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Cine
Rubén H. Bermúdez: “La gente negra que vive en España cuando ve la televisión se siente el otro y la otra todo el rato”
Hablar mirándose al espejo. Seguir con la mirada el gateo de un niño. Escuchar el crepitar del aceite en la sartén. Las imágenes de A todos nos gusta el plátano, la película que el fotógrafo Rubén H. Bermúdez presentaba ayer 28 de mayo en el festival Documenta Madrid 2021, contiene instantáneas universales y al mismo tiempo bien aterrizadas en vidas concretas, un relato íntimo y reconocible, encarnado en sus protagonistas, siete personas negras que hacen cosas.
El cofundador de Espacio Afronciencia y autor del fotolibro Y tú ¿por qué eres negro? (2018) comparece en la entrevista de la mano de su cuaderno, un elemento central de este proceso creativo a varias mentes y manos: “el cuaderno de la peli”, lo llama y acude en algunas preguntas a él para buscar trazos e hitos en la construcción de esta obra tan personal como colectiva.
¿Cómo se ha concretado la idea de la película?
Me dieron una beca en 2019 y ese año fue cuando más o menos hicimos la película, tuvimos una proyección de fin de beca obligatoria y no estaba acabada asi que acabamos un poco como pudimos, después vino el covid. Salieron unas ayudas extraordinarias de la Comunidad de Madrid al cine, así que la pedí, me la concedieron con la compra de la peli, y así me obligó a acabarla. Entonces en 2020, en mitad de la pandemia fue cuando acabamos el montaje, el sonido, y la estrenamos ahora.
¿De dónde surge la idea?
Fui a CA2M en Móstoles, iba a reunirme con Manuel Segade, y había una exposición, en un salita se proyectaba un video de Arthur Jafa y yo entré sin saber muy bien qué iba a ver. Vi un video super emocionante que estaba hecho con imagen encontrada, montado con una música encima: duraba ocho minutos. Sentí mucha emoción, no me suele pasar esto en los museos, pero me embargó todo, y salí de ahí pensando: algo así podría hacer yo en el contexto español. Empecé a decirle a la gente: voy a hacer una película, quiero hacer una película. Y ese fue el comienzo.
¿Cuándo decide un fotógrafo cambiar a este otro formato?
Cada día soy menos fotógrafo y hago más otras cosas, de hecho tengo algunos colegas que son fotógrafos de profesión y se ríen un poco de mí, que yo hago pantallazos y cosas así, dicen. Es verdad que mi libro está hecho de retazos y de fotos que no son mías. Yo estudié fotografía y he tenido un recorrido por ahí pero me siento más cómodo haciendo de todo un poco. Yo siempre tenía en la cabeza que quería hacer una película, más que un documental, que no acabo de sentirme cómodo con esa etiqueta, pues una película.
Y en este proyecto, ¿cómo reclutas a tus cómplices?, porque hay unos cuantos...
Claro, ahí, pienso todo el tiempo que quiero hacer una película, lo voy diciendo y se va convirtiendo en realidad. Yo estoy en Matadero con Afroconciencia, en el Centro de residencias artísticas, y en ese momento estaba Manuela Villa como jefa. Le digo, oye Manuela yo me puedo presentar a esta beca y me dijo, claro Rubén, son para gente como tú. Como que yo no entendía que la categoría artistas visuales me incluía a mí, pedí la beca y me la coincidieron.
En Afroconciencia la gente me preguntaba, ¿qué tal Rubén?, pues voy a hacer una película, ¿qué os apetece ver? Y casi todos me responden: me apetece mucho reírme. No me apetece mucho ver una película de racismo, de lucha, de resistencia
Tenía un año por delante para hacer una peli o algo así, experimental. Pasé los primeros meses en Matadero leyendo y viendo películas: ese era el plan que tenía. Lo que pasa es que en Matadero te ponen una mesa en un espacio abierto con otras gentes y donde mucha gente afro va viniendo. La gente me preguntaba, ¿qué tal Rubén?, pues voy a hacer una película, ¿qué os apetece ver? Y casi todos me responden: me apetece mucho reírme. No me apetece mucho ver una película de racismo, de lucha, de resistencia. Eso se repetía mogollón. Claudia Claremi que es una cineasta cubana que vive en España, que es colega, un día vino con un disco duro y me dijo, mira Rubén, tengo aquí unas pelis que igual te interesan. En las carpetas había una que se llamaba voz colectiva, y eran películas que estaban rodadas de una manera colectiva. Me molaba la idea.
En paralelo me escribió una chica que es Tiffany, Ebebé en la película, y me dice: oye Rubén que estoy haciendo una tesis doctoral sobre negritud, arte, educación, he topado con tu libro, me gusta mucho. Nos tomamos un café, conectamos bien y todo funcionó. Ella estaba un poco atascada en su tesis, y creo que buscaba una excusa para hacer cualquier otra cosa, se agarró a mí como pudo, yo me agarré a ella también y nos ayudamos mutuamente en nuestros procesos creativos.
