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Cómic
‘Superbollo contra la L.E.F.A.’: un cómic en clave ‘queer’ contra la violencia machista
Las impulsoras de la revista Parole de Queer presentan a Korki Kent y su alter ego, Super Bollo, que vienen para terminar con los responsables de la violencia contra las mujeres, también conocidos como la Liga Exterminadora de Feminazis Antisistema.
Con la segunda edición del cómic Superbollo contra la L.E.F.A. (Liga Exterminadora de Feminazis Antisistema) (Continta Me Tienes, 2020) recién sacada del horno, entrevistamos a Irene Sala i Brotons y Marian Torres, también conocidas por ser el dúo impulsor de la revista Parole de Queer. El dúo comenzó con la publicación en 2009, con la intención de “hacer florecer el universo queer, un universo con un sinfín de géneros y sexos, abierto a la permanente deconstrucción y construcción de las mentes y cuerpos. Veníamos de Barcelona, de vivir el movimiento transmaricabollo, el movimiento posporno, de conocer a Paul Preciado, a Annie Sprinkle, Judith Butler o Donna Haraway, de experimentar la gran efervescencia queer que se dio en esta ciudad a principios de 2000”, cuentan las Paroles.
El editorial del primer número de la revista, escrito el 15 de abril de 2009, ya expresaba esa intención de reflejar la efervescencia de ese momento en el mundo transmaricabollo: “Nosotras hemos visto cosas que no creeríais. Maratones postporno en Galaxias Contemporáneas, deliciosas queerruptions en Estrellas Okupadas, nosotras que hemos visto a Judith Butler, Donna Haraway y a nuestro maravilloso Paul B. Preciado…Todos estos momentos no se perderán en el tiempo”.
El séptimo número, publicado en 2019, fue una entrega enteramente dedicada a la conexión entre el antiespecismo y el transfeminismo. El décimo aniversario marcaba, quizá, un antes y un después, también porque sus promotoras empezaron a ser conscientes de la relevancia del proyecto: “Es ahora cuando la gente nos escribe y nos dice que utilizan nuestros artículos como referencias en sus trabajos en la universidad o en talleres y charlas, incluso nos han escrito un artículo para una revista universitaria de Francia que nos hace mucha ilusión”.
La última idea de Irene Sala i Brotons y Marian Torres ha consistido en pensar, guionizar y coordinar una novela gráfica, coordinada con Carla Gallén y Belo C. Atance, y plasmada con la ayuda de once artistas, en la que se denuncia la violencia machista y la subrepresentación de esta que se da en los medios y en la sociedad, a través de la lucha contra la L.E.F.A. (Liga Exterminadora de Feminazis Antisistema).
De Parole de Queer a la edición de un libro en formato cómic contra la violencia machista. ¿Cómo surgió la idea?
Irene Sala i Brotons: La idea del cómic surge a través de ciertos debates que hemos tenido entre nosotras. Siempre nos impresionaba lo invisibilizado que estaba el terrorismo machista para los medios de comunicación, para la justicia, para los partidos políticos, para la sociedad en general. Hagamos un ejercicio de imaginación extrema: si al año fueran asesinados, violados, abusados o torturados la misma cantidad de hombres cis blancos heteros que de mujeres y cuerpos disidentes, estaríamos metidas en plena alarma mundial. Pero no es el caso. Incluso los tribunales ponen muchas trabas y algunos partidos políticos ningunean la tragedia.
Con la figura de la L.E.F.A. pretendíamos visibilizar esto, que evidentemente existe una gran conspiración patriarcal para seguir perpetuando estos atroces crímenes y las diferentes violencias contra las mujeres.
¿Cuál es el motivo, en vuestra opinión, de esta infradimensión de la violencia machista contra las mujeres?
Marian Torres: El patriarcado se sustenta sobre la base de la opresión. A ningún sistema, a ningún gobierno, le salen las cuentas sin el trabajo gratuito que desarrollan y han desarrollado las mujeres y cuerpos disidentes. Es por eso que a este sistema no le interesa que nada cambie y una de las formas para que todo se mantenga así es la violencia que se ejerce sobre las mujeres.
¿Cómo se fragua Super Bollo para convertirse en un cómic?
M.T.: El guión de Super Bollo está escrito en 2013, más o menos, y durante mucho tiempo estuvimos buscando a alguien que lo pudiese plasmar, pero con la precariedad que tenemos todes era muy difícil que lo pudiese realizar una sola persona.
