Coronavirus
Los giros políticos que el coronavirus trajo a Oriente Medio

Aunque seguramente vuelvan a su orden anterior cuando pase la pandemia, la amenaza del virus ha alterado las prioridades de algunos actores de Oriente Medio hasta el punto de ir en contra de sus tradiciones políticas.

Pacientes de coronavirus Iran
Pacientes de coronavirus en el Iman Khomeini Hospital en Teheran, Irán. Foto: Mohsen Atayi (cc 4.0)
Beirut
12 abr 2020 06:00

Oriente Medio no es la región con más casos de contagio por coronavirus reconocidos en el mundo, pero la Organización Mundial de la Salud ha mostrado su preocupación por el estado de la lucha contra el virus en el territorio. Según este organismo internacional, la cifra de los que han caído enfermos en la zona se duplicó la semana pasada en pocos días, y los estados que deben afrontar el choque son “vulnerables“ y tienen ”sistemas de salud frágiles”.

En este contexto de debilidad estructural, las medidas contra la propagación del covid-19 están llevando a algunos actores de Oriente Medio a asumir prioridades contrarias a sus tradiciones políticas, y echar un vistazo a algunos de los giros más llamativos que se están dando puede ayudar a analizar el impacto del virus en esta región.

En Irán, la Guardia Revolucionaria ha solicitado asistencia al Fondo Monetario Internacional, algo que el régimen de los ayatolás no había hecho nunca. La última vez que Teheran se había dirigido al FMI fue en 1962, cuando Irán estaba liderado por el Sah Reza Pahlaví, que gobernaba con el beneplácito de los Estados Unidos.

Hoy, las sanciones de Washington debilitan la economía persa y el comercio internacional de material humanitario con Teheran, que ve en el FMI una posibilidad para impulsar su lucha contra el virus después de que Irán se haya convertido en el origen de nueve de cada diez personas infectadas en Oriente Medio. Diversos gobiernos europeos han pedido a Washington que relaje las medidas contra Irán, pero no parece que la administración de Trump vaya a ceder.

El tejido industrial persa fue capaz de reducir el impacto inicial de las sanciones y de abastecer al país de algunos utensilios médicos, como mascarillas o equipos de higiene. Sin embargo, el paso de las semanas y el incremento de la demanda han dejado el subministro de farmacias y tiendas bajo mínimos, y muchos atribuyen la incapacidad del país de hacer importaciones desde el extranjero a la coerción de los Estados Unidos, que, con su presión, estarían debilitando el acceso de la población civil a productos humanitarios o de primera necesidad, una línea roja que la Casa Blanca siempre había dicho que no cruzaría.

En Irán, la Guardia Revolucionaria ha solicitado asistencia al Fondo Monetario Internacional, algo que el régimen de los ayatolás no había hecho nunca

A pesar de los rumores sobre un posible veto estadounidense, Irán y el FMI se encuentran todavía hoy negociando las condiciones del préstamo, que sería de cinco mil millones de dólares. Esto ocurre casi un mes después de que llegara un gesto curioso desde Beirut. La entidad política más influyente en el Líbano actual y conectada a Teheran, Hezbollah, cambió de opinión con respecto a una hipotética intervención del FMI en la economía libanesa: el partido chií había criticado firmemente la posibilidad de que el gobierno libanés cooperara con la organización internacional hasta que, horas después de la petición financiera de Irán, manifestó públicamente su aceptación hacia el FMI.

Entre el río Jordán y el Mediterráneo se está viendo otra novedad política en la inusual cooperación entre la administración israelí y la palestina. No por la coordinación en sí, que se mantiene siempre, sino por su carácter público. La máxima expresión de este trabajo conjunto quizá sea la llamada que el presidente israelí, Reuvlin Rivlin, hizo para agradecer la coordinación entre ambos a su homólogo palestino, Mahmoud Abbas.

Algunos de los argumentos de los que quieren poner en valor esta rara sintonía entre ambas administraciones se encuentran en un supuesto intercambio de favores, según el cual las autoridades palestinas cuentan con tecnología y formación médica ofrecida por las israelíes, mientras que las autoridades judías son capaces de mantener la economía en marcha a pesar de tener a sus ciudadanos encerrados en casa: más de 45.000 trabajadores palestinos de Cisjordania se hospedan excepcionalmente en Israel durante unas semanas a cargo de sus empleadores para así evitar que se cruce la frontera con Cisjordania a diario, además de mantener el sector de la construcción activo en Israel.

Pero hay quienes se niegan a creer que la crisis médica pueda brindar ninguna reconciliación creíble entre israelíes y palestinos. Algunos analistas argumentan que la cooperación que se está dando entre ambas administraciones es como la que siempre se mantiene en asuntos de seguridad, con la diferencia de que Israel puede jugar ahora la carta humanitaria mientras comete las violaciones de siempre contra los palestinos.