A mí me gustaba mucho lo de la imagen pobre de Hito Steyerl me gustaba lo de dividir la autoría, eso venía resonando en la cabeza. El libro por ejemplo parte de lo individual y acaba de una forma más colectiva. Como que todo me iba empujando a ello. Ella empieza a rodar cosas con el móvil sin saber muy bien qué estamos haciendo, simplemente nos juntamos, hablamos me enseña y así. Y en principio la peli iba a ser su historia, entonces aparece Oumou, ya eran tres. En esas voy a Valencia a un congreso de no sé qué y con Kenny de United Minds nos fumamos un verde y empieza a contarme historias y a hablar. Pienso que él es como un contador de historias, puede ser el narrador o algo así, le voy a invitar a él a ver qué le parece, y también quería participar: Así poco a poco la gente se fue agregando e hicimos el equipo.
Genera bastante simpatía ver a gente en su cotidianeidad, que se ríe o autoparodia mientras graba sus imágenes: ¿esto es buscado o es algo que surgió orgánicamente?
Bueno, todo es orgánico, yo tenía este cuaderno y ellos no hablaban entre sí, bueno quizás sí, pero no teníamos reunión de equipo. Íbamos viendo aquí cosas. Tiffany me enseñó una peli de Leon Siminiani en la que explica el proceso de cómo está haciendo la película, y eso nos gusta y empezamos a juguetear por ahí. Pero hasta que no monto al final del todo, no sabíamos qué iba a pasar, digamos que nos enfrentamos a la peli con toda la incertidumbre y estábamos cómodos ahí.
Decías que la gente te trasladó que no quería ver movidas politicas, o de antirracismo, que quería divertirse, es bastante fresco ver a negros haciendo cosas normales en la pantalla. Situaciones cotidianas que interpelan a cualquiera. A veces parece que las vidas negras solo aparecen haciendo cosas específicas de negros. ¿Cómo puede ser que sea tan anormal ver “lo normal”?
Creo que la peli es una reacción ante eso, todo lo que está pasando en Ceuta, la imagen del abrazo, los relatos que hay alrededor de todo esto, son un ejemplo evidente. Tiffany, una vez que hemos acabado la peli la ve, hace un tweet como medio en broma medio en serio, en el que dice que se mete en Netflix, que le habían recomendado que viese Así nos ven, que le iba gustar. Que entonces la pone y cuando lleva 10 minutos se quiere morir por dentro. En cambio dice que cuando le puse la peli que hicimos, fue como comer un mango, correr por el bosque, algo así decía, algo poético y bonito, y era un poco lo que buscábamos, un aire fresco, un sentirnos bien, un plegar hacia dentro y hacer una película por y para nosotros con códigos íntimos y pequeñita, calentita, me gusta decir. Que no es que combata contra todo ese monstruo gigante de la narrativa casi única que hay, pero sí que nosotros como gente afro, quizás teníamos que hacer una peli así.
A ratos la película me recuerda un poco, no sé si es muy osado, a El año del descubrimiento de Luis López Carrasco, en cuanto que muestra a la gente desde ángulos distintos en su cotidianidad
Este tío es clave, yo no he visto la última, pero sí que una noche en Filmin, cuando ya tenía el cuaderno comprado, no sé si tenia la beca o no, pero ya iba en dirección de hacer la peli, vi El Futuro que también es suya, el futuro comienza con un plano así en negro y Felipe González hablando con Alfonso Guerra. Es el 82 y han ganado las elecciones, y hay una fiesta en un piso de Malasaña. Está grabado con teleobjetivos, muy lejos, solo se ve un cuadro, y no se entiende muy bien lo que hablan los personajes. Suena la música que tampoco es la música típica de la movida madrileña sino que es la música de esa época y te traslada ahí. Me gustó mucho eso: pensé quiero que mi peli te lleve a un sitio un rato.
Me llama la atención esa escena —no quiero hacer mucho spoiler— en la que se oye la serie Aquí no hay quien viva de fondo. Pienso en el contraste entre las casas cómo las vemos en la televisión (impolutas, ordenadas) y las casas reales. En la película hay cables a la vista, manchas en los espejos. ¿Ese efecto de realidad era algo que esperabas?
En Documenta Madrid hablan del cine de lo real. Todos sabíamos que era una película lo que estábamos haciendo, que no era la realidad ni un documental de tu vida sino: invéntate un personaje si quieres. El pacto era: vas a compartir tu intimidad conmigo pero con el público también, ten en cuenta lo que quieres enseñar y lo que no. Les interesaba no tener muchas certezas de nada ni opinar con mucha certeza de nada, y ser vulnerables hasta el límite que quieran cada uno de los personajes.