El equipo SuperBollo inició su andadura con Belo C. Atance, Carla Gallén y nosotras dos. Al ser un proyecto de tanta envergadura propusieron dividir el guión en diferentes partes y que lo dibujasen diferentes ilustradores, se hicieron diferentes propuestas de ilustradores que se eligieron entre todes y una vez formado el equipo de ilustración Carla y Belo se encargaron del comisariardo. Y así de maravilloso ha quedado el cómic gracias a las magníficas ilustraciones de: Carla Gallén,Miriam S. De Arcos, Belo C. Atance, Coco Guzmán, Uve Rivera, Amanda García Orozco, O.R.G.I.A, Sarah Jones, Dana Noche, Andonella (Andrea Arsuaga), Femimutancia (Julia Inés Mamone).
Bolleras, camioneras… Os habéis apropiado de insultos y os reís de todo. ¿Qué pensáis del humor, podemos/debemos reírnos de todo?
M.T.: Sí, desde lo queer nos apropiamos del insulto como arma arrojadiza contra el patriarcado, pero creemos que no nos reímos de todo. Más bien ironizamos sobre cómo se construye el patriarcado, las formas que tiene de argumentar y lo condescendiente que es consigo mismo. Podemos decir que SuperBollo contra la LEFA es una forma de ridiculizar todas las herramientas que tiene el patriarcado para sostenerse, que evidentemente son absurdas, pero que el pensamiento dominante nos ha hecho creer que son naturales y, por tanto, inamovibles e incuestionables.
De todas formas, hay muchas cosas de las que no te puedes reír, entre ellas el sometimiento, no te puedes reír de un cuerpo disidente maltratado, no te puedes reír de un animal no humano explotado y torturado, no te puedes reír de la gente que lo está pasando mal por estar oprimide. La risa, la burla, lo irónico siempre debe ir de abajo a arriba, lo otro es desprecio. Hemos podido sacar el sentido del humor en este cómic porque somos cuerpas disidentes, cuerpos oprimidos y desde esa posición sacamos la ironía.
Korki Kent, la protagonista, homóloga queer de Clark Kent, es gorda, vegana y transfeminista. ¿Podéis explicarme qué significa para vosotras la política de las identidades?
M.T.: Aquí queremos resaltar un detalle que creemos que a mucha gente se le escapa y es que Korki y toda la redacción de Ovarios liberados son antiespecistas. Una de las consecuencias del antiespecismo es el veganismo pero también hay otras, es importante remarcar esto porque uno de los super poderes de SuperBollo es el de comunicarse con la alteridad, también con los animales no humanos. En estas políticas de identidades diversas es importante entender que somos también alteridad frente al patriarcado y en ese contexto siempre tenemos que tener en cuenta a los animales no humanos.
Remarcamos esto porque quizás no se entienda bien en el cómic la importancia que tiene el antiespecismo para nosotres, y que SuperBollo no es vegana por cool o moderna; es que tiene una posición política frente a este tema.
I.S.B.: Y respecto a las políticas de las identidades, nosotras somos muy utópicas y nos gusta ir a la raíz de las cosas y si queremos dinamitar las categorías sociales impuestas por el patriarcado, no tiene mucho sentido acabar siendo más mujeres o más lesbianas, lo que tiene sentido para nosotras es intentar ser cada día más libres. Para ello nos interesan más las prácticas que cada colectivo pueda introducir en pos de la invención de esa libertad. Colectivos que apuesten por la abolición de la diferencia sexual o la despatriarcalización de todas las administraciones e instituciones nos interesan mucho más.
¿Qué pensáis del intento de establecer jerarquías entre las diferentes reivindicaciones o movimientos sociales?
M.T.: En todos los movimientos revolucionarios ha habido una jerarquización de las luchas, siempre un “ahora no es el momento” o “esto otro es más importante”; pero creemos que en realidad ha sido solo una excusa para acomodar las necesidades de unos cuantos sin querer perder sus privilegios. Tenemos privilegios sobre otros cuerpos y debemos renunciar a estos privilegios porque si no es más de lo mismo.
¡Volvemos a reproducir el sistema! Esto ya lo señalamos en el editorial del último Parole de Queer antiespecista, que titulamos “Del privilegio se sale” y es que debemos entender que las luchas son interseccionales y que no tiene sentido luchar contra algo que te oprime mientras estás oprimiendo.
En un momento dado, aparece como solución al patriarcado separar a hombres y mujeres y que todas las mujeres se hagan lesbianas. Contadnos más de esto. ¿Alguna vez habéis deseado que esto suceda de verdad? ¿Qué respuestas habéis tenido en este sentido?