Más de 45.000 trabajadores palestinos de Cisjordania se hospedan excepcionalmente en Israel durante unas semanas a cargo de sus empleadores para mantener el sector de la construcción activo

Así lo expone Ramona Wadi en su artículo en Al Jazeera, donde afirma que la expansión del virus muestra de nuevo el modo en el que la responsabilidad para poner fin al conflicto recae sobre los palestinos. Wadi defiende que hay una retórica equidistante que responsabiliza por igual a ambos lados y que con ella emerge una idea de falsa equivalencia: “Cuando el foco se vuelva a centrar en lo político, serán los palestinos quienes nuevamente salgan perdiendo”, tal y como, según acusa, “idearon tanto Israel como una comunidad internacional silenciosa y cómplice”.

Según apuntan diferentes denunciantes, los palestinos no habrían dejado de perder ni tan siquiera durante estos días. La oenegé israelí B'Tselem denuncia que la Administración Civil del estado judío ha destruido un campamento en el norte del Valle de Jordán, en Cisjordania, que pretendía ser un punto médico para los afectados por el coronavirus que tuvieran que abandonar sus casas.

La Organización Mundial de la Salud, por su parte, ha publicado un estudio titulado “Las barreras de los pacientes en los Territorios Palestinos Ocupados” en el que acusa a Israel de impedir a los palestinos el acceso a medicinas de primera necesidad. Lo hace exponiendo la situación de una madre de cinco criaturas en la Franja de Gaza, que, a pesar de padecer de cáncer de mama, ve en ocasiones cómo las autoridades israelíes le niegan la posibilidad de desplazarse a Jerusalén para tratarse médicamente.

Las detenciones de dos altos cargos de la Autoridad Palestina por supuestamente haber desarrollado actividades políticas en el Este de Jerusalén, cosa que Israel prohíbe a esta organización, serían otra demostración de que la discriminación de Israel no descansa durante la pandemia.

El tercer gran giro político que la amenaza del coronavirus ha provocado en Oriente Medio llega a cargo del Estado Islámico. La organización, que a través de su newsletter Al-Nabba a menudo anima a sus seguidores a perpetrar ataques en Occidente, ha aconsejado durante esta crisis que no se dirijan a Europa ni a ninguna de las zonas afectadas por el virus. En sus comunicaciones semanales, el grupo ha calificado el impacto del virus como un “mal divino” para China, por su represión sobre la población uigur, y para Occidente, cuyas naciones atacan el Estado Islámico, y ha sugerido que sus militantes recibirían protección divina contra la enfermedad si se dedican a la yihad.

El Estado Islámico ha aconsejado a sus seguidores que no se dirijan a Europa ni a ninguna de las zonas afectadas por el virus

Sin embargo, más adelante el grupo yihadista ha visto la pandemia como una oportunidad para hacer daño mientras los cuerpos de seguridad de muchos países están distraídos con otros asuntos. El Estado Islámico cree, además, que la cooperación internacional que intenta frenar sus acciones se verá debilitada por el virus, y ha animado a quienes le son fieles a cometer ataques “similares a los de París, Londres o Bruselas”.

Si bien no se han registrado ataques en ninguna de estas ciudades, sí que los ha habido cerca del Lago Chad, al oeste del país centroafricano del mismo nombre, donde el grupo Boko Haram —afiliado a Estado Islámico— asesinó el 24 de marzo a 92 soldados del estado.

El peor ataque jamás sufrido en el Chad a cargo de Boko Haram, según el presidente Idriss Deby, es parte de una lucha armada y política que este y otros grupos fieles a Estado Islámico libran por el control de esta zona pantanosa fronteriza entre Camerún, Chad, Níger y Nigeria, donde otro asalto ese mismo 24 de marzo asesinó por lo menos a 50 soldados nigerianos. La acción de este grupo  armado, que persigue la creación de un califato en el noreste de Nigeria, ha provocado en esta misma zona 36.000 muertes y el desplazamiento de otros dos millones de personas durante la última década, según la ONU.

Diversos analistas coinciden en que estos tiempos de pandemia son un reclamo para los ataques de los grupos integristas, pero creen que es pronto para considerar si estas acciones en el Chad y en Nigeria han buscado aprovecharse del desconcierto general provocado por el virus.

Palestina
El coronavirus y Gaza vulnerable

La pandemia por el coronavirus ya ha llegado a Palestina. El 25 de marzo se ha confirmado el primer fallecimiento en Cisjordania. Gaza está en peligro por las condiciones de vida y la falta de camas hospitalarias.

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