A esta gente joven le llama la atención La que se avecina, Aquí no hay quien viva y todo eso. Hacen como memes, bromas, chistes, y creo que han querido enseñarlo. Yo recibo todos los brutos a la vez y los visualizo todos y encuentro conexiones, y una de esta es La que se avecina, varios personajes lo tienen de fondo y además mola lo que están diciendo: igual hablan de las mujeres que están llegando a sitios de poder pero son las que friegan, y son dos mujeres negras las que están ahí viéndolo y peinándose, me gustaba lo que generaba y las conexiones que a mí me funcionaban.
Ves esas series,y parece que esta sería una sociedad totalmente blanca.
Yo crecí con Farmacia de Guardia y Médico de familia, y creo que Lo que se avecina no es la equivalencia pero va en esa sintonía, cae en una televisión generalista que todo el mundo ve. Yo sentí que me faltaba un espejito o algo, que recuerdo ver Western, encontrar una persona afro y decir, ey. Esa conexión para mí es muy importante, creo que la gente negra que vive en España cuando ve la televisión se siente el otro y la otra todo el rato de manera inevitable, lo puedes apagar si quieres, o decir pues no voy a pensar mucho, pero de repente hay un chiste sobre negros, o un black face, o cualquier cosa así que se hace con total impunidad y te devuelve a la realidad, y en la peli sí creo que los personajes se ríen un poco de todo esto.
¿Piensas que ha habido cambios en ese sentido?, estamos hablando de series de los 90 o de la década del 2000.
Yo no veo mucho la tele, pero diría que la televisión no es un reflejo de lo que vemos en las calles, al menos en una ciudad como Madrid, hace mucho tiempo que la sociedad es diversa y la tele no tanto. Otra cosa puede ser Netflix, que aunque quizás los personajes puedan aparecer como cuotas, es consciente de que hay un nicho de personas no blancas que quiere verse. De hecho el próximo año van a hacer una serie con el libro de Lucía Mbomío Hija del camino, gente afro, dirección afro, guionistas afro, algo así en España era super necesario y hemos tenido que esperar hasta el 2021.
Yo no veo mucho la tele, pero diría que la televisión no es un reflejo de lo que vemos en las calles, al menos en una ciudad como Madrid, hace mucho tiempo que la sociedad es diversa y la tele no tanto
Volviendo a la película: hay una escena que en medio de esto tan íntimo genera una violencia muy fuerte.
Yo vi una película, Fruitvale Station que no sabía de qué iba —me gusta ver las pelis así— era una familia afro y hacían sus cosas, dura dos horas y al final de la película va el chico en el metro, la policía hace identificaciones, el chaval sale, se pone un poco gallo, y la policía le mete 20 disparos y se muere. Me dejó muy shockeado y me gustó ese impacto. Yo quería hacer una peli donde todo esto no saliese, pero me llegan todos los brutos y me llegan los de Chumo. Los veo y llego a esa escena sin saber qué me voy a encontrar y fue un impacto total, lo vi: esto tiene que estar en la película porque esto funciona muchísimo. Cuando vi a las hermanas maquillándose también fue como guay, qué están haciendo, qué maravilla, esto tiene que estar sea cómo sea en la película. O la escena de Tiffany en el espejo hablándome a mí. Yo supe identificar cosas que sabía que funcionaban. Con esto armamos algo.
En la misma escena de las hermanas maquillándose, en otra en la que hablan sobre Ali Express mientras concinan, o la que también mencionabas de Lo que se avecina... en las conversaciones cotidianas se cuelan todo tipo de temáticas, política, música, economía.
No quería tener un discurso marcado de nada, pero quería estar atento a lo que habían grabado, y encontraba cosas que tenían mucho poder, todo lo que estás diciendo, es muy poderoso, pero no quería hacerlo explícito sino que estuviese ahí de fondo.
¿También hay mucho transporte público, aviones, autobuses, metros, cercanías, y también mucho movimiento, incluso meteorológico, llueve, hace sol.... ¿Todo este rollo dinámico estaba en tu plan?
Aquí en mi cuaderno, está casi lo primero que apunté: me compré un libro del CCCB de Xcèntric Cinema y les hacían una entrevista a distintos cineastas con sus perfiles creativos, alguien dijo, Mekas, “la idea de una película puede venir después de ver las imágenes”. Y yo me agarré a eso totalmente, abrazaba la incertidumbre, ya venía del proceso creativo de Y tú ¿por qué eres negro? que fue bastante agotador y llegué con la lengua fuera y me apetecía estar tranquilo y disfrutar de este proceso. Dije, a ver qué me traen y con eso haré algo, entonces me encontré con que estas siete personas grababan cosas parecidas, tenemos todos móviles y grabamos cosas parecidas, había mucho metro, mucho transporte público, tampoco me gusta explicar la peli o darle un sentido concreto, pero sí que yo lo intepretaba en la manera que la diáspora está siempre en movimiento, no tiene un sitio, está en tránsito, por ahí, pero no hay algo marcado, son las imágenes que teníamos.
