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COP26
La UE pone sobre la mesa 13.000 millones para proyectos de gas en plena Cumbre del Clima
Declaraciones por un lado, hechos (en sentido contrario) por el otro. Es la permanente crítica a los gobiernos del mundo por parte de las organizaciones preocupadas por el devenir climático global, especialmente cuando desde gobenanzas e instituciones que pretenden liderar la lucha contra la crisis climática llegan, también de forma permanente, noticias que van en sentido opuesto.
Si bien el 5 de noviembre, en la primera semana de la Cumbre del Clima de Glasgow, 25 países e instituciones financieras se comprometían a poner coto a la financiación pública de proyectos de energías fósiles fuera de sus fronteras para finales de 2022 —una declaración a la que España no se sumaba inicialmente, pero que sí firmó este miércoles, lo que elevaba la cifra de países firmantes a 30—, cinco días después se conocía una nueva lista de Proyectos de Interés Común (PIC) de la Unión Europea, con decisiones en una línea completamente contraria.
La lista de nuevos PIC presentada por la Comisión Europea, proyectos de infraestructuras energéticas cuyo desarrollo es considerado por la Unión prioritario y que obtienen privilegios para la concesión de permisos por vía rápida y la oportunidad de recibir financiación de la UE a través del mecanismo Conectar Europa, incluye 30 relacionados con el gas, con una financiación total de 13.000 millones de euros.
La decisión ha sido denunciada por las organizaciones ecologistas por la “inconsistencia” entre la posición de la UE en la COP26 y la nueva lista de Proyectos de Interés Común, con nuevos macroproyectos basados en combustibles fósiles financiados con dinero público.
Polémicas infraestructuras
En el listado de PIC, el quinto desde que la UE adoptó esta figura, se encuentran proyectos muy contestados por las comunidades locales afectadas y las organizaciones sociales. Entre ellas se encuentra el gasoducto del Mediterráneo Oriental, o EastMed, que conecta los yacimientos de gas del Mediterráneo oriental con Europa vía Chipre y Creta (y que tiene a Israel como socio clave); el Baltic Pipe, que pretende transportar gas entre el sector noruego del Mar del Norte y Polonia vía Dinamarca; o la terminal de gas natural licuado Cyprus2EU, en Vasilikos Bay, en el sur chipriota.
Para los ecologistas la financiación de estos proyectos supone mantener a Europa ligada a la dependencia de los combustibles fósiles y a una mayor responsabilidad frente a la crisis climática.
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“La Comisión Europea había prometido que la nueva lista estaría alineada con el Pacto Verde Europeo y que, por lo tanto, no habría espacio para tantos proyectos de gas”, denuncia Cristina Alonso, responsable de Justicia Climática de Amigos de la Tierra. “Sin embargo, esta nueva lista muestra la inconsistencia que hay entre los discursos y las acciones y supone que el dinero de todos los europeos y europeas se seguirá invirtiendo durante los próximos dos años y más en combustibles fósiles”.
Esta organización ecologista criticaba la doble vara de medir europea, y especialmente de la Comisión, cuya presidenta, Ursula von de Leyen, declaraba recientemente que frente al cambio climático “es nuestro deber actuar ahora”.
“Estos megaproyectos de gas solo sirven a los intereses de las corporaciones de combustibles fósiles y no al interés común de los europeos”, añadía Alonso. “Parece como si los líderes de la Unión Europea no hubieran visto a las 200.000 personas que salieron a las calles en Glasgow el pasado sábado para pedir el abandono de los combustibles fósiles”.