde la han premiado
Yo debo decir que he visto las dos, las dos me han encantado, me parecen buenísimas
Y hablo como campesino que vive en un municipio de menos de 100 habitantes, que percibe historias parecidas a las de las pelis y que no por ello me sienta maltratado
Cuando el maniqueísmo se impone como crítica, el alejamiento de la realidad me parece evidente
No he visto, todavía, ninguna de las dos películas por tanto solo diré que lo escrito por la autora del artículo, al margen de sus críticas y valoraciones concretas, me parece muy atinado. Pocas cosas me molestan tanto como las altisonantes charlas de los "ecologistas" que cantan las glorias rurales desde el más profundo desconocimiento.
Creo que antes de escribir hay que ver las películas y mucho cine. En esta critica se habla de mil juicios de valor personales pero no se habla de cine y de investigación. Y te explico por qué:
1.- Se juzga el origen de los directores de cine como si fuesen culpables él, y afortunada ella porque tiene un origen más similar con su película y mirada. Absurdo para empezar.
2.- Se habla a titulo personal de la experiencia en el mundo rural pero no ha investigado ni documentado sobre el caso de As Bestas que se da por toda la geografía española, es otra opción más para hacer un guión. Una no es peor que otra.
3.- El western: España entera es un western en toda su historia se ha masacrado y civilizado a pueblos, habría que revisar la historia la esencia del ser humano como destructor, o sea, un poco de revisión de historiográfica.
4.- Esto es una critica sin fundamento donde se prefiere una película en vez de otra y por x motivos justifica con juicios de valor para dar a entender por qué una película es más válida que la otra. Pues la verdad, en que momento podemos hemos perdido la cabeza criticando por criticar en un medio como este? ¿Buscar los tres pies al gato?
5.- Las bestias: los caballos son bestias, los que hacen la rapa tienen que ser "bestias" para realizar esa desparasitación porque atrapan "a lo salvaje", los asesinos de la película son bestias por matar. Ser bestia tiene mucha connotaciones, también se va a juzgar sin haber hecho más lecturas del titulo de la película por qué se llama As bestas? Estamos rodeados de bestias y la película es una historia más sobre varias bestias.
6.- Y ya lo último: romantizar el mundo rural diciendo que el francés viene a enseñar al campesino es JUSTO LA ELECCIÓN QUE SE HA HECHO EN EL GUIÓN DE AS BESTAS para mostrar que esto ocurree!!!!! Ocurre porque en lo rural hay ignorantes y hay sabios y que no me venga a decir que esto no es así porque vivo en un pueblo perdido y lo veo todos los dias. No todos son sabios en el mundo rural y no todos los forasteros saben más que los locales. ¿Qué tiene de malo elegir un personaje francés para mostrar eso si de verdad ocurre? Donde yo vivo la gente local no tiene ni idea de permacultura, porque se han clavado en explotar la tierra sin tratarla como se merece, justo como se muestra en la película, y en mi caso, es la comunidad inglesa que vive aqui quien ha introducido estas prácticas de regeneración de tierra. Vamos a juzgar un opción de guión basada en hechos reales para poner la puntilla de que es el francés quien enseña al campesino? ¿Es una invasión del de fuera?, los del pueblos serian salvajes?, En serioe? son de verdad argumentos sin consistencia.
Es que el campesino local en España en muchos casos NO SE ENTERA PORQUE NO LE INTERESA, y esto pasa todos los días, es cierto y hay que admitirlo, en ver negativizarlo y de heroizar el tratamiento que se ha hecho de Alcarrás.
Venga ya, es totalmente una critica infantil sin, estructura, conocimiento y consistencia real en los argumentos.
Buen análisis de las dos pelis. Aunque no las he visto aún me han entrado más ganas de hacerlo. Gracias por el enlace juanTFK.
Por cierto, otro apunte: ¿A salto a qué viene criticar los orígenes de Sorogoyen y compararlos con los de Carla Simón? Si la persona que ha escrito este artículo ha investigado un poco, sabrá que Sorogoyen no tiene dos familiares ni orígenes familiares con el cine, tiene un pariente con el que no tuvo trato que casualmente se dedicaba la cine. Es que esto de escribir sin fundamento, sin investigar y criticando cosas que no se deberían ni tener en cuenta para ensalzar una película... no es de recibo, sorry. Poco profesional.
Acabo de leer el artículo completo y solo puedo decir que se mezclan naranjas con nísperos y un poco de bacon. A ver por partes: la crítica del artículo hace una comparación bastante agresiva(y se nota que un pelín frustrada) de dos películas que tratan sobre un tema bastante habitual en el mundo rural, y cada director lo ha mirado de forma diferente. Eso son las naranjas, es decir "el tema". Luego están los nísperos: "el cine". Si hablamos de cine, o sabemos un poco de cine, las dos películas no son comparables, porque el cine de Carla Simón es un tipo de cine lentooo, lento muy valorado como el francés en festivales europeos, vamos que no ha inventando nada que no viéramos ya en el siglo pasado..y al que le guste genial, y lo que hace Sorogoyen nada tiene que ver, y la verdad entre los dos me quedo con Sorogoyen, que por cierto también trabajó con actores no profesionales en As bestas. Así que la critica de este artículo creo que obedece a cierta frustración para buscar una razón del por qué Carla Simón no llevó Goyas con Alcarrás, pues sencillamente.. porque no se votó y vota mucha gente. Pero nada tiene que ver que yo sea más rural que tu y que tenga formación en eólicas viviendo en la alta montaña y mi abuelos y la emigración y etc etc. Y por último: el actor francés dio las gracias con ese discurso haciendo un homenaje al personaje real, que decide quedarse en la aldea, que es una mujer. Esto por lo que leo, no se ha entendido. Como digo, son temas diferentes y repito son 2: el cine y la historia que representa porque no olvidemos algo: el cine es arte y es una reinterpretación de la realidad y ninguno desmerece al otro. La crítica viene de alguien bastante frustrad@ y joven quer no ha visto westerns y que se ha limitado a dar un mera definición, sorry. Y os lo escribo desde la montaña rodeada de jabalíes..As bestas cinematográficamente no sé si será un western pero es una maravilla de película por como está narrada, (hablemos de narración..?) y porque cumple con lo que tiene que cumplir el arte que es: emocionar con una historia. Tan sencillo como eso.
Totalmente de acuerdo.
Además, en esta ficción basada en hechos reales ha omitido lo esencial para que se comprenda la verdadera naturaleza del conflicto.
Dejo un enlace interesante con información al respecto:
https://blogs.publico.es/otrasmiradas/68777/as-bestas-mas-que-una-inquietante-peli
"Alcarrás" es, en todos los aspectos, un cine mucho más valiente y valioso que "As bestas". Esta es mi opinión, claro. Pero está basada en hechos objetivos y aquí se se explican muy bien.
Creo que se ha premiado el entretenimiento por encima de otros valores cinematográficos y políticos.
Por último, la película define un paralelismo efectista pero tremendamente falso, tramposo, sensacionalista, entre la Rapa das bestas y el asesinato del francés. En la Rapa das bestas se desparasita, se cuida, se cura y se libera. Nada tiene que ver con el asesinato.
Muchas gracias por este artículo de Público que se me había pasado y que está genial