Hay varias escenas que se centran en los niños, desde el pequeño que gatea (que no hemos visto muchas veces bebés que gatean en pantalla), o el bebé en el pecho de la madre o el niño explicando qué es la lluvia.
Sí, esto lo busqué, Agnes Essonti y yo, tenemos relación desde 2014, cuando yo empiezo Y tú ¿por qué eres negro?, abro un blog y Agnes me dice: hola soy fotógrafa como tú. Cuando tengo alguna duda pienso, ¿Agnese qué haría?, conectamos bien y tenemos ideas parecidas. Agnes, tiene que participar en esto pensé. Y ella en ese momento está volcada en su crianza y yo iba a ser padre, me interesaba y le dije: graba tu intimidad, graba tus cosas, me gusta mucho lo que haces en instagram con la comida y con tu peque, pero tampoco te quiero condicionar demasiado. Sí la condicioné porque al final grabó mucho a su peque.
Hablando de comida, esta aparece bastante: entiendo que son imágenes que se repetían en el material que te enviaron. Y también que para ti es un punto de interés.
Bueno, para mí y para todo el mundo la comida está muy bien. (Ríe) A mi encanta cocinar, la comida, es que no descubro nada: nos sentamos alrededor de unos platos y disfrutamos de la vida, qué se yo. En Afroconciencia hemos hecho muchas veces lo de comer todos juntos arroz con pollo o verduras para quienes no comen pollo.
Yo les pedí que graben su intimidad y por ejemplo el ritual que hace Tiffany antes de viajar a Guinea Ecuatorial, también ahí hay comida. La comida son más cosas, está alrededor todo el rato y es un nexo que nos une. De hecho cuando hicimos la presentación, cuando acabé la beca, la película iba sin título y pregunté al público: qué título le pondríais a esto. Una chica levantó la mano y dijo, esto se tiene que llamar: a todos nos gusta el plátano. Era una chica dominicana. En el material que vimos aquel día, salían varias persona en diferentes lugares haciendo plátano frito, comiendo plátano. Creo que al final viene a decir que en cualquier comunidad negra del mundo hay plátano, y la peli nos coloca en primera persona y a todos, porque todos somos nosotros y, en este caso, nos gusta el plátano.
La renta básica está muy bien. El año pasado me leí El entusiasmo de Remedios Zafra, que es un golpe de realidad. Me veía reflejado todo el rato en esas páginas, has abandonado tu dentadura para poder hacer siete proyectos, me cuesta mucho imaginar otra forma de hacer
Me has contado todo el periplo para hacer la peli. En lo material, ¿te imaginas un escenario que no fuese tan tortuoso y tan difícil para concretar proyectos artísticos o culturales?, y ya que estamos, ¿qué opinas de la renta básica universal?
La renta básica está muy bien. El año pasado me leí El entusiasmo de Remedios Zafra, que es un golpe de realidad. Me veía reflejado todo el rato en esas páginas, has abandonado tu dentadura para poder hacer siete proyectos, me cuesta mucho imaginar otra forma de hacer, tengo 40 años y ha sido así todo el proceso, pedir becas, que no te las den, al final conseguir una y entonces, más o menos, al tran tran, ir consiguiendo becas y ayudas porque ya has entrado en ese circuito.
¿Falta politización en el mundo de la creación para que esto sea de otro modo?
Sí, yo creo que nos cuesta… voy a divagar un poco, luego lo matizamos, no tengo una opinión formada sobre esto. Entre tú y yo creo que mucha gente del mundo del arte tiene dinero, son hijos de alguien, y por eso pueden hacer eso. Supongo que algo tiene que ver con esta cuestión. Y que nos sentimos muy solos, ahora con internet todo ha cambiado un poco pero te sientes en una isla ahí ante el gran sistema. No hay sindicato, hay cosas: yo recuerdo que cuando era chavalín me apunté a AVAM, pero era como extraterrestre, los artistas de verdad están ahí y tú eres un aspirante a artista. Yo no he encontrado el lugar para hacer una asamblea sobre esto, hay movimientos como los que ha hecho Podemos y alrededores como con el estatuto del artista, y he visto colegas que están ahí involucrados pero luego me da mucha pereza, yo tengo 100 de energía y me veo ahí con esas pijas y esos pijos y digo, qué hago yo aquí, pues igual en Afroconciencia soy más útil.