M.T.: Yo todos los días sueño con que todas las mujeres sean bolleras. Preferiría usar siempre el término bollera, lesbiana me parece muy mainsestreaming, bollera es un insulto del que nos hemos apropiado como disidentes de este sistema.
Que todas las mujeres se hagan bolleras tiene un mensaje y es que desde una posición política debemos repensarnos lo del ser bollera, porque ser bollera no es solo con quién te acuestas, es también una actitud crítica contra el sistema. Y, en realidad, esta solución es una reflexión sobre dejar de colaborar con el sistema, dejemos de serle útil, dejemos de trabajar con él, cuidemos solo de los disidentes, no del sistema. Ya lo dijo Wittig, las lesbianas no somos mujeres. Con lo que nos animaba a desertar de esta categoría material, a dejar de reproducir en nosotras el sistema patriarcal, el destino para el que fuimos designadas al nacer.
I.S.B.: Y, claro, lo de la comuna transmaricabollo nos encantaría. ¿Te lo imaginas? ¡Ya no tendríamos miedo! ¡Ya no viviríamos sometidas al imperio de la soberanía masculina ni a sus múltiples violencias! No habría feminicidios, ni violaciones, ni abusos sexuales, incluso podríamos realizar el viejo sueño transfeminista de “sola, borracha, quiero llegar a casa”. ¿Quién no quiere eso?
Últimamente se ha reactivado el debate respecto a quién es el sujeto de la lucha feminista. ¿Dónde os encontráis vosotras en esta discusión?
I.S.B.: En la historia del feminismo ha sido una constante el debate acerca de la ampliación de su sujeto político. Desde el famoso grito de Sojourner Truth, “¿acaso yo no soy una mujer?”, se han ido abriendo paso las obreras, las negras, las putas, las bolleras… Y ahora, les toca defender su lugar a las mujeres trans, a las que, aunque llevan ya muchísimos años en la lucha feminista, ahora se las intenta excluir.
Evidentemente, y como nos dice Judith Butler, “un feminismo transfóbico no es feminismo. El feminismo tiene que estar comprometido con la libertad de género, la igualdad radical y las alianzas con otras posiciones minoritarias o disidencias sexuales”. Y desde luego es indispensable dejar de esparcir odio y discriminación hacía las compañeras trans.
Con la pandemia, muchas supervivientes se han quedado encerradas con sus asesinos. ¿Tenéis alguna reflexión ante esto?
I.S.B.: Quizás la pandemia ha puesto de manifiesto algo aterrador y que ya existía antes y es cuántas mujeres se ven obligadas a vivir a diario con sus maltratadores, con sus torturadores, con sus violadores porque no tienen recursos económicos.
Recordemos que el Estado español es el segundo con la tasa de mujeres paradas más alta de Europa y para nosotras son los trabajos más precarios y peor retribuidos. Recordemos que las mujeres siguen trabajando en el sector cuidados, muy mal pagado por lo general o renuncian a su carrera laboral para dedicarse a la crianza y cuidado del marido y de la familia, es decir trabajo gratis.
Así como recordemos también que les compañeres trans son el colectivo con mayor desempleo en nuestro país, el 85% está en paro. Con todo esto queremos decir que el patriarcado nos desmantela económicamente a las mujeres y cuerpos disidentes para que nunca podamos salir de esa situación de violencia. Además, un dato que apenas se menciona en los medios de comunicación patriarcales —evidentemente no les interesa airearlo— es que “el hogar es el lugar más peligroso para una mujer”, es donde mayor probabilidades tiene de ser asesinada por un hombre —marido, pareja, familiar— heterosexual.
Y, sin embargo, no se nos machaca constantemente desde los medios de comunicación alertándonos de que la heterosexualidad es peligrosa. ¡Una pena! ¡Nos iría muchísimo mejor!
Dentro del movimiento LGTB hay lesbofobia, bifobia. ¿Los hombres gays se agarran a sus privilegios también?
M.T.: Sí, dentro del movimiento LGTB hay lesbofobia, bifobia y transfobia. Los hombres cis siempre tienen privilegios da igual que sean heteros o marikas, ser marika no te hace queer. Los hombres cis tienen más dinero y existe cierto corporativismo entre ellos del que estamos exentas las mujeres y las cuerpos feminizados.
