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Coronavirus
Estados Unidos se enfrenta a una crisis en la atención a la infancia con la digitalización de los colegios
Melissa Goff, superintendente de Greater Albany Public Schools (GAPS por sus siglas en inglés), le ha pedido a los comisionados del condado que destinen fondos a la gestión de “alternativas adecuadas para la atención a la infancia” destinadas a las familias de 9.000 niños matriculados en primaria y secundaria en la ciudad, niños a los que han desterrado de sus aulas y que se verán obligados a “asistir” al colegio a través de una pantalla en septiembre.
Entre las sugerencias que ha hecho a las autoridades municipales, Goff ha instado a los comisionados a “explorar” la posibilidad de contratar más terapeutas de salud mental “que hagan visitas a domicilio” y la creación de un “grupo de trabajo de atención a la infancia”. GAPS ha perdido dos tercios de sus fondos a causa de la pandemia, según el Corvallis Gazette-Times, y está dejando caer ideas sobre cómo puede el condado trabajar con ellos en los “asuntos relacionados con los cierres”.
Casi uno de cada cinco padres o madres ha rechazado un trabajo por problemas con el cuidado de sus hijos, y los más afectados han sido los padres y madres negros y nativos americanos
Los bloqueos debidos al covid-19, que persisten desde que se decretaron por primera vez en marzo, se están volviendo en su contra. Las vacaciones de verano han terminado, pero los niños siguen en casa mientras que muchos padres (al menos los que aún tienen empleo) vuelven gradualmente al trabajo según avanzan las fases de “reapertura”.
A principios de agosto, un grupo de tres comisionados del condado de Linn, compuesto por Roger Nyquist, John Lindsey y Will Tucker, hicieron una “Declaración de Emergencia Local” para resolver el problema de la reapertura de las escuelas y de los niños, en general, denominándolo “una seria amenaza para la paz, la salud y el bienestar de los niños del condado de Linn”. El documento, de una página, fue la respuesta de los comisionados del condado a la decisión de la gobernadora de Oregón, Kate Brown, de mantener los colegios cerrados. “Por desgracia, aún no es suficiente”, dijo la gobernadora ante las presiones para que se reabrieran las clases físicas. “Nuestra tasa de infección sigue siendo demasiado alta”, afirmó.
Sin tiza
Según refleja un estudio reciente del Child Care Collaborative Task Force of Washington State (el grupo de trabajo de atención a la infancia del estado de Washington), las ciudades situadas al norte de Albany se enfrentan a problemas similares. Según este informe, casi uno de cada cinco padres o madres ha rechazado un trabajo por problemas con el cuidado de sus hijos, y los más afectados han sido los padres y madres negros y nativos americanos.
El cese de las actividades debido a la pandemia ha dejado unas cifras “históricas” de ciudadanos desempleados o que se enfrentan a circunstancias nuevas e inoportunas en sus puestos de trabajo entre los residentes de Washington. Pero la vuelta al colegio este curso añade otra complicación importante a las familias, aunque encuentren el modo de cuidar de sus hijos o lo hagan ellos mismos.
“Muchos trabajadores con hijos, en especial las mujeres, saldrán del mercado de trabajo si no hay opciones asequibles y seguras para el cuidado de los niños”, dice Amy Anderson, miembro del grupo de trabajo, que no cree que el Estado se vaya a recuperar económicamente sin esa atención a la infancia.
El estudio añade que casi la mitad de los desempleados (el 47%) considera que “esos problemas con el cuidado de los hijos” son una barrera para encontrar empleo, incluso para conseguir una entrevista, lo que agrava aún más los problemas ocasionados por los cierres, que han forzado que uno de cada cinco proveedores de cuidados infantiles tenga que cerrar.
La crisis de la atención infantil
Según el Child Care Aware of Washington, un grupo de defensa de la atención a la infancia, más de medio millón de niños menores de 12 años no tiene “centro de cuidado infantil autorizado” porque el Estado no puede suplir la demanda de los padres y madres trabajadores de Washington, que son el 60% de las familias con niños de 0 a 12 años.
La carencia de oferta de cuidado infantil como resultado de las medidas extraordinarias tomadas para proteger la salud pública se ha notado en todo el país y en todo el mundo. En California, para satisfacer estas necesidades de las familias trabajadoras, han abierto las aulas como instalaciones para cuidar de los niños, las mismas aulas que se les han vetado como estudiantes. En Australia, los bloqueos y cambios de las subvenciones federales realizados por la comisión personal del primer ministro, Scott Morrison, para la covid-19 han puesto en peligro el futuro de los centros infantiles de Melbourne.
Desde Albany, Oregón, hasta Melbourne, Australia, la reorganización de las normas sociales continúa bajo el estandarte de la covid-19. Ahora que los bloqueos golpean a los niños en edad escolar, es imprescindible que sigamos el consejo de Melissa Goff (aunque no necesariamente sus ideas) y les comuniquemos a nuestros líderes locales nuestras propias “ideas acerca de los cuidados infantiles” si queremos evitar las peores ocurrencias, que suelen venir de políticos como Scott Morrison, el cual tuvo que retractarse enseguida del comentario de que la vacuna de la covid-19 sería “tan obligatoria como fuera posible”.