Digamos que, ante el patriarcado casposo de toda la vida, se abre un nuevo y divine patriarchy que lo que hace es disfrazar de modernidad y cool lo de siempre. Al final, un hombre blanco marica cis tiene unos privilegios sociales mucho mayores que sus compañeras bolleras o trans, y evidentemente tendrán que reflexionar sobre cómo piensan renunciar a ellos y dejar de explotar ellos también a sus compañeres de lucha.
En el cómic encontramos alguna referencia a que en la historia de la RAE sus miembros han sido en su mayoría hombres. ¿Qué opináis del uso del femenino genérico, de cambiar nuestra forma de hablar? ¿Lo hacéis en vuestro día a día?
M.T.: Es importante cambiar la forma de hablar de la misma manera que es importante cambiar los imaginarios. Tanto la forma de hablar, la cultura, el cine, las fiestas… están basadas en un sistema patriarcal y totalmente especista.
Debemos empezar a crear nuestro propio imaginario, nuestro propio lenguaje, nuestras propias necesidades que no tengan nada que ver con lo que nos ha impuesto este sistema. Como decía Paul B. Preciado el otro día, “estamos intentado despatriarcalizar desde un contexto patriarcal”, así que hay mucha faena que hacer.
Habéis contado con Paul B. Preciado para el prólogo del libro. ¿Quién es Preciado para vosotras?
I.S.B.: El encuentro y la amistad con Paul Preciado nos ha cambiado la vida, ya que en cierta forma su relación con él ha hecho posible nuestro amor por lo queer y la existencia de Parole.
Conocí a Paul al poco de llegar del pueblo a Barcelona, hará ya casi 20 años. Por aquel entonces, estaba tan despolitizada que no sabía ni lo que era el feminismo. A regañadientes, unas amigas lograron llevarme a una charla sobre “contrasexualidad”. Imaginaos mi cara al escuchar aquella palabra, no entendí nada. Antes de entrar a la charla fuimos a los baños, y allí había alguien cortándose un mechón de pelo de su cabeza para componerse un fino bigote. Aquella imagen hizo un crack en mi cabeza, después nos presentamos. Era Paul. Ya en la charla, con su bigote y perilla haciendo de faro y guía, comenzó a hablar de teoría queer y de la sociedad contrasexual. Juro que en aquellos momentos no entendí casi nada. Pero lo que sí supe durante toda la conferencia es que nos estaba intentando explicar un mundo nuevo donde seríamos más libres. Y así ha sido. ¡Fue tan emocionante aquella primera charla!
Años después, ya junto a Marian, le contamos a Paul la idea de la revista, le gustó mucho el proyecto. Paul nos ayudó mucho y no faltaron sus artículos además de ponernos en contacto con diferentes personas clave para el proyecto. Nuestra relación con él ha continuado a lo largo del tiempo. Para nosotras fue muy importante que quisiese prologar el cómic porque lo entendíamos como un “ok, me gusta lo que estáis pensando y como lo pensáis” y desde luego eso es algo muy positivo. Y ante todo, Paul es un amigo muy, muy querido.
En su prólogo, Paul critica la serie The L World. ¿Cómo veis la visibilización de las lesbianas en la cultura popular? ¿Qué os gusta, qué echáis en falta?
M.T.: Cuando Paul habla de la serie The L World en realidad hace una crítica a esa cultura lesbiana que lo que ha hecho es acomodarse al sistema y buscar la normalidad, nosotres no queremos ser normales, la normalidad es la violencia que se ha ejercido sobre nuestos cuerpos para someternos, para no ser las raras.
La cultura lesbiana siempre que cumpla todas las premisas que ordena el patriarcado y siempre hablando del contexto occidental, va a ser bien acogida a excepción de algún retrógrado.
Creemos que es más importante hablar ya de la contracultura bollera o de la contracultura transfeminista. De esa contracultura que está dando en el Estado español desde colectivos como La Radical Gay o LSD (de los pioneros) hasta llegar a colectivos o escritoras como O.R.G:I.A, Post_Op, Quimera Rosa, Itziar Ziga entre muches otros.
Pensamos que, en este contexto, Parole también es un referente porque hemos intentado que sea una especie de archivo en tiempo real de lo que está ocurriendo y ocurre en el mundo transmaricabollo.
Evidentemente, siempre nos falta más —la mano del heteropatriarcado es tan alargada—, pero desde luego nos parece muy interesante la cantidad de pequeñas editoriales que están trabajando desde hace unos años y están apostando por esta cultura transfeminista, entre ellas Continta Me Tienes que ha apostado por editar el cómic de SuperBollo.